Preparando el 5G

Cuando en Argentina aún se está lejos de haber terminado el despliegue de las redes 4G, el mundo y la industria siguen avanzando aceleradamente hacia la próxima generación, la 5G. Se trata de una generación móvil cuya característica más relevante no será sólo una mayor capacidad, del orden de los gigabits, sino también otras como una latencia similar a la de las redes fijas, así como un consumo energético mucho menor.
A pesar del entusiasmo de los fabricantes de equipamiento y de algunos operadores que ya se encuentran haciendo pruebas, lo concreto es que no habrá un estándar comercial sino hasta el 2020. Por esto mismo, cuando se hacen anuncios de lanzamientos de servicios 5G antes de esta fecha, hay que tomarlos con pinzas. De todos modos, el 2020 está a la vuelta de la esquina y hay mucho trabajo de preparación por delante, con lo cual lo ideal es comenzar a contemplar los requerimientos con suficiente antelación.
Si bien aún no se sabe con certeza cuáles serán los usos más difundidos, lo que sí está claro, son las necesidades que la 5G tendrá. Básicamente, éstas serán tres: amplia variedad de espectro, infraestructura de fibra óptica casi ubicua y una densidad mucho mayor de antenas de todo tipo. Todos temas en los que el regulador juega un rol central.
En materia de espectro será esencial contar con una combinación de bandas, tanto bajas como medias y altas. Será la única forma de poder dar respuesta a las necesidades de cobertura y capacidad que surgirán en un escenario que tendrá diversa clase de dispositivos conectados, cada uno con necesidades distintas. Esta mayor capacidad será requerida no sólo para las mayores tasas de transferencia (vulgarmente conocidas como “velocidad”), como sería el caso del video 4K, sino también para albergar un número de dispositivos que crecerá exponencialmente de la mano del IoT. Para esto será necesario también una densidad de antenas mucho mayor que la actual.
Adicionalmente, y ante la escasez propia del recurso, se deberá prever el uso de espectro licenciado y no licenciado, así como contemplar la posibilidad de que el mismo pueda ser compartido para lograr una mayor eficiencia en su utilización.
Las mayores capacidades de la 5G harán que la ubicuidad de la fibra óptica sea una condición sine qua non. Con tasas de transferencia del orden de los gigabits, además de la tecnología de radio que lo permita es esencial que las antenas estén conectadas a redes de fibra óptica. Caso contrario, se producirá un cuello de botella en la porción fija de la red y no la móvil. Además, la tecnología 5G prevé su uso para aplicaciones que requieren de muy baja latencia (de 1ms o menos), tales como realidad virtual, traducción simultánea o la comunicación de vehículos con la infraestructura vial, entre otras.
Ante este escenario, el regulador debe comenzar a trabajar ya en los pasos previos para no repetir el retraso que tuvo Argentina en materia de 4G y donde aún se observan signos de la falta de planificación previa, como es el caso de la banda de 700 MHz, todavía sin uso en muchas partes del país. El primer paso, y no por ello sencillo, es identificar las bandas de espectro, tratando además de armonizar regionalmente. Esto es importante ya que, si muchos países utilizan las mismas bandas, se logran economías de escala que permiten mejores costos de infraestructura y dispositivos. Como no todas las bandas están disponibles, se necesita tiempo para poder liberarlas y entonces sí, alocarlas. Un proceso breve en las palabras pero que puede llevar muchos años hasta su cumplimiento.
El otro gran eje es la infraestructura fija que conectará con gran capacidad a todas las antenas que serán necesarias. Para ello será necesario incentivar el desarrollo de la fibra óptica no ya a nivel de backbone (como está haciendo Arsat) sino también a nivel minorista, de modo tal de lograr una capilaridad infinitamente mayor a la actual. Aquí jugará un rol clave el incentivo a la competencia y la inversión, de modo tal que las actuales redes fijas migren de tecnología y se expandan en su cobertura.
Hablar hoy de la tecnología 5G en Argentina puede sonar a futurismo desubicado, pero poner el escenario en condiciones llevará mucho tiempo, con lo cual, nada mejor que comenzar a trabajar con suficiente antelación. O sea, hoy mismo.

Acerca del autor

Enrique Carrier

Analista del mercado de telecomunicaciones y nuevos medios, basado en Buenos Aires, Argentina

Por Enrique Carrier

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