¿Quo vadis Libre.ar?

De los anuncios realizados por el gobierno en materia de telecomunicaciones, indudablemente el que más expectativas generó fue la creación del operador móvil Libre.ar, marca perteneciente a la estatal Arsat. Ante los problemas de capacidad de las operadoras privadas actuales, la idea de un operador nuevo que además es estatal despertó en más de uno esperanzas de que podría haber una alternativa superadora. Lamentablemente, pasó más de un año desde el anuncio oficial del nuevo operador y no hubo novedad alguna. Así, el espectro que le fue asignado sigue durmiendo el sueño de los justos y convierte a Libre.ar en el perro del hortelano: no come ni deja comer.
Las perspectivas no son mucho mejores para el 2014. El escenario de mayor prudencia en el gasto así como el no aumento de su partida presupuestaria pueden impactar negativamente en los planes. Conviene recordar que Arsat tiene asignados 4 grandes proyectos: el desarrollo de la TDT (quizás el más emblemático y por lo tanto prioritario), llevar adelante la red federal de fibra óptica, seguir con la administración satelital y poner en marcha el operador móvil Libre.ar. Y de estos proyectos, el menos avanzado es el último. Si a un escenario político-económico más austero se suma que el rubro no había logrado un aumento de su presupuesto anual superior a la inflación esperada, todo hace pensar que el proyecto de Libre.ar está bajo revisión. Construir una red desde cero, le costaría a Libre.ar casi US$ 2 mil millones. Las necesidades de presupuesto y las limitaciones de divisas hacen que el camino de la red propia sea hoy una utopía. Sin fondos, no hay red propia. Y sin red propia hay dos caminos: usar la red de uno o varios terceros o archivar el proyecto.
Usar la red de terceros podría ser una alternativa, y la esperada asignación de espectro para uso de tecnologías LTE sería la ocasión para comenzar a definir un modelo donde Arsat/Libre.ar disponga de su espectro (tanto el de 2 y 3G como también 4G) para que sea utilizado sobre las redes de otros. Es más, la puesta a disposición de una red existente podría llegar a ser una de las condiciones para asignar espectro para 4G. Tampoco debería descartarse un acuerdo con Telecom, habida cuenta de que el Estado argentino ostenta casi un 25% del capital accionario.
Archivar el proyecto no parece ser hoy por hoy una opción. Implicaría reconocer que se embarcaron en una aventura que no tenía suficientemente dimensionada. Pero si se reconocieran las limitaciones, se podría licitar el espectro de 2 y 3G asignado el año pasado y obtener fondos frescos en momentos en que son más que bienvenidos.
El peor escenario sería mantener la situación actual: espectro asignado a Libre.ar pero sin que sea utilizado. Un escenario que, lamentablemente, no se puede descartar.

Acerca del autor

Enrique Carrier

Analista del mercado de telecomunicaciones y nuevos medios, basado en Buenos Aires, Argentina

Por Enrique Carrier

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