AutorEnrique Carrier

Analista del mercado de telecomunicaciones y nuevos medios, basado en Buenos Aires, Argentina

Reposición

Hay algo que ni sus detractores pueden negarle al gobierno, y es su capacidad para sacar conejos de la galera. El conejo de esta semana fue el anuncio de la decisión de transferir a la empresa estatal Arsat la explotación de las frecuencias del espectro para 3G y 4G que habían sido retiradas a Arlink recientemente por falta de pago.
La primera sensación obvia es de déjà vu. Efectivamente, cuando en el 2012 se decidió dejar sin efecto un llamado a la licitación para otorgar el espectro remanente para servicios 2G y 3G devueltos por Movistar, el mismo fue asignado a Arsat a través de la creación del operador Libre.ar. El desenlace es conocido: luego de 2 años sin ningún avance, el gobierno decidió quitarle ese espectro a Arsat y ponerlo en juego junto con el espectro para 4G que se terminó asignando a fines del año pasado.
¿Qué cambió de diciembre ahora? Que Clarín compró Nextel. Un sapo muy difícil de tragar para este gobierno que hizo de su enfrentamiento con este grupo un símbolo, la madre de todas las batallas. La prueba está en la reacción de la AFTIC ante el anuncio de la operación: ordenar la marcha atrás so pena de dejar a Nextel sin licencia y no renovar los plazos para varias frecuencias vencidas. Esto sucedió el viernes 25 y tan sólo 5 días después se anuncia la transferencia de las frecuencias para 3 y 4G a Arsat. Con esto el gobierno trata de dinamitar la operación Nextel-Clarín. Es que sin espectro nuevo, el negocio de Nextel terminará siendo, tarde o temprano, el de alquilar sitios para antenas.
En teoría, no habría impedimentos para que Arsat reciba espectro y desarrolle un servicio móvil. Por un lado, la ley Argentina Digital (promulgada a fines del 2014) establece en su artículo 31 que “la Autoridad de Aplicación podrá asignar en forma directa frecuencias a organismos nacionales, entidades estatales y entidades con participación mayoritaria del Estado nacional”. Pero el gobierno considera que esto no es suficiente reaseguro e incluyó este tema en el Proyecto de Ley de Desarrollo de la Industria Satelital Argentina (sí, medio descolgado con este nombre, pero es un anexo del proyecto). Quizás no confíen en la suerte de AFTIC en el próximo gobierno y prefieran el rigor de una ley, que además contempla la necesidad de 2/3 de las cámaras legislativas para cualquier transferencia del control de Arsat así como para la venta de recursos y de tecnología que maneja la empresa. Una forma, más coercitiva que por consenso, de establecer políticas de Estado.

Libre.ar II

Como ya quedó demostrado en su intento anterior, no alcanza con contar con espectro para convertirse en operador. En esta ocasión, hay más elementos legales para pensar en un operador estatal, aunque ciertamente el contexto macroeconómico es más desfavorable que en aquel entonces.
Más allá del blindaje que le otorgaría la aprobación del proyecto de ley, existen otros instrumentos que facilitarían el desarrollo de un operador móvil estatal. Estos son tanto la ley Argentina Digital como el pliego de condiciones de la licitación por 4G. Además de la posibilidad de asignar espectro en forma directa, Argentina Digital contempla condiciones particulares de acceso e interconexión con las redes que fueran propiedad del Estado nacional o sociedades con participación mayoritaria (art. 41). Por su parte, el pliego de 4G contiene obligaciones de compartición de infraestructura pasiva (art. 23) lo cual facilitaría notablemente un eventual despliegue de antenas. No obstante, aclara que la compartición de infraestructura no podrá superar al 50% de la red. Aquí vendría bárbaro contar con la red de Nextel… Por otra parte, como aún AFTIC no definió cuál será su política de Servicio Universal, éste podría utilizarse para financiar el operador móvil. Son unos $ 3 mil millones en caja más un flujo de unos $ 100 millones mensuales. No alcanza para mantener operando en condiciones una red, pero siempre es una caja a la que se tiene acceso.
Esta asimetría regulatoria a favor de un operador estatal, que en este caso depende de la AFTIC, vuelve a poner sobre el tapete la conveniencia de que el regulador sea juez y parte. Algo que no se discutió en el momento de su tratamiento legislativo. Ahora no hay derecho al pataleo.
Con el andamiaje legal necesario, quizás el mayor de los desafíos para la continuidad del proyecto Libre.ar II (nombre no oficial pero adoptado para simplificar) es el económico. Es que Arsat demandará dinero, y mucho, para poder desarrollar su red. No sólo por lo que necesitará para desplegar antenas (aun haciendo uso de la obligación de compartición de infraestructura pasiva) sino también a nivel backbone. La Red Federal de Fibra Óptica (REFEFO) tiene unos 30.000 km de extensión, pero apenas 4.000 en servicio (según lo declaró el presidente de Arsat en su conversación con La Nación). Todo esto se traduce en necesidad de fondos.
Con la compleja situación económica que heredará el próximo gobierno, difícilmente figure entre las prioridades desarrollar un operador móvil estatal donde ya hay tres operadores privados. Y si bien los fondos del servicio universal son muchos para cualquier mortal, no lo son para un operador móvil. A razón de $ 100 M por mes equivale al cambio de hoy a US$ 10 M, o unos US$ 120 M anuales. En condiciones medianamente normales (contemplando mantenimiento y actualización tecnológica regular), un operador en funcionamiento invierte alrededor de US$ 500 M en un año. Pero un operador en despliegue debe invertir mucho más, tal como está quedando demostrado con las inversiones de los actuales operadores en materia de 4G. ¿Interesará a la próxima gestión gastar tanto dinero en algo que claramente no es prioritario? Parece difícil.
Si se aprueba la ley exigiendo el voto de 2/3 de los legisladores para vender Arsat o desprenderse de alguno de sus activos (como el espectro) y sin embargo no aparece la financiación para desarrollar la red, las frecuencias asignadas no podrán ser utilizadas por nadie. Ni por Clarín, ni por los operadores actuales, ni por un eventual nuevo 4° operador. Sería la historia del perro del hortelano.
Dicen que las 2° partes nunca son mejores. Quizá no sea este caso la excepción.

Nextel en la mira

El viernes pasado, día en que se publicó la anterior edición de Comentarios, la AFTIC, a través de dos resoluciones, apuntó a la operación Nextel-Cablevisión. A pesar del tiempo pasado, aquí va un breve resumen de lo sucedido.
AFTIC declaró nula la operación por la cual Cablevisión adquirió el 49% de las acciones de Nextel Argentina. Lo hizo interpretando que la opción por el 51% restante, incluida en la transacción, implica la transferencia del control de Nextel. Por lo tanto, requeriría de la aprobación previa del regulador. En consecuencia, AFTIC otorgó a Nextel 30 días para dejar sin efecto la transferencia accionaria. De no hacerlo, podría hacer caducar su licencia de operador de telecomunicaciones.
Por otra parte, AFTIC rehusó extender los plazos para frecuencias vencidas de Nextel que tenían pedido de renovación desde hace años sin novedades (ni positivas ni negativas) hasta el viernes pasado. Si esta medida se hiciera efectiva, afectaría el servicio en algunos corredores y localidades aunque no a  grandes ciudades. No obstante, sería un duro golpe para sus clientes en las zonas afectadas. Esto sólo puede ser entendido como una represalia hacia Nextel por haber pactado con el enemigo.
La operación Cablevisión-Nextel no plantea problemas de fondo, sino de forma. Esto queda demostrado en que no se discute si la operación es conveniente o no para el país y la población, si genera problemas de competencia o concentración de mercado. Se discute si el procedimiento es el correcto o no. Por lo tanto, una discusión que seguramente terminará en los tribunales. Como siempre, los abogados, de fiesta.

Tuits selectos

Lluvia de smartphones

Algo que caracterizó al mercado local de terminales móviles (o de smartphones ya que no se producen más otro tipo de dispositivo) desde fines del año pasado fue el impacto de la no disponibilidad de dólares para pagar por los componentes. El resultado fue un mercado en retracción, que en el primer semestre del año registró un retroceso del 36% en unidades respecto de igual período de 2014. La tendencia se revirtió en los últimos 3 meses (en otras palabras, aparecieron los dólares) y la producción comenzó a recuperar niveles. A tal punto que agosto fue el primer mes del año donde la producción fue superior a la del 2014.

Esta recuperación en los niveles de producción es la explicación detrás del retorno de las ofertas agresivas por parte de operadores y retailers de cara al último trimestre del año. Se trata del período más fuerte en ventas, ya que concentran el día de la madre y navidad, dos de los grandes hitos del año junto al día del niño y el del padre. Todos los operadores ofrecen ya pagar en 18 cuotas sin interés, lo cual en un contexto inflacionario como el actual es un incentivo muy fuerte. Por su parte, Movistar y Personal también ofrecen descuentos del 50%. Adicionalmente, Movistar también reflotó el 2×1, aunque únicamente en equipos 4G. Por el lado de los retailers, Frávega lanzó su plan canje, por el cual toman equipos usados, pero en funcionamiento, como parte de pago.
Este push de smartphones, que tiene un costo para los operadores, responde a la intención de migrar a los usuarios a abonos de mayor valor atados a estas ofertas. También es una forma de actualizar los mismos hacia equipos 4G que no sólo impulsan un mayor consumo de datos (según Personal, el mismo es 3,6 veces superior al de un usuario 2G/3G) sino que al mismo tiempo descomprimen las redes 3G. De alguna forma, son parte de la inversión en las redes 4G. Hay que tener presente también que de lo producido en lo que va del año en Tierra del Fuego, el 44% son equipos 4G.
A pesar de esta recuperación en la producción local de celulares, difícilmente el 2015 no termine registrando una baja respecto del 2014. A agosto, los volúmenes están aún un 29% abajo.

Propagación 4G

En momentos en que abundan las malas noticias en las secciones de Economía de los diarios, la industria móvil parece ir a contramano. Esta semana, Personal y Movistar publicaron casi en simultáneo algunos datos de sus avances en materia de 4G. Movistar afirma tener presencia en 14 provincias y 270 localidades, mientras que Personal informa que lo hace en 16 provincias y 22 localidades. Claro, por su parte, ya está cubriendo AMBA, Córdoba y Rosario y promete presencia en 19 localidades más de aquí a fin de año.
Si bien es cierto que el pliego de la licitación de 4G exige presencia en todas las capitales de provincia (más Mar del Plata, Bahía Blanca y Rosario) a junio del año próximo, este frenesí por el despliegue parece darle la razón a quienes sostenían que la falta de espectro era uno de los frenos a inversiones sustancialmente mayores por parte de los operadores móviles.
Algunos dirán también que hay que apurarse a invertir en tecnología mientras el dólar oficial siga barato…

A reglamento

A casi dos semanas desde el anuncio de la compra de Nextel por parte de Cablevisión, es poco lo que se ha avanzado en la discusión sobre si esta operación necesita o no una autorización del gobierno.
El día del anuncio de la operación, la AFTIC emitió un comunicado de prensa en el cual sostiene que la misma es nula hasta tanto no cuente con la autorización de este regulador. La AFTIC se basa en el art. 13 de la ley Argentina Digital que sostiene que “la transferencia, la cesión, el arrendamiento, la constitución de cualquier gravamen sobre la licencia y toda modificación de las participaciones accionarias o cuotas sociales, en los términos de la reglamentación vigente, deberán obtenerla previa autorización de la Autoridad de Aplicación, bajo pena de nulidad.
La postura de Cablevisión es que “la reglamentación vigente” es el Decreto 764/00, ya que la nueva ley aún no ha reglamentado este aspecto. En base a esto, y siendo que por el momento Cablevisión sólo tiene el 49% del capital de Nextel, no tiene el control. Este es el mismo criterio que adoptó el fondo Fintech, cansado de que el gobierno no le apruebe ni le rechace la operación para ingresar a Telecom Argentina. Finalmente Fintech y Telecom Italia acordaron una participación que no le dio el control al fondo de inversión, por lo que no necesitó de la autorización del regulador. Lo que hicieron tanto Fintech como Cablevisión fue establecer opciones por una participación mayor cuya aprobación se solicitará en la próxima gestión presidencial que arranca el 11 de diciembre próximo.
Por otra parte, si el mencionado art. 13 se aplicase independientemente del grado de participación accionaria, implicaría que para comprar acciones de Telecom en la bolsa de valores también se necesitaría una autorización del regulador. Ridículo.
Quizás la mejor prueba de que este camino conduce a un callejón sin salida es que esta semana corrió la versión en los medios de que la AFTIC había evaluado declarar la caducidad de varias de las frecuencias asignadas a Nextel. Una medida temeraria que dejaría sin servicio a sus clientes, aún aquellos con misiones críticas, como por ejemplo la comunicación entre integrantes de sistemas de emergencias. Sería una victoria pírrica.
De todos modos, la AFTIC todavía tiene un as en la manga. Será la encargada de establecer las condiciones para la adjudicación del espectro remanente para 3G y 4G no asignado a Arlink, sin el cual la operación de Nextel tendrá otras implicancias. Y conviene recordar que los actuales directores estarán en funciones hasta el 2019. Habrá tiempo, ¿no?

Tuits selectos

Golpe de escena

En una operación que tomó por sorpresa a la industria de las telecomunicaciones, esta semana el Grupo Clarín anunció la adquisición del 49% de Nextel Argentina con una opción por el 51% restante por la suma US$ 165 millones que podría llegar a US$ 178 de cumplirse determinadas condiciones no especificadas públicamente. La noticia no fue tanto la venta de Nextel, ya que era sabido que a la operación local le había colgado el cartel de “for sale” desde hace bastante tiempo, sino que el comprador fuera el Grupo Clarín, o más específicamente, Cablevisión.
En un país normal, el foco hubiera estado puesto principalmente en la estrategia de negocios que llevó a tal determinación. Pero en Argentina, donde en los últimos 6 años el enfrentamiento entre el Gobierno Nacional y el Grupo Clarín fue una constante, una operación de estas características despertó todo tipo de especulaciones y reacciones. La primera y única reacción institucional fue la de la AFTIC, la autoridad regulatoria en materia de telecomunicaciones, que en el mismo día del anuncio emitió un comunicado de prensa en el cual expresaba que la operación no había recibido su autorización, tal cual lo marca el art. 13 de la ley conocida como Argentina Digital.
Por el lado del Grupo Clarín sostienen que la autorización previa no es necesaria ya que la ley no se encuentra reglamentada, por lo que interpretan que rige aún la reglamentación anterior que no exige autorización si no hay control de la empresa adquirida. Esa es la razón por la cual se anunció la compra del 49% mientras que el 51% es una opción. Este será sin dudas un punto de discusión que involucrará a abogados, quienes tienen el raro talento de hacer posible lo imposible e imposible lo posible…
Los días subsiguientes dejaron entrever las diferencias al interior del gobierno. Quienes salieron a cuestionar la operación en los medios forman parte de lo que se podría considerar el cristinismo (seguidores de la presidenta), aunque no fueron aquellos que están directamente involucrados en la regulación del sector. Por otra parte, el actual jefe de gabinete y candidato a gobernador de la provincia de Buenos Aires, un político versátil que se adapta a los tiempos cambiantes, suavizó mucho esta mirada al afirmar que si el Grupo Clarín “cumple con los requisitos y no hay daño, no habría ninguna cosa que lo impida”. En otras palabras, el mensaje tácito del peronismo tradicional hacia el cristinismo/kirchnerismo sería algo así como “la pelea con Clarín es de Uds., no del peronismo”. En plena campaña con vistas a las elecciones presidenciales en poco más de un mes, estas cosmovisiones al interior del gobierno seguramente serán un ingrediente a considerar en el desenlace de la disputa técnica.
Al margen de la discusión sobre si el procedimiento fue el correcto, la operación en sí no parece ameritar un rechazo por parte de las autoridades regulatorias. La compra no traería una mayor concentración en el negocio de móviles sino que por el contrario, sentaría las bases para su revitalización con el surgimiento de un 4° operador. Conviene recordar que NII, el holding dueño de Nextel, acaba de salir del Chapter 11, dando el control accionario a fondos de inversión que quieren recuperar su dinero. Esto se da más aún en el caso de Argentina, donde a pesar de contar con una operación todavía rentable que le da a Nextel Argentina una caja de US$ 85 millones, los mismos no pueden ser girados al exterior por las restricciones impuestas. Esto, combinado con el camino sin salida desde el punto de vista tecnológico en el que se encuentra Nextel Argentina, sólo podría condenar a esta empresa a su lenta desaparición. De hecho, viene perdiendo clientes constantemente ante la falta de una oferta de datos a la altura de sus competidores. En el último año la caída fue del 8%, mientras que tan sólo en el segundo trimestre de 2015 fue del 4,6%. Demasiada sangría si no hay perspectivas de cambios.
Si bien es cierto que en los últimos meses hubo fondos de inversión del exterior interesados en la adquisición de Nextel, su objetivo era desguazarla para recuperar el dinero con la venta de las partes y no invertir en transformarla, algo inviable sin nuevas asignaciones de espectro para servicios 3 y 4G.
Visto así, sería difícil de justificar políticamente para el gobierno (actual o futuro) dejar que una empresa que emplea a 1.200 personas en forma directa se desvanezca lentamente por un encono casi personal.

Nueva oportunidad

La operación Cablevisión-Nextel cobra particular relevancia cuando el gobierno acaba de anular la asignación de espectro 3 y 4G realizada oportunamente a Arlink. Con ese espectro sin uso es necesario plantearse cuáles podrían ser las formas de aprovecharlo.
Lo que demostró la última licitación es que son muy pocos los interesados en ocupar el rol de 4° operador. Nextel y Cablevisión, cada uno por su lado, compraron los pliegos pero desistieron de participar, entre otras razones, por las condiciones establecidas. Por su parte, el ganador (Arlink) no pudo afrontar siquiera el gasto en el espectro, con lo cual mucho menos hubiera podido hacerlo con el capital necesario para desplegar la red.
Hoy, apenas si podría pensarse en dos interesados. Uno sería claramente el tándem Cablevisión-Nextel. El otro podría ser, quizá, AT&T-DirecTV. Pero aún no está claro si AT&T quiere avanzar con servicios móviles en Latinoamérica. Sí lo hizo en México, pero vía adquisiciones de operaciones existentes y no desplegando red desde cero. Lo que tienen en común Cablevisión y AT&T es que ambos tienen otro negocio que se potenciaría con servicios móviles. Pero en Argentina, Cablevisión le saca ventaja claramente a AT&T ya que la primera cuenta con una extendida red fija de la cual la segunda carece.
No obstante, para Cablevisión la adquisición de Nextel no alcanza y necesita espectro para 3 y 4G para completar su oferta. Y el mayor aporte de Nextel no es su base de clientes ni su negocio (todavía rentable per se), mucho menos su tecnología, en franca retirada. Ni siquiera su frecuencia asignada, que si bien puede técnicamente ser utilizada para dar servicios 4G, no sería eficiente ni en términos tecnológicos ni económicos. Lo que es realmente relevante son sus 1.000 sitios de antenas. Todos aquellos que operan en forma inalámbrica, tanto móvil como fija, saben que la instalación de antenas es un tema que no se resuelve únicamente con dinero. Deben enfrentar también trabas burocráticas y resistencia de la población. Por lo tanto, contar con 1.000 sitios ya habilitados es un activo valiosísimo.
Resulta evidente entonces que, de aprobarse la compra de Nextel, Cablevisión queda posicionada como el candidato natural para convertirse en el 4° operador. No obstante, por las condiciones de mercado, con 3 operadores con aproximadamente 20 millones de líneas en servicio cada uno y participaciones de mercado equivalente, Cablevisión no apunta a competir mano a mano con los otros operadores móviles. Lo que busca es completar su oferta de conectividad y contenidos a través de redes fijas con productos móviles y de paso apuntalar la retención de clientes en un mercado que se pondrá más competitivo en el mediano plazo por el ingreso de las telcos al negocio audiovisual.
En este escenario, surge una oportunidad interesante para analizar que es la posibilidad de armar una suerte de unión de empresas con cables locales o regionales así como con cooperativas y PyMEs de forma tal que éstas instalen localmente antenas y poder dar también servicios móviles que complementen su oferta.
Más allá de las especulaciones, lo concreto es que las condiciones para otorgar espectro para un 4° operador deberán ser distintas a las de la última licitación, que en este aspecto fracasó claramente. Y al margen de la operación Cablevisión-Nextel, quienes lleven adelante el diseño del mecanismo para otorgar el espectro deberán demostrar creatividad no sólo para favorecer el surgimiento de un 4° operador que sea viable. También aprovechar la oportunidad para permitir que un negocio naturalmente concentrado por el uso de un recurso escaso (como es el espectro) pueda dar lugar para que los cientos de empresas de telecomunicaciones del país (entre cableras, PyMEs y cooperativas) puedan tener una oferta fija y móvil.

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