Leading case

Apple fue noticia esta semana, pero no por algún nuevo lanzamiento o por su performance en el mercado de móviles. Copó los titulares porque la Comisión Europea (CE) le exigió la devolución de € 13 millardos (más intereses) que dejó de pagar en concepto de lo que considera fueron “ventajas fiscales indebidas”. Las mismas le habrían permitido a Apple pagar mucho menos impuestos que otras empresas, lo que es considerado ilegal.
En el comunicado de prensa, la CE sostiene que “los Estados miembros no pueden otorgar ventajas fiscales de forma selectiva a determinadas empresas”, una medida ilegal de acuerdo con las normas sobre ayudas estatales que rigen en la Unión Europea. Más adelante, afirma que ese tratamiento selectivo permitió que Apple pagara apenas un 1% sobre las ganancias obtenidas en Europa, tasa que se redujo hasta el 0,005% en 2014.
La política tributaria de Irlanda le permitió atraer a varios gigantes tecnológicos, como Google y Facebook, para que asienten sus operaciones europeas en aquel país. Al centralizar éstas sus operaciones en el continente, pagan un impuesto a las ganancias del 12,5%. Es por esto que desde las oficinas de Irlanda se paga a empleados de las filiales y se les cobra por los servicios prestados, así como regalías. Ingeniería fiscal y societaria.
A pesar de esto, la CE no cuestiona que Irlanda tenga impuesto más bajo que el resto del continente, sino que contemple acuerdos particulares con determinadas empresas. Algo que podría bautizarse como la falta de neutralidad impositiva (tomando el espíritu de la neutralidad de la red). El tratamiento fiscal especial recibido por Apple en Irlanda, donde la empresa registra todas sus ventas europeas a través de una avanzada ingeniería societaria, no sólo le permitió evitar los impuestos por los beneficios generados por la venta de sus productos en el mercado único europeo en su totalidad. También generó distorsión en la competencia. Éste es el eje de la demanda de la CE.
No obstante, en el caso Apple hay dos cosas que se cuestionan. Una es el tratamiento fiscal preferencial, eje de la demanda. La otra, la ingeniería societaria y fiscal que le permite no pagar impuestos en ningún país de la UE fuera de Irlanda. Algo que quizás es legal, pero no legítimo. En definitiva, el objetivo final y de largo plazo de la movida es que las empresas paguen impuestos donde se genera el beneficio.
El tema también impacta en la política fiscal al otro lado del Atlántico, donde no sólo Apple sino muchas grandes corporaciones (incluyendo a varias tecnológicas) utilizaron técnicas de elusión impositiva para mejorar sus resultados. En el caso de Apple, se estima que la empresa cuenta con US$ 100 millardos en Irlanda (sobre un total de US$ 215 millardos en efectivo que tiene la empresa) que no pagan impuestos ni en Irlanda ni en los EE.UU. Esto es así porque la legislación fiscal estadounidense permite que las corporaciones difieran el pago de impuestos sobre ganancias obtenidas en el extranjero hasta tanto éstas no sean repatriadas. Es más, varias corporaciones de aquél país presionan al Congreso para que les permitan repatriar el dinero disponible en el extranjero, pero a una tasa reducida en lugar del 35% vigente actualmente. Claro que, si los fiscos europeos se hacen de ese dinero antes, no habrá capital para repatriar y, por lo tanto, impuestos para pagar. Y esto es lo que preocupa ahora a las autoridades estadounidenses. Hay entonces un trasfondo de disputa de fiscos por esos recursos.
Si bien mucho de este affaire puede sonar a problemas del 1° mundo, en alguna medida Argentina no es ajena a los efectos de la ingeniería fiscal de la industria tecnológica. Empresas como Uber, Netflix, Spotify, Microsoft (con Office 365, Skype), Google entre otras, tampoco tributan localmente por varios servicios que prestan a través de Internet. Algo que se mencionó particularmente con Uber y Netflix, pero no mucho más y sobre lo que falta un debate serio desprovisto de slogans.
Por el momento, los departamentos tributarios de este tipo de corporaciones pueden hacer ganar más dinero que los de marketing o ingeniería.

Acerca del autor

Enrique Carrier

Analista del mercado de telecomunicaciones y nuevos medios, basado en Buenos Aires, Argentina

Por Enrique Carrier

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