AutorEnrique Carrier

Analista del mercado de telecomunicaciones y nuevos medios, basado en Buenos Aires, Argentina

¿Qué medimos cuando medimos?

Desde que comenzaron a hacerse encuestas y estudios sobre el uso de Internet hay preguntas que se mantienen inalterables a pesar de que tanto la tecnología y por consiguiente también los hábitos, cambiaron. El caso más evidente es aquél que intenta develarnos el tiempo que pasamos conectados a Internet o cuántas horas estamos en Facebook.
El concepto de tiempo conectado a Internet se remonta al dial up, cuando uno era bien consciente de cuándo se conectaba y cuándo se desconectaba. La aparición y posterior popularización de la banda ancha, convirtiéndose prácticamente en la única forma de acceso, termina (o mejor dicho, debería terminar) con este tipo de pregunta. Ya no nos conectamos y desconectamos, sino que estamos online todo el tiempo. O al menos todo el tiempo en que nuestros dispositivos (PC, tablet, celular y hasta TV) están encendidos. Es más, podemos no estar prestando atención a la web, al mail, al mensajero instantáneo, mientras escribimos en Word, pero seguimos conectados. Los mails seguirán entrando al igual que los mensajes de nuestros contactos. También algunas páginas web se actualizarán. Para entender mejor, alcanza con preguntarse a sí mismo: ¿cuántas horas estoy conectado a Internet por día? Una respuesta medianamente precisa es bastante difícil de obtener.
Esto mismo se hace extensible a determinados servicios/aplicaciones montados sobre Internet. Se puede tomar el caso del mail, Facebook, Twitter o los mensajeros instantáneos. ¿Cuántas horas pasa uno en estos servicios? Para la respuesta, ¿hay que considerar cuánto tiempo está la solapa abierta en el navegador o cuánto tiempo estamos efectivamente mirando esa solapa? Si la visitamos cada vez que se produce una actualización, ¿hay que contar el tiempo que pasamos allí? Muy difícil de medir. La cosa se complica más si consideramos que los celulares, más omnipresentes que la PC y también constantemente conectados, todos estos servicios producen notificaciones cuando recibimos algún mensaje o se produce una actualización de nuestros contactos. ¿Estamos o no estamos usando esos servicios?
En resumen, todo esto para que la próxima vez que un estudio diga, “los XX pasan tantas horas diarias conectados a Internet”  o que “los XX son los más activos en Facebook en la región, con YY horas diarias” nos preguntemos si esto efectivamente significa algo.

Linkeando

  • Subiendo el piso: En la era del streaming, donde ya comienzan las transmisiones de video en UltraHD o 4K, lo que hoy conocemos como banda ancha tiende a reformularse. En EE.UU., la FCC elevaría a 10 Mbps (o quizás hasta 25 Mbps) la velocidad de descarga para que una conexión pueda ser considerada de banda ancha. [Washington Post]
  • Zapatero a tus zapatos: Luego de intentar, sin éxito, competir contra el ereader Kindle, la cadena de librerías Barnes & Noble archivó sus proyectos de desarrollo de ereader y se asoció con Samsung para lanzar una tablet que tenga el software para leer, adquirir y administrar los libros. Enfocarse en lo que sabe. [Business Wire]
  • La matemática detrás del éxito: Interesante artículo hecho por el periodista y matemático Adrián Paenza donde explica el mecanismo para mejorar el algoritmo de recomendación de películas y series utilizado por Netflix. [Página 12]

 

Twits selectos

Paintshop

Las revistas y piezas publicitarias gráficas nos tienen acostumbrados al uso de Photoshop, estableciendo cánones de belleza bastante reñidos con la realidad. En esta galería se puede observar cómo se verían clásicos de la pintura si se les aplicara Photoshop respetando los estándares actuales de belleza. Como para entender el mundo de fantasía que nos venden.

El 4° en discordia

Los recientes anuncios vinculados a la futura licitación de espectro para 4G y el remanente para 2/3G fueron recibidos con alivio y cautela. Alivio por saber que el horizonte de desarrollo de las redes móviles comienza a despejarse. Cautela porque los interesados en participar quieren ver cuáles serán las condiciones de los pliegos para conocer los detalles, donde suele habitar el diablo. Al margen de esto, las reiteradas declaraciones de funcionarios del gobierno respecto a que se buscará a través de éstas dar lugar al surgimiento de un 4° operador dispararon un sinfín de especulaciones sobre quién podría ser, qué rol podría tener y, fundamental, si es viable que esto suceda.
A priori, la llegada de un 4° operador parece compleja. Un mercado con una penetración del orden del 150% en términos de líneas en servicio y con tres operadores, Claro, Movistar y Personal que se reparten el mismo en proporciones muy similares (algo característico del mercado argentino), no parece ser un terreno muy tentador para un entrante. En este escenario, pensar en alguien que venga y desde cero comience a levantar una red suena a sueño lisérgico. Aquí es donde Nextel entra en escena.

Con una red que cubre más del 50% de la población del país, Nextel emerge como el candidato natural para ser parte de este 4° operador. Difícilmente lo logre en soledad, ya que desde su casa matriz explicitaron que sus mercados estratégicos son Brasil y México. Teniendo en cuenta las dificultades financieras por las que atraviesa, no parece probable que quieran destinar recursos valiosos y escasos a un mercado no estratégico. No obstante, hay otras formas a través de las cuales Nextel pudiera ser parte de un eventual nuevo operador. Una es combinándose con algún socio operador o inversor. La otra es a través de la venta de sus activos en el país a un posible interesado.
Nextel tiene mucho para ofrecer. Cuenta con una red que si bien dista de la cobertura geográfica de sus competidores, cuenta con la ventaja de cubrir más del 50% de la población del país. Ésta no sólo tiene sitios con antenas sino también el backhaul y el backbone que los interconecta. También tiene una red comercial y una planta de empleados que conocen el negocio. Y una marca y base de clientes interesante para arrancar. Todo esto hace de Nextel una atractiva plataforma para dar lugar al 4° operador.
El año pasado hubo varios interesados en adquirir la compañía, pero la brecha entre lo que ésta valía para ellos y lo que valía para sus dueños hizo que la cosa no prosperara. Hoy, con la perspectiva de dos licitaciones que le darían a la empresa el activo clave para que recupere su valor, podría haber fumata blanca. No obstante, todo esto queda supeditado a la aparición de al menos un interesado en ser el 4° operador, un desafío difícil por la inversión a realizar en un mercado maduro. Hay quizás un camino posible en la medida en que este 4° operador sea parcialmente mayorista. Con una red casi vacía de usuarios, un nuevo operador podría optar por un modelo que lo convierta, también, en proveedor de infraestructura para operadores virtuales. De esta forma, cooperativas, operadores de TV por cable y PyMEs de telecomunicaciones podrían ofrecer servicios móviles sobre esta red, aportándole al mayorista sus clientes y canales comerciales y así comenzar a llenar esa capacidad inicialmente ociosa. De paso, se incentivaría la competencia en un mercado que por sus características de ser capital intensivo y basarse en un recurso escaso como lo es el espectro, tiende siempre a ser oligopólico.
Por lo pronto, en el mercado ya comienzan a circular nombres, algunos locales (poco probables por los montos necesarios) y otros internacionales, la mayoría de origen estadounidense y algún oriental. Pero por el momento todo es especulación. Ya llegarán tiempos de definiciones.

La otra cara de la neutralidad

En momentos en que diversos países comienzan a aplicar nuevas regulaciones que hacen a la neutralidad de la red, a veces surgen noticias que muestran que no todo lo que reluce es oro. Tal el caso que se dio en Chile  esta semana, con la Subsecretaría de Telecomunicaciones de aquél país (Subtel) ordenando a los operadores móviles a poner fin a las promociones de redes sociales gratis a partir del 1° de junio próximo. En otras palabras, ya no podrá “bonificarse” el uso de datos que hacen aplicaciones como Whatsapp, Facebook o Twitter. Quien quiera usarlas, deberá pagar expresamente por ello.
Inicialmente la medida puede llamar la atención. Esto se debe a que tiende a enfocarse a la neutralidad de la red como una forma de evitar que los operadores no cobren un “extra” a quienes cursen tráfico desmedido por sus redes (caso Netflix o Google) o que, inversamente, ralenticen el flujo de terceros para favorecer sus propios servicios (como podría ser el caso de un operador que ofreciera servicios de video OTT propios y perjudicara a un competidor, como sería un Netflix). Pero este caso es inverso, porque cuando un operador no cobra por el tráfico que genera algún servicio, generalmente como consecuencia de un acuerdo con éste, no está perjudicando ni al proveedor del servicio ni al usuario. Pero sí lo está haciendo con los competidores de estos servicios, tal el caso de Line, Skype, Google+, BBM y otros que sí consumen tráfico de datos del abono del usuario. Claramente reciben un trato discriminatorio.
Este tipo de ofertas son habituales en mercados en desarrollo ya que permiten que los usuarios se familiaricen y habitúen al uso de Internet móvil para que luego quieran pagar por el tráfico de datos generado por los clicks en los vínculos a contenidos fuera de éstas redes/servicios, como por ejemplo videos en YouTube,  fotos en Instagram o noticias en algún diario online. Ya lo decía la canción de Los Twist a mediados de los 80: “el primero te lo regalan, el segundo te lo venden”.
Más allá de que sea un enfoque no muy habitual entre los defensores de la neutralidad de la red, la decisión chilena es técnicamente correctísima, ya que evita que el dueño de la red dé tratos discriminatorios hacia servicios que no reciben el beneficio de la “bonificación”.
Claro que esta decisión debe inquietar a algunos, principalmente a Facebook para quien el acceso móvil a costo cero es piedra angular de su estrategia de crecimiento en mercados emergentes. Esto llevó a la red social a establecer acuerdos con distintos operadores para dar acceso gratuito al servicio así como a intentar convencer a otros para que lo hagan. Y algo similar quiere lograr con Whatsapp, empresa que acaba de comprar. El peligro para Facebook está no sólo en que podría frenar su expansión sino que podría cambiar su posicionamiento frente a los operadores. Es que si no puede lograr ser el vehículo para que sus usuarios terminen demandando datos para acceder al resto de Internet, para los operadores dejaría de ser un socio y volvería a ser una amenaza, particularmente en la sustitución de los SMS por la mensajería instantánea vía Whatsapp o Facebook Messenger.
En resumen, la neutralidad de la red, así como evita que los operadores bloqueen o limiten la velocidad del tráfico para los servicios de terceros, también impide que los más grandes se aprovechen de su popularidad para dejar a los pequeños sin chances, por más que esto se dé como un beneficio para los usuarios. Quizás todavía estemos en la versión 1.0 de su regulación.

Linkeando

  • La medida justa: Durante mucho tiempo, la industria móvil se manejó con la cantidad de líneas no sólo como medida de comparación y de evaluación de performance sino también de penetración. Pero los cambios en el negocio imponen otros criterios o al menos, entender qué significa cada cosa. [Mobile World Live]
  • Adiós Babel, hola cash: Microsoft presentó en una demo de Skype que realiza traducciones en tiempo real de conversaciones entre interlocutores que hablan distintos idiomas. Además de ser futurista, cuando esta característica esté disponible quizás puedan comenzar a recuperar lo invertido en la empresa. [Microsoft Blog]
  • Mirando a Oriente: Para ganar participación en el mercado de tablets, Intel y Microsoft, los más amenazados por el reemplazo de las PC por éstas, avanzan con precios de liquidación en China, mercado que les puede dar el tan ansiado volumen que tanto necesitan. [The Register]

Twits selectos

Por favor, no lo hagas

Sin dudas los ya famosos Google Glass fueron pioneros en materia de tecnología ponible. Pero como muchos cambios tecnológicos, estos requieren respetar ciertas normas de etiqueta, so riesgo de convertirse en un Google Glasshole. En este video, algunos tips para no terminar siendo odiado.

Tablet TV

Con un formato similar al de una TV, pero con la movilidad y comodidad propia de su tamaño, peso y conectividad inalámbrica, la tablet se posiciona como una pantalla de TV personal, ideal para el consumo de determinados contenidos audiovisuales, aunque no todos. Esto surge del informe “Usuario de Tablets 2014” recientemente publicado por Carrier y Asociados.
Si bien no es inicialmente la actividad principal para la cual se usan las tablets ni la motivación para su adquisición, con el uso el consumo de contenido audiovisual va de a poco cobrando relevancia. Así, la tablet se suma a la TV, la PC y, en menor medida, al celular como pantalla para ver video.
La tablet presenta diversas ventajas a la hora de consumir contenidos audiovisuales con otros dispositivos. Frente a la TV tradicional ofrece la ventaja de la portabilidad (incluso dentro del hogar) así como el acceso a contenidos provenientes de Internet (algo que se puede hacer, parcialmente, con la Smart TV), que tienen la característica de ser bajo demanda. Frente a la PC ofrece la conveniencia del acceso inmediato. Siempre está encendida y lista para usarse, por lo que se accede a éstos de forma mucho más instantánea. Por otra parte, su formato la hace más liviana, portable y confortable, permitiendo utilizarla en situaciones más relajadas, como en un sillón o en la cama (la PC está generalmente en un escritorio y las notebooks no son prácticas para tener en el regazo). Es por esto que las situaciones de consumo audiovisual son momentos de distensión, convirtiendo a la tablet en un dispositivo para el ocio, siendo particularmente utilizada a la tarde y noche así como los fines de semana. Se trata, eso sí, de un consumo en soledad o para compartir puntualmente, como es el caso de un video corto. Finalmente, frente al celular su ventaja es evidente, el mayor tamaño de pantalla (y muchas veces con mejor definición).
En cuanto a los contenidos audiovisuales, el acceso se da vía apps (siendo YouTube muy popular), navegación y referencias por redes sociales o mensajería instantánea. Los contenidos consumidos son mayormente videos de corta duración, generalmente de hasta 15 minutos, lo que explica también la popularidad de YouTube. Por esto, los videoclips se adaptan a la perfección a este tipo de consumo. De hecho, los videos de YouTube convierten a la tablet en una auténtica rockola. El consumo de videos de mayor duración, como series o películas, no es una práctica tan habitual. Esto hace que apps como la de Netflix no sean tan utilizadas en las tablets, salvo en los casos en que no hay acceso a la TV o la computadora. A diferencia de lo que ocurre con las PC, el consumo de archivos de video descargados desde Internet para su visualización offline no es popular.
Son pocos los que miran canales de TV en la web desde sus tablets. Cuando lo hacen, es principalmente para ver canales de noticias (ej.: TN). No obstante, algunos manifiestan interés por la tablet como pantalla alternativa o adicional a la TV tradicional. Resulta evidente entonces que la TV viene perdiendo terreno frente a Internet entre algunos usuarios de las mismas.

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