Hay algo que ni sus detractores pueden negarle al gobierno, y es su capacidad para sacar conejos de la galera. El conejo de esta semana fue el anuncio de la decisión de transferir a la empresa estatal Arsat la explotación de las frecuencias del espectro para 3G y 4G que habían sido retiradas a Arlink recientemente por falta de pago.
La primera sensación obvia es de déjà vu. Efectivamente, cuando en el 2012 se decidió dejar sin efecto un llamado a la licitación para otorgar el espectro remanente para servicios 2G y 3G devueltos por Movistar, el mismo fue asignado a Arsat a través de la creación del operador Libre.ar. El desenlace es conocido: luego de 2 años sin ningún avance, el gobierno decidió quitarle ese espectro a Arsat y ponerlo en juego junto con el espectro para 4G que se terminó asignando a fines del año pasado.
¿Qué cambió de diciembre ahora? Que Clarín compró Nextel. Un sapo muy difícil de tragar para este gobierno que hizo de su enfrentamiento con este grupo un símbolo, la madre de todas las batallas. La prueba está en la reacción de la AFTIC ante el anuncio de la operación: ordenar la marcha atrás so pena de dejar a Nextel sin licencia y no renovar los plazos para varias frecuencias vencidas. Esto sucedió el viernes 25 y tan sólo 5 días después se anuncia la transferencia de las frecuencias para 3 y 4G a Arsat. Con esto el gobierno trata de dinamitar la operación Nextel-Clarín. Es que sin espectro nuevo, el negocio de Nextel terminará siendo, tarde o temprano, el de alquilar sitios para antenas.
En teoría, no habría impedimentos para que Arsat reciba espectro y desarrolle un servicio móvil. Por un lado, la ley Argentina Digital (promulgada a fines del 2014) establece en su artículo 31 que “la Autoridad de Aplicación podrá asignar en forma directa frecuencias a organismos nacionales, entidades estatales y entidades con participación mayoritaria del Estado nacional”. Pero el gobierno considera que esto no es suficiente reaseguro e incluyó este tema en el Proyecto de Ley de Desarrollo de la Industria Satelital Argentina (sí, medio descolgado con este nombre, pero es un anexo del proyecto). Quizás no confíen en la suerte de AFTIC en el próximo gobierno y prefieran el rigor de una ley, que además contempla la necesidad de 2/3 de las cámaras legislativas para cualquier transferencia del control de Arsat así como para la venta de recursos y de tecnología que maneja la empresa. Una forma, más coercitiva que por consenso, de establecer políticas de Estado.

Como ya quedó demostrado en su intento anterior, no alcanza con contar con espectro para convertirse en operador. En esta ocasión, hay más elementos legales para pensar en un operador estatal, aunque ciertamente el contexto macroeconómico es más desfavorable que en aquel entonces.
El viernes pasado, día en que se publicó la anterior edición de Comentarios, la AFTIC, a través de dos resoluciones, apuntó a la operación Nextel-Cablevisión. A pesar del tiempo pasado, aquí va un breve resumen de lo sucedido.
Algo que caracterizó al mercado local de terminales móviles (o de smartphones ya que no se producen más otro tipo de dispositivo) desde fines del año pasado fue el impacto de la no disponibilidad de dólares para pagar por los componentes. El resultado fue un mercado en retracción, que en el primer semestre del año registró un retroceso del 36% en unidades respecto de igual período de 2014. La tendencia se revirtió en los últimos 3 meses (en otras palabras, aparecieron los dólares) y la producción comenzó a recuperar niveles. A tal punto que agosto fue el primer mes del año donde la producción fue superior a la del 2014.
En momentos en que abundan las malas noticias en las secciones de Economía de los diarios, la industria móvil parece ir a contramano. Esta semana, Personal y Movistar publicaron casi en simultáneo algunos datos de sus avances en materia de 4G. Movistar afirma tener presencia en 14 provincias y 270 localidades, mientras que Personal informa que lo hace en 16 provincias y 22 localidades. Claro, por su parte, ya está cubriendo AMBA, Córdoba y Rosario y promete presencia en 19 localidades más de aquí a fin de año.
A casi dos semanas desde el anuncio de la compra de Nextel por parte de Cablevisión, es poco lo que se ha avanzado en la discusión sobre si esta operación necesita o no una autorización del gobierno.
En una operación que tomó por sorpresa a la industria de las telecomunicaciones, esta semana el Grupo Clarín anunció la adquisición del 49% de Nextel Argentina con una opción por el 51% restante por la suma US$ 165 millones que podría llegar a US$ 178 de cumplirse determinadas condiciones no especificadas públicamente. La noticia no fue tanto la venta de Nextel, ya que era sabido que a la operación local le había colgado el cartel de “for sale” desde hace bastante tiempo, sino que el comprador fuera el Grupo Clarín, o más específicamente, Cablevisión.
La operación Cablevisión-Nextel cobra particular relevancia cuando el gobierno acaba de anular la asignación de espectro 3 y 4G realizada oportunamente a Arlink. Con ese espectro sin uso es necesario plantearse cuáles podrían ser las formas de aprovecharlo.