La otra cara de la neutralidad

En momentos en que diversos países comienzan a aplicar nuevas regulaciones que hacen a la neutralidad de la red, a veces surgen noticias que muestran que no todo lo que reluce es oro. Tal el caso que se dio en Chile  esta semana, con la Subsecretaría de Telecomunicaciones de aquél país (Subtel) ordenando a los operadores móviles a poner fin a las promociones de redes sociales gratis a partir del 1° de junio próximo. En otras palabras, ya no podrá “bonificarse” el uso de datos que hacen aplicaciones como Whatsapp, Facebook o Twitter. Quien quiera usarlas, deberá pagar expresamente por ello.
Inicialmente la medida puede llamar la atención. Esto se debe a que tiende a enfocarse a la neutralidad de la red como una forma de evitar que los operadores no cobren un “extra” a quienes cursen tráfico desmedido por sus redes (caso Netflix o Google) o que, inversamente, ralenticen el flujo de terceros para favorecer sus propios servicios (como podría ser el caso de un operador que ofreciera servicios de video OTT propios y perjudicara a un competidor, como sería un Netflix). Pero este caso es inverso, porque cuando un operador no cobra por el tráfico que genera algún servicio, generalmente como consecuencia de un acuerdo con éste, no está perjudicando ni al proveedor del servicio ni al usuario. Pero sí lo está haciendo con los competidores de estos servicios, tal el caso de Line, Skype, Google+, BBM y otros que sí consumen tráfico de datos del abono del usuario. Claramente reciben un trato discriminatorio.
Este tipo de ofertas son habituales en mercados en desarrollo ya que permiten que los usuarios se familiaricen y habitúen al uso de Internet móvil para que luego quieran pagar por el tráfico de datos generado por los clicks en los vínculos a contenidos fuera de éstas redes/servicios, como por ejemplo videos en YouTube,  fotos en Instagram o noticias en algún diario online. Ya lo decía la canción de Los Twist a mediados de los 80: “el primero te lo regalan, el segundo te lo venden”.
Más allá de que sea un enfoque no muy habitual entre los defensores de la neutralidad de la red, la decisión chilena es técnicamente correctísima, ya que evita que el dueño de la red dé tratos discriminatorios hacia servicios que no reciben el beneficio de la “bonificación”.
Claro que esta decisión debe inquietar a algunos, principalmente a Facebook para quien el acceso móvil a costo cero es piedra angular de su estrategia de crecimiento en mercados emergentes. Esto llevó a la red social a establecer acuerdos con distintos operadores para dar acceso gratuito al servicio así como a intentar convencer a otros para que lo hagan. Y algo similar quiere lograr con Whatsapp, empresa que acaba de comprar. El peligro para Facebook está no sólo en que podría frenar su expansión sino que podría cambiar su posicionamiento frente a los operadores. Es que si no puede lograr ser el vehículo para que sus usuarios terminen demandando datos para acceder al resto de Internet, para los operadores dejaría de ser un socio y volvería a ser una amenaza, particularmente en la sustitución de los SMS por la mensajería instantánea vía Whatsapp o Facebook Messenger.
En resumen, la neutralidad de la red, así como evita que los operadores bloqueen o limiten la velocidad del tráfico para los servicios de terceros, también impide que los más grandes se aprovechen de su popularidad para dejar a los pequeños sin chances, por más que esto se dé como un beneficio para los usuarios. Quizás todavía estemos en la versión 1.0 de su regulación.

Acerca del autor

Enrique Carrier

Analista del mercado de telecomunicaciones y nuevos medios, basado en Buenos Aires, Argentina

Por Enrique Carrier

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