Archivojulio 2013

Reacomodamiento

El mercado de los terminales móviles (más conocidos como teléfonos celulares) está atravesando una etapa de transición tanto en términos de volúmenes totales como en composición en función de las distintas categorías (smartphones, socialphones y básicos). Esto puede inferirse en base a los despachos (el ingreso de equipos provenientes de Tierra del Fuego así como las importaciones puras) producidos durante la primera mitad del año comparada con igual período del 2012.
En términos generales, y tal como se preveía a principios de año [ver últimos párrafos de “Cambio de roles”] se observa una caída del 14% en los volúmenes totales. Esto se debe a un cambio en las políticas de subsidios los cuales se centran hoy mayormente en los smartphones. Esto es así ya que esta categoría de producto impulsa el cambio a abonos de mayor monto promovidos por los operadores.

Este foco en los smartphones hizo que sea esta categoría la única que registra un crecimiento, aunque sólo del 2%. No obstante, ante la baja general, su participación sobre el total pasó del 40% en 2012 al 47% en 2013. Así, se acerca velozmente a ser más de la mitad del mercado de terminales.
El segmento de socialphones (aquellos que permiten usar aplicaciones de Internet como Facebook, Twitter, Mail, Whatsapp pero que no son nativas del sistema operativo) sufrió una fuerte caída, del orden del 29%. Evidentemente están sintiendo la presión de los smartphones más baratos, especialmente aquellos que usan Android.
Sin sorpresas, también retroceden los básicos (aquellos que sólo permiten comunicaciones de voz y SMS), que caen un 12% en volumen, aunque mantienen su participación relativa en el total.
En definitiva, el mercado de terminales móviles argentino se encuentra en un proceso de reacomodamiento cuantitativo y cualitativo, con volúmenes totales en retroceso pero con una mayor presencia de los smartphones en el marco de un fuerte proceso de recambio tecnológico.

Pisando callos

Esta semana, Google reafirmó su voluntad de controlar también la experiencia del televisor. A pesar de su intento fallido con Google TV, que actua como set top box o está incluido directamente en el televisor, la empresa aprendió de su fracaso y no desistió. El resultado fue el lanzamiento esta semana de Chromecast. En pocas palabras, se trata de un pequeño dispositivo (del tamaño de un dongle) que se conecta a una entrada HDMI en el televisor y que lo conecta vía WiFi a un smartphone, tablet o PC. Es en estos últimos donde está la “inteligencia” aunque no el almacenamiento, tomando éstos los contenidos desde Internet (vía app específica o navegador) para desplegarlos en la pantalla del televisor a través del Chromecast conectado a WiFi.
El atractivo de Chromecast es que permite ver los mismos contenidos que podríamos ver desde un smartphone, tablet o PC pero directamente en la TV. No se trata del primer equipo que logra esto, pero la diferencia está en que cuesta sólo US$ 35, ya que la capacidad de procesamiento y conexión está en los dispositivos mencionados existentes en el hogar. Esto hace también que sea lo suficientemente pequeño como para quedar oculto detrás del televisor. Y la combinación de smartphone, tablet o PC con Chromecast transforma a cualquier televisor en una Smart TV. Todavía hay que verlo en acción real, lo que se sabrá tan pronto esté en la calle. Pero si funciona como promete, puede impactar al negocio de la TV tal como lo conocemos.
Sin dudas que los primeros impactados pueden ser los fabricantes de Smart TV. Hoy un alto porcentaje de estos dispositivos no son conectados a Internet (patrón que se repite tanto aquí como en resto del mundo) debido a diversas causas, aunque sin dudas influye una manejo muy incómodo desde un control remoto convencional de TV, lo que desanima a los más entusiastas. A esto se pueden sumar otros factores como dificultades para configurar la conexión y ciertas restricciones en cuanto a los contenidos que pueden consumirse directamente desde éstas y que tienen que ver con los acuerdos que cada fabricante logra con los distintos actores (ej.: Netflix, Crackle, etc.). En contraste, con Chromecast la conectividad a Internet la provee el smartphone, tablet o PC, los contenidos llegan a través de apps instaladas por el usuario o directamente vía navegador, y las mismas apps proveen una interfaz más apta que un control remoto convencional. Visto así, parece superador.
Aún en el caso de Chromecast sea un éxito total, las Smart TV no dejarán de venderse, ya que tienden a ser un estándar en los nuevos televisores. Pero sí pueden perder su atractivo o capacidad diferenciadora. Por lo tanto, no sería de extrañar que si esta tecnología avanza, los fabricantes decidan incorporarla a sus televisores. Esto beneficiaría a los desarrolladores de apps, que no tendrán ya que preocuparse en hacer aplicaciones para cada una de las distintas plataformas de Smart TV sino que podrán hacerlo simplemente para Android, iOS o navegadores.
Menos evidente es predecir que puede llegar a ocurrir con los operadores de servicios de TV paga, ya que Chromecast simplifica el proceso de consumir contenidos en video a través de Internet. Y esto sin dudas intensificará los temores del “cord cutting”, o que los abonados cancelen sus servicios para suplirlos con contenidos provenientes de Internet, pagos o gratuitos. Al respecto, esta semana hubo una interesante información que permite pensar que este proceso no se debería tanto a movidas de la demanda sino a problemas propios de la oferta. Según datos de la FCC, entre el 2010 y 2012 en EE.UU. los operadores de TV por cable perdieron 2,5 M de suscriptores. Pero no fue esta la tendencia para otros operadores de TV paga, ya que crecieron los suscriptores de DirecTV, U-verse TV o FiOS TV. Se trata entonces de otras razones que quizás son propias de la TV por cable de aquél país y no de la TV paga per se. En Argentina, por otra parte, las opciones de contenidos vía Internet por ahora conviven armoniosamente con la TV paga [ver “¿Amigo o enemigo?”].
No obstante, los operadores de TV paga no deben minimizar el posible impacto de todo producto que simplifique y amplíe el acceso a contenidos provenientes de Internet. Hoy conviven con Internet porque la TV paga ofrece el vivo y la serendipia propios de una oferta lineal. Pero más allá de los servicios bajo demanda, a través de Internet cada vez más se podrá acceder a contenidos también lineales. Y llegado a este punto, la separación entre redes de distribución y contenidos será total y con ésta, el negocio de la TV paga se verá totalmente reformulado.

Linkeando

  • Sugerencia aceptada: La presión ejercida por el gobierno a los operadores móviles para que aumenten sus niveles de inversión parece estar dando resultado. Los tres grandes anunciaron fuertes incrementos en la misma para este año, en algunos casos un 40% por encima del año pasado. Sin dudas será positivo. Habrá que ver si alcanzará. [iEco]
  • Hecho en casa: La producción de contenidos propios (y por ende exclusivos) comienza a darle réditos a Netflix. Más allá de los premios, el objetivo es ganar reconocimiento de marca y lograr diferenciación. Y están comenzando a lograrlo. [New York Times]
  • A no embalarse: Facebook dio la nota esta semana con un impresionante crecimiento de sus ventas de publicidad móvil, lo que hizo que su acción se disparara. Pero no todo lo que brilla es oro. Conviene contextualizar los datos para que después no venga otra gran decepción (y pérdidas para inversores). [Business Insider]

Twits selectos

XXX

Algunas semanas atrás [ver “Hardware censor”] comentábamos el rol de censor que se autoadjudican las empresas de tecnología. En el caso de Google, se debió al cambio de términos y condiciones para el desarrollo de apps para sus Google Glass, lo que dejó fuera del negocio a los contenidos para adultos. La empresa detrás de la primera app que motivó este cambio no se quedó de brazos cruzados y lanzó el primer film pornográfico grabado, en parte, con este chiche tecnológico. Aquí el trailer, no explícito (si bien está en YouTube se recomienda discreción en su reproducción) y bastante satírico. El porno siempre a la vanguardia tecnológica.
[N de la R: La mención a este film en nuestra página en Facebook hizo que fuera visto el quíntuple de veces que el promedio de cualquier otra publicación. Chanchitos…]

Con un as en la manga

Cuando el consumo de video por Internet (en sus variantes legales e ilegales) comenzó a ganar relevancia en los EE.UU., surgió el fenómeno de los “cord cutters” (cortadores de cable) para describir a aquellos consumidores que cancelaban sus abonos de TV paga (típicamente por cable, de allí su nombre) para suplir este consumo con los contenidos accedidos vía Internet, sumándole (a veces) alguna opción de TV lineal gratuita. Aunque incipiente, el fenómeno ya es cuantificable en aquel país. En Argentina, si bien el consumo de contenidos vía Internet es importante, aún no ha tenido el mismo efecto, conviviendo las opciones de TV paga tradicional con las de Internet. Esto surge del informe “La TV en tiempos de Internet – 2013”, recientemente publicado por Carrier y Asociados.
Dentro de las variantes de oferta de TV lineal (donde también se incluye a la TV abierta analógica y la TDT), la TV paga cuenta con algunos recursos que si bien no llegan a contrarrestar totalmente el avance de los contenidos de TV vía Internet, por lo menos pueden retrasar su avance mientras ésta desarrolla estrategias para minimizar su impacto. Actualmente, esos recursos son: oferta de contenidos significativamente mayor a la de las alternativas lineales gratuitas, mejor calidad de imagen en comparación con la TV abierta analógica (no así con la TDA) y la incorporación de una creciente oferta de contenidos en HD, cuyo atractivo se vio potenciado por el predominio de la venta de televisores LCD/LED que soportan este formato y que suman una base instalada de más de 6 millones de equipos. Se puede estimar que aproximadamente la mitad de éstos no está conectados a un servicio HD.
Particularmente, la incorporación del HD le da a la TV paga un plus tanto por sobre el streaming vía Internet como por sobre la TV tradicional. Las transmisiones en HD superan en calidad de imagen y fluidez en comparación con lo que se obtiene respecto del streaming desde Internet (particularmente el ilegal). Por otra parte, su imagen notablemente mejor hace que en la comparación, la TV tradicional tenga una calidad que termine resultando inaceptable para quien se acostumbró a la alta definición. Sin dudas, el salto a la digitalización, tanto en el caso de la TDA como de la TV paga en HD, permite estirar la vigencia de la oferta, más aún si se combina esta capacidad técnica con la transmisión de contenido en vivo atractivo, como deportes y actualidad. Pero no será la única opción, sino que convivirá con el consumo a demanda proveniente de Internet, incluyendo a las propuestas OTT.
Por lo pronto, la TV paga con HD se convierte en un fuerte atractivo para los inmigrantes, segmento donde TV lineal e Internet conviven armoniosamente. No es el caso de los nativos, quienes tienden a consumir menos contenido lineal y que si bien se sienten atraídos por propuestas HD, tienen más reparos debido a las limitaciones económicas características de esta etapa vital.
Considerando la diferencia generacional, quizás la mayor amenaza para la TV paga no sean los cord cutters. El lento pero inexorable recambio generacional seguramente dará lugar a un nuevo tipo de consumidor: aquél que nunca contrató servicios de TV paga (como sí lo hicieron sus padres) y que por lo tanto no es alguien que lo dé de baja. Este grupo está compuesto por nativos que comienzan a vivir solos y toman decisiones de consumo distintas a las de sus padres. Se trata de veinteañeros cuya probabilidad de contratar un servicio de TV paga es menor ya que siempre accedieron a todo lo que le interesa desde Internet (y gratis). No obstante, a favor de la TV por cable juega el hecho de que cuenta simultáneamente con una infraestructura de banda ancha. Así, aún en el caso de que las generaciones más jóvenes no conciban pagar por el servicio de TV tradicional, sí lo harán por banda ancha, con lo que seguirán siendo clientes. En este escenario, el up sale será un servicio de video bajo demanda.

¿Se frena la explosión?

En los últimos tiempos, el mercado mundial de smartphones parece haber ingresado en una etapa esquizoide. Los volúmenes de ventas no pararon de crecer en los últimos años y ya nadie duda que en pocos años más no haya otro tipo de celular que no sea un smartphone. Sin embargo, los últimos resultados de los fabricantes de estos dispositivos se caracterizaron por haber sido decepcionantes para el mercado inversor. Le pasó a Apple, Samsung, Nokia y Blackberry, que a pesar de crecer en unidades vendidas lo hicieron por debajo de las expectativas de los inversores. Pero si una misma situación se repite entre grandes jugadores es un indicador de que el mercado está cambiando y que los inversores fueron muy “bullish” (como se dice en la jerga cuando hay expectativas positivas) sin tener en cuenta que nunca las tasas de crecimiento se mantienen indefinidamente. Ayuda a entender mejor qué es lo que está sucediendo prestarle atención a otras noticias. Una, la de la desaceleración en la renovación de smartphones. La otra, que en EE.UU. ya casi todos los principales operadores móviles lanzaron agresivas propuestas de renovación de terminales.
Esta semana surgió un dato interesante de un estudio hecho por UBS que indica que la tasa de renovación de los smartphones (el número de usuarios que actualizó su equipo) cayó un 9% en el 2012 y proyecta que se reducirá al 2% en el 2013. La causa de esta desaceleración estaría en que muchos usuarios renuevan sus equipos con menos asiduidad ya que no ven innovaciones de peso en los nuevos modelos que los motiven a hacerlo. Lo cual, objetivamente, parece bastante razonable. Así, aunque con menos luminarias, los fabricantes son conscientes de que deben desarrollar propuestas de gama media y baja atractivas que le aseguren volumen aunque ciertamente menos rentabilidad.
Paralelamente, y casi en simultáneo, los principales operadores de servicios móviles en los EE.UU. lanzaron diversos planes que, en base a un pago mensual, aseguran la renovación de sus terminales sin cargo adicional. Con matices, es algo que hicieron tanto T-Mobile como AT&T y Verizon. A primera vista, parece simplemente un cambio para el usuario, para quien el smartphone deja de ser una inversión para pasar a ser un gasto mensual. No obstante, esta movida implica un importante beneficio para los operadores.
Actualmente, la industria se encuentra en medio de un agresivo despliegue de redes LTE que les cuesta miles de millones de dólares que deben amortizar y rentabilizar rápidamente. Esto se logra por dos caminos. Por un lado, incentivando a un mayor uso de servicios de datos generado por dispositivos más veloces. Cabe recordar que en aquél país los abonos de datos no son tarifas planas sino que están asociadas al consumo. Por el otro, y quizás más importante, migrando sus clientes de smartphones a LTE para capitalizar la mayor eficiencia de esta tecnología en el manejo de datos respecto de las 3G. Adicionalmente, un pago mensual por un terminal a renovar en el futuro adelanta ingresos al operador al tiempo que fideliza a sus clientes, manteniéndolos fuera del temido churn (o tasa de deserción).
Así, queda claro que la desaceleración en la actualización de los smartphones no es sólo una preocupación de los fabricantes de los mismos. También lo es de los operadores. Claro que esta situación se dará en los mercados donde ya se haya comenzado un despliegue razonable de redes LTE. No será el caso de Argentina por un tiempo.

Concentración vs. competencia

La regulación del mercado de las comunicaciones móviles es muy delicada ya que siempre hay que estar haciendo equilibrio entre eficiencia y competencia, partiendo del uso de un recurso finito y escaso como es el espectro.
En línea con lo comentado la semana pasada [ver “Vientos cambiantes”], en EE.U. se ve claramente el proceso de concentración en el negocio móvil, donde sólo las grandes redes logran escalas que las hacen competitivas en tecnología y cobertura, lo que se traduce en un gran número de clientes. Operadores pequeños (regionales y que apuntan a segmentos definidos, como el prepago) no pueden resistir.
En los últimos meses se produjeron varias operaciones emblemáticas entre grandes operadores y operadores regionales o de segmento. T-Mobile adquirió MetroPCS, Sprint hizo lo propio con US Cellular, y esta semana AT&T anunció su intención de comprar Leap Wireless. De concretarse estas operaciones, la cantidad de abonados a operadores regionales pasará de los 22 M que tenía en el 2012 a unos 8 M. Pero un elemento que surge de estas operaciones no es tanto adquirir abonados sino espectro en distintas frecuencias. Lo que pone en evidencia dos cosas: que a los operadores regionales tienen dificultades para lograr escalas apropiadas para usufructuar ese espectro y que a los grandes operadores le hace falta más espectro.
Este proceso de concentración, que se da naturalmente en la industria móvil, va en contra de una mayor competencia. Con operadores pequeños que no pueden ofrecer cobertura nacional, sus alternativas son desaparecer o buscar las escalas necesarias a través de asociaciones. Esta es la lógica detrás de la postura de crear redes mayoristas, las cuales permiten la existencia de operadores medianos y chicos que puedan agregar comunicaciones móviles a su oferta de telefonía fija, banda ancha y/o TV.
Lo que está sucediendo en EE.UU. es un indicador del camino que tendría que tomar la estatal Arsat para realmente hacer una diferencia en el mercado celular. Sería más interesante que Arsat optara por este modelo antes que intentar competir directamente con los operadores establecidos. Bajo un formato mayorista, promovería una mayor competencia e igualdad de oportunidades para operadores pequeños que pueden usufructuar los beneficios para ellos inalcanzables de moverse en un sector que requiere de un bien escaso: el espectro.

Linkeando

  • Lo que pudo ser: Como consecuencia de su habilitación para ofrecer servicios de TV, las cooperativas están avanzando en el despliegue de éstos de la mano de una interesante actualización tecnológica, como es la FTTH (fibra hasta el hogar). Lástima que esto no se aplica al resto de las empresas de telecomunicaciones, teniendo en cuenta de que son muchas más que simplemente Telefónica y Telecom. [STnews]
  • Bajando a tierra: Interesante artículo que marca las diferencias entre marketing y realidad. O entre lanzamientos rutilantes y base instalada. En este caso, aplicado al caso smartphones. [Movilandia]
  • El tiempo pasa: Cuando desde distintos ámbitos se reclama una mayor celeridad en la definición del modelo para 4G y la correspondiente modalidad de asignación, desde el gobierno afirman que primero hay que tener andando lo que ya hay. Sin embargo, nada impide que se avance en paralelo. Mientras tanto, ya hay casi 200 redes LTE disponibles comercialmente a nivel mundial. [Telecompaper]

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