Giro copernicano

Luego de meses de insistir con multas, reglamentos y exigencias de inversión a los operadores y llegando hasta la creación de un competidor estatal, las autoridades en materia de telecomunicaciones de Argentina decidieron finalmente atacar las bases del atraso de las redes móviles. Así podrían resumirse los anuncios realizados esta semana por los ministros de Economía, Planificación y el Secretario de Comunicaciones. Ésto no implica que lo que hicieran hasta ahora no fuese necesario, pero sí que el problema no se estaba encarando desde la raíz.
Si bien el adelanto de una convocatoria a licitación de espectro por 4G se llevó todas las cámaras, los anuncios tuvieron 3 ejes: el 4G mencionado, la puesta en juego del espectro de 2/3G que el Estado había asignado un año y medio atrás a Arsat y el pedido público a los municipios con relación a la facilitación de la instalación de antenas.
El anuncio de la licitación de espectro por 4G se venía esperando desde hace años. Inicialmente retrasada por las demoras en la asignación del espectro para 2/3G que había devuelto Movistar, el silencio se hizo total luego de que quedara en manos de Arsat. Desde entonces, únicamente se habían avanzado con la identificación de las frecuencias, ratificadas en el anuncio de esta semana: 700, 1700 y 2100 MHz. No obstante hubo dos características a tener en cuenta. La primera es que el espectro para 4G será asignado con un límite temporal, aunque no precisado, a diferencia de lo que venía sucediendo hasta el momento. La otra es la exigencia de cobertura del 98% de la población en 5 años.
También hubo un saludable avance hacia la racionalidad económica, haciendo hincapié en la compartición de redes, imponiendo en la nueva licitación la obligación de los operadores a compartir su infraestructura pasiva (emplazamiento), lo que facilita y acelera los tiempos de despliegue de redes, mejorando el aprovechamiento de los sitios para antenas. También se mencionó que habrá un mayor énfasis en el compartimiento de la infraestructura activa, lo que puede llegar a fomentar el desarrollo de operadores móviles virtuales. De esta forma, se abre la puerta para que otros operadores de telecomunicaciones (PyMEs, cooperativas, cableras) puedan ofrecer servicios móviles sin la inversión en espectro e infraestructura de cobertura nacional.
Medio como al pasar y sin dedicarle demasiadas frases, estuvo el anuncio de que se licitará también el espectro asignado a fines del 2012 a Arsat para formar Libre.ar, convirtiéndose en el cuarto operador celular, pero que a diferencia de los otros tres, sería estatal. Esta decisión implica cancelar este proyecto, al menos en su configuración inicial. Desde aquí se había señalado que la iniciativa parecía empantanada, especialmente a partir del momento en que no se habían actualizado las partidas presupuestarias al ritmo de la inflación, lo que hacía inviable la inversión necesaria para desplegar su red. La decisión más sana fue la tomada: volver a poner el espectro en juego, recaudar por ello, dar lugar a la aparición de un 4° operador y concentrarse en la regulación y control más que en ser parte y juez. Lamentablemente, la errada decisión inicial hizo perder tiempo, ayudó a acentuar los problemas de capacidad de las redes vigentes al restar espectro disponible y puso peligrosamente en el freezer la estrategia de Nextel de convertirse en un operador con tecnología celular. No queda claro si el modelo de operador virtual sea el que permita que Libre.ar siga teniendo vida luego de tener que devolver el espectro.
Finalmente, en el anuncio el Gobierno pidió a los Municipios que eliminen las trabas a la colocación de nuevas antenas para telefonía, un factor tan importante para el mejor funcionamiento de las redes como el espectro, aunque menos visible. No obstante, no quedó claro si será sólo un pedido o una exigencia. Si es sólo un pedido, difícilmente la cosa mejore significativamente. Si es una exigencia, se deberá utilizar algún instrumento, como una ley de antenas, tal como hicieran otros países en la región. Pero a esto habría que sumar también alguna campaña de difusión, explicando que no sólo las radiaciones en base a los niveles aprobados no son nocivas para la salud sino que una mayor densidad de antenas hacen que éstas y que los celulares emitan con menor potencia, reduciendo los niveles de radiación. Conviene considerar que la tecnología 4G, que en algunos casos trabaja en frecuencias más altas que las actuales, requiere de una mayor densidad de antenas para lograr una cobertura similar a 3G. Por lo que se ve, se trata de un tema clave.
Un dato significativo fue que la voz cantante durante el anuncio fue la del ministro de Economía y no el de Planificación (de quién depende la Secretaría de Comunicaciones). Algunos creyeron ver en esto que la motivación por los fondos a obtener por la licitación impulsaron fuertemente esta decisión.
En resumen, el gobierno ha respondido a los pedidos de operadores: espectro y antenas. Ahora éstos deberán invertir. Y mucho.

Acerca del autor

Enrique Carrier

Analista del mercado de telecomunicaciones y nuevos medios, basado en Buenos Aires, Argentina

Por Enrique Carrier

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