AutorEnrique Carrier

Analista del mercado de telecomunicaciones y nuevos medios, basado en Buenos Aires, Argentina

Dispositivos y adopción de LTE

En el desarrollo de la tecnología LTE, aquella que da vida a la 4G, la atención se concentra en las redes, haciendo hincapié en el rol de operadores y reguladores para su despliegue exitoso. No obstante, se suele otorgar menos relevancia al rol de los terminales (teléfonos y otros dispositivos) que se ubican en el extremo de la red y que son el punto de contacto entre el usuario y los servicios y contenidos que esta tecnología posibilita.
Este tema es abordado en este documento que puede ser leído online o descargado en formato PDF.

Tuits selectos

La hora de los locales

El negocio de los smartphones ha madurado tanto que da lugar al surgimiento de marcas locales que, aunque no compiten mano a mano con las internacionales, encuentran oportunidades en un mercado que es masivo. En los últimos tiempos han surgido en Argentina marcas locales como Joy (BGH) o Go (Noblex). Tal es así que éstas ya representan el 3,5% del mercado argentino de smartphones en lo que va del 2015. Este número seguramente seguirá creciendo, ya que se acaban de sumar otras marcas como Spanky (Exo) o CX (Air Computers) y no sería raro que se agregue alguna más.
El surgimiento de marcas locales se da ahora por la combinación de la masificación de los smartphones con la ratificación de Android como plataforma dominante. Esto no sólo redundó en una baja del precio, potenciando su difusión, sino que el proceso de estandarización permitió el surgimiento de múltiples proveedores de componentes e inclusive de diseños completos.
Así se configuró un escenario que conlleva una oportunidad para marcas locales. La situación es similar a la que se comenzó a dar hacia fines de los 90, con la estandarización de componentes alrededor de Windows como plataforma. Un escenario que dio lugar en su momento al mercado de ensambladores locales y regionales de PC, con marcas nacionales abastecidas de componentes importados, fabricados a gran escala y con precios competitivos.
En este marco, las marcas locales pueden entonces ofrecer productos que se adapten mejor a las particularidades de sus ámbitos de operación en términos de configuración, tiempo de puesta en el mercado y localización. Aquí corren con ventaja ya que mientras que las marcas internacionales tienen el desafío de ser simultáneamente globales y locales, las locales se focalizan en sus mercados domésticos, pudiendo adaptarse mejor a las demandas y más rápidamente a los cambios. De tal forma, quedan bien posicionadas para ganar terreno. En el caso argentino, las marcas locales pertenecen a empresas que cuentan con canales de distribución y estructura de soporte para una amplia gama de productos que va más allá de los celulares, lo que claramente facilita su difusión. Adicionalmente cuentan con instalaciones para el ensamblado.
Por supuesto, las marcas nacionales no compiten por ahora mano a mano con las internacionales, principalmente por un tema de branding. Por eso, al menos en esta etapa inicial, apuntan a segmentos más sensibles al precio.
La tendencia no es exclusiva de Argentina. A nivel latinoamericano, las marcas locales han ganado terreno, llegando al 16% del mercado o 1 de cada 6 smartphones vendidos en la región, según datos de Counterpoint Research. Un parámetro de hasta dónde pueden crecer.

Ola inversora

Es bien sabido que la industria de las telecomunicaciones, como toda actividad ligada a la infraestructura, es capital intensiva, demandando continuas inversiones no sólo para mantener lo que está sino para seguir el ritmo de la evolución tecnológica propia de la actividad. Pero también es importante tener en cuenta que el nivel de inversión, y por ende de calidad y actualización de las redes, está íntimamente ligado al marco regulatorio en el cual se desenvuelve.
Hasta principios de 2014 la constante era escuchar a reguladores y políticos reclamar a las empresas del sector un mayor nivel de inversión. Sin embargo, el mismo no se incrementó significativamente sino hasta este año. En 2015 Telefónica declara inversiones por $ 8.500 millones o unos US$ 900 millones. Claro anunció que desembolsará US$ 2.650 millones entre 2015 y 2019, a razón de US$ 530 millones anuales o unos $ 5 mil millones. Telecom acaba de declarar que invertirá $ 30.000 millones entre 2015 y 2017, equivalentes a $ 10.000 millones o poco más de US$ 1.000 millones promedio por año. Incluso Cablevisión, que no está presente en el negocio móvil invertirá US$ 400 millones sólo durante este año. De cumplirse estos anuncios, este año entre los cuatro actores principales del negocio argentino de las telecomunicaciones la inversión sería superior a los US$ 2.800 millones.
¿A qué se debe este frenesí inversor? Básicamente a que la regulación comenzó a levantar restricciones. Los dos hechos más relevantes fueron la licitación de espectro para 4G y la habilitación a las empresas de telecomunicaciones a dar servicios de comunicación audiovisual (léase TV). En el caso de 4G las inversiones van desde el nuevo equipamiento de red con tecnología LTE, la instalación de nuevas antenas y la conexión de las mismas por fibra óptica. Por otra parte, Telecom y Telefónica también deben destinar capital a la mejora de la capacidad de su red fija si es que pretenden participar del negocio de la TV paga, lo que implica extender el alcance de la fibra óptica. Esto repercute en los planes de otros actores, tal el caso de Cablevisión, que no se sentó a esperar a ver qué hacen las telcos e invierte para mejorar la capacidad de su red y en el desarrollo de una plataforma OTT que permitirá distribuir su servicio por las redes de banda ancha. También la compra de Nextel (hoy en disputa con el regulador) es parte de las inversiones necesarias para seguir siendo un actor relevante del mercado de las telecomunicaciones a futuro.
Más allá de las diferencias, hay que reconocer que en esto influyó el giro copernicano dado por el regulador. Éste asumió a principios de 2013 con una política de confrontación, pensando que todo se arreglaba en base a retos y multas, pero que tuvo la flexibilidad para cambiar y darse cuenta que el verbo era “habilitar”. Esto comenzó a suceder un año después, con la puesta en marcha de la licitación de 4G primero y los cambios introducidos en materia audiovisual después. No obstante, a pesar de estos méritos no todo fue positivo en el accionar del regulador. En relación a la licitación 4G, su plan para el desarrollo de un 4° operador fue un fracaso, asignando el espectro a un actor como Arlink que claramente y desde el vamos no estaba en condiciones de asumir ese papel. Un error que se vio agravado por la demora en declarar desierta esa asignación. Otro ítem en el Debe fue el encaprichamiento en el trato hacia Cablevisión, enmarcado en el enfrentamiento del Gobierno Nacional con el Grupo Clarín, pensando más en las rencillas personales que en la conveniencia del país. La situación se vio agravada porque extendió las limitaciones a toda la industria de la TV por cable, imponiéndole límites al desarrollo de las redes vía la ley de Servicios de Comunicación Audiovisual y dejándola fuera de cualquier tipo de participación en el recientemente anunciado desarrollo de la red móvil que tendrá que llevar a cabo Arsat luego de la asignación del espectro móvil originalmente adjudicado a Arlink.
En definitiva, todo esto demuestra el rol que juega el regulador en una actividad que es muy sensible a sus decisiones. Y marca también que así como es importante que éste controle, también lo es que permita, liberando las fuerzas detrás del avance tecnológico y de la competencia. En el caso particular de Argentina, el agregado de un trato ecuánime a los distintos jugadores sería un factor que ayudaría a un mayor desarrollo de una infraestructura clave en la sociedad y economías del siglo XXI. Ojalá esta visión sea compartida.

Tuits selectos

Línea borrosa

Con el surgimiento de distintas alternativas para el consumo de contenidos audiovisuales a través de Internet, la TV lineal (TV abierta analógica, la TDA y los servicios básicos de TV paga) busca la forma de convivir. Si bien todavía la TV lineal es dominante en términos generales, también es cierto que dentro de la población con acceso a banda ancha el consumo audiovisual vía Internet es moneda corriente. Por lo tanto, las debilidades del formato lineal tradicional se hacen cada vez más evidentes. Esto surge del informe “Internet y consumo audiovisual – 2015”, realizado por Carrier y Asociados.
En la comparación con el consumo audiovisual por Internet, la TV lineal tiene tres grandes contras: rigidez en la emisión, oferta acotada y exceso de publicidad. El usuario debe ajustarse a los días y horarios decididos por el programador, más aún cuando éstos son “variables”, como viene sucediendo últimamente. Frente a la oferta en Internet, los contenidos son poco variados y actualizados. En consecuencia, se ve lo que hay. Finalmente, el formato se ve debilitado por un exceso de publicidad, ya sea por la frecuencia de las tandas o por la duración de las mismas.
A pesar de esto, la TV lineal subsiste en parte porque se trata de un hábito instalado (aunque no tanto en el segmento adolescente), generando una inercia importante. Brinda compañía, aporta serendipia y tiene la virtud de ser más fácil y expeditiva para acceder a los contenidos. Por el lado de estos últimos, la TV lineal se destaca en el vivo, principalmente deportes, aunque también noticieros y programas de actualidad. Dentro de las variantes del modelo lineal, la TV paga se destaca por ofrecer una cantidad de contenidos sustancialmente mayor que la TV abierta y por ser más fácil de usar que Internet. De los servicios adicionales, sin dudas que el HD es el que más interés despierta, siendo visto como algo necesario con los televisores actuales, de gran tamaño y calidad de imagen. No obstante, Internet le robó tiempo a la TV, sustituyéndola mayormente para el consumo de series y películas. Netflix se convierte así en el principal competidor de los servicios adicionales (canales Premium, On Demand, DVR).
Por su parte, la TDA puede jugar un rol relevante a futuro. En los últimos tiempos aumentó notablemente la conciencia de su existencia de la mano de una creciente incorporación del sintonizador digital en los televisores más nuevos así como de la promoción de la misma, principalmente en las transmisiones de fútbol. El hecho de que la TDA transmita en HD en forma gratuita, la hace atractiva como complemento de la TV paga básica, no así como substituto ya que se queda corta en términos de cantidad de contenidos. No obstante, sí produce una interesante complementación con Internet, donde la TDA provee contendinos en vivo, lineales y gratuitos e Internet aquellos bajo demanda, gratuitos o pagos.
En cuanto al público de la TV lineal, si bien el consumo audiovisual proveniente de Internet hizo mella en todos los segmentos etarios, la brecha generacional se manifiesta aquí en toda su magnitud. Existe una diferencia importante entre los jóvenes y adultos que se criaron en un mundo con TV por cable, VHS y DVD y los preadolescentes que se acostumbraron a ver videos “en la compu” desde muy chicos y para quienes la TV ya prácticamente no es una opción para el consumo audiovisual. La TV tradicional atrasa para las generaciones más jóvenes en términos de contenidos y formatos. Ese es el gran desafío de la TV lineal hoy.

Obviando detalles

Con unanimidad en el Senado y tratamiento sin debate en Diputados por retiro de la oposición, finalmente esta semana el Congreso aprobó la ley de Desarrollo de la Industria Satelital. A pesar de su nombre, la nueva norma transfiere la explotación de las bandas de frecuencias de 3G y 4G a la empresa de telecomunicaciones estatal Arsat. Las mismas corresponden al lote que se puso en juego para un 4° operador en la última licitación de espectro y que ganara oportunamente Arlink para luego perder por falta de pago. De esta forma, el gobierno reflotó la movida del operador móvil estatal que ya había sido lanzada en 2012 bajo el nombre Libre.ar y que fuera descartada poco más de un año después por razones nunca especificadas y sin ningún avance visible.
Por lo expresado en el texto de la ley, la idea es crear un operador mayorista o al menos colectivo. Si bien el objetivo principal enunciado es la creación de una red gubernamental, se menciona la posibilidad de que la misma brinde servicio a cooperativas, municipios, organismos y sociedades del Estado. Lamentablemente, las empresas privadas no son mencionadas, restándoles a operadores de cable, telcos y PYMEs del sector la posibilidad de participar del negocio más popular de las telecomunicaciones a través de la red estatal. Si bien es cierto que pueden hacerlo como OMV de las redes comerciales, la capacidad disponible de éstas para terceros es mucho menor que la que podría ofrecer ARSAT.
Por otra parte, la nueva ley menciona también las importantes inversiones necesarias, su explotación atendiendo “sectores menos ‘rentables’ en términos financieros”, el desarrollo de servicios de seguridad pública, el despliegue de banda ancha de última milla y otros. Todos ellos temas no menores y de una complejidad que requiere de una ley propia, más exhaustiva en los detalles, y no ser un anexo casi escondido de otra que apunta a un tema sustancialmente distinto.
Para coronar la situación, la ley pone un cerrojo al exigir 2/3 de los votos del Congreso tanto para la venta de acciones de ARSAT así como, y más importante, “cualquier acto o acción que limite, altere, suprima o modifique el destino, disponibilidad, titularidad, dominio o naturaleza de los recursos esenciales y de los recursos asociados” que pertenezcan o sean asignados a Arsat. Más allá de lo discutible que puede resultar que una mayoría simple tome una decisión que exija 2/3 de las voluntades para alterarla, el antecedente de Libre.ar es un llamado de atención. Si por alguna razón (quizás las mismas que obligaron hace un tiempo a descartar el proyecto) la red móvil de Arsat no llegase a desplegarse, sería muy complejo reasignar su espectro. De ser así, el país estaría desaprovechando un recurso valioso y finito. Tal como sucede en este mismo instante.
Que quede en claro que no se trata de debatir ideologías. Cada uno tiene la suya y, generalmente, cambian muy lentamente, si es que lo hacen. Pero sí es necesario y saludable para mejorar cualquier propuesta que se debata la forma en que se implementará. En esto, por tiempos electorales, desinterés o desatención, venimos fallando.

Tuits selectos

Multiplicando pantallas

Una de las cosas que trajo el consumo de video vía de Internet fue que dejó de ser un contenido que podía consumirse únicamente a través de un televisor.  Se sumaron distintos dispositivos conectables, como PC, tablet y celular. Paralelamente se conectaron los televisores, ya sea en forma nativa, como en el caso de los SmarTV, o a través de un dispositivo agregado, como la misma PC, consolas de videojuego o, más recientemente, reproductores de medios como el Apple TV o el Chromecast, que convierten al televisor en un mero monitor. Sin embargo, más allá de la disponibilidad de uno u otro dispositivo, la elección del mismo estará basada en función de dos grandes variables: el tamaño de pantalla y el grado de uso personal. Esto surge del informe “Internet y consumo audiovisual – 2015”, realizado por Carrier y Asociados.
El tamaño de la pantalla correlaciona con la duración del contenido. Cuanto más largo el video, mayor tendencia a buscar una pantalla de gran tamaño para una visualización más confortable. Por su parte, PC, tablets y celulares son más utilizadas por adolescentes y pre adolescentes que consumen video en la intimidad de sus dormitorios, lugar del cual las TV parecen haber sido desterradas.
La TV conectada a un dispositivo externo es la combinación más habitual, ya sea a través de una PC escritorio o portátil, consola de videojuego o media player (como Chromecast o Apple TV). Generalmente esto se da en algún ambiente común del hogar, como el living.
Por su parte, si bien la SmarTV es el dispositivo elegido para contenido de TV (incluyendo a Netflix) por su tamaño y calidad de imagen, existe disconformidad con sus interfaces de usuario y con la incompatibilidad de éstas con algunas aplicaciones y sitios.
El consumo de video directamente en la PC se da en hogares o ambientes sin SmarTV, sin TV conectada o lisa y llanamente sin TV. Esto último es algo habitual en hogares jóvenes y que no contratan servicios de TV paga, algo que se da crecientemente. Las computadoras portátiles suman la ventaja de ofrecer portabilidad dentro del hogar.
La tablet ofrece calidad de imagen en hogares con TV de tubo, PC con monitor CRT o directamente sin PC. También es una alternativa cuando el televisor principal está en uso por otro integrante del hogar. Asimismo, su portabilidad se extiende más allá del hogar en viajes o salidas (especialmente en el caso de niños).
Finalmente el celular gana terreno, potenciado por el crecimiento en el tamaño de pantalla de los últimos tiempos. Es una pantalla que está siempre a mano, aun en movilidad, lo que la hace ideal para la inmediatez de videos cortos y contenidos socializados, especialmente vía Whatsapp. Para los jóvenes el video en el celular es movilidad e intimidad. Para los adultos, conveniencia para videos cortos.
Resulta evidente entonces que más allá que algunos contenidos en video serán consumidos preferentemente en determinadas pantallas que en otras, los mismos exigen hoy ser pensados para entornos multidispositivo, debiendo adaptarse a la multiplicidad de tamaños de pantalla y situaciones de consumo tanto dentro como fuera del hogar.

Oteando el futuro próximo

Esta semana se realizó en San Pablo, Brasil, una nueva edición de Futurecom, quizás el mayor evento de la industria de las telecomunicaciones en Sudamérica. El mismo resultó interesante para tomar el pulso de la actividad a nivel regional donde conviven realidades similares.
Un factor interesante a observar resultó ser la reacción de la industria ante la situación económica brasileña, luego de la reciente devaluación del real, que más allá del impacto a nivel macro, también afecta a una industria donde gran parte de sus inversiones deben realizarse en divisas pero amortizarse en moneda local. Un escenario que es factible se dé en Argentina en 2016. Todas las empresas reafirmaron su compromiso con el país, aunque son conscientes de los tiempos duros por delante. Esto seguramente las hará más rigurosas a la hora de controlar los costos y si bien saben que deberán agudizar su creatividad, también solicitaron metas y obligaciones más flexibles en función del contexto.
Ya dentro de una coyuntura menos local y más global de la industria, no podía faltar la discusión telcos vs. OTT. Por supuesto, el reclamo por una regulación o exigencias más simétricas estuvo presente. El toque original lo dio Marco Patuano, actual CEO de Telecom Italia y ex CEO de Telecom Argentina, quien se manifestó a favor de tomar fortalezas de los OTT como su flexibilidad y agilidad así como el manejo de Big Data. Además, sostuvo que las telcos deben considerar transformarse de simples proveedores de conectividad en verdaderas plataformas, entendiendo como tales a espacios donde se encuentran la oferta y demanda de contenidos y servicios. Esto se lograría gracias a la existencia de buenas interfaces de usuarios y de comunidades de desarrolladores para facilitar y expandir el acceso a esos contenidos y servicios. Un concepto que bautizó como OTN (Over The Network). Más fácil de decir que de hacer, pero al menos refleja una actitud fresca.
Otro tema más estructural del que se habló fue el retroceso claro de los servicios de voz fija. A pesar de esto, las telcos marcaron que la regulación sigue siendo exigente y onerosa para un servicio que no responde a las necesidades del mercado. Por lo tanto, se abogó por una actualización de la regulación que preste más atención al móvil que al fijo y que deje de pensar en voz para pensar en datos.
Desde un punto de vista más tecnológico, los temas destacados fueron la Internet de las cosas (IoT por Internet Of Things) y el 5G. Y en ambos casos quedó la sensación de que es mayor el entusiasmo de los proveedores de tecnología que el de los operadores. Hablar de 5G parece todavía prematuro, cuando todavía la tecnología 4G tiene mucho que entregar en términos de evolución al tiempo que la 5G todavía ni siquiera definió un estándar, por más que muchos fabricantes dicen estar desarrollándola. Se trata quizás de una carrera para ver cuál de todos los vendors puede incidir más en un estándar definitivo que haga uso de la mayor cantidad de patentes propias.
Distinto es el caso de la IoT. Es claro que se está entrando en una nueva etapa: primero se conectaron lugares (fija), luego personas (móvil), ahora cosas (IoT). Pero a pesar de que el enfoque tecnológico es claro y lógico, lo que no está claro es el modelo de negocio para los operadores. Adicionalmente, si bien se trata de un campo con un potencial enorme para la innovación y el cambio, todavía falta avanzar en la interoperabilidad de los distintos objetos, léase estándares.
Así están las cosas en la industria regional.

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