A gatillar

Siguiendo con los pasos que llevarán a la disponibilidad comercial de 4G en Argentina, el gobierno avanzó esta semana con el anuncio del pliego para la licitación del espectro necesario. Desde el punto de vista técnico no hubo mayores novedades, ya que las grandes líneas ya habían sido trazadas al momento del anuncio dos meses atrás: puesta en juego de espectro para 4G, tanto en AWS como 700 MHz; inclusión del espectro para 3G en manos de Arsat que equivale al certificado de defunción de Libre.ar; reserva de espectro para el surgimiento de un 4° operador. Sí resultó sorpresivo que el Estado decidiera reservar 30 MHz en la frecuencia de AWS para una “futura utilización” que no fue precisada. No obstante, las novedades en todo caso vinieron del lado económico y revelan bastante de las intenciones del gobierno en la materia.
Para entender el tema económico hay que partir de la base que el de las telecomunicaciones es un negocio de capital intensivo que naturalmente tiende a la concentración oligopólica. En el caso de las móviles, esta tendencia es mayor aún, ya que además se requiere de un recurso escaso: el espectro. En el caso particular de Argentina, es necesario tener en cuenta además el hecho de que es un mercado maduro y con muy altos niveles de penetración (lo que dificulta el crecimiento en base a nuevos clientes). Un situación que se da en un entorno macroeconómico y político poco atractivo para las grandes inversiones que se requieren. Con este escenario, pensar en más de cuatro interesados (Claro, Movistar, Personal y lo que se configure con Nextel) es casi utópico. Nadie que no tenga una red móvil, cuyo principal valor hoy son los sitios para la instalación de antenas, va a querer aventurarse a realizar inversiones cuantiosas de dudoso retorno.
Así las cosas, la subasta está armada para que cada uno de los cuatro interesados tenga lo suyo. Pero no será gratis. Ni siquiera barato. Considerando cómo están armados los bloques de espectro, cada uno de los participantes deberá desembolsar entre US$ 400 y más de 500 millones en función del precio base por MHz. De hecho, el Estado espera recaudar un mínimo de casi US$ 2 mil millones por todo el espectro puesto en juego en esta oportunidad. La cifra representa casi el doble de lo que originalmente se había estimado. ¿Por qué tan alto? Más allá del afán recaudatorio, tal como se presenta el escenario del mercado y por cómo se repartió el espectro a poner en juego, no da la impresión de que se pueda esperar una puja que eleve sensiblemente los precios respecto de la base fijada. Por lo tanto, pareciera que más que una subasta habría una venta. Fijando un precio base alto, el Estado se aseguraría los fondos que pretende.
Sin dudas que en estos momentos debe haber preocupación por parte de los operadores así como de los potenciales interesados en quedarse con Nextel. No sólo el espectro tiene un precio “salado”, sino que además el pliego es muy exigente en términos de inversiones y tiempos para que éstas se concreten, lo que también se traduce en dinero. Por ejemplo, no permite acuerdos de roaming como forma de cumplir con las metas de cobertura. U obliga a los operadores actuales no sólo que compartan su infraestructura pasiva (lo cual es razonable) sino que en caso de no ser técnicamente posible, sea el propietario de ésta quien deba proponer una alternativa equivalente o hacer las adecuaciones necesarias para cumplir con esta obligación.
Según estimaciones previas, cada uno de los operadores actuales debería invertir alrededor de US$ 500 millones en espectro más otros US$ 1.000 millones en tecnología. O sea, a razón de US$ 1.500 millones por operador. En el caso del entrante, también tendría US$ 500 millones en espectro, pero su inversión en red duplicaría o hasta triplicaría aquella de los operadores actuales, habida cuenta de que su cobertura geográfica es significativamente menor. Dicho de otra forma, para que Nextel se convierta en el 4° operador, sus dueños (actuales o futuros) deberán invertir un piso de US$ 2.500 millones.
Considerando que el acuerdo con Chevron para explotar Vaca Muerta fue por US$ 1.500 millones, se obtiene una dimensión de lo que implicará llegar al 4G para cada operador. Otra forma de verlo es que Fintech pagará por el control de Telecom (cuando la operación esté aprobada), 2/3 de lo que costará llevar a Personal al 4G. Y si los rumores respecto de la venta de Nextel al grupo Szpolski-Garfunkel son ciertos, éste deberá desembolsar por migrar a tecnología celular 4G 10 veces más que el precio acordado por adquirir la operación de Nextel en Argentina y Chile.
Por ahora los operadores han guardado silencio respecto de sus primeras impresiones sobre el llamado a concurso. Quizás estén esperando ver en detalle los pliegos. Pero sin dudas, la cuenta viene salada.

Acerca del autor

Enrique Carrier

Analista del mercado de telecomunicaciones y nuevos medios, basado en Buenos Aires, Argentina

Por Enrique Carrier

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