Archivonoviembre 2012

Listos para el m-money

Si bien todavía el pago a través del celular parece una cosa futurista, los usuarios argentinos comienzan a estar listos para utilizarlo. En esto mucho influyó la popularización de las tarjetas prepagas para el transporte, como es el caso de la SUBE en el AMBA, que fueron una primera aproximación a medios de pago electrónicos y móviles. Hoy, los usuarios perciben al celular como billetera o monedero como un medio más cómodo, expeditivo, siempre a mano, que evita las colas en ventanilla para su recarga. En línea con la conveniencia a la que se asocia, la forma de pago debe ser simple, sin ingreso de códigos. Se aspira a que sea por contacto o proximidad, como son los medios electrónicos móviles actuales.
Esto surge del informe “Usuario de datos móviles” recientemente publicado por Carrier y Asociados.
En líneas generales, los nativos son entusiastas del concepto, imaginándose naturalmente cómo lo utilizarían. Valoran también el concepto de “todo en uno”. Por su parte, los inmigrantes son más conscientes de que necesitarán un período de adaptación, aunque lo ven como algo que eventualmente será positivo.
Las barreras para su uso con fines transaccionales están vinculadas al robo del celular, fenómeno lamentablemente bastante difundido. Los puntos negativos pasan por el riesgo percibido de exhibir el equipo en la vía pública, las consecuencias ante un robo del mismo y la desconfianza en cuanto a la precisión y confidencialidad en el manejo de los datos.
En cuanto al responsable del saldo a debitar, surgen distintas alternativas. Principalmente se menciona al operador, que tiene la ventaja de ya tener el vínculo con el usuario, pudiendo descontar los gastos con mayor facilidad. Esto aumenta su atractivo entre los nativos, muchos de los cuales no están bancarizados pero tienen una actitud más permeable hacia el uso de la tecnología. No obstante, los usuarios prefieren que este saldo sea independiente de aquél asociado al uso del servicio de comunicaciones. Quienes prefieren que sea un banco valoran su experiencia en el manejo de dinero. Además, se percibe con éstos que hay un mayor control de los gastos, evidenciando una cierta desconfianza hacia los operadores. En menor medida se menciona un modelo de tarjeta prepaga, similar al de la tarjeta SUBE, con la ventaja de que no se asocia a ninguna cuenta al tiempo que permite medir el gasto con mayor facilidad. Muy pocos entrevistados mencionaron a las tarjetas de crédito.
En resumen, existe una demanda madura y permeable a la utilización de los celulares como medio de pago. Pero requerirá de tecnologías de proximidad, siendo más difícil el camino para opciones que impliquen algún tipo de input por parte de los usuarios.

Caminos divergentes

Desde que era un proyecto, luego de su sanción, y más recientemente por la aproximación hacia la simbólica fecha del 7D, mucho es lo que se ha hablado y discutido respecto de la ley de medios. Pero el debate pasa más por la política de coyuntura, el espíritu de la misma y su cumplimiento, olvidándose que impacta sustancialmente en el desarrollo de las redes de telecomunicaciones, infraestructura básica del siglo XXI y que se acerca a ser tan relevante como la electricidad.
Desde esta perspectiva, hay una crítica fundamental a la ley y que es la no discriminación entre red y contenido, habida cuenta de que son cada vez más independientes de la red que los transporta, situación que sólo se acentuará con el tiempo. Hoy con una conexión de Internet podemos realizar llamadas, tanto desde una red de banda ancha fija como móvil, utilizando servicios que son ajenos al operador (como es el caso de Skype u otras aplicaciones). También se puede ver TV en vivo (bajo formato de streaming) o bajo demanda, de forma totalmente independiente del proveedor del servicio de Internet que transporta este contenido. Los servicios ya no son exclusivamente los propios de la red sino también aquellos conocidos como OTT (Over The Top).
Esto no fue siempre así. En el mundo analógico, red y contenido eran una misma cosa. En ese entonces, una red de TV cable sólo podía transportar video, mientras que una red telefónica, voz. Así, la regulación de una actividad determinada no necesitaba distinguir entre red y contenido. Pero esto cambió con la conversión de estas redes a digitales, que agregaron la capacidad de transportar datos eficientemente. Y datos es todo: es texto, es audio, es video. En consecuencia, cualquier red digital puede transportar cualquier tipo de contenido. No hay diferencia entre lo que la red de un operador de cable puede hacer respecto de la de una telefónica. No obstante sí la hay desde la ley de medios. Mientras a las redes de cable les impone límites de licencias (24) y participaciones de mercado (35%), las redes de telecomunicaciones operan con una licencia única y no tienen límites de cuota de mercado. Por su parte, las empresas de telecomunicaciones no pueden distribuir señales de TV, cosa que obviamente hacen las redes de TV cable. En resumen, regulando en forma diferenciada redes que son cada vez más difíciles de distinguir, surgen las asimetrías. Todo esto termina afectando a la sociedad en su conjunto, ya que en el mundo moderno las redes digitales son infraestructura básica para la sociedad y la economía. Cualquier política que busque acotarlas va a contramano de las necesidades del país.
Reducir la cobertura y/o participación de mercado de una red puede sonar como beneficioso para los usuarios, pero no necesariamente es así. Una empresa (de cable según la visión actual de la ley) que alcanza uno o ambos topes ya no invierte en la expansión de su red. Y así, la competencia (y sus beneficios) se centra en las áreas más rentables, mientras que las otras en el mejor de los casos son atendidas por operadores de una escala menor y por lo tanto con mayores costos por ser más ineficientes. O si no, se deja en manos del Estado.
A diferencia de otras infraestructuras de base, en el caso de las telecomunicaciones es posible (y aconsejable) fomentar la competencia entre diversas redes. Esto se debe a que se trata de una de las pocas infraestructuras que puede ser redundante por solapamiento geográfico (como sucede con el ADSL, cable, fibra óptica, inalámbrica, móvil), cosa que no sucede con electricidad, agua o gas, donde no hay opción ni alternativa viable (a menos que consideremos como tal a generadores, tanques o garrafas). Esta posibilidad única de superponer infraestructuras de comunicaciones da lugar, con la regulación adecuada, a una mayor competencia, manteniendo los precios a raya e incentivando nuevos desarrollos.
Lamentablemente, lo que tenemos hoy es una regulación que discrimina en función del origen de la red. Lo que una red pueda legalmente hacer depende entonces del ámbito en el cual se tramitó la primera habilitación, el COMFER (hoy AFSCA) para los operadores de cable o la Secretaría de Comunicaciones para empresas de telecomunicaciones. Visto así, es inconcebible que la Secretaría de Comunicaciones aún no se haya hecho oír en el asunto.
El mundo tecnológico está cambiando aceleradamente y esto sólo se acentuará en el futuro. Hay que regular red y contenidos con instrumentos específicos. Y considerar en similares condiciones a todas las redes, independientemente de su origen, aunque previendo transiciones programadas que amortigüen las diferencias de peso que sin dudas las hay.
A pesar de que prácticamente nada se habla de esto, el rol de las redes es un debate clave que tenemos que encarar como país en pleno siglo XXI. Será necesario despojarse de fanatismos e irracionalidades para abordar el tema con la seriedad y relevancia que tiene para el desarrollo nacional en las próximas décadas. No sea cosa que se nos escape el tren.

Intel Outside

Esta semana, la industria tecnológica se vio sacudida por la noticia que daba cuenta de que el actual CEO de Intel, Paul Otellini, dejará su puesto en mayo próximo. La relevancia de la noticia, más allá de tratarse del nº 1 de una de las mayores empresas tecnológicas del mundo, vino por varios lados: todavía le quedaban algunos años al CEO (empleado de Intel por casi 30 años) para jubilarse, su dimisión se anuncia sin un sucesor (como sí sucedió en ocasiones anteriores) y, como frutilla del postre, la empresa no descartó recurrir a alguien externo a la organización.
Si se lo juzga por los resultados, los 8 años de gestión de Otellini fueron muy buenos. Los ingresos anuales de Intel crecieron un 38% y la ganancia por acción lo hizo un 70%. Pero esta es una foto del pasado, con un futuro que se presenta plagado de desafíos. Ya es inocultable que el centro de gravedad en la industria tecnológica dejó de ser la PC para ser los dispositivos móviles, principalmente tablets y smartphones. Y en este nuevo escenario, Intel arranca muy retrasado, con los primeros productos de la marca recién comenzando a pisar en un mercado con una dinámica muy diferente a la cual Intel está acostumbrada.
En un mundo de PC, el foco de Intel en el aumento de la capacidad de procesamiento era razonable. Pero en el mundo móvil, la prioridad pasa por el consumo. Por supuesto, ambos mundos han ido desarrollándose al punto de cruzarse. Las PC (principalmente notebooks, netbooks y ahora ultrabooks) hicieron notables avances en disminuir el consumo de energía al tiempo que mejoraban la performance. Por su parte, los móviles recorrieron el camino inverso, partiendo del bajo consumo y agregando altas capacidades de procesamiento, como núcleos múltiples y aceleradores de video. Pero Intel está pagando el precio de tener un producto apto para smartphones recién cuando éstos representan aproximadamente el 40% de las ventas mundiales de celulares. Eso se llama arrancar de atrás.
Sería injusto decir que Intel no vio venir este cambio. De hecho, en el 2007 Intel ya demostraba su concepto de MID (Mobile Internet Device), una categoría similar a las tablets actuales (aunque no necesariamente con el mismo formato). Pero por alguna razón (dificultades técnicas, privilegiar a la vaca lechera u otras) no pudo traducir esta visión en un negocio floreciente.
Una muestra más de este cambio de paradigma se dio la semana pasada, cuando Qualcomm, quizás el principal proveedor de procesadores para dispositivos móviles, superó en valuación de mercado a Intel, reflejando la fiebre de los smartphones que contrasta con la contracción en las ventas de PC a nivel mundial.
Pero quizás el dato más relevante del anuncio es que la junta no descarta buscar al nuevo CEO no ya de entre las filas de Intel sino fuera de ellas. Sabiendo que tradicionalmente los nº 1 de Intel desarrollaban su carrera profesional en la empresa, esto marca un giro de 180º en su política. Esto indicaría que no se descarta recurrir a “sangre nueva” para comandar a la empresa en una necesaria transformación y, por qué no, reinvención. Quizás tenga que ingresar en lo que Schumpeter denominó proceso de destrucción creadora.
Intel tiene a su favor que debe encarar este proceso de transformación gozando de buena salud. Pero no debería perder de vista que la industria tecnológica es cruel, y quien hoy está arriba puede descender a la profundidad de las tinieblas muy rápidamente (los ejemplos abundan). Quizás, más allá de que el nuevo CEO provenga de Intel o de otro lado, éste deberá recordar la máxima (siempre vigente) de Andy Grove, uno de los fundadores de la empresa: sólo los paranoicos sobreviven.

Linkeando

  • El salto del Dragón: En menos de dos años, China podría pasar de ser un actor irrelevante en el mercado de smartphones a tener el doble del tamaño de mercado que los EE.UU. Redes aptas y baja de precios, los motores. Un mercado dominado por Android, pero donde Google no puede preinstalar sus servicios. Un mundo de oportunidades. [LinkedIn]
  • Slim center: Si el nuevo RAZR parece un teléfono delgado, cuesta imaginarse como serán en el futuro luego del desarrollo de nuevas pantallas que integran la electrónica en las mismas. Futurismo japonés. [Huffington Post]

Twits selectos

  • La batalla por la pantalla más grande: MS lanzará Xbox que no es consola pero sí Set Top Box vrge.co/T4DOPG
  • Android supera el 90% en China en Q3 bit.ly/SRW4eO Con China en el bolsillo, cada vez más, el Windows de los smartphones
  • Mercados en competencia: La cablera chilena VTR logró 100 mil clientes móviles en 6 meses bit.ly/QphN2b
  • Ley de medios: pensada para el ayer en materia de infraestructura bit.ly/TL3wrf (mi columna en diario Perfil)

Apportunidad

Casi desde el vamos se dijo que muy pocos serían los desarrolladores de apps para celulares que podrían hacer un negocio de la venta de éstas al usuario final. Esto se confirma localmente, donde, en líneas generales, los usuarios son muy poco propensos a pagar por apps, satisfaciendo sus necesidades con aquellas que son gratuitas. Esto surge del informe “Usuario de datos móviles” recientemente publicado por Carrier y Asociados. Entre quienes sí están predispuestos a pagar, mayormente inmigrantes, lo hacen selectivamente para aquellas apps que aporten un beneficio concreto.
Más allá de ser gratis, para los desarrolladores la clave está en poder destacar su aplicación entre una oferta infinita de éstas. Los usuarios tienden a privilegiar las apps preinstaladas a las que se suman aquellas de socialización/mensajería faltantes. Se destaca por sobre todas Whatsapp, que causa furor, y que tiene la gran ventaja de autoconfigurarse, lo que simplifica su uso inicial. Luego aparece Facebook (especialmente entre nativos), con su capacidad de vincular la Internet fija con la móvil. Y se observa un gran crecimiento de Twitter, que cumple el doble objetivo de informar y entretener.
En un contexto donde mucha gente no instala aplicaciones en la PC sino que usa servicios a través del navegador (caso Gmail, Hotmail, Facebook, Twitter, etc.) y considerando que a los celulares tradicionales se los usa tal cual se los compra, el de las aplicaciones se presenta como un mundo nuevo para quienes ingresan en el terreno de los smartphones. De hecho, el descubrimiento de éstas se da a través de dos grandes ejes: la exploración del equipo y el contagio social. El primero sirve para descubrir las apps preinstaladas y marca la relevancia para los desarrolladores de formar parte de este selecto grupo. El segundo es el resultado del boca a boca, la recomendación, y es en muchos casos la base del éxito de Whatsapp.
Ante las dificultades de las apps para destacarse ante una oferta inmensa y teniendo en cuenta que muchas se comienzan a utilizar por efecto del “descubrimiento” de las mismas al explorar los usuarios su celular, se abren interesantes oportunidades para fabricantes y operadores. Se podría pensar en acuerdos con proveedores de diversos servicios (ej: bancos, empresas de ventas de tickets, líneas aéreas, etc.) para la preinstalación de sus apps, lo que sin dudas aumentaría la utilización de éstos. Tener un lugar en un recurso finito como es la pantalla del celular tiene cada vez más valor.

La voz, un dato

Mientras la atención del mercado alrededor de Blackberry se centra en lanzamiento de su próximo sistema operativo BB10 (donde se juega gran parte de su destino), RIM sorprendió con el anuncio de una nueva versión de su plataforma de mensajería instantánea BBM que apunta a su equipos actualmente en el mercado y que tiene como rasgo característico la incorporación de comunicaciones de voz. Por supuesto que no se trata de una novedad tecnológica (ya existen otras aplicaciones para establecer llamadas de voz sobre vínculos de datos desde el celular), pero en momentos en que apuesta fuerte a su futuro, el upgrade del BBM es un guiño a su base instalada.
De los 80 millones de usuarios de Blackberry a nivel mundial (de los cuales unos 2,2 millones están en Argentina), 60 usan el BBM. Gran parte de éstos son parte del “núcleo duro” de la marca, a quienes RIM quiere retener y espera que eventualmente migre a BB10. Pero mientras tanto, debe seguir seduciéndolos con las plataformas vigentes y el BBM 7, que correrá inicialmente en las versiones 7 y 6 del BB OS y lo hará luego en la 5, apunta justamente a esto con la incorporación de comunicaciones de voz, las cuales podrán hacerse únicamente sobre redes WiFi. Por otra parte, se trata de una revitalización oportuna en momentos en que el crecimiento de Whataspp, con sus características multiplataforma (corre en BB pero también en Android, iOS, Symbian y WP), está convirtiéndose en un estándar de facto.
Si bien Whatsapp no tiene la capacidad de transmitir voz, sí hay otras aplicaciones que permiten hacerlo, donde se destaca Skype. Pero el problema para los usuarios de Blackberry es que nunca hubo una versión de Skype para estos equipos. Tiempo atrás, RIM no quería incorporar apps que permitieran hacer VoIP para no tener conflictos con los operadores, sus principales socios. De hecho, existe la posibilidad de usar WiFi para transportar voz, pero ésta está solo disponible para usuarios corporativos, no consumidores. Pero hoy que Skype y otras variantes como Viber, FaceTime son moneda corriente en los smartphones, el prurito de RIM perdió todo sentido. A esto hay que sumarle que Skype, hoy en manos de Microsoft, no mostró interés en desarrollar su app para Blackberry. Esto es entendible ya que éste es el principal rival de Windows Phone no sólo en su batalla por consolidarse como 3º ecosistema, detrás de Android y iOS, sino también como plataforma dominante en el segmento empresarial. Cabe recordar que las versiones para Android y iOS son previas a la compra de Skype por parte de Microsoft a eBay.
Desde el punto de vista de los operadores, la difusión de la VoIP sobre redes WiFi tiene sensaciones mixtas. No es mucho lo que pierden de tráfico de voz (al menos por el momento) ya que se trata en muchos casos de comunicaciones que no se hubieran hecho de la forma tradicional. Y el uso de WiFi hace que ese tráfico no congestione sus ya recargadas redes celulares. Sí seguramente hay un impacto en los ingresos por roaming (desproporcionadamente caros en la mayoría de los mercados, no sólo en Argentina), aunque nuevamente, se trata más de un canal de creación de tráfico que de desvío del mismo.
En el mediano y largo plazo, sí hay implicancias más profundas para los operadores. La incorporación de la voz al BBM (así como otros servicios similares) es una demostración más de que, así como está sucediendo en las comunicaciones fijas, la voz en los móviles va camino a ser un dato más, por lo que los servicios móviles terminarán siendo mayormente de conectividad de datos y será después el usuario quien decida, vía aplicación, si usará voz, video o texto para sus comunicaciones. En definitiva, los operadores móviles se están transformando en ISP. Y siendo que su negocio será cada vez más únicamente de datos, se entiende por qué los abonos ilimitados están desapareciendo para dar lugar a otros asociados al consumo.

Cada uno pone lo suyo

Quizás entusiasmados por la repercusión del 8N, esta semana hubo una convocatoria a apagar los celulares por una hora como forma de protesta ante las deficiencias varias que los usuarios enfrentan a la hora de usar el servicio. Siendo que es una forma de protesta que no se exterioriza (es difícil saber si una persona al lado nuestro tiene el equipo encendido o apagado, salvo que lo esté usando), los resultados de la misma sólo son medibles para las propias operadoras. Todo lo que se diga entonces por parte de terceros será una cuestión de fe.
Más allá de esto, lo que es indudable es que en los últimos tiempos, y como consecuencia de una mayor demanda sobre las redes vía un aumento del consumo de datos así como la proliferación de números gratis y promociones de llamadas “on net”, la calidad general del servicio se ha visto deteriorada.
Muchas veces desde aquí hemos sugerido caminos de acción por parte del gobierno (en sus múltiples niveles) para mejorar esta situación: asignación de espectro, armonización de los requerimientos para la instalación de antenas, fomento de la competencia, etc. Pero también hay cosas que los operadores pueden hacer por su parte. Y esto resultó evidente cuando Claro anunció sus inversiones para el 2013 por US$ 400 M. Entre los destinos de la misma, se mencionó la interconexión de las antenas con fibra óptica.
Es bueno recordar que la antena es el punto de entrada a la red. Pero no siempre estas antenas están conectadas directamente a fibra óptica. Muchas veces se utilizan cables de cobre de menor capacidad, y en ocasiones también radioenlaces. Esto que inicialmente era suficiente, hoy puede convertirse en un cuello de botella que se da ya no en el espectro sino en la misma red del operador.
Es probable que los operadores cuenten con más recursos en mejorar la capacidad de las redes ya instaladas ante la ausencia de escenarios de inversión en nuevas redes como consecuencia de la no asignación de espectro adicional en el futuro próximo. Quizás ayuden también las restricciones al giro de utilidades existentes. Al no haber inversiones financieras atractivas, es un buen momento.
Está claro que ninguna medida por sí sola alcanzará para solucionar los problemas que hoy aquejan a las redes móviles y que, de no hacerse nada al respecto, sólo se incrementarán con el crecimiento de la demanda. Hace falta que cada uno haga su aporte.

Linkeando

  • El costo del modelo regulatorio: La semana pasada hicimos referencia a declaraciones del interventor de la CNC según las cuales la política del gobierno en materia de telecomunicaciones era la de regular no a través de resoluciones sino de la participación en el mercado vía empresa estatal. Esta semana nos enteramos que este modelo de regulación demandará $ 6.300 M (unos US$ 1.300 M) para el 2013. [El Cronista]

Entradas recientes

Comentarios recientes

Archivos

Categorías

Meta