AutorEnrique Carrier

Analista del mercado de telecomunicaciones y nuevos medios, basado en Buenos Aires, Argentina

Una crisis, una oportunidad

Ya han pasado 7 meses desde la adjudicación de espectro para 3 y 4G que tuvo cuatro ganadores. Los tres operadores incumbentes, Claro, Personal y Movistar, y el entrante, también llamado 4° operador, Arlink. Los tres primeros ya pagaron los montos ofertados y recibieron todo el espectro ganado. En el caso de Arlink, se le adjudicó el espectro pero a pesar de los meses transcurridos desde la aceptación de su oferta, en diciembre pasado, pidió más tiempo para juntar los US$ 506 millones que ahora le corresponde pagar. Asombroso.
Por lo pronto, no se conoció ninguna reacción oficial ante la falta de pago de Arlink, quien disponía de 10 días para pagar desde el momento de la adjudicación oficial, la cual se concretó el 12 de junio pasado. No obstante, según el art. 48 del pliego licitatorio, “si el adjudicatario no cumpliera con lo señalado se tendrá por decaída la adjudicación”. De aplicarse, esto implicaría que todo el espectro para el 4° operador estaría vacante y el Estado debería volver a ponerlo en juego.
Si así sucediese, sería una gran ocasión para revisar las condiciones de su adjudicación, que eran claramente desfavorables en el pliego original. Hay que partir de la base que se trata de un operador nuevo, que tiene por delante inversiones en red mucho mayores que aquellas de los incumbentes. Además, nace sin clientes contra las aproximadamente 20 millones de líneas que declara cada uno de éstos. Esta asimetría exige entonces también condiciones mucho más favorables para que pueda, lo más rápidamente, entrar en funcionamiento y sumar competencia. Esto implicaría un precio del espectro sustancialmente menor, cuando no sin costo a cambio de objetivos de despliegue de red. Al mismo tiempo, los plazos para el despliegue de la red deberían ser más extensos que los de sus competidores y/o con exigencias de compartición de infraestructura. Solo con requisitos de esta índole Argentina podría seriamente soñar con agregar un 4° operador al mercado móvil en condiciones de generar competencia y ser una alternativa real para los usuarios.
Hay muchos en la industria que piensan que no hay espacio para un operador con red adicional. Viendo las tendencias en la industria a nivel global, puede ser que así sea. Pero no sería el Estado quien debiera cercenar las ambiciones de ninguna empresa que quiera intentarlo. En el ínterin, el espectro para el 4° operador entraría en uso (cosa que hoy no ocurre), el Estado se beneficiaría con la recaudación por espectro (si la hubiere), habría inversiones y se crearían puestos de trabajo y los usuarios dispondrían de una nueva alternativa. En definitiva, todos ganarían. ¿Será así?

Preparando la despedida

En lo que podría considerarse el principio del fin de su estrategia de participar del mundo móvil con dispositivos propios, Microsoft anunció esta semana que despedirá 7.800 empleados asignados al negocio de celulares (lo que comprara a Nokia hace menos de 2 años). Poco le duró la estrategia original.
En realidad podría decirse que el primer paso fue la salida de quien fuera el CEO al momento de la adquisición en 2014, Steve Ballmer. Poco tiempo después vino el primer gran recorte, con 12.500 despidos de empleados provenientes del negocio de la ex Nokia. Recientemente, fue la salida de Stephen Elop, ex CEO de Nokia y a cargo de la división móviles de Microsoft. Ahora el cuchillo llega hasta el hueso, con los 7.800 despidos adicionales. Además, Microsoft asume como pérdida US$ 7.600 millones, más que los US$ 7.200 millones que pagara oportunamente. Como resultado, se estima que serán menos de 5.000 los empleados que permanecen en el negocio de celulares de la empresa.
Como parte de estos anuncios, Microsoft afirmó que ahora se centrará en tres segmentos de mercado: usuarios de negocios (donde hoy se enfoca y languidece Blackberry), el comprador de equipos de buenas prestaciones a bajo precio o value (donde los fabricantes chinos están haciendo estragos) y los fanáticos de Windows (pocos). Pero más importante que esto es que en su comunicado oficial, Microsoft afirma que están migrando de una estrategia de hacer crecer el negocio de los celulares a una de crear y hacer crecer un ecosistema “vibrante” de Windows que incluya a su familia de dispositivos. Claramente un cambio de foco.
Con una participación de mercado global del 2,7% (según IDC), tanto recorte en materia de celulares no puede conducir a otro destino que la eventual salida del negocio. Difícilmente pueda ganar terreno en los próximos meses si retacea tan violentamente recursos a una actividad cuyo volumen se desacelera y con precios promedio que tienden claramente a la baja. Un escenario que ya les está dando muchos dolores de cabeza a grandes actores de esta industria.
Por otra parte, sería iluso pensar que terceros se ocuparán de fabricar dispositivos con Windows. Hasta ahora este camino no funcionó y si ahora la propia Microsoft recorta recursos a este negocio, es iluso pensar que los Samsung, LG, HTC u otros invertirán en Windows.
Cabe recordar que al momento de evaluarse la compra de Nokia, hubo mucha resistencia interna en Microsoft, encabezada por el mismísimo Bill Gates, pero donde también se encontraba el actual CEO, Satya Nadella. Nokia ya había dejado atrás sus tiempos de esplendor y su decadencia, reflejada en su declinante participación de mercado (ver gráfico). Afuera Ballmer y Elop, ideólogos de la movida y con Nadella al poder, es normal que surjan dudas respecto de la supervivencia del negocio de Nokia en el mediano plazo.

A pesar de esto, por el momento la nueva estrategia no tendría mayor impacto en Argentina, donde su performance es claramente superior a la global. Microsoft registró una participación de mercado del 20% en el 2014, según consta en el informe “Mercado celular argentino 2015”, publicado por Carrier y Asociados. No obstante, en el segmento de smartphones, su participación fue del 10%, lo  que muestra claramente la incidencia del segmento no-smartphone en su mix de productos. Los smartphones apenas fueron un 40% de sus ventas en unidades. De todos modos, Argentina se ubica dentro de los 5 países con mayor participación de mercado del mundo para Microsoft.

Adicionalmente, la situación en Argentina ha mejorado en 2015. Con una cartera que ya es exclusivamente de smartphones, muchos de ellos con LTE aún en gama baja, y sin verse afectada en sus niveles de producción en Tierra del Fuego, la operación local registra una performance superior a la del resto de los países, con una participación de mercado que se sitúa en alrededor del 15% del total.
Pero más allá de la situación local, es necesario entender esta movida dentro de la gran reestructuración que atraviesa Microsoft, migrando desde el software hacia los servicios en la nube y las aplicaciones multiplataforma. Un proceso que no sólo impactó en la división de smartphones, sino que también llevó a la empresa a vender activos de Bing Maps a Uber así como sus operaciones de publicidad online a AOL.
Así, Microsoft sigue su proceso de transformación. Pero no será sin costos.

Tuits selectos

Cada vez más cortaplumas

Evidentemente, usar un smartphone tiene una curva de aprendizaje y en la medida en que pasa el tiempo y se sienten más cómodos, los usuarios diversifican los usos que hacen del mismo. En el último año, todas las categorías de usos del celular mostraron importantes crecimientos, evidenciando su polifucionalidad. Esto surge del informe “Usuario online 2015” publicado por Carrier y Asociados.
El uso de Whatsapp creció 9 puntos en el último año, un avance importante considerando su de por sí altísima penetración entre usuarios de smartphones, llegando al 93%. Más floja fue la performance de Facebook, que a pesar de ser utilizado por el 77%, mostró un crecimiento menor, de “apenas” 7 puntos. Pero claramente el perdedor en esta lista es el mail, que sólo avanzó 3 puntos para llegar al 70%. En este caso podría pensarse que mayormente todo aquél que necesita el mail en movilidad ya lo tiene.

Donde más avances se observa es en la navegación y el uso de apps descargadas. Mientras la navegación creció 17 puntos y alcanza al 73% de los usuarios, las apps lo hicieron 16 puntos para llegar al 65%. Esto marca la popularización de usos más diversos y segmentados por fuera de los grandes usos horizontales vinculados a la comunicación y socialización como lo son Whatsapp, Facebook y el mail.
En términos proporcionales, el mayor avance se ve en las aplicaciones de Mapas/GPS como Google Maps o Waze que aunque utilizadas por el 53% de los usuarios de smartphones mostraron un avance de 12 puntos.
Visto por generación, los segmentos más jóvenes son quienes muestran mayor penetración de las distintas categorías, evidenciando un uso más variado e intensivo de sus smartphones. La mayor diferencia se ve en la descarga de apps y el uso de juegos, cuyo uso duplica al que se da en adultos.

Momento de definiciones

Esta semana hubo buenas noticias para NII Holdings, la empresa madre de Nextel Argentina. Luego de varios meses (desde septiembre 2014), la empresa emergió exitosa de su Chapter 11 (equivalente a una convocatoria de acreedores). El acuerdo implicó cambiar deuda con sus acreedores por acciones y efectivo.
Desde su ingreso en el Chapter 11, NII vendió las operaciones de Nextel en México a AT&T por US$ 1,9 millardos. Sigue operando en Brasil y Argentina, aunque es público y notorio que la operación local está en venta y recientemente ejecutivos de NII manifestaron que también venderían Brasil si la oferta es buena. Esta tendencia vendedora seguramente se profundizará ahora que entre sus accionistas hay inversores no interesados en ser operadores sino en recuperar su dinero.
El caso argentino es complejo. Nextel Argentina está en una incómoda situación desde el punto de vista tecnológico que obviamente genera repercusiones económicas. Al haber quedado fuera de la licitación de espectro el año pasado, su horizonte tecnológico está cada vez más cerca. Y esto, en un mercado que está hoy evolucionando hacia 4G, es sin dudas un pesado lastre. A tal punto que quienes siguen de cerca las distintas negociaciones por la venta local afirman que el precio pedido es prácticamente el equivalente al cash que la empresa dispone en el país y que no pudo girar a su necesitada casa matriz por las restricciones al giro de divisas.
Así, las alternativas para un comprador de Nextel Argentina se acotan. Una es seguir operando tal cual está, generando caja mientras esta sea positiva y luego, eventualmente, vender sus activos. De éstos, los más valiosos son sus sitios de antenas, que pueden ser de interés para cualquier operador móvil o, por qué no, para una empresa que se enfoque en proveer éstas a terceros como un servicio, algo muy de moda en los últimos tiempos. Otra alternativa es ir migrando lentamente hacia un operador virtual móvil (sin red) para tener una oferta moderna que ofrecer a sus clientes y poder ir migrándolos lentamente de su red Iden para liberarla y eventualmente reconvertirla en una red celular 4G. Finalmente, siempre está la opción de vender al famoso 4° operador, que en teoría debería ser Arlink. Sin embargo, hasta el momento Arlink no pagó por el espectro, por lo que su oferta podría caerse. De ocurrir esto, se abriría la puerta para que el espectro para el 4° operador sea puesto nuevamente en juego. Este sería el mejor escenario para los actuales accionistas de NII.
Lo concreto es que en la medida en que pasa el tiempo y las definiciones no llegan, la operación argentina muestra retrocesos en la cantidad de líneas así como en sus ingresos y la incertidumbre entre sus empleados es cada vez mayor. Las decisiones no deberían demorarse.

Tuits selectos

Multiple choice

Si bien cuando se habla de TV se suele mencionar que la misma está en crisis por la aparición de nuevas formas de distribución, lo concreto es que la multiplicación de caminos para llegar al televidente asegura audiencias para el productor del contenido aunque no necesariamente para el distribuidor. Esto surge del informe “Usuario online 2015” recientemente publicado por Carrier y Asociados.
Tomando como base a los hogares con Internet, la TV paga (entendiendo como tal tanto en su versión por cable como satelital) sigue dominando la escena, presente en el 85% de los casos. La misma presenta niveles de penetración muy similares independientemente del nivel socioeconómico, aunque con diferencias menores en función de la composición etaria del hogar.

Lejos, aunque no por ello poco relevante, el streaming gratuito aparece en prácticamente 1 de cada 3 hogares conectados. Aquí se incluyen tanto opciones ilegales como legales. En este caso el factor generacional sí es muy relevante, siendo una práctica que crece mucho en los segmentos más jóvenes, donde supera el 50%. También es más alta entre quienes no disponen de servicios de TV paga.
Las descargas tienen mayor incidencia en la medida en que sube el nivel socioecónomico del hogar, lo que indicaría que no hay tanto una motivación económica sino quizás de tipo de contenido. Como en toda alternativa basada en Internet, también pesa el factor generacional.
Los servicios OTT (dominados por Netflix) tienen una penetración claramente mayor en niveles socioeconómicos altos y medios, aunque con diferencias en función del proveedor. También crece significativamente en la medida en que más sofisticado es el consumo de TV paga (como servicios digitales, HD o DVR). Esto marca que se trata de segmentos que son ávidos consumidores de contenidos de TV (series y películas).
La TDA muestra un importante crecimiento impulsado por la inclusión de sintonizadores digitales en las TV más nuevas, cosa que no sucedió durante los primeros años de disponibilidad del servicio. Adicionalmente, la TDA muestra características particulares, ya que en la mitad de los casos convive con un servicio de TV paga, con tendencias claramente distintas si el hogar sólo tiene TDA o lo hace en convivencia con la TV paga.
Como se ve por los porcentajes, por el momento la tendencia es a que convivan distintas formas de acceder a los contenidos de TV, con un dominio de las formas tradicionales pero con una presencia significativa de las alternativas. La gran pregunta es cuánto durará este escenario de convivencia pacífica.

Atrapados

En los últimos tiempos, noticias sobre el mercado móvil provenientes de todas partes del mundo, incluyendo pero no limitándose a Argentina, hablan de lo mismo: el fin de los planes de datos ilimitados, más conocidos como Internet ilimitada. Básicamente, los operadores móviles están dando de baja  estos planes para reemplazarlos por otros basados en un abono asociado a una determinada cantidad de tráfico de datos que una vez consumidos dan la opción de pagar como excedentes o dejar de conectarse hasta el próximo ciclo de facturación. Un modelo conocido como capping.
En algunos casos los planes de Internet ilimitada mantenían la velocidad (tasa de transferencia, pera ser más precisos) independientemente del tráfico generado. Otros reducían la velocidad (generalmente a niveles de 2G) una vez alcanzado cierto nivel de tráfico pero mantenían la conectividad, una práctica conocida como throttling. Algo que a los efectos prácticos sólo es útil para aplicaciones de mensajería, poco demandantes de ancho de banda. Claro que el throttling es un arma de doble filo para los operadores, ya que es un concepto generalmente desconocido o no entendido por el usuario, que ve una degradación en la calidad de la conexión, atribuyéndola a una mala calidad del servicio.
La sustitución de modelos ilimitados o de throttling por otros de capping se está produciendo no sin sacudones que afectan la relación entre operadores y consumidores. Es que generalmente significa la modificación unilateral de las condiciones contractuales entre operador y cliente. Esto va más allá de la legalidad de este cambio, tal como sucede en Argentina donde alcanza con que el operador comunique con 60 días de anticipación el cambio en las condiciones. La pregunta es entonces: ¿por qué se llegó a esta situación de conflicto?
El concepto de Internet ilimitado surgió en los tiempos de 2G, donde las velocidades de las redes móviles combinadas con los pocos dispositivos aptos, no permitían hacer un consumo de datos que pusieran en riesgo la capacidad de la red. Eran los tiempos en que los Blackberry, que se usaban principalmente para mail y mensajería instantánea, dominaban el mercado de smartphones. Así y todo, uno de los argumentos de venta de Blackberry hacia los operadores era que estos equipos utilizaban mecanismos de compresión, lo que demandaba aún menos capacidad de las redes. El lanzamiento del iPhone en 2007, cambió este escenario ya que masificó la navegación por la Web y el consumo multimedia. De hecho, durante más de un año AT&T (el operador que tenía la exclusividad para la venta iPhone) vio cómo la calidad de su red se degradaba hasta límites insospechados previamente. No obstante, en su afán por no quedar relegados por el éxito del iPhone, en EE.UU. los competidores de AT&T también salieron a ofrecer planes de datos ilimitados. Con el inicio de la popularización de los smartphones en otros mercados, los distintos operadores los ofrecían con planes de Internet ilimitada para que la incertidumbre del costo por el consumo de datos no fuera un freno a su adopción o por temor a quedar descolocados frente a un competidor que sí ofreciese Internet ilimitada. Así, los operadores se encerraron en su propia trampa.
Los operadores no podían desconocer que ese “dulce” encerraba un potencial conflicto a futuro. A diferencia de ofrecer voz ilimitada que al medirse en unidades de tiempo establece un límite de 24 hs por día, el concepto de datos ilimitados es temerario. Tanto en los accesos fijos como en los móviles, el consumo de datos no para de crecer y tampoco se vislumbra aún un límite. Al pasar del mail y la mensajería instantánea primero, a la navegación web después, seguido del streaming (tanto de video como de audio) con calidades cada vez mayores, el límite de lo que se puede consumir en términos de datos no está en el horizonte. Y no hay forma económicamente viable de sostener una demanda creciente a un precio fijo.
La situación se hizo más apremiante con la llegada de 4G. Esta tecnología ofrece más velocidad, permitiendo consumir videos con una performance igual o superior a un WiFi. Esto posibilita no sólo el uso de YouTube sino de otras apps como Periscope que permiten hacer broadcasting de video. Adicionalmente, los equipos más modernos tienen cámaras que graban en HD y la posibilidad de hacerlo en 4K está a la vuelta de la esquina. Pero al mismo tiempo, 4G llegó con necesidades de grandes inversiones en espectro, red y terminales para satisfacer mercados maduros que ya no crecen en clientes pero sí en consumo. El repago de las inversiones requeridas no es compatible con el modelo ilimitado. La crisis era sólo cuestión de tiempo. La situación los llevó a tener que cortar de raíz con el concepto de ilimitado y con ello llegaron los conflictos. Ahora deben enfrentar los cuestionamientos de clientes y, en varios países, también del regulador. Pero a no dudar, Internet ilimitado es cada vez más cosa del pasado. Fue lindo mientras duró.

E se restiamo?

Luego de una compleja ingeniería societaria y financiera, finalmente esta semana Telefónica dejó de tener participación en el capital de Telecom Italia como consecuencia de la venta de sus acciones al grupo francés Vivendi. Se trató de una operación que incluyó no sólo activos en Italia sino también en Brasil.
Para Telefónica, seguramente es un alivio. Su inversión en Telecom Italia (TI) le trajo más dolores de cabeza que alegrías. Cuando Telefónica ingresó al capital de TI en el 2007 lo hizo a un precio de € 2,82 por acción, mientras que esta semana vendió las últimas que le quedaban a € 1,18, o una pérdida del 58%. Pero también le trajo conflictos con los reguladores de Brasil y Argentina, países donde ambas empresas tienen posiciones relevantes que naturalmente generaron tensiones con los reguladores.
Es interesante especular respecto de cuál será el impacto de esta desinversión de Telefónica en TI en Argentina y que tiene que ver con algunas versiones que indicarían que los italianos no están ahora tan convencidos de irse de Argentina. O al menos no en las condiciones que pautaron en su momento con los mexicanos de Fintech.
Cuando TI decidió poner en venta su participación en Telecom Argentina lo hizo por varios motivos. Necesitaba los fondos para desendeudarse y la argentina era una operación poco valiosa porque no le permitía recibir giros de utilidades al tiempo que le generaba presiones del regulador por su relación con Telefónica. Así, acordó su venta a Fintech a un precio que estaba un poco por debajo de su valor técnico (al menos eso es lo que decían los que entienden del tema). Pero la transacción no terminó nunca de aprobarse y el escenario fue cambiando.
Durante ese tiempo TI encontró formas de desendeudarse más efectivas, como sacar a la bolsa su el 40% del capital de Inwit, su división de torres de telefonía móvil. También el paso del tiempo los llevó a estar a un paso de las elecciones presidenciales en Argentina, lo que podría implicar ciertos cambios en la política económica, como permitirles a las multinacionales girar dividendos al exterior (al menos los futuros si no los pasados). Adicionalmente, en este tiempo la ley Argentina Digital habilitó a las empresas de telecomunicaciones como Telecom Argentina a dar servicios audiovisuales, lo que podría ser un interesante canal de distribución para los contenidos de Vivendi, hoy el principal accionista de TI.
Tampoco hay muchas certezas de que el regulador termine de aprobar la venta a Fintech. Muchos dicen que esto nunca ocurrió debido a las vinculaciones de los mexicanos con el Grupo Clarín, por lo que no querían ser ellos quienes les entregaran el negocio a su archienemigo. Pero con la creación de la AFTIC, serán los mismos funcionarios actuales quienes, al menos en teoría, deberían seguir al frente de la regulación del sector de las telecomunicaciones en la próxima gestión. Por lo tanto, tampoco da la impresión que vayan a haber una aprobación luego del cambio de gobierno.
Así, no sería muy descabellado pensar que los italianos estén reconsiderando su salida de Argentina. ¿Será? Habrá que esperar.

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