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Exprimiendo el espectro

Una de las características distintivas de la regulación de las comunicaciones móviles frente a las fijas es que las primeras dependen de un recurso escaso, como es el espectro. Esta escasez es la madre de las múltiples tensiones entre operadores y el regulador, ya que termina siendo la que define quién participa y quién no de este negocio.
Un paliativo para esta escasez es el modelo de OMV ya que permite a un operador sin espectro dar servicios montado sobre la infraestructura de un operador con red y, punto clave, con espectro. Al mismo tiempo, y por ser un bien muy acotado, los mismos operadores de red no se sienten muy a gusto teniendo que compartir su espectro con los OMV. Algo que todos los operadores de red hicieron saber, con distinto grado de intensidad, al regulador con motivo de presentar sus ofertas de referencia para ofrecer servicios para OMV. Y que aprovecharon para exigir se les entregue de una buena vez el espectro en 700 MHz “limpio” y por el cual ya pagaron.
Ante este cuadro de situación, el Ministerio de Comunicaciones se encuentra buscando las formas de exprimir al máximo el espectro técnicamente disponible. Y a juzgar por las declaraciones del Ministro, los caminos serían dos: atribuir espectro entregado inicialmente para servicios fijos para que pueda ser usado para servicios móviles y poner a disposición de pymes el espectro en litigio entre Arlink y Arsat, cuando este tema esté finalmente resuelto en la justicia (a favor de la segunda, claro está).
La “recategorización” de espectro para convertirlo de fijo a móvil no es nueva. Sin ir más lejos, eso fue lo que sucedió con la banda de 700 MHz, originalmente asignada para dar servicios fijos de TV y que luego fuera atribuida para servicios móviles. De hecho, este cambio es el que trajo aparejado los inconvenientes actuales que hacen que la banda esté “sucia” por el uso de servicios de TV paga inalámbrica. Entre las posibles bandas que cambiarían de uso fijo a móvil, tiempo atrás el regulador identificó a la banda de 2600 MHz, mencionada en la Resolución 2531, como utilizable para servicios móviles, aunque también se especula con otras. Claro que también esta posibilidad genera expectativas en Cablevisión, quien quiere convertir el espectro que adquirió a distintos ISP para usarlo para dar servicios móviles con Nextel. El tema aquí no será técnico sino político-económico, a resolver por el regulador.
Por otra parte, hay confianza en que el conflicto con Arlink por el espectro para servicios 3 y 4G que se encuentra judicializado se resuelva favorablemente para el Estado, quien lo recuperaría. La intención del regulador es ponerlo a disposición nuevamente, pensando en las pymes. Si bien no lo aclararon, seguramente la idea sea ponerlo a disposición regionalmente, ya que ninguna pyme está en condiciones de desplegar una red nacional. La lógica indica entonces que las áreas podrían ser las mismas que cubren con sus servicios fijos, donde debería desplegar su infraestructura, extendiendo el servicio en otras geografías vía roaming. De llevarse a cabo, estaríamos hablando no ya de un 4° operador sino de varios 4° operadores, cada uno cubriendo un área geográfica regional y no nacional, como es el caso de los 3 grandes (Claro, Movistar y Personal).
Por otra parte, no habría que descartar que el espectro se otorgue no en base a un pago que hagan los operadores sino en base a metas de inversión y cobertura a lo largo del tiempo. Informalmente, desde el gobierno afirman que en esta materia su objetivo no es recaudador sino asegurar y acelerar el despliegue de infraestructura. Todo un guiño. Por otra parte, desde las cámaras de Internet (Cabase), de telefonía IP (Catip) y de la industria del cable (ATVC) afirman que comprometerán US$ 500 millones para invertir en dar servicios móviles a sus clientes.
Sin dudas, parece estar cocinándose una movida importante en materia de comunicaciones móviles. Las próximas semanas serán de definiciones.

Buscando el número mágico

Esta semana, un artículo publicado por el diario La Nación bajo el título de “Convergencia tabú: ¿Cuántos operadores aseguran inversión y competencia?” disparó un debate sordo que se viene dando entre reguladores y actores del mercado de telecomunicaciones. ¿Existe número ideal en relación a cuántos grandes operadores debe tener un mercado determinado?
La teoría nos indica que en la medida en que más oferta hay en un mercado, más chances hay de que los precios sean bajos por efecto de la mayor competencia registrada. Pero en el caso de las telecomunicaciones, como sucede en general en los negocios de infraestructura, también se requieren inversiones constantes que deben ser financiadas a través del precio del servicio. Así, el número mágico es aquel que garantice inversión en infraestructura al tiempo que asegure un nivel de competencia que resulte en precios lo más accesibles posible.
En la mayoría de los países se observa una tendencia natural a la concentración, luego de años de políticas orientadas a la competencia que multiplicaron los operadores que innovaron en servicios y mantuvieron los precios a raya. Esto se dio en entornos de franco crecimiento en términos de clientes, lo que daba lugar a que todos pudieran crecer sobre mercados vírgenes. El problema es que, con el correr del tiempo y con la consecuente maduración en términos de penetración, a quienes no lograron una participación de mercado significativa se les hace cada más cuesta arriba competir. Así, se les dificulta amortizar tanta inversión con una base de clientes prácticamente estancada.
Para hablar del número ideal de operadores no hay que tener tanto en cuenta los servicios (telefonía, TV, banda ancha, móvil), sino las redes (fijas o móviles) ya que, gracias a la convergencia, la clave está en la infraestructura, que puede ser independiente de los servicios y contenidos que transporta. En Argentina hay tres grandes redes fijas: las de Cablevisión, Telecom y Telefónica; y tres grandes redes móviles: las de Claro, Personal (Telecom) y Movistar (Telefónica).
A priori, todo indicaría que es un mercado para tres operadores, contando cada uno con red fija y móvil. Esta idea se vería reforzada por la dificultad para el surgimiento de un 4° operador tanto en fija como móvil. En fija, podría lograrse una aproximación a un 4° operador no tanto por entrante que surja de la nada (con los bolsillos bien llenos y tiempo de sobra), sino porque se puede ir configurando un nuevo y gran actor a través de la fusión de operadores regionales y locales, que en Argentina vendrían a ser mayormente cableras. En materia móvil, el escenario es más complejo para un 4° operador. Más allá de que aquí debe haber una intervención directa del regulador asignando un recurso escaso como es el espectro, a la concentración del 98% de las líneas móviles en los tres grandes se suma una penetración del servicio por encima del 100% de la población. Con un mercado establecido como contexto, las probabilidades de un crecimiento importante para un 4° operador, son muy bajas.
El estatus actual del mercado de telecomunicaciones no es casual. La visión reguladora de los últimos 15 años, más orientada a los servicios que a las redes, tuvo como consecuencia que no se produjera una evolución natural hacia la convergencia. El impedimento de que empresas de telecomunicaciones ofrecieran servicios audiovisuales no sólo desincentivó el aumento de las capacidades de sus redes, sino que también impidió que hubiera adquisiciones de operaciones de cable o satélite por parte telcos. Impedimento que, vale recordarlo, fue reflotado por la actual gestión, en lo que fue quizás uno de sus mayores desaciertos hasta el momento. En la vereda de enfrente, el enfrentamiento del anterior gobierno y el Grupo Clarín (Cablevisión) se tradujo en las limitaciones a la expansión de las redes de cable en general, así como el establecimiento de obstáculos para que éste no se hiciera del espectro para el 4° operador, que finalmente fue asignado a Arlink (Supercanal), quien nunca estuvo en condiciones de pagarlo. El resultado: todavía ni siquiera hay espectro disponible para un 4° operador móvil, sino que está judicializado.
En este escenario, resultaría natural pensar que, por una cuestión de complementariedad, las cosas están dadas para que haya tres grandes operadores fijo-móviles con red propia: Telefónica, Telecom y la combinación de Claro (móvil) y Cablevisión (fijo). Pero la lógica técnica no es la lógica de los negocios y las corporaciones. Por un lado, la existencia de un socio en común entre Telecom y Cablevisión, más los orígenes de algunos de sus máximos ejecutivos, alimentan la hipótesis de una eventual fusión entre éstas dos. Esta operación (por ahora hipotética) tendría el efecto negativo de generar una gran concentración en clientes de redes fijas a lo que se sumaría que, por la superposición de las mismas, se reduciría en la práctica la competencia en las zonas donde esto ocurre. Será sin dudas una prueba de fuego para el regulador llegado el momento. Por otra parte, son recurrentes los rumores que indican que Claro está interesado en quedarse con las operaciones de Telecentro y también Supercanal para así tener una base de red fija ya operativa. Quizás lo único que falta es que se pongan de acuerdo en un precio. Un detalle no menor.
Mientras esto sucede, en los más altos niveles del gobierno nacional ya estaría tomada la decisión de avanzar hacia un mercado de tres grandes operadores. Este número es visto como el más indicado para asegurar lo que viene desvelando al gobierno desde su asunción: lograr un shock inversor. En telecomunicaciones esto se traduce en extender tanto las redes 4G como la fibra óptica. Pero la inversión no alcanzará todo su potencial hasta que se liberen las trabas a la misma, y esto tiene que ver con las trabas artificiales, establecidas a través de la regulación, que le quitan justificativo a inversiones en mayores capacidades de las redes.
La apuesta (por ahora tácita) a un mercado de tres grandes operadores no implica que no habrá lugar para otros. Para ello, ARSAT y los OMV son instrumentos para permitir competir en mejores condiciones a los operadores que por envergadura no puedan participar de la mesa de tres. Pero el regulador deberá reconsiderar lo más pronto posible los frenos que todavía subsisten para acelerar e incentivar la tan necesaria inversión.

¿Cuarto o cuartos?

Sobre el filo de semana pasada, hubo un anuncio que, si bien no pasó desapercibido, no tuvo la repercusión que podría esperarse: la compra de varios ISP inalámbricos por parte de Nextel (hoy propiedad de Cablevisión). Lo interesante del tema no es que Nextel quiera convertirse en ISP, sino que la idea es utilizar el espectro adquirido para dar servicios móviles 4G. Y si bien todavía quedan varios aspectos a aclarar y por definir, se trata sin dudas de una movida estratégica interesante.
Volviendo atrás en el tiempo, conviene aclarar que lo que Cablevisión buscó cuando compró Nextel no fue su base de clientes. Ni siquiera su espectro. Su activo más valioso era (y es) su infraestructura de antenas distribuidas a lo largo y ancho del corazón más poblado y rico del país. Una red que, además, tiene una importante superposición con el cableado de Cablevisión.
Siendo que la tecnología utilizada actualmente por Nextel no tiene un futuro promisorio, es natural que el objetivo fuera utilizar esa infraestructura para dar servicios móviles tradicionales, apuntando claramente al 4G. El acceso al espectro sin uso en las frecuencias que actualmente utilizan Claro, Movistar y Personal está, por un tiempo, fuera de cuestión. Se trata del que fuera asignado a Arlink en 2014 pero que nunca pagó y quedó atascado en un laberinto administrativo y judicial. El resultado: el espectro está sin uso, muerto de risa.
Con este escenario, era claro que Cablevisión no iba a quedarse a esperar que el intríngulis se resuelva. La salida, sin dudas creativa, fue buscar otras porciones de espectro asignadas para dar servicios de datos fijos pero que también pueden utilizarse para servicios móviles. Así terminó comprando una serie de empresas cuyo detalle puede verse aquí.
¿Significa esto que en lo inmediato Nextel, probablemente bajo otra marca, comenzará a dar servicios móviles 4G? Claramente no. Antes deberá acondicionar técnicamente su red y obtener el OK del regulador.
Los aspectos técnicos son simples y se resuelven básicamente con inversión. Nextel adquirió espectro en 900 MHz y 2,5 GHz (en el AMBA y algunos puntos del Interior), ambos bastante utilizados en otras geografías. Esto no sólo significa que hay disponibilidad de equipamiento para las redes sino también que cuenta con terminales (smartphones) que las soportan. Inclusive varios modelos que actualmente se comercializan en el país.
Desde una perspectiva regulatoria hay dos temas que el ENACOM deberá resolver. Uno es la aprobación de las distintas transacciones, para lo cual no debería haber mayores inconvenientes, ya que las empresas adquiridas tienen operaciones muy pequeñas, que no generan riesgos de concentración ni ponen en peligro la competencia. Donde quizás haya más ruido sea en la utilización de ese espectro para servicios móviles y no fijos. Seguramente habrá oposición de los actuales operadores móviles ya que Nextel se está haciendo de espectro a un precio mucho menor y, quizás el dato más relevante, sin las obligaciones de cobertura que sí se les exigieron a ellos cuando les fuera otorgado el suyo. Quizás sea el argumento ideal para obtener finalmente la excepción de pago por el Servicio Universal.
Habrá que ver qué opina el regulador en este caso específico. Éste ya se expresó a favor de estimular la competencia, realizar una gestión más eficiente del espectro, estimular el desarrollo de los servicios y mejorar la calidad, accesibilidad y disponibilidad de los mismos. Lo hizo no sólo en declaraciones públicas de algunos funcionarios sino también en considerandos y articulado de decretos y resoluciones recientes. Por lo tanto, debería estar, en teoría, más cerca de aprobar que de rechazar este cambio en la forma de uso del espectro.
Si finalmente estas operaciones obtuvieran luz verde del regulador, podríamos estar ante un escenario interesante, que dé lugar no ya a un 4° operador sino a varios 4° operadores, cada uno cubriendo un área geográfica regional. De hecho, existen en el Interior diversos operadores inalámbricos operando en frecuencias que pueden reconvertirse para servicios móviles. Se estaría entonces recreando una situación similar a la que se dio en EE.UU., donde hubo muchos operadores móviles regionales (la mayoría de los cuales terminó siendo adquirida por alguno de los grandes, pero eso es otra historia). Se trata de un escenario mucho más viable que el ingreso de un 4° operador a nivel nacional, como dijeron en su momento que eran las intenciones de AT&T, algo que muy difícilmente se dé. Pero por supuesto, para que esto suceda no alcanza únicamente con aprobar algunas operaciones y permitir un uso menos acotado del espectro asignado. También será importante lo que se resuelva en materia de roaming nacional e interconexión.
En resumen, estamos ante una movida audaz de Nextel-Cablevisión que deja ahora la pelota en el campo del regulador. Lo que defina éste en las próximas semanas será un indicador de cuál será la política de fondo para el sector.

Tuits selectos

Todos unidos triunfaremos

Esta semana la GSMA realizó un seminario donde se firmó un compromiso de colaboración contra el robo de celulares. Las empresas Claro, Personal y Movistar, el Ente Nacional de Comunicaciones (ENACOM), el Ministerio de Comunicaciones y el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos, anunciaron la creación de una herramienta para que los terminales robados y denunciados no puedan ser utilizados ni en Argentina ni en ninguna otra parte de América Latina. Se busca de esta forma de evitar la proliferación de este delito.
Bajo el nombre de Sistema de Verificación de Dispositivos (IMEI Device Check), se trata básicamente una gran base de datos creada por la GSMA que registra los IMEI (algo así como el DNI de cada terminal móvil) de los equipos denunciados como robados. De esta forma, los mismos pasan a conformar una lista negra (banda negativa) que los inhibe de ser activados en cualquier país de la región. La base de datos de la GSMA para Latinoamérica cuenta con la participación de 18 países representando 50 Operadoras compartiendo información.

El sistema que estará disponible a través el sitio web de ENACOM en donde cada usuario que desee comprar un celular (nuevo o usado) podrá verificar, a través del IMEI, si ese equipo pudo haber sido sustraído durante una situación delictiva. De ser así, el mismo no funcionará cuando se conecte a la red de cualquier operador.
La noticia fue muy bienvenida, ya que por años el robo de celulares se convirtió en una cosa cotidiana. La GSMA declaró que en Argentina se roban en promedio, 5.000 celulares diariamente. Esto, que anualizado da 1,8 millón de equipos, está en línea con cifras estimadas años atrás. Si bien el grueso de estos equipos es robado a individuos (y por lo tanto vendidos como usados), en los últimos años creció fuertemente el robo de equipos nuevos, generalmente sustraídos de depósitos o locales del canal de distribución. Es natural, se trata de un bien de alto valor y escaso tamaño.
¿Significa esto que ya está todo solucionado y no se robarán más teléfonos? No, aunque es un gran paso adelante.

El santo grial

A pesar de que se habla de convergencia y servicios audiovisuales, la madre de todas las batallas se da en el terreno móvil. Su popularidad y la adopción cada vez mayor de nuevas funciones hace de los celulares un punto central en las estrategias de las empresas de telecomunicaciones. Pero a su vez, el escenario de los servicios móviles es el más complejo, ya que los mismos parten del uso de un recurso escaso como es el espectro. Esto implica que no alcanza con la voluntad y el dinero para montar una red móvil. Hay que también contar con la gracia del espectro.
La última semana la gran noticia fue el uso de la opción de compra que Cablevisión tenía sobre el 51% restante de Nextel, luego de hacerse del 49% en septiembre. Esta operación fue objetada desde el punto de vista formal por el gobierno anterior y se encontraba judicializada. En el nuevo contexto, nada hace pensar que la operación por el 100% del paquete de Nextel Argentina vaya a encontrar resistencias. De esta forma, se oficializaría el retorno del Grupo Clarín al negocio móvil (recordemos que tuvo participación accionaria en CTI, hoy Claro). Pero no se trata sino del primer paso en un largo camino. Con la tecnología sin evolución con que cuenta Nextel, es claro que Cablevisión no se quedará con lo que hoy tiene, sino que aspirará a ser un operador móvil convencional. Pero para lograrlo necesitará nuevo espectro, y allí es donde las especulaciones cobran altura.
La primera reacción lógica es pensar en el espectro que hoy tiene asignado Arsat por la ley de satélites y que actualmente se encuentra sin uso. Esta semana, el presidente de la compañía estatal de telecomunicaciones, en declaraciones al diario Perfil descartó la posibilidad de brindar servicios móviles por cuenta propia, recordando que la prioridad estará en el desarrollo de la red de fibra óptica. Queda entonces saber qué destino se le dará al espectro que tiene asignado para servicios móviles 3 y 4G.
Una opción es poner el espectro nuevamente a disposición de los privados, para lo cual sería necesario modificar la ley de satélites o conseguir 2/3 de los votos para enajenar un activo de Arsat (tal cual lo marca la misma ley). Un camino posible, pero con pocas probabilidades de éxito, más cuando el gobierno nacional tiene instrumentos mucho más importantes a negociar con el Congreso.
Otra alternativa, quizás la más probable, es que Arsat decida arrendar el espectro que posee a cambio de un alquiler y/o exigencias de cobertura o acceso a la red que utilice su espectro a actores medianos y pequeños de la industria de las telecomunicaciones, de forma tal de que todo operador tenga su chance de ofrecer servicios móviles. Esto podría lograrse con Cablevisión de forma tal de dar lugar a un operador que podría ser mayorista que de servicios a OVM (operadores virtuales) o una asociación de empresas, donde cada una despliega infraestructura en su área de influencia.
Se podría pensar también en la licitación de nuevas frecuencias, pero esto no daría un destino al espectro con que hoy cuenta Arsat.
Todo parece indicar un destino común entre el espectro “libre” que hoy tiene Arsat y la red ávida de nuevas frecuencias de Nextel-Cablevisión. Esto no es bueno o malo en sí mismo, sino que dependerá de las condiciones en que se dé este maridaje. Quienes más atentos estarán a la evolución de este tema serán los operadores móviles actuales, quienes seguramente exijan condiciones parejas para todos. Y aquí pueden entrar los 2 a 3 años de inhibición para dar servicios de comunicación audiovisual (léase TV) en la negociación. La política, el arte de lo posible.

Ola inversora

Es bien sabido que la industria de las telecomunicaciones, como toda actividad ligada a la infraestructura, es capital intensiva, demandando continuas inversiones no sólo para mantener lo que está sino para seguir el ritmo de la evolución tecnológica propia de la actividad. Pero también es importante tener en cuenta que el nivel de inversión, y por ende de calidad y actualización de las redes, está íntimamente ligado al marco regulatorio en el cual se desenvuelve.
Hasta principios de 2014 la constante era escuchar a reguladores y políticos reclamar a las empresas del sector un mayor nivel de inversión. Sin embargo, el mismo no se incrementó significativamente sino hasta este año. En 2015 Telefónica declara inversiones por $ 8.500 millones o unos US$ 900 millones. Claro anunció que desembolsará US$ 2.650 millones entre 2015 y 2019, a razón de US$ 530 millones anuales o unos $ 5 mil millones. Telecom acaba de declarar que invertirá $ 30.000 millones entre 2015 y 2017, equivalentes a $ 10.000 millones o poco más de US$ 1.000 millones promedio por año. Incluso Cablevisión, que no está presente en el negocio móvil invertirá US$ 400 millones sólo durante este año. De cumplirse estos anuncios, este año entre los cuatro actores principales del negocio argentino de las telecomunicaciones la inversión sería superior a los US$ 2.800 millones.
¿A qué se debe este frenesí inversor? Básicamente a que la regulación comenzó a levantar restricciones. Los dos hechos más relevantes fueron la licitación de espectro para 4G y la habilitación a las empresas de telecomunicaciones a dar servicios de comunicación audiovisual (léase TV). En el caso de 4G las inversiones van desde el nuevo equipamiento de red con tecnología LTE, la instalación de nuevas antenas y la conexión de las mismas por fibra óptica. Por otra parte, Telecom y Telefónica también deben destinar capital a la mejora de la capacidad de su red fija si es que pretenden participar del negocio de la TV paga, lo que implica extender el alcance de la fibra óptica. Esto repercute en los planes de otros actores, tal el caso de Cablevisión, que no se sentó a esperar a ver qué hacen las telcos e invierte para mejorar la capacidad de su red y en el desarrollo de una plataforma OTT que permitirá distribuir su servicio por las redes de banda ancha. También la compra de Nextel (hoy en disputa con el regulador) es parte de las inversiones necesarias para seguir siendo un actor relevante del mercado de las telecomunicaciones a futuro.
Más allá de las diferencias, hay que reconocer que en esto influyó el giro copernicano dado por el regulador. Éste asumió a principios de 2013 con una política de confrontación, pensando que todo se arreglaba en base a retos y multas, pero que tuvo la flexibilidad para cambiar y darse cuenta que el verbo era “habilitar”. Esto comenzó a suceder un año después, con la puesta en marcha de la licitación de 4G primero y los cambios introducidos en materia audiovisual después. No obstante, a pesar de estos méritos no todo fue positivo en el accionar del regulador. En relación a la licitación 4G, su plan para el desarrollo de un 4° operador fue un fracaso, asignando el espectro a un actor como Arlink que claramente y desde el vamos no estaba en condiciones de asumir ese papel. Un error que se vio agravado por la demora en declarar desierta esa asignación. Otro ítem en el Debe fue el encaprichamiento en el trato hacia Cablevisión, enmarcado en el enfrentamiento del Gobierno Nacional con el Grupo Clarín, pensando más en las rencillas personales que en la conveniencia del país. La situación se vio agravada porque extendió las limitaciones a toda la industria de la TV por cable, imponiéndole límites al desarrollo de las redes vía la ley de Servicios de Comunicación Audiovisual y dejándola fuera de cualquier tipo de participación en el recientemente anunciado desarrollo de la red móvil que tendrá que llevar a cabo Arsat luego de la asignación del espectro móvil originalmente adjudicado a Arlink.
En definitiva, todo esto demuestra el rol que juega el regulador en una actividad que es muy sensible a sus decisiones. Y marca también que así como es importante que éste controle, también lo es que permita, liberando las fuerzas detrás del avance tecnológico y de la competencia. En el caso particular de Argentina, el agregado de un trato ecuánime a los distintos jugadores sería un factor que ayudaría a un mayor desarrollo de una infraestructura clave en la sociedad y economías del siglo XXI. Ojalá esta visión sea compartida.

Caballo de Troya

Quizás para aprovechar el momentum generado por el lanzamiento del segundo satélite argentino, el ARSAT-2, el gobierno envió al Congreso Nacional el proyecto de proyecto de Ley de Desarrollo de la Industria Satelital Argentina. En menos de una semana, el mismo obtuvo dictamen favorable en las comisiones de Sistemas, Medios de Comunicación y Libertad de Expresión, y de Presupuesto y Hacienda para luego ser votado por unanimidad en la Cámara de Senadores. Un éxito total aunque por lo rápido de su tratamiento podría estar indicando que no hubo un análisis a fondo por parte de los legisladores.
A pesar de lo que indica su nombre, el mismo incluye también la transferencia de la explotación de las bandas de frecuencias de 3G y 4G a ARSAT, correspondientes al lote que quedó desierto. Las comparaciones con el intento anterior, en 2012, cuando a ARSAT se le asignaron las frecuencias (por entonces sólo las de 3G) son inevitables.
En aquella ocasión, bajo el nombre de Libre.ar, la idea fue crear un operador mayorista. Inicialmente éste daría servicio únicamente a otros operadores (principalmente a empresas privadas de todo tamaño y cooperativas). Luego la intención fue que estos otros operadores comercializaran el servicio móvil bajo la marca Libre.ar. La historia es conocida. Ninguno de los dos modelos avanzó. Como tampoco lo hizo el despliegue de la red. Pasaron 2 años y ese espectro se licitó y distribuyó entre Claro, Personal y Arlink, junto con espectro para 4G. Como Arlink no pudo afrontar el pago correspondiente, su espectro quedó vacante y es el que ahora se busca transferir por ley nuevamente a ARSAT.
El proyecto que ahora espera su aprobación en la Cámara de Diputados no tiene exactamente el mismo espíritu de aquel primer intento. Ahora se contempla la posibilidad de asociarse con cooperativas, municipios, organismos y sociedades del Estado, pero no con empresas privadas. Así quedan afuera todos los operadores de telecomunicaciones privados, lo que incluye a telcos, cableras y PyMEs del sector. Esto debería ser revisado ya que éstas podrían aprovechar (al menos durante muchos años) una red con mucha más capacidad disponible que la que podrían ofrecer Claro, Movistar o Personal, cada una con aproximadamente 20 millones de líneas en servicio.
El proyecto de ley no sólo incluye el tema del espectro para servicios móviles y su utilización, sino que también menciona las importantes inversiones necesarias, su explotación atendiendo “sectores menos ‘rentables’ en términos financieros”, el ingreso de Municipios, Cooperativas y Sociedades nacionales y provinciales con participación estatal mayoritaria, el desarrollo de servicios de seguridad pública, despliegue de banda ancha de última milla y otros. Demasiados temas apenas mencionados al pasar que en realidad requerirían de una ley propia y no ser un anexo de otra que apunta a un tema sustancialmente distinto.
Finalmente, hay un punto sobre el cual no se ha debatido pero que puede significar entrar en un callejón sin salida. Se trata de la exigencia de 2/3 de los votos del Congreso para tanto para la venta de acciones de ARSAT así como, y más importante, “cualquier acto o acción que limite, altere, suprima o modifique el destino, disponibilidad, titularidad, dominio o naturaleza de los recursos esenciales y de los recursos asociados” que pertenezcan o sean asignados a ARSAT. Dicho de otra forma, si llegara a repetirse la situación de la primera versión de Libre.ar, que por motivos desconocidos nunca comenzó a funcionar, sería muy complejo reasignar el espectro transferido a ARSAT. Si esto ocurriese, el país estaría desaprovechando un recurso valioso y finito.
Desde un punto de vista lógico, resulta extraño que una mayoría simple tome una decisión que exija 2/3 de las voluntades para alterarla. No obstante, esto no parece ser un tema de preocupación para nuestros senadores que aprobaron el proyecto de ley por unanimidad. Es de esperar un tratamiento más meticuloso por parte de los diputados.

¿El tercero en discordia?

Independientemente del impacto en su país de origen, con la reciente aprobación en los EE.UU. de la compra de DirecTV, AT&T pasó a ser un jugador de peso y potencial en Latinoamérica. Los más de 25 millones de abonados de DirecTV (que surgen de la operación DirecTV Panamericana, Sky Brasil y Sky México) se convierten no sólo en una importante fuente de flujo de caja, sino también en una envidiable plataforma sobre la cual transformarse en un operador multiservicio.
A pesar de esto, AT&T arranca desde atrás. Hasta ahora DirecTV era el único proveedor de TV satelital en Latinoamérica sin vinculación a una telco. Los otros dos son Telefónica y Claro. Pero sabiendo que su futuro sin una red bidireccional de banda ancha estaba comprometido, desde hace un tiempo DirecTV comenzó a dar servicios fijos y terrestres en forma inalámbrica, utilizando tecnología LTE aunque en su versión fija. En Argentina arrancó en Mendoza con tecnología WiMax, la cual está siendo migrada a LTE y extendiéndola a otros puntos del país, bajo el nombre de DirecTV Net.
Los primeros pasos agresivos de AT&T en su expansión latinoamericana fueron en México, donde compró las operaciones de Nextel (que allí sí tenía frecuencias para servicios celulares) y de Iusacell y es socio ahora de Televisa en Sky México. En Brasil seguramente comenzará la danza de rumores en materia de adquisiciones. TIM es un candidato recurrente a venderse (al menos en los trascendidos), aunque también podría ser la operación de Nextel (que allí ofrece servicios celulares). Colombia será seguramente un mercado de interés, con la operación de DirecTV avanzando rápidamente en el despliegue de su red inalámbrica fija. Una situación similar a la de Venezuela, aunque aquí los asuntos político-económicos posterguen inversiones agresivas. En Argentina el despliegue de la red inalámbrica fija podría acelerarse, aunque seguramente esperen a ver el rumbo que el próximo gobierno le imprima a su gestión en cuestión de meses.
Más allá de la estrategia y el ritmo de su implementación, lo que sí es posible prever es que la acogida regulatoria en Latinoamérica será radicalmente distinta a la recibida en EE.UU. Allí, luego de la fusión AT&T se convirtió en el principal operador de TV paga, por lo que el regulador FCC impuso condiciones tales como llegar con fibra óptica a 12 millones de hogares, someter sus acuerdos de interconexión al regulador, ofrecer servicios subsidiados de banda ancha a sectores de bajos recursos, entre otros. En Latinoamérica en cambio, su posición es distinta, bien de challenger, por lo que es de esperar que los reguladores reciban a la nueva AT&T con los brazos abiertos. Esto sería así ya que se trata de un jugador de peso a nivel internacional que podría terciar entre las posiciones dominantes de Telefónica y de Claro en la región, así como de actores de relevancia local, como es el caso de Telecom en Argentina. Claro que a cambio de ese amor deberá poner dólares. Y muchos.

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