Archivonoviembre 2015

Streaming, la nueva TV

La explosión del video a través de Internet, consecuencia de la difusión de la banda ancha, está teniendo un impacto profundo en la forma en que se consumen los contenidos audiovisuales. Dos elementos básicos, el acceso bajo demanda y la disponibilidad casi infinita de contenidos, marcan la agenda para las opciones tradicionales de oferta audiovisual.
En un principio, el consumo de contenido de TV (shows, series y películas) a través de Internet fue reducto de las opciones ilegales, que tuvieron en sitios como Cuevana su punto cúlmine en cuanto a calidad de oferta. Pero fue esta popularidad la que dejó entrever que había espacio para ofertas legales si la propuesta era la correcta. Así surgieron alternativas de streaming que no violan derechos de propiedad intelectual y que tienen en YouTube y Netflix a sus máximos, aunque no únicos, exponentes. Esto surge del informe “Internet y consumo audiovisual – 2015”, realizado por Carrier y Asociados.
Las opciones legales presentan dos grandes líneas de contenidos: aquellos producidos para el mundo offline y que encuentran un repositorio online y aquellos que son generados para su distribución online. En el primer caso se encuentran los sitios de canales de TV, quienes aportan la posibilidad del consumo bajo demanda vía Internet que la TV tradicional no provee. En el otro extremo están los sitios que tienen contenido pensado para y por Internet, muy populares entre los segmentos más jóvenes. En el medio está YouTube, que ofrece contenidos de ambos tipos, lo que le da un rol estelar en este escenario.
YouTube atrae en mayor medida a adolescentes y pre adolescentes, principales consumidores de contenido audiovisual que no existe en la TV. Entre éstos el fenómeno de los Youtubers es muy fuerte, siendo el humor el tema más convocante y popular. Éstos generan un fenómeno de cercanía entre grupos de usuarios con intereses similares, aunque sin llegar a conformar una red social. También son populares los canales de videojuegos, donde se encuentran reseñas (reviews), tutoriales (walkthrough), gameplays (demostraciones de cómo se juega y que se consumen previa la compra de un juego) y también competencias. Con todos los videos en un solo sitio y los canales para organizarlos, YouTube es, sin dudas, la TV de las generaciones más jóvenes.
Por su sencillez de uso y características de sus contenidos, Netflix llega a aquellos que no hacen habitualmente streaming o descargas debido a su complejidad. Por su parte, quienes sí hacen streaming o descargas y usan Netflix, las hacen para complementar los contenidos no disponibles en la plataforma OTT. Por el lado del catálogo, tiene ventajas y desventajas. A favor, es percibido como que ofrece más contenidos que la TV paga. En esto influye también que al ser bajo demanda todos los contenidos están disponibles al mismo tiempo. También es positiva la oferta de contenidos propios y exclusivos. No obstante, es percibida negativamente la ausencia de ciertos contenidos de terceros (ej. HBO), el retraso en las temporadas y la escasez de contenido local.
Con el surgimiento y crecimiento de estos nuevos actores, la industria atraviesa un período de transición hacia un nuevo modelo con profundas implicancias. Quienes generan contenidos (productoras de todo tipo) y quienes los distribuyen (canales de TV, operadores de TV paga y plataformas de OTT) se encuentran ante un escenario inédito que exigirá de mucha creatividad y flexibilidad para adaptarse sin morir en el intento. Se trata de un negocio que cambió radicalmente en su forma de distribución y monetización. Lo que no cambió tanto, por ahora, es el contenido. Pero sin dudas se verá afectado también.

Qué Smart se TV

Cada vez más, los televisores están dejando de ser meras pantallas para convertirse en uno de los tantos dispositivos conectados disponibles en el hogar, sumándose a computadoras, celulares, tablets y otros. La prueba está en que en los tres primeros trimestres del año, del total de televisores que se incorporaron al mercado, un 45% fueron Smart TV, contra un 32% en el 2014.
Las capacidades de Smart TV son más habituales en la medida en que mayor es el tamaño de pantalla. Apenas un 12% de las TV con menos de 32” son Smart, frente a un 90% en el caso de las de 50” o más.

Esto ocurre a pesar de que las Smart TV todavía se encuentran en su infancia en términos de madurez, con múltiples plataformas que no siempre disponen de todas las apps más populares, lo que les resta utilidad. Algo que está comenzando a cambiar, aunque lentamente.

Dispositivos y adopción de LTE

En el desarrollo de la tecnología LTE, aquella que da vida a la 4G, la atención se concentra en las redes, haciendo hincapié en el rol de operadores y reguladores para su despliegue exitoso. No obstante, se suele otorgar menos relevancia al rol de los terminales (teléfonos y otros dispositivos) que se ubican en el extremo de la red y que son el punto de contacto entre el usuario y los servicios y contenidos que esta tecnología posibilita.
Este tema es abordado en este documento que puede ser leído online o descargado en formato PDF.

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La hora de los locales

El negocio de los smartphones ha madurado tanto que da lugar al surgimiento de marcas locales que, aunque no compiten mano a mano con las internacionales, encuentran oportunidades en un mercado que es masivo. En los últimos tiempos han surgido en Argentina marcas locales como Joy (BGH) o Go (Noblex). Tal es así que éstas ya representan el 3,5% del mercado argentino de smartphones en lo que va del 2015. Este número seguramente seguirá creciendo, ya que se acaban de sumar otras marcas como Spanky (Exo) o CX (Air Computers) y no sería raro que se agregue alguna más.
El surgimiento de marcas locales se da ahora por la combinación de la masificación de los smartphones con la ratificación de Android como plataforma dominante. Esto no sólo redundó en una baja del precio, potenciando su difusión, sino que el proceso de estandarización permitió el surgimiento de múltiples proveedores de componentes e inclusive de diseños completos.
Así se configuró un escenario que conlleva una oportunidad para marcas locales. La situación es similar a la que se comenzó a dar hacia fines de los 90, con la estandarización de componentes alrededor de Windows como plataforma. Un escenario que dio lugar en su momento al mercado de ensambladores locales y regionales de PC, con marcas nacionales abastecidas de componentes importados, fabricados a gran escala y con precios competitivos.
En este marco, las marcas locales pueden entonces ofrecer productos que se adapten mejor a las particularidades de sus ámbitos de operación en términos de configuración, tiempo de puesta en el mercado y localización. Aquí corren con ventaja ya que mientras que las marcas internacionales tienen el desafío de ser simultáneamente globales y locales, las locales se focalizan en sus mercados domésticos, pudiendo adaptarse mejor a las demandas y más rápidamente a los cambios. De tal forma, quedan bien posicionadas para ganar terreno. En el caso argentino, las marcas locales pertenecen a empresas que cuentan con canales de distribución y estructura de soporte para una amplia gama de productos que va más allá de los celulares, lo que claramente facilita su difusión. Adicionalmente cuentan con instalaciones para el ensamblado.
Por supuesto, las marcas nacionales no compiten por ahora mano a mano con las internacionales, principalmente por un tema de branding. Por eso, al menos en esta etapa inicial, apuntan a segmentos más sensibles al precio.
La tendencia no es exclusiva de Argentina. A nivel latinoamericano, las marcas locales han ganado terreno, llegando al 16% del mercado o 1 de cada 6 smartphones vendidos en la región, según datos de Counterpoint Research. Un parámetro de hasta dónde pueden crecer.

Ola inversora

Es bien sabido que la industria de las telecomunicaciones, como toda actividad ligada a la infraestructura, es capital intensiva, demandando continuas inversiones no sólo para mantener lo que está sino para seguir el ritmo de la evolución tecnológica propia de la actividad. Pero también es importante tener en cuenta que el nivel de inversión, y por ende de calidad y actualización de las redes, está íntimamente ligado al marco regulatorio en el cual se desenvuelve.
Hasta principios de 2014 la constante era escuchar a reguladores y políticos reclamar a las empresas del sector un mayor nivel de inversión. Sin embargo, el mismo no se incrementó significativamente sino hasta este año. En 2015 Telefónica declara inversiones por $ 8.500 millones o unos US$ 900 millones. Claro anunció que desembolsará US$ 2.650 millones entre 2015 y 2019, a razón de US$ 530 millones anuales o unos $ 5 mil millones. Telecom acaba de declarar que invertirá $ 30.000 millones entre 2015 y 2017, equivalentes a $ 10.000 millones o poco más de US$ 1.000 millones promedio por año. Incluso Cablevisión, que no está presente en el negocio móvil invertirá US$ 400 millones sólo durante este año. De cumplirse estos anuncios, este año entre los cuatro actores principales del negocio argentino de las telecomunicaciones la inversión sería superior a los US$ 2.800 millones.
¿A qué se debe este frenesí inversor? Básicamente a que la regulación comenzó a levantar restricciones. Los dos hechos más relevantes fueron la licitación de espectro para 4G y la habilitación a las empresas de telecomunicaciones a dar servicios de comunicación audiovisual (léase TV). En el caso de 4G las inversiones van desde el nuevo equipamiento de red con tecnología LTE, la instalación de nuevas antenas y la conexión de las mismas por fibra óptica. Por otra parte, Telecom y Telefónica también deben destinar capital a la mejora de la capacidad de su red fija si es que pretenden participar del negocio de la TV paga, lo que implica extender el alcance de la fibra óptica. Esto repercute en los planes de otros actores, tal el caso de Cablevisión, que no se sentó a esperar a ver qué hacen las telcos e invierte para mejorar la capacidad de su red y en el desarrollo de una plataforma OTT que permitirá distribuir su servicio por las redes de banda ancha. También la compra de Nextel (hoy en disputa con el regulador) es parte de las inversiones necesarias para seguir siendo un actor relevante del mercado de las telecomunicaciones a futuro.
Más allá de las diferencias, hay que reconocer que en esto influyó el giro copernicano dado por el regulador. Éste asumió a principios de 2013 con una política de confrontación, pensando que todo se arreglaba en base a retos y multas, pero que tuvo la flexibilidad para cambiar y darse cuenta que el verbo era “habilitar”. Esto comenzó a suceder un año después, con la puesta en marcha de la licitación de 4G primero y los cambios introducidos en materia audiovisual después. No obstante, a pesar de estos méritos no todo fue positivo en el accionar del regulador. En relación a la licitación 4G, su plan para el desarrollo de un 4° operador fue un fracaso, asignando el espectro a un actor como Arlink que claramente y desde el vamos no estaba en condiciones de asumir ese papel. Un error que se vio agravado por la demora en declarar desierta esa asignación. Otro ítem en el Debe fue el encaprichamiento en el trato hacia Cablevisión, enmarcado en el enfrentamiento del Gobierno Nacional con el Grupo Clarín, pensando más en las rencillas personales que en la conveniencia del país. La situación se vio agravada porque extendió las limitaciones a toda la industria de la TV por cable, imponiéndole límites al desarrollo de las redes vía la ley de Servicios de Comunicación Audiovisual y dejándola fuera de cualquier tipo de participación en el recientemente anunciado desarrollo de la red móvil que tendrá que llevar a cabo Arsat luego de la asignación del espectro móvil originalmente adjudicado a Arlink.
En definitiva, todo esto demuestra el rol que juega el regulador en una actividad que es muy sensible a sus decisiones. Y marca también que así como es importante que éste controle, también lo es que permita, liberando las fuerzas detrás del avance tecnológico y de la competencia. En el caso particular de Argentina, el agregado de un trato ecuánime a los distintos jugadores sería un factor que ayudaría a un mayor desarrollo de una infraestructura clave en la sociedad y economías del siglo XXI. Ojalá esta visión sea compartida.

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Línea borrosa

Con el surgimiento de distintas alternativas para el consumo de contenidos audiovisuales a través de Internet, la TV lineal (TV abierta analógica, la TDA y los servicios básicos de TV paga) busca la forma de convivir. Si bien todavía la TV lineal es dominante en términos generales, también es cierto que dentro de la población con acceso a banda ancha el consumo audiovisual vía Internet es moneda corriente. Por lo tanto, las debilidades del formato lineal tradicional se hacen cada vez más evidentes. Esto surge del informe “Internet y consumo audiovisual – 2015”, realizado por Carrier y Asociados.
En la comparación con el consumo audiovisual por Internet, la TV lineal tiene tres grandes contras: rigidez en la emisión, oferta acotada y exceso de publicidad. El usuario debe ajustarse a los días y horarios decididos por el programador, más aún cuando éstos son “variables”, como viene sucediendo últimamente. Frente a la oferta en Internet, los contenidos son poco variados y actualizados. En consecuencia, se ve lo que hay. Finalmente, el formato se ve debilitado por un exceso de publicidad, ya sea por la frecuencia de las tandas o por la duración de las mismas.
A pesar de esto, la TV lineal subsiste en parte porque se trata de un hábito instalado (aunque no tanto en el segmento adolescente), generando una inercia importante. Brinda compañía, aporta serendipia y tiene la virtud de ser más fácil y expeditiva para acceder a los contenidos. Por el lado de estos últimos, la TV lineal se destaca en el vivo, principalmente deportes, aunque también noticieros y programas de actualidad. Dentro de las variantes del modelo lineal, la TV paga se destaca por ofrecer una cantidad de contenidos sustancialmente mayor que la TV abierta y por ser más fácil de usar que Internet. De los servicios adicionales, sin dudas que el HD es el que más interés despierta, siendo visto como algo necesario con los televisores actuales, de gran tamaño y calidad de imagen. No obstante, Internet le robó tiempo a la TV, sustituyéndola mayormente para el consumo de series y películas. Netflix se convierte así en el principal competidor de los servicios adicionales (canales Premium, On Demand, DVR).
Por su parte, la TDA puede jugar un rol relevante a futuro. En los últimos tiempos aumentó notablemente la conciencia de su existencia de la mano de una creciente incorporación del sintonizador digital en los televisores más nuevos así como de la promoción de la misma, principalmente en las transmisiones de fútbol. El hecho de que la TDA transmita en HD en forma gratuita, la hace atractiva como complemento de la TV paga básica, no así como substituto ya que se queda corta en términos de cantidad de contenidos. No obstante, sí produce una interesante complementación con Internet, donde la TDA provee contendinos en vivo, lineales y gratuitos e Internet aquellos bajo demanda, gratuitos o pagos.
En cuanto al público de la TV lineal, si bien el consumo audiovisual proveniente de Internet hizo mella en todos los segmentos etarios, la brecha generacional se manifiesta aquí en toda su magnitud. Existe una diferencia importante entre los jóvenes y adultos que se criaron en un mundo con TV por cable, VHS y DVD y los preadolescentes que se acostumbraron a ver videos “en la compu” desde muy chicos y para quienes la TV ya prácticamente no es una opción para el consumo audiovisual. La TV tradicional atrasa para las generaciones más jóvenes en términos de contenidos y formatos. Ese es el gran desafío de la TV lineal hoy.

Obviando detalles

Con unanimidad en el Senado y tratamiento sin debate en Diputados por retiro de la oposición, finalmente esta semana el Congreso aprobó la ley de Desarrollo de la Industria Satelital. A pesar de su nombre, la nueva norma transfiere la explotación de las bandas de frecuencias de 3G y 4G a la empresa de telecomunicaciones estatal Arsat. Las mismas corresponden al lote que se puso en juego para un 4° operador en la última licitación de espectro y que ganara oportunamente Arlink para luego perder por falta de pago. De esta forma, el gobierno reflotó la movida del operador móvil estatal que ya había sido lanzada en 2012 bajo el nombre Libre.ar y que fuera descartada poco más de un año después por razones nunca especificadas y sin ningún avance visible.
Por lo expresado en el texto de la ley, la idea es crear un operador mayorista o al menos colectivo. Si bien el objetivo principal enunciado es la creación de una red gubernamental, se menciona la posibilidad de que la misma brinde servicio a cooperativas, municipios, organismos y sociedades del Estado. Lamentablemente, las empresas privadas no son mencionadas, restándoles a operadores de cable, telcos y PYMEs del sector la posibilidad de participar del negocio más popular de las telecomunicaciones a través de la red estatal. Si bien es cierto que pueden hacerlo como OMV de las redes comerciales, la capacidad disponible de éstas para terceros es mucho menor que la que podría ofrecer ARSAT.
Por otra parte, la nueva ley menciona también las importantes inversiones necesarias, su explotación atendiendo “sectores menos ‘rentables’ en términos financieros”, el desarrollo de servicios de seguridad pública, el despliegue de banda ancha de última milla y otros. Todos ellos temas no menores y de una complejidad que requiere de una ley propia, más exhaustiva en los detalles, y no ser un anexo casi escondido de otra que apunta a un tema sustancialmente distinto.
Para coronar la situación, la ley pone un cerrojo al exigir 2/3 de los votos del Congreso tanto para la venta de acciones de ARSAT así como, y más importante, “cualquier acto o acción que limite, altere, suprima o modifique el destino, disponibilidad, titularidad, dominio o naturaleza de los recursos esenciales y de los recursos asociados” que pertenezcan o sean asignados a Arsat. Más allá de lo discutible que puede resultar que una mayoría simple tome una decisión que exija 2/3 de las voluntades para alterarla, el antecedente de Libre.ar es un llamado de atención. Si por alguna razón (quizás las mismas que obligaron hace un tiempo a descartar el proyecto) la red móvil de Arsat no llegase a desplegarse, sería muy complejo reasignar su espectro. De ser así, el país estaría desaprovechando un recurso valioso y finito. Tal como sucede en este mismo instante.
Que quede en claro que no se trata de debatir ideologías. Cada uno tiene la suya y, generalmente, cambian muy lentamente, si es que lo hacen. Pero sí es necesario y saludable para mejorar cualquier propuesta que se debata la forma en que se implementará. En esto, por tiempos electorales, desinterés o desatención, venimos fallando.

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