Archivomayo 2012

Ya no es una fija

Los primeros años de Internet se caracterizaron porque su acceso se producía mayormente desde lugares “estancos”: o era el hogar, o el trabajo, o el ciber/locutorio. Si había alguna superposición, esta se daba con el trabajo, el que se complementaba con el acceso en el hogar o en algún lugar público. En cambio, lo que hoy tenemos es una conexión casi permanente, independiente de la ubicación. Esto surge del informe “Acceso residencial a Internet – 2012”, recientemente publicado por Carrier y Asociados.
Hoy un 71% de los usuarios acceden a Internet desde múltiples lugares. Con la aparición de distintos dispositivos móviles para la conexión, primero notebooks y netbooks, luego celulares y, más recientemente, tablets, la idea de ir a un lugar específico a conectarse está perimida. Obviamente, esta multiplicidad de dispositivos es consecuencia también de la mayor disponibilidad de puntos de acceso inalámbrico, vía WiFi o 3G.

El segmento ABC1 es el que muestra más tendencia hacia esta “policonexión”, teniendo un mayor peso relativo en el acceso desde el trabajo (por correlación con perfil laboral), desde el celular así como desde instituciones educativas (lo que marca una mayor penetración de Internet en escuelas y universidades privadas). La “policonectividad” sube con el NSE y la antigüedad, así como tiene una mayor penetración entre los nativos.
El acceso desde el hogar de terceros (amigos, familiares) se da más entre los nativos, lo cual es natural considerando que se trata de una etapa vital caracterizada por ser nómada así como a la alta penetración en el segmento de dispositivos móviles (notebooks, netbooks y celulares).

A paso de caracol

Quizás porque era una promesa desde el 2000. Quizás porque desde principios de este año se empezó a agitar la idea de cambiar libremente de operador sin tener que comunicar un cambio de número a todos nuestros contactos. Lo cierto es que el anuncio de la portabilidad generó en la industria una enorme expectativa que, al menos por el momento, no viene teniendo su correlato en el accionar de los clientes/usuarios. Es que según supimos extraoficialmente, pero de fuentes inobjetables, hasta mediados de mayo sólo se habían producido un total de 20.000 cambios de operador utilizando el mecanismo de la portabilidad. De mantenerse este nivel, los cambios no llegarían siquiera al 1% anual. Bien por debajo de lo previsto (nos incluimos) y de lo sucedido en otros países.
Según con quien se hable, diversas pueden ser las causas para tan baja respuesta. Para muchos, la razón es que la gente se queja más de lo que actúa. Si bien esto es cierto, tampoco alcanza como explicación. Otra razón es que en muchos casos los usuarios no perciben diferencias sustanciales entre operadores, por lo que es habitual que crean que un cambio implicará un trámite, pero no mayores beneficios. Por otro lado, no hubo ofertas imbatibles por parte de los operadores, quienes quizás evaluaron que no era conveniente atraer clientes buscadores de precio, ya que éstos son poco fieles y tienen un costo de adquisición alto.
Pero quizás lo más relevante es la comunicación de esta posibilidad. Faltó una mayor difusión por parte del gobierno, explicando de qué se trata la medida y cuáles son los pasos para llevar adelante el cambio. Si bien la portabilidad es un tema de conversación para quienes nos movemos en esta industria, la cosa se diluye bastante cuando se frecuentan otros ámbitos. Por el lado de los operadores, estos apuntaron más a sus objetivos particulares: atraer y/o retener clientes más que explicar la medida y los detalles del proceso.
Entre quienes iniciaron el trámite de portabilidad, no es raro oír quejas respecto de las demoras, con tiempos que lejos están de las promesas iniciales. Al parecer, el proceso no está lo suficientemente aceitado, pero como hay poco volumen de operaciones esto no se nota tanto. Al menos no por ahora.
En cuanto a si hay por el momento algún ganador o perdedor entre los operadores, la cosa viene bastante pareja. Y con volúmenes tan bajos, la migración de una sola gran empresa (con algunos cientos de líneas) puede mover el amperímetro momentáneamente. Lo que sí podría impactar en el saldo de ganadores y perdedores sería que algún operador comprar SIM de algún competidor para migrarlas a su propia red y así mejorar su posición, cosa que ya sucedió en otros países de la región. Pero sería muy torpe…

Regulando la movilidad

Es bastante habitual que cuando se intenta introducir mayor dinámica a un mercado determinado se hable de “desregular”. Pero no es ésta siempre la palabra apropiada, ya que muchas veces lo que justamente está faltando es una regulación que encauce el accionar de los actores hacia los objetivos buscados.

Con motivo de los recientes cortes en el servicio de Movistar y de Claro, la enérgica reacción del gobierno estuvo acompañada, además de las sanciones económicas, por reclamos de mayor inversión por parte de los operadores. Pero más allá de la parte que les toca, el gobierno tiene mucho que ver con las falencias del servicio y con que la inversión no haya sido mayor. Se trata de algo que por invisible no deja de ser relevante: el espectro.

Conviene recordar que la última licitación de espectro se realizó en 1999. Ese año, el mercado de celulares cerró con 4 millones de líneas. Hoy, no sólo hay 58 millones de líneas en servicio (según el INDEC), sino que éstas trafican además SMS y datos (cosa que no sucedía entonces) al tiempo que disponemos de números gratis para llamar desde el celular, lo que sin dudas carga aún más la red.  Para empeorar las cosas, sigue sin asignarse el espectro que devolvió Movistar en el 2008, y cuya licitación va a los tumbos de postergación en postergación. En resumen, en menos espectro que 13 años atrás tenemos 14 veces más líneas que además ofrecen nuevos servicios no disponibles en esos tiempos. Demasiado, aun considerando que las tecnologías actuales son más eficientes que las de aquél entonces.

Alguien podrá decir que la falta de espectro se atenúa con la colocación de más antenas, lo que hace que cada una de éstas deba transportar menos comunicaciones, lo cual es cierto, pero hasta cierto punto. No obstante, desde hace unos años ya que los operadores reclaman ante las autoridades por una política única y realista para la instalación de las mismas. Aquí el principal problema es que se trata de un tema de regulación a nivel municipal, lo que genera diferencias de un municipio a otro así como, en algunos casos, requisitos irreales para la instalación de las mismas. Tiempo atrás se habló de establecer una reglamentación única para todo el país, pero como tantas otras cosas, nunca se llegó a nada concreto.

Por delante, queda la licitación de espectro adicional, el cual debería destinarse a tecnologías 4G. Estaba prevista para principios de este año, pero viendo como viene la anterior, falta todavía un tiempo. Como detalle adicional, disponer de más espectro daría lugar a que hubiera nuevos operadores, generando mayor competencia que redundaría en más atención al servicio y actuando de freno contra las subas de precio. Lamentablemente, nada de esto veremos en el corto plazo.

Linkeando

  • Data mundial: Es habitual que por distintos canales y motivos se nos solicite información respecto del mercado mundial de celulares. Para todos ellos, acá van datos frescos, del primer trimestre de 2012. El mercado global cayó un 2%. No llama la atención el crecimiento de Apple. Sí es para tener en cuenta el de las chinas ZTE y Huawei, que adelantan un cambio importante entre los actores de la industria. [Gartner]
  • Escuchando se aprende: Este es básicamente el resumen de lo declarado por un ejecutivo de Intel respecto de por qué ahora sí dicen entender el negocio de los celulares. El paso de la PC al celular no resultó tan fácil como pensaron inicialmente. [Telecoms]
  • Las cosas por su nombre: Uno de los grandes dolores de cabeza de la tecnología 4G para los fabricantes es la multiplicidad de frecuencias en la que trabaja, pero que no siempre son compatibles con los distintos equipos. Tal el caso de el New Ipad. A tal punto, que luego de muchas críticas, en Apple decidieron cambiarle el nombre a los modelos con conectividad celular. Un ajuste simple para un problema complejo. [9to5 Mac]

Tropezón no es caída

En la evolución del mercado de terminales móviles de Argentina, hubo un dato que llamó la atención: la caída del 19% en volumen comparando el primer trimestre de este año frente al anterior. En principio, las causas habría que buscarlas más por el lado del comercio exterior que del interior.
Comparando el origen de los terminales, se observa un crecimiento del 56% por parte de aquellos producidos en Tierra del Fuego, que pasaron de 1,6 M de unidades a 2,5 M este año. No obstante, los importados cayeron estrepitosamente, de 1,5 M a apenas 50 mil.

Sin dudas que las causas principales habrá que buscarlas por el cerrojo impuesto a la importación, tanto como parte de la política de sustitución de equipos importados por la producción de Tierra del Fuego como también por las dificultades para girar divisas al exterior. Éstas últimas también habrían afectado a la producción nacional, ya que algunos fabricantes sostienen que el output de la isla podría haber sido mayor de no haberse registrado problemas con los pagos al exterior (ver “Disparándose en el pie”). Es de esperar que a partir del segundo trimestre las cosas vuelvan a un ritmo normal.

Que 20 años no es nada

Esta semana, el tema SMS estuvo en los medios por, supuestamente, haberse cumplido 20 años desde el envío del primero de éstos. No obstante, según Wikipedia (nos ponemos de pie), el primer SMS se envío el 3 de diciembre de 1992. Fechas al margen, el aniversario (que sin dudas será este año) es una buena escusa para repasar su historia, analizar su presente y otear lo que viene.
Definido como quizás el negocio (legal) más rentable, la base de los SMS fue usar el sistema de señalización y control del tráfico de las redes telefónicas para transportar mensajes cuando no había tráfico de voz. En otras palabras, se trataba de utilizar recursos ociosos para mover estos mensajes a un costo ínfimo. Por supuesto, el crecimiento del uso de SMS requirió de inversiones adicionales, pero siempre se trató de un servicio de alta rentabilidad.
Su difusión tuvo mucho que ver con las diferencias culturales entre Europa y los EE.UU. ya que los SMS surgieron bajo la tecnología GSM. Ésta a su vez fue el resultado del modelo centralizado de las políticas europeas que estandarizaron sus comunicaciones móviles en el viejo continente bajo una única tecnología. Así, los SMS vieron favorecida su adopción. Distinto fue el caso en los EE.UU., donde su ideario de libertad hizo que los operadores eligieran la tecnología más adecuada, pero que tuvo como consecuencia la coexistencia de redes incompatibles técnicamente entre sí, demorando el desarrollo del negocio de los mensajes de texto. Reflejo de sus diferencias culturales, el modelo europeo dirigido y centralizado resultó más positivo para el avance tecnológico que el “laissez faire” americano.
En Argentina, si bien ya Movicom ofrecía el servicio de SMS por el año 2000, éstos sólo funcionaban dentro de su red CDMA y requerían que los interlocutores contaran además con terminales digitales (que eran pocos en aquél entonces). De más está decir que no tuvieron éxito. Por eso no fue sino hasta el 2004, cuando Claro, Personal y Unifón comienzan su fuerte apuesta a GSM, que los SMS se popularizaron. Al poco tiempo también se interconectaron con redes de otras tecnologías y su crecimiento fue meteórico, transformándose en un negocio espectacular.
La disponibilidad de una alternativa de comunicación notablemente más barata que el uso de la voz fue clave, junto a los menores costos de los terminales GSM, para que el servicio celular en Argentina tuviera el meteórico crecimiento que se registró desde mediados de la década del 2000. Los SMS permitieron que segmentos tradicionalmente no alcanzados por la telefonía celular, como los niveles socioeconómicos más bajos y los jóvenes y adolescentes, se incorporaran masivamente al servicio. En poco tiempo, todos se habían acostumbrado a escribir con un teclado numérico.
Hoy, el panorama de los SMS presenta algunos nubarrones. La creciente popularidad de sistemas de mensajería instantánea (MI), como Whatsapp o BBM, basados en el uso de redes de datos y cuyo costo ya no es unitario sino que dependen de un abono de monto fijo, amenazan a los famosos mensajitos. De hecho, en mercados donde el uso de datos móviles ya está más difundido, comienza a verse una caída en el tráfico de SMS.
No obstante, por ahora los SMS resistirán. Por un lado, porque los propios operadores querrán mantener un negocio que controlan frente a alternativas OTT que los dejan prácticamente afuera. Así, en algunos mercados comienzan a aparecer abonos ilimitados de SMS. Por otra parte, los SMS cuentan con una fortaleza que los sistemas de MI no tienen. Cualquier celular, independientemente de su fabricante y operador, puede recibir y enviar SMS. Esto no ocurre con la MI, que requiere que ambos interlocutores utilicen la misma plataforma.
En algún momento los SMS serán, seguramente, una pieza de museo, pero probablemente se los recordará en la historia de las telecomunicaciones como el servicio que impulsó el crecimiento más explosivo de ninguna tecnología: las comunicaciones móviles. ¡Felices 20 años!

Teléfono descompuesto

Finalmente, se conoció esta semana la sanción a aplicar por el gobierno nacional a Movistar como consecuencia del “apagón” producido el 2 de abril pasado. La noticia impactó porque se trató de una suma récord, compuesta en dos partes: una multa de $ 6,75 M y una bonificación de $ 10 por línea móvil de la empresa en concepto de resarcimiento a los usuarios de la empresa. Hasta aquí, los hechos. Ahora, los comentarios.
La multa de $ 6,75 M es lo máximo previsto por la regulación, la cual es calculada en base a determinada cantidad de pulsos telefónicos. Que el gobierno decidiera aplicar el máximo previsto da una pauta del mensaje que se quiso transmitir, tanto a la empresa como a los demás operadores así como a la ciudadanía en general.
Por otra parte, al hacer el anuncio, el propio Ministro de Planificación mencionó que Movistar tiene 18 millones de clientes y que la bonificación ascendería a $ 185 M. Aquí los números empiezan a confundirse. O son 18,5 millones de clientes, o el monto es de $ 180 M. Pero el dato curioso es que a diciembre de 2011, Movistar reflejaba en su balance 16,7 millones de líneas, por lo que difícilmente haya crecido tanto en tan pocos meses. Esto parece trivial, pero se trata de una diferencia de varios millones, mayor que el valor de la multa aplicada. Un poco menos de ligereza en el manejo de los números no hubiera venido mal.
En cuanto a las causas del hecho, evidentemente hay visiones encontradas entre el gobierno y la empresa. El Ministro apuntó explícitamente a falta de inversiones mientras que la empresa lleva adelante una causa judicial por el sabotaje de un ex empleado. Los hechos parecen indicar que las causas están más en la segunda alternativa, lo que igualmente no exime de responsabilidad a la empresa. A fin de cuentas, que una sola persona pueda afectar a toda la red estaría indicando fallas en las políticas de seguridad de la red. Habrá que esperar a que la justicia avance más en este tema para tener en claro qué fue lo que sucedió. Pero al registrarse esta diferencia en cuanto a las posibles causas del hecho, la decisión del gobierno aparece en primera instancia como apresurada.
Al margen de la real causa, da la impresión de que el gobierno reacciona con dureza más por razones políticas que regulatorias. Por un lado, la sanción es inusualmente dura si se la compara con la registrada ante otros servicios que han dado muestra de deficiencias (trenes, electricidad, gas, Aerolíneas Argentinas). Claro que en esos casos el Estado está más involucrado ya sea porque tiene participación directa en la gestión o porque otorga importantes subsidios (lo que merece un control más cercano de la gestión). Así, como señal hacia las empresas pareciera indicar la existencia de un doble estándar de exigencia. Y de paso demuestra que capacidad de intervención no le falta.
Curiosamente, el gobierno busca ahora mostrarse activo en un sector en el cual no se ha involucrado demasiado desde el punto de vista regulatorio desde el 2003. Apenas si puso en práctica la portabilidad numérica hace poco más de un mes, y quienes siguen de cerca temas regulatorios creen que lo hizo presionado por una demanda judicial que empezaba a complicarse. Pero fuera de esto, es poco lo que ha hecho para propiciar una mayor competencia en el sector. Sin ir más lejos, esta semana volvió a incumplir con los plazos de la licitación de espectro que podría permitir el ingreso de nuevos jugadores y/o dar más capacidad a los existentes. Esto sin tener en cuenta que todavía estamos hablando de espectro que puede utilizarse para 3G, cuando otros países de Latinoamérica están licitando espectro para 4G. Tampoco se mostró muy activo para terminar con las trabas a la instalación de nuevas antenas que permitirían descongestionar algunas zonas del país. Por otra parte, si la reacción fuera como consecuencia de las condiciones comerciales del servicio, existen organismos como Defensa del Consumidor (dependiente de la Secretaría de Comercio Interior) o la Comisión Nacional de Defensa de la Competencia que debieran actuar.
Desde el punto de vista de la política exterior, que la vara de exigencia se haya elevado contra una empresa de capitales españoles da de comer a quienes creen ver cierta animosidad (reciente) del gobierno hacia aquel país. Es difícil determinarlo, pero independientemente de que esto sea así o no, sin dudas que da lugar a las suspicacias de los mal pensados. En contra de este pensamiento, esta semana el gobierno anunció sanciones para Claro como consecuencia de un corte parcial en la ciudad de Buenos Aires y el conurbano. Siendo que las sanciones se anunciaron al día siguiente del hecho, nuevamente parece un movimiento apresurado hasta tanto no estén debidamente probadas las causas y en consecuencias las responsabilidades.
En definitiva, esta sanción puede tener dos lecturas, las cuales se irán confirmando con el paso del tiempo. Una puede ser que este hecho marque el inicio de una etapa de “tolerancia 0” respecto de fallas en los servicios de uso masivo, que debería ser acompañada de una mayor actividad regulatoria preventiva. De ser así, se debería comenzar a actuar sobre las causas de los problemas y no sobre sus consecuencias. La otra, que estemos ante la presencia de una política discrecional, no tanto en términos de amigos-enemigos sino de mera conveniencia política. Esperemos que sea la primera.

Linkeando

  • TU Me has traicionado: Muy poco tiempo después de anunciar su participación en Joyn, Telefónica lanzó su sistema de mensajería instantánea TU Me, que promete comunicación encriptada y que estará disponible independientemente del operador, bajo un modelo OTT. [El Economista]
  • Negocio redondo, por 0: A pesar de la fiebre de tiendas de aplicaciones, cuya “relevancia” se mide por la cantidad y no por la calidad, un estudio determinó que prácticamente el 60% de éstas ni siquiera pagan los gastos. La clave estaría en el marketing que permita emerger de entre la masa. [BGR]
  • ¿Punto de inflexión?: Apple no sólo vende muchos iPhone, sino que éstos le permiten ganar muchísimo dinero. Dinero que proviene de los operadores que subsidian fuertemente su precio al usuario. Pero el impacto de esta política en los resultados hacen que esté siendo cuestionada. Y si hay modificaciones en materia de subsidios, el panorama dejaría de ser tan rosa para la manzana mordida. [Business Insider]

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