Archivomayo 2015

TV conectada

La tendencia al consumo de contenidos de TV (películas, series, documentales, eventos deportivos y artísticos) desde Internet, vía streaming o descargas, no es nueva y ya alcanza a casi la mitad de los usuarios de Internet en Argentina. Por lo tanto, resulta natural que muchos pretendan acceder a esos contenidos en el dispositivo más indicado para hacerlo, como es la TV. A tal punto que hoy un 36% de quienes consumen contenidos de TV desde Internet lo hacen a través de un televisor, que se suma con fuerza a los dispositivos conectados dentro del hogar. Esto surge del informe “Usuario online 2015” recientemente publicado por Carrier y Asociados.
Consumir contenidos de Internet desde la TV conectada a Internet es una práctica que subió 20 puntos en el último año. En esto mucho tiene que ver la creciente popularidad de las Smart TV. Un 41% de quienes consumen contenidos de TV provenientes de Internet las utilizan para tal fin. Luego se ubica la PC conectada a la TV (35%) y más lejos la consola (10%) y los reproductores multimedia (7%) tales como Apple TV, Roku, Chromecast u otros.

La popularización de diversas alternativas para acceder a contenidos de Internet desde la TV, tanto en forma nativa como con el agregado de otros dispositivos, potencia su consumo, convirtiéndose en un impulsor del crecimiento de usuarios de servicios OTT como Netflix y otros.

Nuevo juego, nuevas reglas

Si algo caracterizaba al mercado celular de los EE.UU. fue su alto nivel de subsidios al costo del terminal. Esto se veía reflejado claramente cuando un iPhone con un contrato de dos años costaba US$ 199 mientras que comprándolo liberado en el canal minorista ese precio se triplicaba. Pero en los últimos meses, uno a uno los distintos operadores móviles comenzaron a eliminar total o parcialmente, esos subsidios, reemplazándolos por financiación para adquirir el terminal en cuotas. La vigencia de semejantes niveles de subsidio fue lo que le permitió a Apple no sólo ganar una enorme participación de mercado sino, quizás tanto o más importante, mantener una rentabilidad que es la envidia del resto de la industria.
Los subsidios al precio del terminal tienen razón de ser cuando sirven para incentivar el alta de nuevas líneas o un mayor consumo de las existentes. Por eso la primera etapa de los smartphones estuvo fuertemente subsidiada. No sólo aseguraba una permanencia del cliente por 2 años, sino que permitía subir el ingreso por línea al agregar un paquete de datos al combo voz/SMS. Pero en un mercado maduro y con tasas de penetración de los smartphones superiores al 80%, el subsidio no genera un ingreso adicional. A lo sumo puede servir para sumar líneas, “robando” clientes a la competencia. Pero esta es una política de suma cero si los demás competidores también subsidian o pueden descolocar las tarifas (o la rentabilidad) si el subsidio se recupera con el servicio.
En Argentina, aunque con matices propios del mercado local, también están desapareciendo los subsidios. En consecuencia, la diferencia de precio entre un equipo bloqueado comprado al operador es en muchos casos insignificante frente a adquirir un terminal liberado en una canal minorista. Esto permitió que las ventas de equipos liberados por fuera de los operadores alcanzaran un 20% del mercado total.
Con este escenario, el próximo paso natural sería que los fabricantes comiencen a vender en forma directa a través de la web. Esto fue lo que quiso hacer en su momento Google con el primer modelo de Nexus (aunque fue un fracaso). Y es lo mismo que está intentando Motorola en algunos países y que fuera la causa de su encontronazo con Claro en México extendido, por unos pocos días, a todas las operaciones de Claro en Latinoamérica. Encontronazo que duró poco, vale la pena recordar.
Vender al cliente final y no al operador implicará un cambio en el marketing y la cultura de las empresas fabricantes. No es lo mismo vender a un individuo (con todas sus variantes) que hacerlo a unos pocos operadores. Es pasar casi de un modelo B2B a uno claramente de electrónica de consumo. Habrá que ver si todos están en condiciones dar el salto necesario.

Tuits selectos

YouMusic

En momentos en que el iPod ya es prácticamente cosa del pasado, el consumo de música avanza rápidamente hacia el modelo de streaming. De hecho, en Argentina, 3 de cada 4 usuarios de Internet consume música online. Esto surge del informe “Usuario online 2015” recientemente publicado por Carrier y Asociados.
Resulta interesante observar que a la hora de identificar la plataforma utilizada para escuchar música, la más elegida por lejos (89%) no es una específica de audio sino YouTube, el rey del video online. No sólo se encuentra en esta plataforma una amplia variedad de temas musicales (incluyendo distintas versiones de los mismos), sino que funcionalidades como la reproducción automática o el armado de listados de videos/tracks convierten a YouTube en una verdadera rockola personal. Quizás sea por esto que también es muy habitual encontrar videos musicales que en realidad no son tales, ya que se trata del audio pero con una imagen estática, lo cual es más eficiente en términos de ancho de banda.

En segundo lugar se ubican las radios online (34%). Éstas pueden ser tanto las versiones web de radios tradicionales como aquellas que son puramente online y que tienen la particularidad de ser mucho más segmentadas en cuanto a sus contenidos. Pero el dato interesante es el rápido crecimiento de servicios como Spotify o el recientemente desaparecido Grooveshark, usados por el 22% de los consumidores de música online, que además, en ciertos casos, permiten escuchar música estando fuera de línea.
Luego de pelear por años contra los Napster y similares, la industria discográfica creyó encontrar la solución replicando el modelo de descargas pero bajo un formato legal, impulsado por iTunes/Apple como una forma de darle valor a sus reproductores iPod. Pero la popularización de la banda ancha primero y los smartphones después hicieron obsoleto el modelo de propiedad del archivo de música para dar lugar al flujo (o stream) como modelo de servicio. En otras palabras, el producto se convierte en servicio, y el precio en abono o publicidad. Y en el proceso, el usuario se saca de encima las complejidades asociadas a la administración del contenido (almacenamiento, compatibilidad, DRM, etc.).

Matrimonio por conveniencia

En los últimos tiempos es habitual oír la preocupación de los operadores de redes de telecomunicaciones fijas respecto de las cuantiosas inversiones necesarias para abastecer a una creciente demanda por tráfico. Saben que más allá de las mejoras constantes necesarias para que el equipamiento de red pueda lidiar con un tráfico que no hace más que crecer, tarde o temprano terminarán teniendo que tender fibra óptica hasta el hogar.
Para llegar a esta situación colaboran los avances en los dispositivos de usuario cada vez más voraces por capacidad de la red. Pasamos de televisores convencionales a HD 720, HD 1080 y ahora 4K, que se conectan vía Internet a OTT como Netflix, Fox Play, HBO Go y otros. Por otra parte, se multiplican los dispositivos conectados al interior de los hogares. PC, tablets, celulares, SmarTV, Consolas, media players cohabitan bajo un mismo techo y se multiplican. Así, esta mayor demanda individual se potencia por la cantidad de integrantes del hogar.
La resultante es un consumo creciente que se lleva mal con la tarifa plana desde la perspectiva del operador. La pregunta entonces es: quién paga por las inversiones a realizar en la red. Por el momento, muchos operadores apuntan directamente a los proveedores de contenidos, con YouTube y Netflix a la cabeza, ya que son responsables de aproximadamente el 50% del tráfico en las redes fijas. Pero esta es una negociación difícil, sobre todo en aquellos países donde hay regulación a favor de la neutralidad de la red. No obstante, si la calidad de la red se degrada por falta de actualización de su capacidad, lo proveedores de contenidos se verán afectados (¿cuántas veces dejamos de ver un video porque éste no se cargaba?). Esta situación hace que proveedores de red y de contenidos se vean como adversarios.
Distinta es la situación en el mundo de los móviles. Y no porque éstos no participen también de la carrera por el mayor consumo. Hace rato que los celulares dejaron de ser un dispositivo para hablar para convertirse en uno de comunicación multimedia. Intercambio de fotos, videos, streaming de música impulsan también un consumo creciente y que promete seguir haciéndolo. Los celulares de alta gama ya prevén no sólo reproducción en 4K sino también grabación en esta resolución. Grabaciones que luego se subirán desde el celular a YouTube, Facebook y otros servicios que permiten publicar directamente desde el equipo. Sin pensar en video, ya hoy el mismo Whatsapp permite realizar llamadas de voz al tiempo que Facebook Messenger lo hace con las videollamadas. Sin embargo, los operadores móviles no parecen muy preocupados por esta situación. Y cuando lo están, no es por la mayor demanda de capacidad sino por la canibalización de algunos de sus productos (como pasó con Whatsapp y los SMS).
La diferencia entre operadores fijos y móviles radica en la forma de cobrar por el servicio. Recientemente en Argentina, las empresas de telefonía móvil desterraron las tarifas planas de datos (el famoso Internet ilimitado). Entonces, si el consumo crece, también lo hace la facturación. Es más, los operadores están deseosos de que la capacidad agregada por la tecnología 4G sea consumida por contenidos. Y buscan ayudarla con la oferta de servicios de streaming, como es el caso de Spotify. Esas redes vacías deben ser llenadas para comenzar a pagarse.
Este modelo de pago por uso comienza a ser replicado en el acceso fijo, aunque no todavía en Argentina. Sin ir muy lejos, en Uruguay, Antel (el operador estatal y dominante del mercado) ya discontinuó todos sus accesos de banda ancha fija con tarifa plana para establecer tarifas por tráfico (de 30, 60 y 90 Gb mensuales). En Argentina, Fibertel planea lanzar en junio un producto de estas características llamado Flex. Al menos inicialmente, apuntará no a los usuarios de alta demanda sino al extremo opuesto, los de bajo consumo.
Lo curioso del caso de Antel es que se trata de un operador que ofrece el servicio de Netflix a sus abonados. La razón es simple. Mientras éstos más consuman, Antel se beneficiará con más facturación. Así, Netflix pasa de ser una amenaza a un aliado. Lo opuesto a lo que sucede entre operadores y OTT cuando la tarifa es plana y éstos no se ponen de acuerdo en compartir los mayores costos. De paso, el cobro por el acceso es más justo. Quienes más consumen, más pagan. Quienes tienen un consumo light, menos. Como debe ser.

Tuits selectos

Facebook, amenazada

Desde hace unos años, las redes sociales se convirtieron en el servicio más popular y horizontal al que se accede vía Internet. De hecho, en Argentina un 87% de los usuarios tiene cuenta en al menos una de éstas, con Facebook como claro dominador, con un 98% de quienes tienen cuenta en alguna red social. Sin embargo, el panorama para Facebook no es tan rosa como podría pensarse a priori, con indicios de una importante migración de horas/red hacia otras alternativas. Esto surge del informe “Usuario online 2015” recientemente publicado por Carrier y Asociados.
Es claro que tener un usuario en una red social no es un indicador del nivel de actividad en la misma. En el caso de Facebook, un 21% de sus usuarios manifiesta casi no tener actividad en la misma. A esto hay que agregarle un llamado de atención por su incidencia en el futuro cercano: en el caso de los Nativos (31 años o menos), este valor no sólo llega al 25% sino que es 10 puntos más altos que un año atrás. Adicionalmente, quienes se definen como usuarios “bastante activos”, descendieron 8 puntos. Por lo que se ve, los Nativos están migrando hacia otros formatos de redes sociales, como Whatsapp e Instagram.
En el caso de Whatsapp, si bien se trató originalmente de una aplicación de mensajería instantánea, la incorporación de la funcionalidad de grupos le otorga los condimentos para convertirla en red social, donde se comparte todo tipo de contenidos como vínculos, imágenes, videos y audio. Pero a diferencia de Facebook tiene la ventaja de ofrecer un mucho mayor control y privacidad sobre quiénes acceden a los contenidos allí publicados. Un 93% de los usuarios de Internet desde el móvil utilizan Whatsapp, y de éstos un 68% participa de grupos. Este valor asciende al 79% en el caso de los Nativos.
En cuanto a otras redes sociales, Twitter aparece estancada en su crecimiento con un 23% de los usuarios que tienen una cuenta. Además, tuvo aumentos en los extremos de la intensidad de uso, con una suba de 7 puntos entre los más activos que participan y comentan habitualmente (23%) y un crecimiento de 17 puntos entre quienes tienen cuenta pero no la usan, que llegan al 34%. En resumen, una red que no crece en usuarios, muestra dificultades para involucrar a los mismos, y concentra su uso en aquellos más activos, quienes le dan vida nutriéndola de contenidos.
El furor que hubo el año pasado por Twitter (especialmente entre Nativos) parece haberse desplazado a Instagram, que con un 17% de los usuarios creció 11 puntos en un año, más que duplicando su penetración. Entre nativos, su penetración asciende al 28%.
Entendiendo por “uso real” de las redes sociales a los usuarios que no sólo tienen cuenta sino también una mínima participación así como el uso social de apps de mensajería instantánea (tal el caso de Whatsapp), la popularidad de las redes sociales en Argentina queda de la siguiente forma:

[Aclaración: no se incluyó Instagram por no haberse medido la intensidad de su uso]

Cabe destacar que en el caso de los nativos, el uso real de Facebook y de Whatsapp (en grupos) se está emparejando, con un 75% en Facebook y un 68% en WA.
Con sus recorridos y características distintas, las redes también se superponen. Un 55% de los usuarios usa más de una red social, valor que sube al 63% en el caso de los Nativos. Naturalmente, la combinación de redes mayormente incluye a Facebook. No obstante, esta red social era la única utilizada por el 74% de los usuarios el año pasado, habiendo descendido este valor al 45% este año.

Desenterrando el hacha

Con el reciente cambio de autoridades en materia de políticas digitales, la Comisión Europea ha dejado en claro que de aquí en más habrá un importante giro en este tema. Las mismas serán más ambiciosas y prometen provocar algún que otro encontronazo con los EE.UU., cuna de muchos emprendimientos que tienen a mal traer a la industria tecnológica del otro lado del Atlántico.
El giro europeo se materializó con el anuncio de la iniciativa Digital Single Market (o Mercado Único Digital) o DSM. La sola idea de hablar de un mercado único en materia digital (en lugar de los 28 mercados) da la pauta de lo fuera de sincronía que está con relación a otros sectores de la Comunidad Europea. Y no es para menos, ya que las autoridades continentales estiman que un mercado único digital podría contribuir en €415.000 M anuales a la economía de Unión.
La propuesta presentada se basa en tres ejes: un mejor acceso a los bienes y servicios digitales para los usuarios; la creación de condiciones parejas para redes digitales y servicios digitales; y favorecer el desarrollo de la economía digital. Sin dudas, el segundo eje es el que promete el terreno más movido en los próximos años.
La creación de condiciones parejas para redes y servicios responde al concepto de “igual servicio, iguales reglas”, el cual es sin dudas muy bien recibido por los operadores europeos de cara a las OTT. Éstos hace rato vienen reclamando las mismas obligaciones en materia de servicio público, colaboración con las autoridades, privacidad y seguridad. Esto podría traducirse en mayores exigencias para las Whatsapp, Messenger, Skype y otros, o (soñar es gratis) una desregulación para los operadores. Habida cuenta de la cultura propensa a la regulación de los europeos, lo más probable es que suceda lo primero.
En este sentido, empieza a difundirse la idea de que la competencia no necesariamente se limita entre quienes disponen de activos físicos, sino que se extiende a quienes disponen de datos e información monetizable (como identificar a una persona, en qué gasta, qué compró, qué consume, etc.). Esto va en línea con el análisis exhaustivo de las plataformas en línea (como buscadores, redes sociales, tiendas y otras), apuntando a la transparencia de resultados, uso de la información obtenida, vinculación entre plataformas y proveedores, trato desigual entre servicios propios y de la competencia. Si a esto se le suman las nuevas normas relativas al tratamiento de datos personales, a ponerse en funcionamiento a fin de este año, está claro que este anuncio significa una seria amenaza para el negocio de los gigantes americanos (Google, Facebook, Amazon, Apple, Microsoft y siguen las firmas) en territorio europeo.
Podría verse esto como una mutación de la neutralidad de la red en neutralidad digital, garantizando no sólo un acceso justo a las redes sino también a la información. Si bien todavía falta para que estas ideas se materialicen, los antecedentes de la Unión Europea hacia las tecnológicas americanas (como ya pasó con Microsoft y ahora con Google) son una muestra de que éstas últimas encontrarán en Europa un camino mucho menos allanado que en su país de origen.

Tuits selectos

Como en la vida real

En la era de la información, las personas se comunican no sólo a través de incontables dispositivos sino también de distintas formas. Ya sea canchereando en 140 caracteres, chateando con caritas o, quizá la pionera de esta época, escribiendo correos electrónicos. Ya están tan acostumbradas están a escribir mails que no reparan en lo extraño que resulta esa forma de comunicación. Nada mejor que explicar con un cómico video lo bizarro que en realidad son esos sobres electrónicos.

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