Archivooctubre 2014

Argentina Digitada

Cuando todos estaban en la cuenta regresiva por la subasta de espectro para 4G, el gobierno se despachó de buenas a primeras con un proyecto de ley de telecomunicaciones, denominado Argentina Digital. El mismo simultáneamente moderniza la regulación vigente y otorga al Estado un mayor poder y discrecionalidad sobre el sector. Así, a pesar del entusiasmo inicial, el sabor final es agridulce.
Es bueno que la legislación se actualice y que de una buena vez se considere al transporte independientemente del contenido. Algo que se viene reclamando desde hace tiempo y que se hizo más evidente luego de la promulgación de la ley de servicios de comunicación audiovisual (SCA). Hay que considerar que desde el momento en que todas las redes se digitalizaron (las telefónicas y las de TV por cable) éstas estuvieron en capacidad técnica de transmitir todo tipo de contenido. Así, dejó de tener sentido darle tratamiento regulatorio distinto a redes que técnicamente son iguales. De esta forma, la única diferencia pasó a ser en qué oficina del Estado habían obtenido su primera licencia: si en el viejo Comfer (hoy AFSCA) o en la Secretaría de Comunicaciones.
Siendo entonces que todas las redes son iguales, resulta lógico que se permita que todo contenido pueda ser transportado por toda red apta. Aquí es donde entra quizás uno de los puntos más mediáticos (aunque no necesariamente el más relevante) del proyecto de ley, que es que las empresas telefónicas puedan transmitir TV. Se habilita así la oferta de servicios Triple Play para las telefónicas, servicio que ya era ofrecido por varios operadores de TV paga (como Telecentro o Supercanal) y cooperativas, no así por Cablevisión, a quien no se le habilitó numeración para dar telefonía a pesar de contar con licencia para hacerlo. Pero esto entra en el terreno de la disputa política casi personal entre el Grupo Clarín y el Gobierno.
El punto de la TV para las telcos es polémico porque es la única modificación (al menos explícita) a la ley de SCA. Pero también porque el proyecto de ley no considera un cronograma de aplicación de esta capacidad. Habida cuenta de la asimetría de poder económico y escalas entre las principales telefónicas y los cientos de operadores de TV por cable de distinto tamaño, no parece razonable que la restricción a las telcos se levante súbita e indiscriminadamente, sin permitir un período de adecuación en base a criterios objetivos, como por ejemplo, población en cada localidad.
Más allá de esto, lo que inquieta a los operadores por igual, son dos cosas: la declaración de servicio público y la desagregación del bucle local (unbundling).
La declaración de servicio público implica la posibilidad de fijar tarifas por parte del Estado. Esto no afectaría a la telefonía fija (que ya lo es) sino al acceso a Internet y a la telefonía móvil. Si bien muchos políticos y ciudadanos ven a la declaración de servicio público como una panacea de todos los males, la experiencia local demuestra que muchas veces las tarifas de los servicios públicos se fijan políticamente por debajo de los costos. Y cuando esto sucede, repercute en la calidad de servicio, tal como se puede comprobar con la electricidad cuando hace calor o el gas cuando hace frío. El tema es más relevante en el caso de las telecomunicaciones, ya que éstas están en constante evolución, lo que podría repercutir en la actualización (léase inversiones) necesaria. En otras palabras, la fijación de la tarifa no es garantía de buen funcionamiento.
La posibilidad de la fijación de tarifas en el caso de la telefonía móvil tiene el agregado especial de que estamos en vísperas de la subasta de espectro para 4G, donde los distintos participantes hicieron su cálculo económico con una tarifa X que puede no ser tal, lo que atentaría contra la rentabilidad del proyecto.
La desagregación es un tema complejo, que se aplicaría a todos aquellos que tienen red, sean telcos o cableras, e inclusive a quienes dan servicios inalámbricos. La desagregación no sólo está contemplada en el decreto de apertura del mercado de las telecomunicaciones del año 2000 sino que también ya fue aplicada en otros mercados, como es el caso europeo. Hay que tener presente que tanto aquí como en Europa las grandes telcos fueron herederas de los monopolios estatales (caso Entel), teniendo inclusive períodos de exclusividad en la provisión del servicio. Así, a cambio, se les exigió que abrieran sus redes para el ingreso de competidores que de otra forma hubieran tenido que hacer inversiones inviables para poder ingresar al mercado. Lamentablemente, la desagregación no fue reglamentada en los últimos 14 años, si bien desde entonces hay libertad para competir. Esto sucedió mayormente con operadores que apuntan al mercado corporativo (caso Iplan, Level 3 y otros) y, en mucha menor escala, entre proveedores de triple play (caso Telecentro, Supercanal), pero en todos los casos con redes propias. Así, por el paso del tiempo y el surgimiento de algunos competidores, las bases para la exigencia de desagregación para los incumbentes fueron perdiendo fuerza. El caso de las cableras es claramente distinto. Éstas construyeron sus redes desde cero en un marco de competencia, por lo que seguramente no verán con buenos ojos que se les exija ahora permitir el uso de éstas a sus competidores. En definitiva, esto debería ser un derecho del dueño de la red, no una obligación.
Pero la desagregación tiene también algunas limitaciones prácticas. Aunque se les permita a operadores entrantes acceder a la última milla de las redes de telecomunicaciones existentes, deberán de todos modos construir redes que lleguen hasta esos puntos, lo que requiere de una inversión más que considerable y poco atractiva. Por otra parte, siendo que el precio también podrá ser fijado por el regulador, se corren los mismos riesgos que con las tarifas. Es decir, que quiten el incentivo a mantener y actualizar la red.
El de las telecomunicaciones es un negocio difícil de regular porque por sus características de ser capital intensivo, siempre constituye un mercado oligopólico (cuando no monopólico). Así fijarle tarifas arbitrariamente puede tener un efecto no buscado que es la degradación de la calidad de la red y el servicio. Es mejor, más aún en el caso argentino que cuenta con una extensa red de TV por cable, buscar la competencia de infraestructuras para que sea ésta la que actúe de límite a la suba de precios. Hay que considerar también que a estas dos grandes redes se le pueden sumar también las redes inalámbricas, tanto fijas como móviles. Esto funcionó bastante bien durante muchos años con las redes de banda ancha, donde telcos, cableros y proveedores inalámbricos compitieron, llevando a subas en el ancho de banda y precios que tendieron a la baja (calculando el precio por Mb). O sea, la calidad mejoró y los precios no se dispararon. También es cierto que esta competencia no se dio en forma uniforme en todas las localidades del país, con lo que medidas como la desagregación quizás sería más atendible que se apliquen en función de la cantidad de proveedores alternativos existentes en cada localidad.
Finalmente, está el tema del Servicio Universal, también ya contemplado en la apertura del 2000. El mismo tardó mucho en implementarse, pero hoy cuenta con unos $ 2.300 millones, sumando a un ritmo de unos $ 70 millones por mes. Fondos que descansan en una cuenta bancaria sin que se los hayan asignado a ninguno de sus objetivos originales y devaluándose al ritmo de la suba del dólar. En el caso del proyecto de ley, se crea un nuevo fondo (al que deberán transferirse lo ya recaudado) que será administrado en forma aún no definida. Una caja tentadora.
En resumen, puede decirse que el proyecto Argentina Conectada es una buena noticia en su espíritu y en la actualización tecnológica que aporta. Retoma varias iniciativas del decreto 764/2000 que significó la apertura de las telecomunicaciones pero que, por los sucesos políticos del 2001 y la inacción regulatoria posterior, nunca llegaron a implementarse debidamente. Pero a diferencia de este decreto (que ahora deroga) genera un signo de interrogación su sesgo intervencionista así como las vaguedades que pueden dar lugar a una discrecionalidad eventualmente cuestionable. De hecho, muchas decisiones quedan en manos de una futura autoridad de aplicación. En este sentido, podría asemejarse a un machete: puede servir para abrir camino en la selva, o para decapitar a las tribus enemigas.

Ganadores y perdedores

Tratando de imaginar el impacto que tendría este proyecto de ley en caso de aprobarse tal cual fue redactado, surge que algunos de los actores de este mercado saldrán más perjudicados que otros.
Sin dudas los más afectados serán los actuales proveedores de servicios de TV por cable que tengan sus redes adaptadas para dar servicios de telecomunicaciones, léase banda ancha. Y si bien, y como consecuencia de su ya histórico enfrentamiento con el gobierno, se tiende a pensar exclusivamente en Cablevisión, lo concreto es que el impacto es similar o mayor en el resto de la industria de la TV por cable. Es que los cableros quedan en el peor de los mundos desde el punto de vista competitivo. Les surge la competencia de las empresas de telecomunicaciones (las grandes telcos pero también ISP y PyME del sector) en el negocio de la TV y a su vez se le aplican obligaciones de incumbente (como desagregación y tarifas reguladas). Pero además, quedan en una posición competitiva debilitada frente a las telefónicas, las cuales cuentan con tres grandes negocios: la telefonía fija, la móvil y la banda ancha.
La telefonía fija no es un negocio para ningún entrante. A pesar de contar con tarifas que no se actualizan desde hace más de 15 años, se trata de un servicio en retirada, que cada vez trafica menos minutos y pierde líneas en uso. La sustitución por la voz desde el celular más las alternativas vía Internet, sumadas a una tendencia natural a sustituir mucho de lo que antes se hablaba por mensajes de todo tipo (SMS, mail, mensajería instantánea) hacen de la voz un servicio que sólo sirve de plus en un paquete, pero no mucho más. Por su parte, la telefonía móvil naturalmente es un servicio al alcance de unos pocos, por su característica de basarse en un recurso escaso como el espectro. Se podrá decir que está la posibilidad de operar como un operador móvil virtual (OMV), pero no es una alternativa que permita grandes escalas en un mercado maduro como el argentino.
Por su parte, las telcos deben estar haciendo cuentas y podría suceder que prefieran quedarse sin el negocio de la TV antes de tener que abrir sus redes y que las tarifas de sus servicios más rentables (móvil y banda ancha) puedan ser fijadas por la autoridad de aplicación, tal como hoy sucede con la voz fija. Por otra parte, hay que tener presente que el negocio de la TV paga está bajo amenaza de la misma Internet. Fenómenos como el de los cord cutters y los OTT no son modas pasajeras sino tendencias que sólo van camino a profundizarse y los mismos ya se dan en Argentina. Visto así, podrían tener mucho más que perder en sus negocios tradicionales que lo que podrían ganar con el negocio de la TV que está ingresando en una etapa declinante.
El gobierno es quizás quien más se pueda beneficiar con la nueva ley. La misma no sólo deja mucho poder en la autoridad de aplicación a definir, sino que también hay varios elementos como para reimpulsar a Arsat como un operador integral de telecomunicaciones, empresa que ganó imagen luego del éxito de la puesta en órbita del satélite. Tanto los pliegos de la licitación de 4G como este proyecto de ley dan facilidades para que un nuevo operador usufructúe las infraestructuras existentes, pudiendo adicionalmente fijar tarifas de unbundling e interconexión. Pero además, la nueva ley contempla la asignación directa de espectro “organismos nacionales, entidades estatales y entidades con participación mayoritaria del Estado Nacional” así como el manejo a definir del fondo del Servicio Universal, que genera un flujo de caja más que interesante.
En definitiva, podría decirse que no todo lo que reluce es oro. O, siguiendo con los dichos, el diablo está en los detalles.

Linkeando

  • Imperdible: Así puede calificarse a esta entrevista realizada a Marc Andreessen, fundador de Netscape, inversor tecnológico y todo un referente de la industria tecnológica, donde aborda los más diversos temas desde una perspectiva original. Vale la pena. [New York Magazine]
  • El humano detrás de la máquina: Interesante nota sobre los seres humanos que trabajan en la moderación de contenidos de Facebook y otras redes sociales, evitando que videos de decapitaciones, contenidos sexuales y otros no aparezcan en los feeds. Un trabajo malsano que marca que el software todavía no reemplaza al humano. [Wired]

Tuits selectos

Definiéndose

¿Todavía con dudas respecto de cuál es la diferencia entre un nerd y un geek?. Este video tiene un tiempito, pero es una forma muy clara de demostrar que no son lo mismo. Al ritmo de rap.

Dateados

Con el constante crecimiento en la venta de smartphones a los que se suman en menor medida algunos socialphones (hoy en retirada), el uso de datos móviles no se detiene. Actualmente, alrededor de 2 de cada 3 usuarios consume datos desde el celular. Esto surge del informe “Telefonía móvil, segmento individuos -2014” realizado por Carrier y Asociados.
El factor generacional tiene mucha influencia en el uso de datos móviles, decreciendo en la medida en que mayor es el usuario y con una fuerte concentración en los segmentos adolescente (14 a 21 años) y joven (22 a 35 años). La caída fuerte se da en aquellos usuarios de más de 60 años (segmento senior).

Un gran impulsor del consumo de datos desde el móvil fue sin dudas la mensajería instantánea (utilizada por el 80%), particularmente Whatsapp. Y su contracara está en el retroceso de 16 puntos en el uso de SMS por parte de los adolescentes. No obstante, alrededor de 2/3 de los usuarios todavía tiene algún tipo de paquete de SMS, principalmente para comunicarse con aquellos contactos que no usan mensajería instantánea.
Por otra parte, el uso de datos desde el celular mostró un crecimiento de 11 puntos entre los usuarios con líneas prepagas, donde pasó del 45 al 56%.

¿Conflicto en ciernes?

Cuando falta apenas una semana para que se lleve a cabo la subasta por el espectro para 4G y el remanente de 3G, la industria arde de inquietudes respecto de lo que pueda suceder. El tema central pasa por la moneda en la cual los interesados podrán pagar por el espectro, una suma que varía entre los US$ 400 a 500 millones por operador en función del paquete de frecuencias deseado. Esta semana, el sitio La Política Online (LPO) publicó un artículo en el cual afirma disponer de la documentación presentada por los cuatro participantes (Arlink, Claro, Movistar y Personal) según la cual, y con distinta intensidad, los 3 actuales operadores móviles plantean el pago en pesos (que se supone sería al tipo de cambio oficial).
Es que el pliego tuvo varios puntos ambiguos que no fueron aclarados convenientemente en las respuestas de la Secom, dando lugar a interpretaciones varias. Pero sin dudas, uno de los grandes temas es la moneda de pago por el espectro. A la exigencia de pagar en dólares vía transferencias del exterior o determinados bonos se le agregó confusión luego de que en las aclaraciones se dejara abierta la puerta a que el pago sea en pesos. Más precisamente, en la página 98 de la circular aclaratoria n° 1 se menciona que “se habilitará adicionalmente una cuenta en pesos argentinos para integrar los fondos”.
Un día antes de que LPO publicara su artículo, el diario Clarín también había publicado uno en el mismo sentido (aunque sin facsímiles) que produjo, ese mismo día, la reacción de la Secom. No obstante, en su respuesta no aclaró demasiado sino que simplemente dijo que no habría cambios, pero sin explayarse en el tema de fondo.
Se trata de algo más que un simple tecnicismo. Más allá del beneplácito de los participantes, si efectivamente se aceptara el pago en pesos, se abrirían dos frentes. Uno interno, ya que se iría en contra de las expectativas del Banco Central de la República Argentina y el Ministerio de Economía, quienes cuentan con la recaudación en dólares por el espectro para alimentar las reservas. El otro sería frente el compuesto por aquellos que compraron el pliego pero desistieron de participar, tal el caso de Cablevisión y Nextel, quienes se bajaron de la licitación ante la imposibilidad de conseguir los dólares con los que, en base a su interpretación, debían pagar por el espectro. La interpretación de esta aclaración es clave en momentos en que la diferencia entre dólares al precio oficial y el contado con liquidación es muy relevante, del orden del 51% aunque con variaciones diarias.
En definitiva, la mención de la cuenta en pesos dio lugar a interpretaciones opuestas y podrían conducir a una judicialización del proceso. El paraíso de los abogados. El infierno para los demás.

El Zelig de las SIM

Entre un mar de especificaciones técnicas y valoraciones estéticas en el último lanzamiento de las tablets de Apple, un elemento trascendente para la industria móvil en general y los operadores en particular perdió resonancia entre tanto ruido. Se trata del Apple SIM que será incluida en las iPad con conectividad celular.
A pesar de algunas especulaciones, no se trata de una implementación de la SIM vía software sino de una SIM física que incluso se puede reemplazar por una SIM convencional si así se desea. La diferencia con la Apple SIM es que puede ser asociada con múltiples operadores (por el momento, sólo 3 de EE.UU. y uno del Reino Unido).
Como todo operador bien sabe, la cantidad de tablets que efectivamente se conectan a las redes móviles es muy baja, ya que la mayoría de los usuarios no quieren contratar un abono para una segunda línea. Pero con la Apple SIM, el usuario de la tablet puede contratar el servicio de un operador en determinada circunstancia y cambiar a otro cuando sea necesario, sin tener que cambiar de SIM (ni tener que salir a buscar un local del operador para adquirirla).
Hay diversos escenarios donde el uso de una SIM de estas características puede ser una real ventaja. Por ejemplo, en una zona donde determinado operador no tiene cobertura o ésta no es buena. Otra podría ser el caso de un viaje, lo que permitiría elegir un operador local en vez de incurrir en costos de roaming (por ahora sólo entre EE.UU. y el Reino Unido). En estas situaciones, el usuario elige desde la tablet a qué operador conectarse en vez de tener que intercambiar las SIM y tener una por cada operador. Así, la Apple SIM se convierte en una alternativa al uso del WiFi (gratuito o pago) pero con cobertura permanente.
¿Por qué los operadores aceptarían esta implementación? Quizás porque intuyen que algún ingreso es mejor que ninguno. No obstante, existen riesgos. Uno es que Apple decida incluir esta SIM en futuros modelos del iPhone. Pero de ser así, será únicamente en las versiones liberadas, ya que difícilmente un operador venderá un equipo susceptible de ser utilizado regularmente en otra red. O en todo caso, lo venderán sin subsidio, lo que sin dudas impactaría en los volúmenes de ventas del iPhone. Por otra parte, Apple no aclaró cómo implementará el proceso de contratación del plan con el operador. Si lo hiciera vía iTunes, Apple habría encontrado la forma de participar económicamente en el servicio. Habrá que ver si los operadores encuentran a ese escenario tan atractivo.

Linkeando

  • Sin un cobre: Hacia allí avanza la red de Telefónica en España como parte de la migración de su red de cobre tradicional hacia una de fibra óptica hasta el hogar. Prevén alcanzar el 80% de las unidades inmobiliarias (hogares, oficinas y locales) en 2017, aunque puede que la regulación le signifique un freno al despliegue. [ST News]
  • Las dos Europas: Interesantes palabras de la comisionada europea para la Agenda Digital en su último discurso, donde menciona a la Europa Digital y la Analógica, instando a esta última a abrazar el cambio en vez de resistirlo. [Media Telecom]

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