Desde que comenzaron a hacerse encuestas y estudios sobre el uso de Internet hay preguntas que se mantienen inalterables a pesar de que tanto la tecnología y por consiguiente también los hábitos, cambiaron. El caso más evidente es aquél que intenta develarnos el tiempo que pasamos conectados a Internet o cuántas horas estamos en Facebook.
El concepto de tiempo conectado a Internet se remonta al dial up, cuando uno era bien consciente de cuándo se conectaba y cuándo se desconectaba. La aparición y posterior popularización de la banda ancha, convirtiéndose prácticamente en la única forma de acceso, termina (o mejor dicho, debería terminar) con este tipo de pregunta. Ya no nos conectamos y desconectamos, sino que estamos online todo el tiempo. O al menos todo el tiempo en que nuestros dispositivos (PC, tablet, celular y hasta TV) están encendidos. Es más, podemos no estar prestando atención a la web, al mail, al mensajero instantáneo, mientras escribimos en Word, pero seguimos conectados. Los mails seguirán entrando al igual que los mensajes de nuestros contactos. También algunas páginas web se actualizarán. Para entender mejor, alcanza con preguntarse a sí mismo: ¿cuántas horas estoy conectado a Internet por día? Una respuesta medianamente precisa es bastante difícil de obtener.
Esto mismo se hace extensible a determinados servicios/aplicaciones montados sobre Internet. Se puede tomar el caso del mail, Facebook, Twitter o los mensajeros instantáneos. ¿Cuántas horas pasa uno en estos servicios? Para la respuesta, ¿hay que considerar cuánto tiempo está la solapa abierta en el navegador o cuánto tiempo estamos efectivamente mirando esa solapa? Si la visitamos cada vez que se produce una actualización, ¿hay que contar el tiempo que pasamos allí? Muy difícil de medir. La cosa se complica más si consideramos que los celulares, más omnipresentes que la PC y también constantemente conectados, todos estos servicios producen notificaciones cuando recibimos algún mensaje o se produce una actualización de nuestros contactos. ¿Estamos o no estamos usando esos servicios?
En resumen, todo esto para que la próxima vez que un estudio diga, “los XX pasan tantas horas diarias conectados a Internet” o que “los XX son los más activos en Facebook en la región, con YY horas diarias” nos preguntemos si esto efectivamente significa algo.

Los recientes anuncios vinculados a la futura licitación de espectro para 4G y el remanente para 2/3G fueron recibidos con alivio y cautela. Alivio por saber que el horizonte de desarrollo de las redes móviles comienza a despejarse. Cautela porque los interesados en participar quieren ver cuáles serán las condiciones de los pliegos para conocer los detalles, donde suele habitar el diablo. Al margen de esto, las reiteradas declaraciones de funcionarios del gobierno respecto a que se buscará a través de éstas dar lugar al surgimiento de un 4° operador dispararon un sinfín de especulaciones sobre quién podría ser, qué rol podría tener y, fundamental, si es viable que esto suceda.
En momentos en que diversos países comienzan a aplicar nuevas regulaciones que hacen a la neutralidad de la red, a veces surgen noticias que muestran que no todo lo que reluce es oro. Tal el caso que se dio en Chile esta semana, con la Subsecretaría de Telecomunicaciones de aquél país (Subtel) ordenando a los operadores móviles a
Con un formato similar al de una TV, pero con la movilidad y comodidad propia de su tamaño, peso y conectividad inalámbrica, la tablet se posiciona como una pantalla de TV personal, ideal para el consumo de determinados contenidos audiovisuales, aunque no todos. Esto surge del informe “