Archivooctubre 2009

¿A quién le importa?

Finalmente, y tal como se preveía, esta semana el Senado aprobó la ley conocida como “impuestazo tecnológico”, la cual deberá volver a Diputados por algunas modificaciones luego de un confuso episodio en el rubro acondicionadores de aire. Nadie duda a esta altura de que la misma será también aprobada en la Cámara Baja, respirándose un aire que va de la resignación hacia la indiferencia. ¿Por qué indiferencia?
Por un lado, desde que notebooks y netbooks quedaron fuera del proyecto tal cual estaba planteado originalmente, los fabricantes locales, que fueron los más activos en contra de la norma, bajaron notablemente los decibeles. Como muchas de estas empresas también fabrican PC de escritorio, también se verán afectadas por el impacto del nuevo esquema impositivo para los monitores. Considerando que el monitor representa aproximadamente un tercio del precio de una “desktop”, se puede estimar que la suba de precios de éstas será del orden del 10%. Esto no hará más que acortar más aún la brecha entre portátiles y de escritorio, lo cual de alguna forma los beneficia porque acelerará el proceso de sustitución de las segundas por las primeras. Así, estas empresas locales no se verán impactadas en forma considerable.
Quienes sí se verán afectados negativamente por el impuesto sobre los monitores son todos aquellos ensambladores locales que arman PC pero no notebooks o netbooks. En definitiva, afectará a cientos de pequeñas PyMEs y comercios informáticos, que no tienen fuerza para hacerse oír. Darwinismo puro.
En el caso de los celulares, fue notorio el silencio de las principales marcas con operaciones en el país. Quizás porque apuestan a que el aumento de precios será absorbido por los operadores. Está claro que el costo alguien lo tiene que pagar, y todo apunta a que será el consumidor final, ya sea porque su próximo celular será más caro o porque deberá comprometerse por más tiempo con su abono o, quizás, por el aumento de los nuevos planes (combinando minutos, SMS o datos). Por supuesto, también puede darse una combinación de estos factores.
No hay que creer cuando los políticos afirman que la ley no acarreará aumentos de precios. El año pasado, de los 10 millones de celulares que ingresaron al país, sólo unos 200 mil provinieron de Tierra del Fuego. O sea, que si hubiera que reemplazar todas las importaciones por fabricación local, en la isla la producción debería crecer en un 5.000%. Si no es así, el mercado deberá completar su abastecimiento importando equipos, los cuales serán alcanzados por los nuevos impuestos. Ergo serán más caros.
Solitos, predicando en el desierto, quedaron los importadores de cámaras digitales y las empresas que giran alrededor de este negocio. Su mensaje no llegó en forma contundente a los medios y, menos aún a la población. Aunque es razonable pensar que, como consecuencia de la ley, habrá un importante aumento del contrabando, que no pagará ninguno de los impuestos, ni los viejos ni los nuevos.
Así, todo apunta a que desde el Congreso dicen “marche una ley para Tierra del Fuego”, quedando políticamente a mano por los servicios prestados en el tratamiento de la ley de medios. Y habrá que estar preparado para la mayor frecuencia de notas periodísticas de tono indignado del estilo “en Argentina un celular es un XX% más caro que en el resto de Latinoamérica”…

Nos habíamos amado tanto

La sanción de la ley de medios dejó indudablemente descolocados a los cableros (principalmente a los grandes) quienes durante mucho tiempo se habían dedicado a torpedear la posibilidad del ingreso de las empresas de telecomunicaciones al negocio de la TV. Pero la ley las dejó afuera, aceptando únicamente el ingreso de las cooperativas al negocio. Y atacar a las cooperativas no rinde, ya que éstas tienen esa imagen de “todos juntos trabajando por el bien común”, que hace que agredirlas no rinda demasiado.
Por eso sonó a fuera de timing cuando durante las últimas jornadas de ATVC se propusiera el ingreso de las telcos al negocio de la TV, aunque con algunas condiciones, como la de liberar el 25% de sus clientes y darles 5 años para ponerse a punto (cuando algunos, sobre todo los grandes, ya están en condiciones).
Más allá de la moda de dudoso gusto de tratar a los clientes como mercancía intercambiable (como el tope del 35% de participación expresado en la ley o este 25% que las telcos deberían resignar), lo cierto es que da la impresión de que los cables se acordaron tarde de negociar. Ahora sólo les queda la carta de modificar la ley con el nuevo Congreso que asumirá el 10 de diciembre. Una carta que tampoco es segura, habida cuenta de la creciente tendencia al surgimiento de tránsfugas.

La gran 7

Finalmente, y luego de las innumerables críticas hacia Vista, esta semana Microsoft lanzó la nueva versión de su sistema operativo para computadoras personales (desktops, notebooks y netbooks). Windows 7 es lo que debería haber sido Windows Vista: una mejora sobre la versión XP que no implicara un retroceso en ciertos aspectos (caso performance o compatibilidad principalmente).
Luego de la experiencia de Vista, hoy reina la prudencia en cuanto a las expectativa, estando su éxito atado principalmente a dos factores: la aceptación del mismo en el segmento corporativo, hoy dominado por Windows XP ante la negativa de migrar al problemático Vista, y la recuperación del mercado mundial de PC en la medida en que se vaya saliendo de la recesión (con Windows 7 preinstalado en la mayoría de éstas). Lo último es particularmente importante, más aún sabiendo que no habrá mucha presión sobre las versiones de actualización (las que se instalan sobre equipos que corren versiones anteriores de Windows), lo cual es atinado habida cuenta de que el usuario común no renueva el sistema operativo hasta tanto no cambia de máquina.
Encuadrando este lanzamiento en las tendencias, cada vez más marcadas, hacia la computación en las nubes, podría tratarse quizás del último gran sistema operativo de Microsoft. Con tantas aplicaciones residiendo hoy en la red, cada vez será más relevante el browser (como ventana a esa red), que el sistema operativo del dispositivo en uso propiamente dicho. De hecho, las mejoras que tiene Windows 7 son mayormente arreglos de cosas que funcionaron mal en Vista, menores requerimientos de hardware (razón por la que funciona en netbooks, cosa que Vista nunca logró) y retoques a nivel interfaz para hacer más simple el uso de una PC. Pero claramente no es una revolución ni nada que se le parezca. Es básicamente una evolución, ya que no permite hacer nada que versiones anteriores no hicieran, sino que lo hace mejor. Lo cual, igualmente, no es poco.

Linkeando

  • No me voy nada: Telecom Italia sigue siendo noticia, ahora porque a pesar de las presiones políticas, la española Telefónica tendría todo acordado para seguir participando de la controlante Telco. Buena noticia para quienes quieren entrar en Telecom Argentina [CincoDías.com]
  • En busca de la ganancia esquiva: Si bien mucho se ha dicho sobre la razonabilidad de la compra de YouTube por Google en el 2006, acá hay algunas cifras que explican semejante inversión. Por ejemplo, ya estarían monetizando mil millones de videos semanalmente. Números que impactan. [Techcrunch (en inglés)]
  • Negociemos don Inodoro: Telefónica retiró la demanda que tenía contra la Argentina en el CIADI por la pesificación y el congelamiento de las tarifas. En los negocios, como dicen las abuelas, no se da puntada sin hilo, y las tarifas telefónicas son una de las pocas cosas que no aumentaron en los últimos 7 años. [La Nación]

Felicitech

El sector tecnológico está de fiesta, ya que esta semana se otorgó el Premio a la Calidad, y de las cuatro empresas que lo recibieron, dos pertenecen al gremio: IBM y Nextel, esta última repitiendo el mismo premio recibido el año pasado. Eso se llama predicar con el ejemplo. ¡Felicitaciones!

iDon’t

A pesar de un pasado con integrantes del directorio en común, la competencia entre Apple y Google en el terreno de los celulares se está poniendo más dura. Para comprobarlo, vale esta publicidad de Verizon sobre sus próximos equipos con el sistema operativo Android de Google, apuntando claramente al iPhone, más específicamente a sus increíbles debilidades.

Cuando Internet dice poco

Dentro de lo que podría considerarse la primera camada de servicios de valor agregado (SVA) desde el celular, salvo los SMS, el resto de los productos tradicionales de los últimos tiempos (ringtones, juegos, concursos, MMS, etc.) no parecen en condiciones de crecer, sino más bien de retraerse como consecuencia del sideloading [ver “Vía PC es mejor”] El impacto de la sustitución que provee la combinación PC/Internet se hace sentir cada vez más, no sólo porque su adopción crece, sino también por la mayor facilidad de los nuevos terminales para conectarse tanto con computadoras (USB, memorias SD) como a otros equipos (Bluetooth), así como por la gratuidad de los contenidos obtenidos en la red. Y esto no da señales de detenerse sino todo lo contrario, habida cuenta de las constantes ventas de PC y de altas de accesos de banda ancha. Donde sí se presenta un horizonte con más potencial es en el uso de aplicaciones de mensajería (mail, Messenger, Facebook). Esto surge del informe “Telefonía móvil – segmento individuos – 2009” finalizado recientemente por Carrier y Asociados.
En estas aplicaciones basadas en la mensajería, y tal como sucede con los SMS, el interés está en los contenidos que generan los propios usuarios. La altísima popularidad en Argentina de estas aplicaciones provenientes del mundo PC (16 millones de usuarios de mail, más de 10 millones de Messenger y unos 6 millones de Facebook), hace que agregarle el factor movilidad sea un atractivo importante, aún para aquellos que regularmente acceden a una PC conectada, pero fija.
No obstante, es importante destacar que estos servicios no son asociados directamente al acceso a Internet por los usuarios. Mientras un 17% de los usuarios de celular muestra interés por usar ya sea mail, Messenger, Facebook o la Web, sólo un 8% menciona genéricamente el acceso a Internet. Así, surge claramente que es preferible disponer y promover las aplicaciones por su nombre que el uso de Internet como un genérico. El concepto de Internet aparece como muy vago y pretencioso, mientras que el servicio en sí (mail, Messenger, Facebook) es concreto. Evidentemente, no perciben que por usar estas aplicaciones están accediendo a Internet.
Si bien en general aplicaciones como el mail, Messenger o Facebook tiene niveles de interés similares, cada una atrae a distintos perfiles de usuarios. Por ejemplo, visto por edad, el mail atrae más a jóvenes y adultos, mientras que el Messenger lo hace más entre los adolescentes. También se observan diferencias en cuanto al servicio deseado en función del nivel socio económico.
Así, es evidente que hay que evitar el sesgo tecnológico en la comunicación, poniendo el foco específicamente en los servicios ofrecidos y no en el genérico “Internet”. Además, la diferencia entre Internet en el celular y en la PC es tan grande, que resulta saludable no confundir aún más al usuario desprevenido.

Después de la tormenta

Finalmente, y sin generar ningún tipo de sorpresa, a las pocas horas de que Comentarios llegara a las casillas de mail o se publicara en la Web, el Senado daba el OK al proyecto de ley de medios, con los vicios propios, los introducidos por Diputados y alguna que otra desprolijidad (algo que en Argentina es más norma que excepción).
Mucho se criticó a la norma, especialmente desde el punto de vista de los contenidos y su regulación. Pero poca fue la relevancia que se le dio desde el punto de vista de su impacto a un factor clave para el desarrollo tanto social como económico de los próximos años del país y que es todo lo vinculado a la infraestructura, uno de los pilares de la sociedad del conocimiento. Conviene entonces repasar lo que pasó y ver cuáles pueden ser las consecuencias.
No hay dudas de que las empresas que prestan servicios de TV por cable han sido negativamente impactadas por la nueva ley, y no sólo por las obligaciones en cuanto a los contenidos. La limitación del 35% en la participación de mercado impactará principalmente a Cablevisión, quien a su vez es uno de los tres grandes proveedores de banda ancha (con Telefónica y Telecom). Este tope no sólo implicará que la empresa deba desprenderse de clientes, cuyo destino en términos de servicio es incierto, sino que será también un freno para el desarrollo de la banda ancha en condiciones de competencia, tal como sucede en la actualidad. Ciertamente, más que establecer límites artificiales al desarrollo de un negocio, hubiera sido mucho más beneficioso implementar medidas que fomenten la competencia, dejando que sea principalmente ésta la que establezca los límites de dominancia de los actores. El Estado sólo debería garantizar que ningún proveedor abuse de una posición dominante.
En este sentido, el discurso de ATVC debería ser revisado. Su mensaje es “con la competencia [de las cooperativas, las telefónicas ya están fuera] vamos a desaparecer”. Algunos de sus argumentos son válidos (las cooperativas no pagan impuesto a las ganancias), otros, no tanto (tienen clientela cautiva). Pero lo cierto es que esto no es algo que preocupe particularmente a la opinión pública, por lo que el mismo tiene impacto menor. De hecho, el servicio de TV paga es claramente el menos valorado dentro de los servicios de telecomunicaciones en el hogar, en comparación con la telefonía fija, la móvil e Internet, tal como surge en el informe “Telefonía móvil – segmento individuos – 2009” realizado por Carrier y Asociados. Su mensaje debería ser “dennos condiciones de competencia justas y verán que nuestra oferta es la mejor”. Pero esta frase es típica de un entrante en un mercado determinado, no de un incumbente, sin importar el negocio del que se hable.

En otras palabras, el foco no debería girar en torno a lo que la industria pierde, porque eso poco interesa al público. Es visto como una lucha entre poderosos. Debería enfocarse en lo que el público, o en este caso los habitantes del país, se pierden. Así, la población se sentirá afectada.
Más allá de esto, sin dudas el panorama no se presenta muy alentador desde la perspectiva del desarrollo de la infraestructura. Con los cableros a la defensiva y forzados a desinvertir, y las telcos fuera del partido, estaremos retrasando el desarrollo de la infraestructura de comunicaciones. No se trata de pensar en el ahora o el año que viene. La tendencia en telecomunicaciones es hacia el despliegue de redes de fibra óptica, de mayor capacidad y alcance que las redes actuales de cobre. Y en este escenario, no habrá grandes jugadores dispuestos a invertir lo que hace falta.
Seguimos rifando oportunidades de desarrollarnos. Y van…

Es contagioso

Ahora que se aprobó la ley de medios a nivel nacional, parece que otros distritos quieren tener una ley propia. Tal es el caso de la ciudad de Buenos Aires, donde esta semana el gobierno local presentó en la Legislatura porteña un proyecto de ley para regular la televisión por cable en este territorio.
Más específicamente, lo que la ciudad busca es lograr la potestad en el otorgamiento y revocación de las licencias para la explotación de la televisión por cable (técnicamente, “servicios de difusión por suscripción”) cuyas redes se ubiquen dentro del territorio porteño. El argumento es que si bien la administración porteña no tiene ingerencia en el ámbito de la televisión abierta y la radio, sí puede tenerla en el cable.
Para ello creará una Agencia de Medios y Libertad de Prensa (ALIP), que será descentralizada y con autonomía funcional y financiera. La misma tendrá a su cargo los procedimientos para la adjudicación o autorización de la explotación de los servicios de difusión locales y luego controlar que se cumpla con la normativa. La ley propuesta impone además normas sobre la difusión de contenidos, la contemplación de una tarifa social y crea el “Consejo de libertad de expresión” como asesor de la agencia.
El tema no es menor habida cuenta de que la Capital es el distrito con mayor penetración del servicio, con una altísima concentración en manos de la fusionada Cablevisión/Multicanal.
La viabilidad de una norma de estas características y su convivencia con la recientemente sancionada ley nacional será seguramente terreno de disputas entre abogados. Pero más allá del claro objetivo político de la norma propuesta (diferenciarse del gobierno nacional), como no podía ser de otra forma también esconde uno fiscal. Es que el proyecto contempla que “Los titulares de los servicios de comunicación audiovisual tributarán un gravamen del cuatro por ciento (4%) de su facturación bruta por todo concepto derivado de la explotación de la autorización otorgada”. En otras palabras, una nueva fuente de ingresos que servirá (de aprobarse tal cual está) para tapar alguno de los varios agujeros presupuestarios. En fin, la voracidad fiscal no es monopolio del gobierno nacional. ¿Adivinen quién lo va a terminar pagando?
Comentario final. Por lo publicado en distintos medios, llamativamente el tema no estuvo en la agenda del jefe de gobierno porteño durante su participación en las Jornadas de ATVC que se realizaron esta semana en Buenos Aires. Quizás no era oportuno…

Mientras tanto, el mundo avanza

Al tiempo que la política local nos quiere condenar a la edad de piedra en materia de infraestructura digital de banda ancha, en otros países los gobiernos se involucran para desarrollarla y llevar la conectividad a la mayor cantidad de gente posible.
Esta semana Finlandia fue noticia al establecer que a partir del año próximo todo habitante de aquél país tendrá derecho a una conexión de banda ancha de 1 Mb. Esta envidiable forma de servicio universal no termina allí, ya que el gobierno decidió subir esa capacidad a 100 Mb para el 2015, aunque por supuesto habrá contemplaciones si la conectividad es alcanzada vía redes de telefonía móvil.
Más cerca, en Brasil, el ministro de comunicaciones se reunió con los presidentes de los cinco principales operadores del mercado de telecomunicaciones (tanto fijas como móviles) para debatir nuevas formas de cooperación entre el sector público y privado para la implementación del  Plan Nacional de Expansión de la de Banda Ancha. El objetivo del mismo es potenciar el desarrollo del acceso a Internet, estimándose que requerirá una inversión de 10 mil millones de reales. Mientras tanto, aquí a Salas apenas si se le conoce la voz.
Finalmente, Cuba logró un acuerdo con el gobierno de los EE.UU. para instalar una fibra óptica subterránea que conecte a la isla con Key West, Florida. Se espera que esté totalmente operativo en el 2011. Cuando esto ocurra, no sólo se podrá prescindir de los más caros y limitados servicios satelitales, sino que será la piedra basal que permitirá el desarrollo de nuevos servicios para la isla, como Internet de banda ancha y TV por cable. Esto marca no sólo que algo está cambiando en Cuba, sino que el cambio se acelerará luego de la “conexión”.
Como puede concluirse de estos tres ejemplos de países en distintos estadios de desarrollo de infraestructura digital, lo que tienen en común es la decisión de avanzar hacia una sociedad moderna. Nosotros, mientras tanto, nos ocupamos de poner piedras en el camino. ¡Qué capos!

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