Archivooctubre 2018

Video everywhere

Hubo un tiempo en que el consumo de video a través de Internet era monopolio de la PC. Su conectividad era la característica clave y el fenómeno ayudó en la migración de monitores de tubo a pantallas planas con formato 16:9. Pero luego fueron popularizándose dispositivos alternativos conectables que comenzaron a eclipsar a la PC y su rol central en el consumo de video. Tal es así que hoy, de la mano de aplicaciones específicas para televisores, el escenario se ve dominado por las Smart TV. Esto surge del informe “Internet y Consumo Audiovisual – 2018” realizado por Carrier y Asociados.
Considerando las cuatro principales plataformas de video OTT (Netflix, Fox Play, HBO Go y Flow), en todas la mayoría de sus usuarios las utilizan desde su Smart TV. En esta situación mucho colaboraron las ventas de estos dispositivos en los últimos años que le dieron una alta popularidad, estando presentes en el 72% de los hogares conectados. Sin embargo, existen ciertas diferencias entre cada una de las plataformas a la hora de analizar las pantallas por las cuales son consumidas.
Mientras Netflix tiene un uso que decrece escalonadamente entre los distintos dispositivos conectables, Fox Play y HBO Go se presentan como plataformas mayormente utilizadas en la TV. Por su parte, Flow es el que muestra una distribución más pareja entre los distintos dispositivos con el detalle de que su uso desde los smartphones es el segundo, muy cerca de los Smart TV. Evidentemente, el concepto de TV Everywhere, con contenidos en vivo (como partidos de fútbol) ayuda en este consumo móvil. Algo que se percibe también (aunque se manifiesta en otra variable) en el caso de Fox Play con sus señales Fox Sports, donde los hombres son mucho más propensos a utilizarlo desde el celular.

El uso del smartphone para consumo OTT de video tiene el doble de penetración entre los centennials (menores de 25 años) que en el resto de los segmentos etarios, evidenciando el rol central de este dispositivo en las generaciones más jóvenes. Por su parte, los baby boomers (mayores de 55 años) se inclinan claramente por la PC y el Smart TV. Una muestra más de por qué los proveedores y distribuidores de contenidos en video deben darle al formato móvil la misma prioridad que al fijo.

Saliendo a pista

Luego de varios meses de espera, esta semana se lanzó finalmente Movistar TV, la plataforma de TV paga de Telefónica, que de esta forma da el paso necesario para ingresar de lleno en el mercado de convergencia argentino.
La espera tiene que ver con que, desde el punto de vista regulatorio, la empresa estaba habilitada para dar servicios audiovisuales desde el 1º de enero pasado. Sin embargo, necesitó 10 meses más para poder lanzarlo. Por ahora, en un área geográfica muy reducida, en el sur y oeste del Gran Buenos Aires y en unos pocos puntos de la ciudad de Buenos Aires. La demora tiene que ver bastante con los tiempos que demanda el despliegue de fibra óptica, el cual comenzó hace casi 2 años y está llegando al 1,8 M de hogares pasados. Esto, por otra parte, indica que no habrá oferta de Movistar TV para clientes de ADSL. Por el momento, se trata de un producto asociado sólo a la fibra, la cual tiene la suficiente capacidad como para que los contenidos de TV no afecten ni consuman del ancho de banda contratado, en un formato IPTV.
Para simplificar la vida de los clientes (y de paso bajar costos de instalación y mantenimiento), Movistar optó por una estrategia “in house” inalámbrica. Esto significa que la señal de TV es distribuida vía WiFi a los decodificadores conectados a los distintos televisores del hogar, en lugar de tener que cablear. El paquete básico incluye dos decodificadores y un repetidor de señal de WiFi para asegurar una buena cobertura en todo el hogar. Además, y como no podía ser de otra forma en la TV paga actual, incluye TV Everywhere o la posibilidad de acceder a los contenidos vía Internet, en un modelo OTT, desde un smartphone, tablet o PC.
En términos de contenidos, cuenta con 90 canales en el abono básico más unos 20 adicionales en formato Premium. Algo que lo diferencia de otras propuestas de TV paga es que el HD está incluido en el básico, por lo que sólo aquellos canales que aún no transmitan en HD serán en SD (definición estándar). Los contenidos en sí son similares a los del resto del mercado, incluyendo las señales abiertas (resultado de una negociación que llevó su tiempo) así como señales adicionales al básico, como el fútbol, HBO, FOX y los canales “hot”. A éstos se les suma un canal de series exclusivas de Movistar, producidas o coproducidas en España. Incluye además lo que denominan TV avanzada, que es la posibilidad de pausar la TV lineal, transformando el contenido en vivo en bajo demanda. Adicionalmente, la plataforma integra Netflix. Esto significa que lo ve como un canal más, por lo que las búsquedas se realizan entre todos los canales disponibles así como dentro de Netflix. No obstante, por el momento no harán la facturación, con lo que el usuario contratará a Netflix por su cuenta. Para el año que viene sumarán a Amazon Video. Siempre en el tema contenidos, además de incluir un canal de eSports (toda una novedad), también ofrece una librería de películas accesibles bajo el modelo bajo demanda. Y, a tono con los tiempos que corren, cuenta también con un motor de recomendaciones basadas en los hábitos de consumo.
A pesar de ser un nuevo operador y contar con la ventaja de no tener ninguna “herencia” en términos de productos o modelos de negocio, por ahora Movistar TV no ofrecerá lo que se conoce como “skinny bundles”. Esto no es otra cosa que la posibilidad de que el cliente arme su propia grilla, contratando las señales que le interesan, como podrían ser paquetes de canales de deportes, noticias, series, documentales, música, internacionales y otros criterios. Si bien esto sería técnicamente posible (cumpliendo así el sueño de muchos), no lo es desde el punto de vista contractual con los proveedores de estos contenidos. Algo similar ocurre con la posibilidad de ofrecer una grilla OTT, que pudiera contratarse independientemente de contar con conectividad de Movistar o no. Una situación que seguramente comience a cambiar con el correr del tiempo y los proveedores de contenidos (que si tienen una herencia que gestionar) se pongan a tono con los deseos de la demanda.
Si bien el lanzamiento de Movistar TV y, por lo tanto, la llegada de un nuevo oferente en el negocio de la TV paga genera mucho entusiasmo, hay que ser cautos y tener presente que la limitante para la oferta del servicio está dada por la cobertura de la fibra óptica. Algo en lo que Telefónica ha invertido fuertemente en los últimos dos años, pero donde todavía resta un largo camino por recorrer. Así, por más que a partir del año próximo la oferta de productos de TV pueda extenderse a otros lugares más allá del AMBA, siempre estará limitada a la pisada de la red de fibra. Al menos así será mientras los dueños de los derechos de los contenidos no muestren una mayor flexibilidad que posibilite tener un operador de TV en un modelo totalmente OTT. Son ellos quienes tienen la llave que podría revolucionar la forma de distribuir sus productos. Mientras tanto, todo nuevo actor es más que bienvenido.

Tuits selectos

Hijos del rigor

La semana pasada, el gobierno anunció que el 18 de octubre (ayer) vencía el plazo para registrar las líneas prepagas que aún no  estuvieran nominadas o asociadas a una persona física. Llegada la fecha, el Enacom anunció que extendió el plazo hasta el 31 de octubre debido, según el ente, a la gran cantidad de registros que se produjeron en la última semana.
Según las cifras que surgen de los balances de los tres operadores móviles (Claro, Personal y Movistar), la cantidad total de líneas prepagas es de aproximadamente 44 M. De éstas, según el Enacom, unos 17 M no estaban registradas al momento del anuncio.

Por supuesto, una semana de tiempo es muy poco para registrar 17,4 M de líneas prepagas. De hecho, alrededor de 1,4 M (200 mil por día) de líneas se pusieron en regla en la última semana. A este ritmo, y teniendo en cuenta que la mayoría de las líneas prepagas consideradas seguirán en este estado, se puede estimar que para cuando termine este transición, se habrá llegado a aproximadamente el doble de esa cifra en nuevas líneas registradas.
De este modo, cuando se hayan registrado todas las líneas en condiciones de estarlo, el mercado argentino habrá pasado de unas 61 M de líneas totales a alrededor de 46 M. Una cifra mucho más razonable que la anterior.
Si la campaña para registrar los prepagos fue acertada o no en cuanto a su intensidad en los últimos dos años, se lo puede ver desde perspectivas diferentes. Lo ¿ideal? hubiera sido una campaña de difusión larga, continua y sostenida para no llegar a una fecha límite con muchas líneas sin registrar. Pero también hay que tener en cuenta la naturaleza humana (que en el caso de los argentinos es bastante natural) de dejar las cosas para último momento. Así, quizás sea más efectiva y barata una campaña corta pero intensa, con la “amenaza” de bloquear la línea en una semana, aun sabiendo desde el principio que la fecha inicial establecida no iba a ser la definitiva sino que habría que recurrir a al menos una postergación del plazo.

Con el 5G en las gateras

Cuando estamos ya a meses de los primeros lanzamientos comerciales de redes 5G en distintos países y luego de los resultados de las primeras experiencias en el terreno, el panorama de lo que puede implicar esta tecnología (con el acompañamiento de la regulación) está cada vez más claro, lo que no necesariamente implique que sea simple.
Sin dudas, la tecnología 5G implica no ya únicamente una mejora cuantitativa en las redes (más capacidad, más dispositivos conectados simultáneamente) sino también un profundo cambio cualitativo, expandiendo notablemente el alcance de las tecnologías inalámbricas, con una flexibilidad que la hace apta para nuevos usos no soportados por las tecnologías vigentes.
La tecnología 5G se basa en 3 pilares que abren la puerta a estos nuevos usos. Uno es la capacidad de banda ancha, con promedios de 100 Mbps y picos por encima de los 10 Gpbs, soportando un tráfico diez mil veces mayor al actual. Otro pilar es su capacidad para ofrecer un IoT masivo, pudiendo atender entre 10 a 100 veces más dispositivos, de ultra bajo costo y duración de baterías de hasta 10 años. Finalmente, el tercer pilar es una latencia bajísima, por debajo del 1 ms, apta para aplicaciones de misión crítica de alta confiabilidad.
Cada uno de estos pilares, da lugar a nuevos usos. La capacidad de banda ancha permite no sólo aplicaciones de video móvil de altísima definición así como de realidad virtual y/o aumentada, sino también convertirse en una infraestructura para dar acceso de banda ancha fijo, aprovechando su capacidad, similar a la de la fibra óptica, especialmente para los últimos metros. Sus virtudes para el IoT masivo habilita nuevos usos para monitoreo, medición, seguimiento y administración a gran escala. Por último, su baja latencia es lo que da lugar a todo tipo de operación remota, coches conectados, salud, etc. que requieran de una respuesta más que inmediata.
Como se puede deducir, es muy amplia la gama de aplicaciones para esta nueva tecnología, lo que cual no significa que un operador que cuente con una red 5G pueda ofrecerlas todas. Para esto juega también el tipo de espectro disponible que será el que determine su uso.
Más allá de las innovaciones que hacen posible a 5G, hay un principio del cual no pueden escapar: cuanto más alta la frecuencia utilizada, mayor la capacidad y menor la cobertura. O visto al revés, cuando más baja la frecuencia, mayor cobertura pero menor capacidad. Es importante tener en cuenta esto ya que las bandas que se están asignado para 5G en todo el mundo pueden dividirse en tres categorías:

  • Bajas: por debajo del GHz
  • Medias: entre 1 y 6 GHz
  • Altas: por encima de los 6 GHz pero en la práctica por encima de los 24 GHz. Conocida como onda milimétrica o millimeter wave

(Aclaración: los intervalos son para tener una idea. No hay un consenso de donde empieza una y termina otra)
De esta forma, un operador que cuente con espectro en bandas bajas podrá ofrecer buena cobertura, ideal para un IoT masivo, pero no podrá pensar seriamente en usar su red para dar acceso de banda ancha fija que compita con la fibra. Por su parte, quien cuente con espectro en bandas muy altas, puede pensar en propuestas tipo hotspot, con servicios de altísima capacidad y confiabilidad, pero acotados en su cobertura. Con frecuencias intermedias, se pueden alcanzar servicios móviles potenciados con velocidad y capacidad en forma consistente, quizás lo más parecido a las redes actuales dentro de las posibilidades de 5G, pero claramente mejorado.

La fuerte asociación de la frecuencia utilizada con los servicios que ésta posibilita hace que la atribución primero y la asignación después sean claves para determinar qué se puede hacer y quién lo hará. No hay en materia de 5G un talle único para el modelo a seguir. En el caso de los EE.UU. resulta interesante ver cómo cada uno de los (todavía) 4 grandes operadores va definiendo su estrategia para 5G en función del tipo de espectro con que cuenta. T-Mobile con frecuencias de 600 MHz en 33 Estados apunta a proveer una cobertura nacional, mientras que AT&T arrancará con hotspots 5G, que permitirán servicios de alta capacidad en áreas muy precisas. Verizon ya confirmó que arrancará con servicios inalámbricos fijos y Sprint se inclina por un servicio de banda ancha móvil potenciado. Todos prometen lanzar (distintos) servicios 5G de aquí a fin de año (salvo Sprint que lo hará en el 1º semestre de 2019).
El tema de las frecuencias define el juego no sólo en un mercado nacional específico, sino que también define en términos “geopolíticos”, en momentos en que los principales países se encuentran en la carrera por liderar en 5G. Durante el Foro de Analistas organizado por 5G Americas fue evidente la preocupación de la industria (operadores y proveedores) de los EE.UU. por lo que sienten es un retraso en esta carrera global. La preocupación se basa en que aquél país carece de espectro suficiente en las banda medias, fundamental para la banda ancha móvil. Cosa que sí hicieron sus principales competidores (China, Japón, Corea y Europa).
Un párrafo final para las frecuencias altas. Si bien son las que recibieron mucha atención en los últimos tiempos ser “las nuevas”, son también aquellas donde más dudas hay desde el punto de vista del negocio. Requieren de una altísima densidad de antenas para cubrir una superficie dada en comparación con el resto. Para este caso, quizás haya que pensar en asignaciones locales y no ya nacionales. Porque más allá de los aspectos técnicos, todo operador deber superar el “desafío de la accesibilidad”.

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Amortizando el abono

Netflix no sólo es el servicio de video OTT más popular por lejos en Argentina, sino que también tiene una frecuencia de uso muy superior a la de otras propuestas. De hecho, casi 3 de cada 4 usuarios de Internet que consumen Netflix lo hicieron en la última semana. Esto surge del informe “Internet y Consumo Audiovisual – 2018” realizado por Carrier y Asociados.
Considerando la última semana, el uso de Netflix es de alrededor del doble de sus alternativas OTT más cercanas como Flow (41%), HBO Go (38%) o Fox Play (30%).

El segundo lugar para el consumo semanal resultó para Flow, el TVE (TV Everywhere) de Cablevisión, por encima de marcas más establecidas que HBO o Fox. Quizás ayuda en este hábito que se está instalando la variedad de contenidos que ofrece, incluyendo series, películas, eventos deportivos, programas de actualidad, etc.
Más allá de la plataforma utilizada, el hábito de ver series a través de los servicios OTT ayuda en esta relación frecuente. Las series son consumidas por el 51% de los que utilizan OTT de video, contra un 47% que consume películas, mientras que en el caso de la TV lineal (paga o gratuita), la gente que consume películas duplica a la que ve series. Sin dudas, las series encuentran en el modelo OTT que permite el consumo a demanda, su ámbito natural.

Relanzamiento

A casi 3 años de la actual gestión, los resultados que puede exhibir en materia de telecomunicaciones no están a la altura de lo que se esperaba inicialmente. Hubo sí un emprolijamiento y ordenamiento de muchos aspectos que hacen al sector TIC, pero la convergencia anunciada con el primer DNU todavía no está, la prometida ley de Telecomunicaciones es una abstracción y el sector fue perdiendo peso dentro de la estructura gubernamental, naciendo como Ministerio, luego Secretaría de otro Ministerio para pasar a depender ahora del vicejefe de Gabinete. Todo un símbolo de degradación en la prioridad asignada originalmente.
Ahora, a un año de las elecciones presidenciales, y en un contexto recesivo y post devaluación, el gobierno nacional relanzó su Plan de Conectividad. Se trata de una serie de medidas que apuntan a revitalizar al sector y a su gestión. El plan se puede resumir en cuatro puntos: La disponibilidad de $ 2.300 millones en subsidios a la infraestructura, llegar a fin del año próximo con un 90% de la población con cobertura 4G, alcanzar un promedio de ancho de banda para el acceso a Internet fijo de 20 Mbps y sumar 2 millones de nuevos hogares a la banda ancha fija.
Empezando de atrás para adelante, los dos últimos puntos ya se mencionaron en el contexto de los deberes que Argentina debe realizar para ingresar a la OCDE. Alcanzar los 20 Mbps promedio no será fácil. Hoy apenas algunos ISP con tecnología de cablemódem lo logran, así como los que cuentan con fibra óptica. En la actualidad, según datos del Enacom, los accesos de cablemódem y de fibra representan aproximadamente el 53% del total (y con algunos de éstos por debajo de esa capacidad), lo que da la pauta de la mejora sustancial que deberán alcanzar para lograr el objetivo propuesto en prácticamente un año.
Por otra parte, con 8 millones de accesos de banda ancha, de los cuales unos 7 millones están en hogares, crecer en 2 millones no es un objetivo menor. Implicaría hacerlo en un 29% en un año. Meta ambiciosa si la hay.
Uno de los mecanismos para lograr estos objetivos es el lanzamiento de líneas de financiación por $ 2.400 millones. Habrá distintos tipos de fondos. Por un lado, el Enacom pondrá a disposición $ 900 millones provenientes del Fondo del Servicio Universal bajo la modalidad no reembolsable. El resto vendrá a través de líneas de crédito de parte del Banco Nación, otros bancos públicos y el BICE (Banco de Inversión y Comercio Exterior) y serán ofrecidos a tasas subsidiadas (diferentes según el banco). Los créditos serán de hasta $ 20 millones por proyecto. El objetivo es fomentar el desarrollo de redes en sitios no conectados y localidades del interior del país. Al mismo tiempo, se anunció la reducción del mega mayorista de la red de fibra óptica de Arsat, la cual pasó de US$ 14 a US$ 10, lo que equivale a un 28% menos en dólares.
En el caso del despliegue de 4G, hubo un acuerdo con los operadores para llegar a 2.800 localidades y cubrir cerca de 10.000 kilómetros de rutas para 2019. Si bien esto no adelanta demasiado los plazos originales, sí hace que la demora en la entrega de los 700 MHz no sea un argumento para estirar estos plazos. A cambio, se puede compartir infraestructura, a diferencia del pliego original que exigía que cada operador desplegase infraestructura propia. Adicionalmente, el compromiso especifica que sea al menos un operador quien llegue a cada una de estas localidades aún no conectadas y que las restantes lo hagan a través de acuerdos de roaming. De esta forma, se deja atrás la ridícula exigencia del pliego que requería que cada operador llegara con red propia, aún en las localidades de 500 habitantes, un despropósito desde el punto de vista económico.
En definitiva, el gobierno relanzó su Plan de Conectividad con dinero sobre la mesa y un acuerdo negociado con los tres operadores móviles. Necesitado de producir anuncios de alto impacto, el escenario no es el más sencillo, con recesión y devaluación (costos en dólares e ingresos en pesos). Habrá que ver si llega con resultados perceptibles a las elecciones del 2019.

Aclarando los tantos

A pesar del acuerdo alcanzado con el gobierno para adelantar el despliegue de 4G, resultó interesante observar que Telefónica hizo circular su posición en materia regulatoria. La empresa expresó que, más allá de este acuerdo, se mantiene firme en sus reclamos hacia el mismo. Fuentes de la empresa manifestaron que “las últimas decisiones del Gobierno no han propiciado las condiciones necesarias para lograr una competencia genuina en el sector. El hecho de que encontremos acuerdos como industria y en conjunto con el Gobierno, no implica que Telefónica Movistar haya desistido de todos los reclamos que viene realizando ante las autoridades competentes.
La empresa centra sus críticas a la política del gobierno en relación con el trato recibido por Telecom-Cablevisión. Pero, a diferencia del pasado, deja bien en claro que el blanco de sus críticas es el gobierno por las condiciones de competencia establecidas y no la empresa recientemente fusionada. Como en un partido de fútbol, las críticas son hacia el árbitro y lo que permite y no hacia el accionar del rival que capitaliza la situación.
Por otra parte, las fuentes de Telefónica ya no mencionan organismos internacionales como posibles ámbitos para la resolución de sus diferencias con la política del gobierno sino a la Secretaría de Comercio (que aprobó la fusión) y el Ministerio de Producción (de quién depende la Secretaría). Y afirma que se están preparando para llevar el caso ante la Justicia, a través de la Cámara Federal Civil y Comercial. La batalla continúa, aunque mientras haya que seguir avanzando.

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