Esta semana tuvo lugar en la ciudad estadounidense de Las Vegas una nueva versión del MWC (Mobile World Congress). Si bien no tiene la escala y convocatoria del mismo evento que se realiza en Barcelona, sirve para tomar el pulso de lo que está sucediendo en el sector a nivel global.
El evento tiene una marcada impronta estadounidense, donde el despliegue de 5G está avanzado. Allí, hasta el momento, la killer app de la tecnología 5G es el acceso fijo inalámbrico (FWA) que ha tenido un gran éxito y que explica la gran mayoría del crecimiento de los accesos fijos de banda ancha (cableados o inalámbricos).
Aunque en los últimos tiempos mucho se ha hablado sobre 5G, particularmente de la subasta del espectro para esta tecnología, hay un tema más importante y urgente que es la disponibilidad ubicua (o casi) de una infraestructura fija de alta capacidad: fibra óptica. Se trata de una de las tres patas de la infraestructura de telecomunicaciones, siendo las otras dos la móvil y la satelital, como ya se planteó unas ediciones atrás [Ver: “Inflexión infraestructural”]. Un tema sobre el cual desde el gobierno se puso más el foco en los despliegues y actualización de la REFEFO y en los ANR, pero muy poco en la regulación para incentivar, facilitar y potenciar la inversión privada.
El lanzamiento del iPhone 15 esta semana tuvo como impacto destacado no incluir novedades relevantes. Sí las esperables mejoras (procesador, cámara, etc.), aunque dejando esa sensación que se viene repitiendo con los anuncios de cada nuevo smartphone: básicamente, más de lo mismo. Pero no se trata de una particularidad de Apple, sino que sucede con los smartphones en general y que viene a repetir el proceso que comenzó a atravesar el mercado de las PC unos 12 años atrás.
Según datos publicados por Counterpoint Research, para este año se proyectan los niveles de despachos más bajos de los últimos 10 años (los datos, sin la proyección 2023, están más detallados por Statista). Desde el 2017, año en que alcanzó su punto más alto con 1.566 M de unidades, el mercado ha disminuido constantemente. La única excepción fue el 2021, impactado por la recuperación post pandemia, volviendo después a los niveles de crecimiento negativos.
A TSMC (fabricante de chips) se le está haciendo difícil operar en los EEUU ya que, afirman, allí no encuentran el espíritu de trabajo y la dedicación profesional de la sociedad taiwanesa. No todo se soluciona con plata. Al menos, no en el corto plazo. [Xataka]
Según un informe de GitHub, Argentina fue el país de Sudamérica que tuvo el mayor incremento (41%) en el número de nuevos programadores en 2022, en comparación con el año anterior. [Statista]
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Entre las cosas que se le critican al reciente llamado para la subasta de espectro para 5G está el inexplicable apuro para cerrar este asunto (asignación incluida) antes del cambio de autoridades en el gobierno nacional, a sólo 3 meses. A fin de cuentas, esto no es sino el punto de partida en el despliegue de una nueva red que demandará fuertes inversiones en un escenario donde la única certeza es que se vienen varios trimestres de una economía complicada, independientemente de quien la maneje. En este contexto es posible preguntarse si es en 5G que habría que poner el foco en lo inmediato en términos de desarrollo de infraestructura de conectividad.
En el apuro por resolver el tema, hay que considerar que el regulador ni siquiera hizo circular borradores previos (como está haciendo Colombia en estos días) para poder recoger observaciones y comentarios, tanto de operadores como del resto de los interesados en el sector. Esto hubiera permitido lanzar un llamado a la subasta menos conflictivo y transitar un proceso más fluido. También tener presente que contar con 5G es importante, pero no urgente. Por un lado, porque la situación de las redes móviles de hoy es muy distinta a la del momento en que se subastó espectro para 4G. Por el otro, porque todavía 5G no cumple con muchas de sus promesas. Que probablemente se cumplan, pero no en lo inmediato. Por lo tanto, no hace falta avanzar a las corridas (y mal). Todo lo contrario.
Esta semana arrancó con la confirmación de una noticia que se esperaba desde la semana pasada: el Enacom aprobó (a pesar del voto en contra de los representantes de la oposición en el Directorio) el llamado a subasta del espectro para 5G. Un proceso a las apuradas (cuya intención es que esté concluido antes del fin de la actual gestión de gobierno) que introdujo medidas que se sabía serían muy controversiales. A punto tal que, en un comunicado en conjunto, Claro, Movistar y Personal no sólo expresaron su rechazo, sino que dejan entrever la posibilidad de no presentarse a ofertar.
Básicamente, los puntos cuestionados por los operadores son tres: precio base de la subasta, la imposición de planes y precios para sectores de bajos ingresos y la asignación (a título gratuito) de un lote de espectro para Arsat.