Viendo otro canal

Uno de los argumentos más esgrimidos a favor de la sanción de la reciente ley conocida como “impuestazo tecnológico” tenía que ver con que permitiría la creación de 2.000 puestos de trabajo en la provincia beneficiada. Así, resulta inadmisible (aunque sí comprensible considerando el contexto) que la industria de los Call Centers haya perdido en lo que va del año unos 3.500 puestos, tal como surge de un artículo publicado por el diario El Cronista.
Las razones de este achicamiento eran totalmente previsibles desde hace un tiempo: revaluación del peso frente al dólar, salarios que subieron en dólares y crecientes incentivos estatales de otros países de la región. O sea, pérdida de competitividad cuando aumenta la competencia: una combinación letal.
No se trata en este caso de pedirle al gobierno que cambie su política económica en función de un sector de actividad. Pero se le puede pedir que la incentive con regulaciones específicas. Y acá sí se puede criticar que el proyecto original de la Ley de Software (que ha dado buenos resultados) incluía a los call centers y otras actividades de BPO (business process outsourcing), pero misteriosamente fueron borrados de la misma sin que nunca se supiera oficialmente por qué.
Los beneficios de una industria de tercerización de servicios son más que suficientes para merecer un trato diferencial, especialmente por parte de un gobierno que ha hecho de la promoción discriminada un culto. Generan muchos puestos de trabajo y rápidamente, emplean a sectores más propensos a tener dificultades para encontrar trabajo (como jóvenes, adultos de más de 45 años, etc.), no requieren de inversiones importantes en relación a los puestos de trabajo generados y permiten exportar sin agotar recursos internos, entre otros.
Quizás la ilusión de que estamos solos en un mundo globalizado o, tanto o más grave aún, creernos seriamente que teníamos capacidades únicas no replicables por nuestros vecinos, está logrando que una actividad que generó 58.000 puestos de trabajo en sólo 5 años y sin leyes especiales, hoy haya entrado en un proceso descendente. Por favor, que no sea otra oportunidad perdida. Ya fueron muchas.

Acerca del autor

Enrique Carrier

Analista del mercado de telecomunicaciones y nuevos medios, basado en Buenos Aires, Argentina

Por Enrique Carrier

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