La incertidumbre que reinó hasta el último día para responder a la convocatoria a la subasta de espectro para 5G se disipó en las últimas horas previas a la fecha y hora límite. Finalmente, los tres operadores móviles presentaron la documentación para participar, garantías (por US$ 20 M cada uno) incluidas. Se cerró así un proceso previo no exento de tensiones. Ahora empieza a correr el reloj, si bien hay opiniones divergentes respecto de cuándo sería la fecha para la subasta propiamente dicha y, sobre todo, qué día habría que depositar los dólares en pesos al cambio oficial.
Cuando se acerca la fecha límite para que los interesados presenten sus ofertas para participar de la subasta de espectro para 5G, crece la incertidumbre respecto a si podrá llevarse adelante como fue previsto por el Enacom o si quedará suspendida por una medida cautelar. De ser este último escenario, quedaría sin efecto no sólo el llamado a la subasta sino también la asignación directa de espectro para 5G a favor de Arsat.
Todo se originó ante un cuestionamiento de tipo administrativo interpuesto por la cámara IDA (Infraestructura Digital Argentina) ante el Enacom y que, al no tener respuesta en los tiempos previstos, dio lugar a una presentación en la Justicia Federal. Ésta emitió una cautelar interina (también llamada precautelar), que tal como dice su nombre, no es definitiva, a la espera de la respuesta del regulador. Claro que acá juega la fecha clave, el 29 de septiembre, que marca el límite para presentar ofertas. Por lo pronto, los abogados no se ponen de acuerdo en si el proceso está o no suspendido. ¿Qué nos queda al resto?
Entre las cosas que se le critican al reciente llamado para la subasta de espectro para 5G está el inexplicable apuro para cerrar este asunto (asignación incluida) antes del cambio de autoridades en el gobierno nacional, a sólo 3 meses. A fin de cuentas, esto no es sino el punto de partida en el despliegue de una nueva red que demandará fuertes inversiones en un escenario donde la única certeza es que se vienen varios trimestres de una economía complicada, independientemente de quien la maneje. En este contexto es posible preguntarse si es en 5G que habría que poner el foco en lo inmediato en términos de desarrollo de infraestructura de conectividad.
En el apuro por resolver el tema, hay que considerar que el regulador ni siquiera hizo circular borradores previos (como está haciendo Colombia en estos días) para poder recoger observaciones y comentarios, tanto de operadores como del resto de los interesados en el sector. Esto hubiera permitido lanzar un llamado a la subasta menos conflictivo y transitar un proceso más fluido. También tener presente que contar con 5G es importante, pero no urgente. Por un lado, porque la situación de las redes móviles de hoy es muy distinta a la del momento en que se subastó espectro para 4G. Por el otro, porque todavía 5G no cumple con muchas de sus promesas. Que probablemente se cumplan, pero no en lo inmediato. Por lo tanto, no hace falta avanzar a las corridas (y mal). Todo lo contrario.
Esta semana arrancó con la confirmación de una noticia que se esperaba desde la semana pasada: el Enacom aprobó (a pesar del voto en contra de los representantes de la oposición en el Directorio) el llamado a subasta del espectro para 5G. Un proceso a las apuradas (cuya intención es que esté concluido antes del fin de la actual gestión de gobierno) que introdujo medidas que se sabía serían muy controversiales. A punto tal que, en un comunicado en conjunto, Claro, Movistar y Personal no sólo expresaron su rechazo, sino que dejan entrever la posibilidad de no presentarse a ofertar.
Básicamente, los puntos cuestionados por los operadores son tres: precio base de la subasta, la imposición de planes y precios para sectores de bajos ingresos y la asignación (a título gratuito) de un lote de espectro para Arsat.
En medio de dificultades micro, macro y regulatorias que enfrentan las empresas del sector, la infraestructura digital en Argentina está atravesando un cambio profundo en tres áreas: la fija, la inalámbrica y la satelital. Un escenario de cambio profundo que, así como dará lugar a nuevas oportunidades, también requiere de grandes inversiones de capital, recurso escaso últimamente.
El sector de las telecomunicaciones en Argentina se encuentra frente a un doble desafío inversor. Por el lado de las redes fijas, con la migración del cobre a la fibra. Por el de las móviles, con la llegada, más tarde o más temprano, de 5G. Además, ambos están estrechamente vinculados, ya que una red móvil es en definitiva una red fija con terminación inalámbrica. Por lo tanto, un buen despliegue de 5G requiere de una buena disponibilidad de fibra. Así, el sector se encuentra frente al escenario donde debe llevar adelante nuevos despliegues en condiciones que distan de ser óptimas.
Nadie duda de que la fibra tiene un rol central en la infraestructura de telecomunicaciones moderna. Además de su casi infinita capacidad de transmisión, las redes de fibra requieren de menos mantenimiento y tienen más vida útil que las de cobre. Y la fibra es central no sólo para las conexiones fijas sino también para las inalámbricas (fijas o móviles). El cable que llega a las antenas debe tener la misma capacidad o más que el tramo inalámbrico, de lo contrario, las grandes velocidades de 5G o de WiFi 6E serán sólo teóricas.
No es ninguna novedad decir que el 2022 fue un año difícil para Argentina y, consecuentemente, para personas y organizaciones allí radicadas. Una inflación muy cercana a los tres dígitos que impactó negativamente en los ingresos de los consumidores afectó las ventas de las empresas, algo que puede verse claramente en el caso de las telecomunicaciones, aunque lógicamente, no es el único.
Considerando los datos publicados en los balances del 2022 de los tres principales operadores del país (Telecom, Telefónica y Claro), el que pasó será un año para olvidar. Los ingresos consolidados de estos tres arrojan una caída del 17% (tomando pesos a valor constante, ajustados por inflación), al pasar de US$ 9.517 M en 2021 a US$ 7.878 M en 2022 [Nota: los montos están expresados en dólares para simplificar su lectura].
Esta semana se conocieron los resultados de Claro en Argentina, con datos negativos (ingresos) y también positivos (accesos), que sirven para entender el contexto.
En materia de ingresos, aquellos por servicios cayeron un 10,7% respecto de igual período del año anterior, ajustados por inflación. Únicamente crecieron los provenientes de la venta de terminales, algo que está en línea con las mayores ventas que se vienen dando en este mercado desde el 2021. Esto hizo que los ingresos totales fueran un 7,3% menores que en igual período del año anterior. Con libertad para fijar precios tras la medida cautelar obtenida por ATVC contra el DNU 690 (que se hizo extensiva a todos sus miembros), la caída de ingresos por servicios es puro reflejo del contexto macroeconómico que atraviesa Argentina.
Mientras 5G acapara la atención de la industria y de la política a nivel global, el 4G todavía tiene paño para cortar. Y más aún en Argentina. Por eso es bienvenido que el Enacom anunciara esta semana que su directorio aprobó un llamado de asignación a demanda de frecuencias en la banda de 2,6 GHz.
Se trata de parte del espectro que devolvió Telecom como consecuencia del exceso que tenía luego de la fusión entre Cablevisión (que tenía espectro de Nextel y de otras empresas que había comprado previamente) y la propia Telecom, y cuya devolución se completó recientemente. Son 40 MHz aplicables no a nivel nacional, como sucede con otras frecuencias, sino que son locales. Por otra parte, la asignación será a demanda y no por concurso de precios ya que en cada localidad hay espectro suficiente para los tres operadores, dentro del máximo de tenencia permitido (CAP).
Cuando el acceso a Internet se convirtió en banda ancha y tuvo así la capacidad para transmitir video bajo modalidad streaming, en EE.UU., uno de los mayores mercados de TV paga, se empezó a hablar de cord-cutting o corte de cable. Esto implicaba dar de baja el servicio de un proveedor de TV paga para reemplazarlo por los contenidos accesibles vía Internet, inicialmente gratuitos (fueran legales o no) y más tarde pagos, con Netflix como gran impulsor. La oferta de streaming fue madurando y el cord-cutting ganó terreno. Tal es así que, tan solo en el 2º trimestre de este año, los principales operadores de aquel país perdieron 1,2 millones de suscriptores.
En Argentina, con una penetración de la TV paga del orden del 75% de los hogares, se esperaba que algo similar comenzara a ocurrir. Sin embargo, la TV paga resiste y en los últimos 4 años creció un 3% en suscriptores. No es mucho, pero en el contexto global de la industria, y particularmente en los mercados donde la TV paga está más desarrollada, no es malo. Claro que, al analizar en más detalle las cifras publicadas por el Enacom, las realidades son diversas. Particularmente en el caso de la TV satelital, que entre el 2017 y 2020 perdió un 9% de los suscriptores, o casi 250.000 clientes. Cabe aclarar que, aunque DirecTV es, por lejos, el principal operador de DTH (o TV satelital), no es el único.