Archivojunio 2016

Redes etarias

Las redes sociales son un fenómeno muy popular entre los usuarios de Internet en Argentina, donde más del 90% participa de alguna o más de éstas. Sin embargo, así como no todas las redes son iguales en términos de características y por lo tanto de atractivo, tampoco lo son sus usuarios. Esto puede observarse claramente cuando se analiza el uso de las mismas por intervalo de edad.
Por su alta popularidad, Facebook tiene una distribución similar a la del uso de Internet, por lo que no hay mucho para analizar en este caso. Pero la cosa se pone más interesante cuando se analizan otras redes sociales.

Twitter, que arrancó como una red social de adultos, experimentó en Argentina el ingreso de generaciones más jóvenes en los últimos 2 a 3 años. Algo que se refleja ahora donde más de la mitad son sub 35 años.
De manera similar, Instagram evidencia su popularidad entre los sub 35, donde llega al 64%. Más marcado es el caso de Snapchat, red que llegó a los medios a partir de su uso por parte del gobierno nacional, pero que tiene un perfil claramente de jóvenes y adolescentes, con un 42% de sus usuarios entre los sub 25.
Por su parte, LinkedIn tiene una mayor popularidad en el segmento de entre 25 a 44 años, donde se encuentra el 66% de sus usuarios, lo que coincide con la etapa de mayor movilidad laboral.
Finalmente, en el caso de Tinder se puede observar que, así como es una herramienta de amplia popularidad entre los sub 35 (que equivalen al 77% de sus usuarios), el segmento fuerte es el de 25 a 34 años que representa casi la mitad de sus usuarios. Una clara demostración de los cambios en la forma de vincularse de los millennials, la primera camada de nativos digitales. Entre tantos otros cambios que trae esta renovación generacional.

Decreto móvil

Desde que asumió a fines del año pasado, el actual gobierno ha dado varios signos que muestran su obsesión por lograr mejoras en los servicios móviles. Esta semana dio otro paso en ese sentido con la publicación del decreto 798/2016 bajo el nombre de “Plan Nacional para el Desarrollo de Condiciones de Competitividad y Calidad de los Servicios de Comunicaciones Móviles”. La norma tiene varios puntos interesantes.
En la lectura de los considerandos sorprende la crítica a la gestión anterior. Se puede estar o no de acuerdo con la misma, pero no deja de ser llamativa una manifestación tan política. Ya en el articulado, en varios de éstos lo que hay es un llamado a dictar nuevos reglamentos, como el de interconexión, administración del espectro, calidad de servicio, portabilidad.
Tratándose de servicios móviles, no sorprende que mucho gire alrededor de dos de los pilares técnicos del servicio: espectro y antenas.
Por el lado del espectro, hay dos puntos interesantes. Uno es el que tiene que ver con el artículo 13, que instruye al Ministerio de Comunicaciones a que “revise y en su caso modifique los límites a la acumulación de espectro radioeléctrico”. En el caso de los servicios 2 y 3G rige el límite de 50 MHz. Esto en su momento generó que Movistar tuviera que devolver espectro por exceder el mencionado límite por la acumulación de los de Movicom y Unifón. Gran parte de ese excedente fue asignado 6 años después a Arlink y hoy está judicializado, sin uso. A su vez, este límite fue lo que provocó que indefectiblemente este espectro tuviera que asignarse a un nuevo operador, ya que actualmente los tres grandes (Claro, Movistar y Personal) tienen todo el espectro que la regulación permite. De este modo, si como consecuencia de la revisión pedida por el PEN el Ministerio de Comunicaciones resolviese anular o subir ese límite, los actuales operadores podrían ofertar por él, dificultando aún más la llegada de un nuevo operador.
El otro punto es el que tiene que ver con el offloading de redes móviles sobre WiFi. El artículo 11 especifica que “los prestadores de servicios móviles deberán proceder en el plazo que se les fije desde la notificación, a la instalación de sistemas ‘wi-fi’ para la descarga (‘offloading’) del tráfico de datos, al despliegue de sistemas de densificación con pico celdas y micro celdas, y de maximización de la atención de tráfico ‘in-door’”. Se trata de un recurso técnico cada vez más valorado que permite combinar espectro licenciado y no licenciado para mejorar la capacidad de las redes. Adicionalmente, en algunos casos podrá implicar nuevos ingresos para ISP de redes fijas que las pongan a disposición de las celcos para este offloading. De todos modos, resulta llamativo que el PEN indique qué tecnología utilizar cuando en Argentina prima la libertad tecnológica. Esto es curioso porque en última instancia la calidad del servicio es responsabilidad del operador y cómo lo haga desde el punto de vista técnico es su decisión (aunque probablemente elija el WiFi offloading).
Por el lado de las antenas, el decreto formaliza una intención ya manifestada oportunamente y que es el hecho de poner a disposición los inmuebles del Estado Nacional dependientes del Poder Ejecutivo para su instalación. Para ello el Estado dará el incentivo de no cobrar canon locativo por distintos plazos. De uno a cuatro años en función de cuántos operadores compartan el espacio físico. Para gozar de este beneficio, los contratos deberán ser por un mínimo de diez años durante los cuales las radiobases deberán mantenerse operativas. Se invita a otros niveles y poderes del Estado a proceder de igual forma. De allí a que acepten el convite, es otra cosa.
Por otra parte, se invita a los Municipios a adherir al Código de Buenas Prácticas para el Despliegue de Redes de Comunicaciones Móviles que fuera elaborado en 2009 por la FAM (Federación Argentina de Municipios) y los operadores móviles con el auspicio de la ex Secom. Claro que siendo una simple invitación nada hace pensar en principio que esta vez tendrá mejor suerte. No obstante, en este caso sí hay una zanahoria. En el artículo 2, inciso e, se dice que el Ministerio de Comunicaciones deberá incorporar al reglamento del Servicio Universal el “otorgamiento de prioridad para considerar elegibles en programas con Fondos del Servicio Universal a proyectos a desarrollarse en aquellos municipios que hayan adoptado la normativa propuesta en el Código de Buenas Prácticas para el Despliegue de Redes de Comunicaciones Móviles”. O sea, están invitando a adherir, pero los que no aceptan la invitación van al fondo de la cola y quizás no reciban nada. Se trata de un camino más sencillo que el que habría que recorrer para promulgar una ley de antenas, como ya hicieron varios países de la región.
Por el lado de los terminales, el artículo 14 dice que “el Ministerio de Comunicaciones debe conformar un Grupo de Trabajo con el Ministerio de Producción, en consulta con las licenciatarias de servicios de comunicaciones móviles, fabricantes y otros interesados, para facilitar la migración a terminales móviles de banda ancha que operen en la mayor cantidad de redes móviles que fuere factible”. Este artículo equivale a admitir que el Plan Canje no pasó de ser un anuncio sin mucho sustento como para darle forma. No obstante, parece que seguirán insistiendo.
En definitiva, se trata de un paso adelante, que puede que en algunos puntos genere cierta polémica, lo cual es natural. Pero también deja varios aspectos a definir por el Ministerio de Comunicaciones en los próximos 90 días. Por lo tanto, habrá novedades.

Tuits selectos

Los millennials vienen marchando

La buena penetración de los servicios de TV paga en los hogares argentinos es histórica, ubicándose hoy en alrededor del 85% del total. Este mismo valor se encuentra entre los hogares de los usuarios de Internet. En el otro extremo, el 15% que no contrata servicios de TV paga se reparte en partes iguales entre quienes dieron de baja el servicio (cord cutters) y quienes nunca contrataron el servicio (cord nevers), observando notables diferencias en función de la composición generacional de estos hogares. Esto surge del informe “Usuario online 2016”, publicado por Carrier y Asociados.
Si bien en líneas generales el comportamiento no varía mucho en función de la composición del hogar, sí se observan diferencias notables en los hogares jóvenes, es decir, aquellos compuestos únicamente por millenniales (personas entre 18 y 32 años). Aquí la penetración de los servicios de TV paga desciende a un 69%, con un 17% que nunca contrató este servicio (cord nevers) a lo que se suma un 8% que lo dio de baja en el último año. Una característica de este segmento es que su prioridad en servicios de comunicaciones es la banda ancha fija y el celular.

Por otra parte, y ya para todo tipo de hogar, la TV paga convive cada vez más con alternativas (gratuitas y pagas) que vienen a completar la oferta audiovisual, como la TDA y los servicios OTT.
La TDA es utilizada por el 12% de los usuarios de Internet relevados, impulsada por la inclusión del sintonizador digital en los televisores más recientes. En la mitad de los casos, la TDA es utilizada en combinación con un servicio de TV paga, especialmente el básico, donde la TDA aporta como diferenciador contenidos en HD. Conviene remarcar que en TV paga, sigue predominando el abono analógico básico, aunque los servicios HD alcanzan ya al 29%.
Es interesante observar qué sucede con quienes no consumen TV paga. Un 5% de la muestra manifestó no consumir TV lineal. Esto es, no mira TV ni de aire, ni TDA ni TV paga. Se trata de un segmento que se abastece de contenido en video de Internet, sea haciendo streaming, vía OTT o descargando. El dato quizás más relevante es que este 5% se convierte en 17% cuando se trata de millennials, lo que adelanta cambios en el consumo de TV que sin dudas se irán masificando.
El fenómeno del cord cutting podría no detenerse, ya que un 26% de los encuestados con TV paga en el hogar evalúa dar de baja el servicio, mientras que un 2% ya lo tendría decidido. Habrá que ver cuántos de éstos lo hacen finalmente, pero no deja de ser un termómetro.

Aportes para la nueva ley

Ahora que se debaten las características de la anunciada futura ley de Comunicaciones, no queríamos ser menos y hacer nuestro aporte desde aquí.
Hoy lo que tenemos como marco rector es el DNU 267/2015 que, a pesar de sus avances en materia de convergencia, todavía implica una regulación asimétrica. Esto puede ser discutible, sin dudas, pero debe ser considerado (ojalá así sea) como un marco de transición entre industrias que convergen. No obstante, la futura ley debe sentar las bases para una convergencia plena. Por lo tanto, debería tener dos grandes capítulos: uno para el tratamiento de las redes y otro para los contenidos y servicios que éstas transporten.
Para que la convergencia sea plena, hay que pensar a las redes como una única cosa, sin considerar sus orígenes como hasta hoy sucede. El marco regulatorio no debe basarse en lo que pasó sino en lo que vendrá. Por ello, debe partirse de la comprensión de los cambios introducidos por una evolución tecnológica disruptiva.
Si miramos hacia atrás veremos que hasta hace poco a cada red correspondía un servicio único y determinado: la de TV por cable para transportar video analógico, la de telefonía para transportar voz. Ninguna de las dos estaba en condiciones técnicas de transportar el contenido de la otra. Eran claramente universos estancos. Con la digitalización, las diferencias entre los distintos tipos de contenidos (audio, imagen, texto) desaparecen y todo se convierte técnicamente en una misma cosa, 1s y 0s. En consecuencia, las redes dejan de ser específicamente para un contenido determinado: todo aquello susceptible de ser digitalizado puede ser transportado por las mismas. Esto se observa hoy, donde cada vez pueden establecerse menos diferencias entre redes de TV por cable y de telecomunicaciones, pudiendo ambas dar servicios de banda ancha, telefonía o video. Así, queda claro que la diferenciación por servicio es una manera de clasificar propia del mundo analógico poco aporta al funcionamiento del mundo digital.
Esto implica que el servicio básico ya no debe ser la telefonía (un concepto propio del siglo XX) sino que debe ser el de conectividad o acceso a la red. Para facilitar la transición el mismo podría incluir a la telefonía como un servicio de tarifa plana nacional y, quizás, un mínimo de ancho de banda para permitir otro tipo de comunicaciones. A partir de allí, otros servicios (como TV) o mayor ancho de banda, deberían ser adicionales.
Más allá de que tanto redes fijas como móviles pueden hoy técnicamente transportar los mismos contenidos, así como ofrecer los mismos servicios, las redes móviles ameritan un tratamiento distinto del de las redes fijas. Esto se debe a que se trata de una infraestructura que tiene una diferencia fundamental: las redes móviles dependen de un recurso escaso, el espectro. Por lo tanto, no alcanza con que un operador tenga el deseo y el capital para desplegar una red móvil. También deberá contar con espectro, que es asignado por el Estado. Esta situación es distinta a la que se da en el mundo de las redes fijas, donde todo aquél con el capital suficiente puede desplegar una red si estima que recibirá un retorno sobre su inversión. Pero nada impide que por la puerta de un mismo hogar pasen 2, 3, 4 o más redes fijas. En el caso de las redes móviles, dependerá de la cantidad de lotes en que se dividió el espectro por parte del regulador lo que determinará cuántos operadores móviles de red (OMR) competirán en el mercado. De allí que en telefonía móvil haya surgido el concepto de operador móvil virtual (OMV) que es una forma de permitir usufructuar el espectro a operadores que no lo tengan asignado directamente.
En el caso de la TV satelital, debería permitírsele combinarse con servicios de telecomunicaciones, cosa que hoy no sucede. Como aquí los escenarios competitivos son distintos entre los grandes centros urbanos y las localidades más pequeñas, sí habría que contemplar un cronograma de transición. Se podría autorizar desde el día 1 en grandes centros urbanos donde ya hay buena presencia de operadores de TV paga (cable) a los que se sumarán las telcos. Luego sí contemplar un período de gracia en localidades menos pobladas para permitir que pymes y cooperativas puedan desarrollar una oferta competitiva.
En cuanto al modelo “filosófico”, debería optarse por el de competencia de infraestructuras por sobre el de apertura de las redes fijas. El modelo de apertura responde a los tiempos en que los monopolios estatales pasaron a manos privadas, pero manteniendo la condición monopólica. En Argentina, y luego del proceso de digitalización que les permitió convertirse en redes de telecomunicaciones, la existencia de las redes de TV por cable como alternativa es un incentivo a la inversión de los distintos competidores. No es que un modelo sea mejor que otro per se, sino que depende de los contextos. Por supuesto, un modelo de competencia por infraestructuras no invalida la necesaria existencia de reglas claras y no discriminatorias en materia de interconexión.
Es claro que llegar a una regulación convergente entre medios audiovisuales y telecomunicaciones es una tarea titánica y que requiere de conocimientos tan diversos que difícilmente se encuentren en un único tipo de agrupación, menos aún en una única persona. Por eso son importantes todos los aportes que se puedan realizar. Y éste, es uno de ellos.

Tuits selectos

Internet TV

El hábito de consumir contenido audiovisual profesional a través de Internet se halla tan arraigado que ya son 4 de cada 5 usuarios quienes lo hacen. Esto incluye a películas, series, documentales, eventos que son consumidos vía sitios de streaming gratuito (YouTube a la cabeza entre los legales, más una infinidad de sitios ilegales), servicios OTT (con Netflix a la cabeza) y descargas (mayormente ilegales). Este escenario da a la TV un rol cada vez más destacado entre los dispositivos que se conectan, directa o indirectamente, a Internet. Esto surge del informe “Usuario online 2016”, publicado por Carrier y Asociados.
El video proveniente de Internet no sólo tiene como virtud la de poder ser consumido bajo demanda, sino también su cualidad de multidispositivo. En esto se diferencia de la TV tradicional, que además de ser lineal funciona únicamente en una TV (salvo contadas excepciones, como PC o celulares con sintonizador). Cuando se analizan los dispositivos utilizados para consumir el video de Internet, no sorprende que la PC siga siendo el principal, elegida por el 81% de los usuarios. Este valor sube mientras baja el nivel socioeconómico al igual que la edad.
No obstante, a pesar de la supremacía de la PC, la pantalla de TV cobra mayor protagonismo. Esto es así porque se combinan distintas formas de lograr que ésta se conecte a la red. Puede ser con conectividad propia, como es el caso de las Smart TV, de las cuales tan sólo el año pasado se vendieron 1,5 millón de unidades, o utilizando la conectividad de productos que utilizan a la TV como monitor. Aquí se contabilizan las TV conectadas a una PC, a un receptor multimedia (caso Apple TV o Chromecast), a una consola de video juegos y otros dispositivos. Entre todas estas combinaciones, la TV es utilizada por el 72% de los usuarios para ver video proveniente de Internet.

Mientras que la Smart TV tiene más penetración entre los usuarios de mayor edad y los niveles socioeconómicos más altos, el celular lo es en los niveles más bajos. PC, celulares y tablets son la elección más habitual entre los millennials.
Las diferencias de situaciones en las cuales se puede consumir video proveniente de Internet hace que para el 52% de los usuarios, el consumo de video por Internet se dé en un escenario multidispositivo, combinando PC, TV, celular, etc.
Los días de Internet como una red PC céntrica están quedando claramente atrás. La multiplicación de dispositivos de acceso, con el móvil ubicándose hoy claramente como una alternativa al acceso de escritorio vía PC y a lo que se suma la TV como dispositivo de consumo de video, está reconfigurando no sólo la forma de acceder sino también lo que se hace en la red.

Tendencias 2016

A pesar de arrancar el año con una devaluación del peso frente al dólar del orden del 50%, el ingreso de celulares al mercado en el primer trimestre de 2016 fue un 64% mayor que en igual período de 2015.
Es cierto que el Q1 2015 fue el peor trimestre desde que el mercado de celulares alcanzó su nivel crucero, oscilando entre los 11 y 14 millones de unidades por año. En esos momentos, fue muy alto el impacto de la falta de dólares para pagar los componentes importados. Pero aún con esta comparación “inequitativa”, el Q1 2016 fue finalmente bueno, algo que no era seguro que fuese a suceder, principalmente por el impacto que la devaluación podría tener. Pero también, el reordenamiento de la economía ayudó a que bajara el costo financiero de los fabricantes vinculado a la compra de componentes que, como consecuencia de las restricciones cambiarias, había crecido notablemente. Esto hizo que, adicionalmente, el abastecimiento volviera a ser fluido.
 

 
En cuanto a las características del mercado de celulares para este año, algunos datos significativos. Por un lado, el 82% de los equipos son 4G, porcentaje que seguramente irá creciendo con el correr del año. De esta forma, se mantendrá el crecimiento de las líneas 4G en Argentina, que en el primer trimestre del año totalizaron 7 millones, ubicando al país en el tercer lugar del ranking de penetración de éstas en Latinoamérica, según datos de 5G Americas.
 

 
Por otra parte, también se hace evidente el crecimiento del tamaño de los smartphones. Un 48% de los equipos tienen pantallas de 5 pulgadas o más, lo que hace que entren en la categoría phablet. Si sigue así, habrá que pensar seriamente en rediseñar la ropa para poder seguir llevándolos en el bolsillo.

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