Divorcio amistoso

Lo que venía comentándose desde hace un tiempo se confirmó esta semana. Sony compró la parte de Ericsson en su joint venture Sony Ericsson, la cual se convertirá en una subsidiaria totalmente en manos de la empresa japonesa. El acuerdo incluye licencias cruzadas así como patentes para el negocio móvil. La empresa conjunta nació en el 2001 y hoy tiene una participación de mercado global estimada en un 5%.
En realidad, podría hablarse de un divorcio por conveniencia. Para Ericsson no hay grandes sinergias entre la fabricación de terminales y su negocio principal de equipamiento para redes. Negocios que por otra parte tienen dinámicas y formas de comercialización totalmente distintas.
En el caso de Sony, la situación es distinta. En momentos en que la industria tiende a ecosistemas que incluyen diversos tipos de dispositivos y contenidos, su asociación con Ericsson atentaba contra una mayor integración. Los teléfonos dejaron de ser simplemente dispositivos de comunicaciones para convertirse en electrónicos de consumo, mientras que estos últimos incorporan crecientemente capacidades de conectividad. Así, resulta lógico que los celulares pasen a engrosar esta cartera de productos y no que pertenezcan a empresas independientes, lo que le permitirá también integrar la tecnología de los smartphones en otros electrónicos conectables, como televisores, tabletas, PCs, cámaras fotográficas y de video, etc. A esto, Sony suma un portfolio interesante de contenidos, que incluye películas, música y video juegos, lo que le dará un mejor control sobre los dispositivos que acceden a estos contenidos. En definitiva, se viene una estrategia de integración y conectividad entre distintos dispositivos y contenidos.
En definitiva, una ruptura win-win. Algo no muy habitual, pero que a veces se da.

Acerca del autor

Enrique Carrier

Analista del mercado de telecomunicaciones y nuevos medios, basado en Buenos Aires, Argentina

Por Enrique Carrier

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