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Política y fiscalidad

La semana que pasó fue prolífica en materia de novedades en política fiscal, que en definitiva también lo son de política en sentido más amplio. Dentro de su reforma tributaria, el gobierno enfrenta a la manta corta. Sabe que tiene que aflojar la presión tributaria, pero no puede resignar recursos en la medida en que mantenga el actual nivel de gastos. Como consecuencia, mueve fichas: baja algunos tributos al tiempo que sube otros y amplía la base contribuyente. Por supuesto, el sector tecnológico no quedó al margen de estos reacomodamientos, los cuales deberán ser confirmados por el Congreso.
Una de las batallas se libró en el ámbito de los dispositivos celulares. La propuesta original del gobierno consistía en una eliminación directa de los impuestos Internos. La medida tenía su lógica. Los impuestos Internos nacieron como un impuesto a consumos específicos que, originalmente, afectaban a los bienes suntuarios, aunque luego se fueron extendiendo a otros productos como una forma de lograr mayor recaudación (cigarrillos, bebidas alcohólicas y analcohólicas). Dentro de estos consumos específicos, en algún momento se incluyó la venta de terminales celulares. Algo que podría tener lógica cuando en el país había un millón de líneas, pero no hoy donde la penetración de éstas supera el 100%, convirtiendo a los celulares en el principal producto de consumo masivo, al nivel de los alimentos o la vestimenta. Así, la aplicación de los impuestos Internos a los celulares sólo tiene un fin recaudatorio que atenta contra el cierre de la brecha digital, habida cuenta de que serán éstos y no las PC los instrumentos para lograrlo.
Pero al anunciar la eliminación a los impuestos Internos a los celulares, el gobierno logró que la provincia de Tierra del Fuego y las empresas allí radicadas pusieran el grito en el cielo. Esto se debió a que, con la eliminación total de este impuesto Interno, la producción de la isla perdía parte de su diferencial de costos respecto de la importación de productos terminados. Es que actualmente, la tasa es del 6,55% para los productos de la isla frente a un 17% tributado por los importados. Algo más de 10 puntos de diferencia que impactarían negativamente en su competitividad.
No es claro si el gobierno jugó fuerte para después negociar o si simplemente no midió las consecuencias de la medida, pero lo concreto es que la medida fue revisada. Ahora la propuesta es que los productos de Tierra del Fuego comiencen a pagar 0% mientras que los importados, que pagaban 17%, pasarán a pagar inicialmente 10,5% para ir descendiendo hasta el 2% en 2023. Esta concesión no llegó sola. Como contrapartida, los empresarios con plantas en la isla y los gremios acordaron un congelamiento de salarios por 2 años (asumiendo una disminución real habida cuenta de la inflación) a cambio de no realizar despidos entre los 8.000 trabajadores impactados. Adicionalmente, la gobernadora de Tierra del Fuego firmó el compromiso de reducir los costos portuarios y la tasa de verificación de procesos productivos. La combinación de eliminación de impuestos Internos, el congelamiento salarial y la reducción de costos portuarios y fiscales locales, impulsarán una baja efectiva del costo de los productos de la isla.
Sin embargo, no todo es color de rosa para los consumidores. La rebaja de impuestos Internos a los equipos celulares vino acompañada por la suba del mismo al servicio celular, el cual pasaría del 4 al 5%. Una de cal y otra de arena.
Otra medida de impacto fiscal es la aplicación del IVA a los servicios digitales del exterior, que impacta a nombres como Netflix, Google, Microsoft, Spotify, iTunes y tantos otros. El impuesto será retenido por las tarjetas de crédito (medio de pago para estos servicios), impactando probablemente en el monto final a pagar por los consumidores.
Finalmente, se abrió un debate interesante por la aplicación del gravamen a la renta financiera de las monedas digitales (ej. Bitcoin), proponiendo una tasa del 15%. Más allá de la dificultad para su aplicación ya que una de las características de las monedas digitales es un cierto anonimato, este gravamen asimila a las monedas digitales a títulos, acciones y bonos más que a una divisa. Los defensores de las monedas digitales proponen que sean incluidas dentro del marco regulatorio de otras monedas y divisas para las personas físicas, donde las ganancias y pérdidas sean consideradas “diferencias de cambio”, y, por lo tanto, excluidas del impuesto. Esto abre un debate interesante, ya que por el fuerte crecimiento de valor de las bitcoins, que pasaron, fruto de la especulación, de menos de US$ 0,10 en 2010 a más de 7.000 en la actualidad, no tienen las características de una moneda, la cual necesita un valor estable (no fijo) para ser un medio de intercambio. Un debate que seguramente tendrá entretenidos a los tributaristas.
Como se ve, más allá de la justicia (o no) de los gravámenes propuestos, resulta claro que el objetivo del gobierno es acomodar la presión tributaria, pero sin resignar recursos. Algo que no podrá plantearse seriamente hasta tanto no haya contrapartida de similar magnitud en el gasto. Las matemáticas no tienen ideología. Ésta se manifiesta en cuánto y a quién se cobra impuestos y en cómo se los gasta. La búsqueda del equilibrio fiscal per se no es motivo de debate ideológico.

Diversificando los pagos

Tal como lo vienen demostrando distintos indicadores, el comercio electrónico sigue creciendo en Argentina. Más allá de su natural evolución, también puede especularse con el impacto del agregado de las tarjetas de débito como medio de pago online, las cuales pasaron de 0 a ser utilizadas por el 17% de los usuarios que hacen compras por Internet.
Si bien entre 2016 y 2017 se registró un crecimiento de 10 puntos en la cantidad de usuarios que pagan sus compras electrónicas con tarjeta de crédito, se observa también un retroceso de los medios que involucran el efectivo, como es el caso del uso de los puntos de pago (ej: Pago Fácil), que pasaron del 46% al 39%, o del efectivo contra entrega, que también disminuyó, en este caso del 18% al 9% de los compradores. Los pagos por depósito o transferencia bancaria se mantuvieron estables.

El pago con tarjeta de crédito crece con el nivel socioeconómico así como con la edad. Por su parte, las tarjetas de débito son más utilizadas por los segmentos socioeconómicos medios, así como por los millennials.
Por otra parte, fue notable también el crecimiento del uso de plataformas de pago, que no sólo evitan dar los datos de tarjeta al vendedor, sino que también incorporaron, en algunos casos, el uso de tarjetas de débito o el pago en efectivo vía puntos de pago. Así, Mercado Pago pasó de ser utilizado por el 32% de los compradores electrónicos a un 42%. Similar situación se registró en el caso de PayPal, que pasó el 8 al 18%. En ambos casos, un crecimiento de 10 puntos.

Tuits selectos

Listos para los pagos móviles

Siendo los millennials una generación netamente digital (nacidos entre 1984 y 2000), sus integrantes son permeables a adoptar nuevos productos y servicios digitales. Hoy, quizás el “next big thing” en materia de servicios móviles sean los pagos desde el celular. La infraestructura técnica ya está, con cerca de un 80% de los celulares en uso que son smartphones y donde algo menos de la mitad de éstos son 4G, el Banco Central los impulsa y los usuarios, sobre todo los más jóvenes, los esperan. Esto surge del informe “Los millennials y sus consumos tecnológicos – 2016” realizado por Carrier y Asociados.
Con el celular como una extensión de su propio cuerpo, a su disponibilidad permanente se suman diversas ventajas respecto de medios de pago tradicionales, como las tarjetas bancarias, el efectivo y, más recientemente, las tarjetas de transporte.
En la comparación con el uso de la tarjeta de crédito o débito, los pagos desde el celular son percibidos como algo similar en cuanto a situaciones de uso, pero más sencillo y veloz, sin tickets ni firmas.
También los pagos desde el móvil son vistos como una buena alternativa frente al efectivo. No hay que olvidar que, en los últimos años, con la creciente inflación y la escasa actualización de la denominación de los billetes en circulación, los viajes al cajero automático a retirar efectivo se hicieron cosa habitual. También es visto favorablemente para realizar pagos de bajo monto, evitando tener que disponer de cambio. Como sustituto del efectivo se vuelven atractivos para aquellos usuarios no bancarizados.
Por otra parte, con la experiencia de algunos años con tarjetas para el transporte, como es el caso de la SUBE en AMBA y otras en distintos lugares del interior, la posibilidad de realizar pagos desde el celular también es vista como una gran alternativa a éstas. Así se evita tener que recargarlas y estar pendientes de la disponibilidad o no de saldo (cosa que no es posible a simple vista). Adicionalmente, el celular no se olvida nunca y al estar siempre a mano evita tener que extraer la billetera en ámbitos públicos para buscar la tarjeta.
En cuanto a los posibles intervinientes en la gestión de los pagos móviles, bancos y tarjetas de crédito surgen como los candidatos naturales, siendo los que inspiran mayor confianza. Ambos estarían ofreciendo los mismos servicios que en la actualidad, aunque con distinta tecnología. Pesa su know how en la materia. Entre los millennials más jóvenes, con una menor tendencia a estar bancarizados por una cuestión de etapa vital, plataformas de pago como Mercado Pago asoman como una alternativa natural y de peso, siendo una opción que usan habitualmente en sus operaciones de comercio electrónico. Por el contrario, los operadores móviles generan resistencia. Consideran que no es su negocio y agregan malas experiencias pasadas con cargos que percibieron como mal realizados y deficiencias en la atención al cliente.
Aún con este escenario favorable, los pagos móviles tendrán un proceso de aceptación similar al del ecommerce, con varios esperando experiencias ajenas antes de embarcarse de lleno. No obstante, juegan a su favor dos cosas. Por un lado, la experiencia con las tarjetas de transporte (caso SUBE), que se convierte en un paso previo al pago desde el celular, combinando pago electrónico con movilidad. Por el otro, víctimas de la inflación de los últimos años sin que hubiera simultáneamente emisión de billetes de más alta denominación, el manejo de efectivo se hizo tedioso. Así, toda propuesta que no implique manejo de efectivo les resulta atractiva a los millennials argentinos.

A mover esos bancos

En un mundo que se desplaza aceleradamente hacia los servicios y contenidos móviles, los bancos están en el grupo que lidera esos cambios. En Argentina la cosa avanza bien, con 1 de cada 4 usuarios bancarizados que tienen un smartphone utilizando banca móvil. Esto surge del informe “Usuario de smartphones 2016” publicado por Carrier y Asociados.
El desarrollo de la banca móvil no convive con otros canales. La mayoría de los usuarios de smartphones opera con su banco vía PC, seguido por el cajero automático (clave para extraer o depositar fondos) y más atrás hay un virtual empate entre quienes van a la sucursal y quienes operan desde el celular. El uso de la banca móvil tiene más aceptación entre los millennials que los demás segmentos etarios.
A la hora de elegir el canal más habitual para operar, domina el acceso vía PC, el cual es mencionado por casi 2 de cada 3 usuarios. Atrás se ubica el cajero automático, utilizado por 1 de cada 2, que permite el input y output de dinero que luego será operado online. Por su parte, entre los usuarios de banca móvil, 1 de cada 4 afirma usarla habitualmente.

Como era previsible, las operaciones más frecuentes en banca móvil son aquellas relativas a las consultas de saldo, así como de últimos movimientos (por ejemplo, para ver si ese depósito ya se acreditó). Éstas son realizadas por el 88% de los usuarios. A continuación se ubican los pagos (sean de servicios públicos, expensas, cuotas de colegios, etc.), realizadas por el 53% de los usuarios. Más atrás aparece lo que es la obsesión del Banco Central, las transferencias entre cuentas, que alcanzan al 34%.

Madurando los pagos móviles

Pagos móvilesEn momentos en que el Banco Central apura la adopción de los pagos electrónicos, incluyendo el uso de celulares, los usuarios o público en general son permeables a su adopción. Un 30% de los usuarios de smartphones está dispuesto a usar el celular como medio de pago tan pronto como esté disponible, mientras que un 49% lo haría luego de esperar a que se masifique. Esto surge del informe “Usuario de smartphones 2016” publicado por Carrier y Asociados.
La intención de uso en general crece en la medida en que lo hace el nivel socioeconómico, al tiempo que la adopción inmediata sería más alta entre hombres que mujeres. En cuanto a los usos más atractivos para los pagos móviles, figuran en primer lugar comercios (77%), locales gastronómicos (72%) y transporte público (71%). Taxis y remises (60%) siguen en el cuarto lugar, un poco más lejos, pero considerando que se trata de servicios menos masivos que los anteriores, la adopción en estos casos sería más alta. Idéntica situación se da en el caso de estacionamientos y peajes (59%).
 
Usos atractivos para pagos móviles
 
Los usos mencionados indican que en la mente de los usuarios se abre la posibilidad no sólo de complementar sino también de sustituir medios de pago existentes. Mientras que en comercios y locales gastronómicos suele estar disponible la alternativa de tarjetas de débito y crédito, en los casos de transporte público en las grandes ciudades hay medios de pago específicos, como la tarjeta SUBE en el AMBA. Algo similar ocurre con los peajes, aunque su uso está menos difundido salvo entre los “viajeros frecuentes”. Distinto es el caso de estacionamientos, taxis y remises. En estos últimos no llama entonces la atención que, en el caso de Uber, uno de los beneficios esgrimidos por la empresa y por sus usuarios es el pago electrónico. Un llamado a la modernización que a veces, por hábito o por motivos económicos y fiscales, no se quiere oír.
Con este escenario, el 2017 se presenta como el año del despegue de los pagos móviles en Argentina, un país donde la disposición a su adopción se presenta mayor entre los usuarios que entre la oferta, todavía incipiente.

A mover esos pagos

Desde hace unos años la industria móvil amaga con arrasar en materia de pagos en el mundo offline desde el celular. Sin embargo, la falta de estándares y la existencia de soluciones que requieren una fuerte inversión por parte de vendedores en nuevo hardware (ej: con capacidad NFC) vienen demorando esta “revolución”. No obstante, el anuncio de que Samsung compró el startup LoopPay podría modificar radicalmente esta situación.
LoopPay es una de las historias de éxito de KickStarter, la plataforma para financiar y pontenciar proyectos varios. Básicamente lo que LoopPay hace es transformar cualquier POS con lector de banda magnética en un lector por proximidad (o contactless). Para esto, sólo hay que agregar a una app las tarjetas de banda magnética (cualquiera) y disponer de una funda especial que transmite inalámbricamente la información contenida en la banda. Para entender cómo funciona, este video es explicativo. Lo distinto de LoopPay es que trabaja con cualquier tarjeta (de crédito o débito) y con cualquier lector POS de banda magnética. Esto es un gran diferencial respecto de otras soluciones disponibles en el mercado y lo que podría ser la clave del éxito que otras soluciones aún luchan por lograr.
Con esta compra, Samsung incorporará la funcionalidad que proporciona la funda directamente en sus futuros teléfonos, algunos especulando que podría ser en el próximo S6 ya que la empresa era uno de los inversores en el startup. Considerando los volúmenes de ventas del fabricante coreano, le podría dar una rápida difusión a esta tecnología. Pero no habría que descartar que decida también licenciar esta tecnología a otros fabricantes, lo que la convertiría en una fuente de ingresos más que interesante. Si esto ocurriese, otras soluciones, como la NFC que utiliza Apple Pay, deberán buscarse usos en otros ámbitos.

Repaso de una semana agitada

En los últimos días se produjeron diversas noticias aquí y afuera que ameritan algunas reflexiones.
A nivel local, hubo revuelo en el mundo cooperativo. A pocos días de conocerse la firma de un memorándum de entendimiento entre asociaciones de cooperativas, operadores móviles y la Secretaría de Comunicaciones, algunas cooperativas telefónicas están que trinan. Hubo una reunión de éstas en Pilar y surgieron duras críticas en relación a lo firmado. La casa no está en orden.
Por otro lado, sigue sin definirse la aprobación de la venta de la participación de Telecom Italia en Telecom Argentina a Fintech. Nadie sabe bien por que. Los conspiradores ven una sanción al fondo mexicano vinculada a la negociación de la deuda (de la cual es un acreedor de cierta magnitud). Los legalistas dicen que en realidad no se atreven a firmarla por los cuestionamientos que generaría la participación de Fintech en Cablevisión. Como fuere, la indefinición está comenzando a hacer perder la paciencia a los italianos, quienes amenazan con reconsiderar la venta. ¿Será para apurar o lo dicen en serio? ¿O ambos?
La situación de Telecom, la indefinición en el caso de Nextel, los cuestionamientos por el manejo de la banda de 700 MHz, las quejas por las elevadas exigencias monetarias y de metas del pliego así como demandas por la promulgación previa de un reglamento de OMV dieron lugar a especulaciones en torno de una postergación del llamado. Sin embargo, la Secretaría de Comunicaciones salió al cruce de las versiones y confirmó el cronograma original. Aquí no ha pasado nada. Circule por favor.
En un plano regional, en Brasil el runrún no se detiene para el negocio de las telecomunicaciones. Ahora que Telefónica se le adelantó en el deal con GVT (operador triple play) en Brasil, algunos creen ver a TIM Brasil como una empresa que quedó en una situación estratégica complicada. Sin banda ancha ni TV paga, TIM es vista como vulnerable. Así, ya comienzan a hacerse más evidentes las intenciones del resto de los operadores móviles de aquél país (Claro, Oi, Vivo-Telefónica, todos ellos con una pata fija) de hacerse de la operación de los italianos y repartírsela en un estilo Tupac Amaru. Claro, que no todo es tan simple como parece a priori. Oi ya arrastra mucha deuda, Telefónica ya tiene bastante con la compra de GVT y los problemas regulatorios por su participación en Telecom Italia (de la cual parece cada vez más arrepentida) y algunos no ven que Claro (léase Slim) esté dispuesto a pagar lo que los italianos esperan. Continuará.
A nivel internacional, sin dudas que mediáticamente la semana estuvo signada por los lanzamientos de Apple. Por el lado del smartphone en sí, la empresa hizo un update de sus dispositivos para estar más en línea con la oferta de los principales actores. También presentó su smartwatch, que generó reacciones diversas. De todos modos, la gran pregunta para los fabricantes de estos relojes-computadora es si pueden hacer mella entre el público joven que no usa relojes de pulsera (sustituido por el celular) y por lo tanto hay que convencerlos de llevar algo allí o si será únicamente un gadget caro para los adultos que todavía siguen utilizándolos. En ambos casos, smartphone y smartwatch, resulta llamativo ver a Apple en una posición de follower luego de haber definido cómo sería un reproductor de audio, un smartphone o una tablet.
Quizás lo más interesante fue el anuncio de Pay, un sistema de pago electrónico móvil vía NFC (característica por primera vez incorporada en un iPhone) que resulta atractivo en los papeles pero del cual no se precisó lo suficiente a nivel de funcionamiento como para entenderlo en detalle. Más allá de esto, lo más positivo de Pay podría ser dar el impulso definitivo necesario para difundir el uso de NFC, presente en varios modelos de smartphones desde hace unos años, pero hasta el momento de utilidad acotada.

Paganini móvil

A pesar de no estar difundida la posibilidad de realizar pagos con el celular, la popularidad de tarjetas que funcionan como monederos electrónicos (como la tarjeta SUBE) ha dado un fuerte impulso al atractivo de los pagos móviles. La comodidad de prescindir de billetes y monedas combinada con el hecho de que el celular forma parte de los elementos poco proclives a ser olvidados en el hogar, hacen que el concepto del celular como medio de pago para el transporte público resulte atractivo para el 54% de los usuarios. Esto representa 22 puntos más que un año atrás cuando apenas el 32% se mostraba interesado. Los datos surgen del informe “Telefonía móvil – segmento individuos – 2013 ” recientemente realizado por Carrier y Asociados.
Como suele ocurrir con todos los conceptos tecnológicos en sus etapas iniciales, los más permeables a la adopción del celular como medio de pago son los segmentos más jóvenes, donde 2 de cada 3 ven con buenos ojos esta posibilidad. No obstante, no hay diferencias significativas por NSE (Nivel Socio Económico), lo que marca que es más relevante el factor generacional que el socioeconómico.
Siempre dentro del concepto del celular como dispositivo para transacciones, por detrás se ubica su uso como sustituto de una tarjeta de débito o crédito, lo que interesa al 41% de los usuarios. Naturalmente, se repite la tendencia a resultar más atractivo a los segmentos más jóvenes aunque en este caso también se observan diferencias por NSE, con porcentajes que disminuyen en los segmentos más bajos, generalmente menos bancarizados. También es mayor la aceptación entre hombres (47%) que entre mujeres (37%).

Si bien siempre hay una brecha entre lo atractivo de un concepto y su adopción inmediata al momento de materializarse, la tendencia marca que el mercado ya está alcanzando la madurez necesaria como para abrazar nuevas formas de pago. Claro que no alcanza con el logro tecnológico. Debe ser acompañado por la implementación. Y, como reza el dicho, el diablo está en los detalles.

Listos para el m-money

Si bien todavía el pago a través del celular parece una cosa futurista, los usuarios argentinos comienzan a estar listos para utilizarlo. En esto mucho influyó la popularización de las tarjetas prepagas para el transporte, como es el caso de la SUBE en el AMBA, que fueron una primera aproximación a medios de pago electrónicos y móviles. Hoy, los usuarios perciben al celular como billetera o monedero como un medio más cómodo, expeditivo, siempre a mano, que evita las colas en ventanilla para su recarga. En línea con la conveniencia a la que se asocia, la forma de pago debe ser simple, sin ingreso de códigos. Se aspira a que sea por contacto o proximidad, como son los medios electrónicos móviles actuales.
Esto surge del informe “Usuario de datos móviles” recientemente publicado por Carrier y Asociados.
En líneas generales, los nativos son entusiastas del concepto, imaginándose naturalmente cómo lo utilizarían. Valoran también el concepto de “todo en uno”. Por su parte, los inmigrantes son más conscientes de que necesitarán un período de adaptación, aunque lo ven como algo que eventualmente será positivo.
Las barreras para su uso con fines transaccionales están vinculadas al robo del celular, fenómeno lamentablemente bastante difundido. Los puntos negativos pasan por el riesgo percibido de exhibir el equipo en la vía pública, las consecuencias ante un robo del mismo y la desconfianza en cuanto a la precisión y confidencialidad en el manejo de los datos.
En cuanto al responsable del saldo a debitar, surgen distintas alternativas. Principalmente se menciona al operador, que tiene la ventaja de ya tener el vínculo con el usuario, pudiendo descontar los gastos con mayor facilidad. Esto aumenta su atractivo entre los nativos, muchos de los cuales no están bancarizados pero tienen una actitud más permeable hacia el uso de la tecnología. No obstante, los usuarios prefieren que este saldo sea independiente de aquél asociado al uso del servicio de comunicaciones. Quienes prefieren que sea un banco valoran su experiencia en el manejo de dinero. Además, se percibe con éstos que hay un mayor control de los gastos, evidenciando una cierta desconfianza hacia los operadores. En menor medida se menciona un modelo de tarjeta prepaga, similar al de la tarjeta SUBE, con la ventaja de que no se asocia a ninguna cuenta al tiempo que permite medir el gasto con mayor facilidad. Muy pocos entrevistados mencionaron a las tarjetas de crédito.
En resumen, existe una demanda madura y permeable a la utilización de los celulares como medio de pago. Pero requerirá de tecnologías de proximidad, siendo más difícil el camino para opciones que impliquen algún tipo de input por parte de los usuarios.

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