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Carrera de videollamadas

La pandemia y su consecuente aislamiento fueron grandes impulsores de la socialización remota, que vía videollamadas se convirtieron en el hit de la cuarentena, al punto que un 75% de los usuarios de Internet realizaron al menos una durante este período.

Naturalmente, esto tuvo su correlato en el crecimiento explosivo del uso de las plataformas que permiten videollamadas. Dada su altísima popularidad en Argentina, no sorprende que Whatsapp haya sido la plataforma más utilizada, si bien tiene claras limitaciones frente a las alternativas.

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Crisis, oportunidad y crisis

Esta semana, el gobierno de los EE.UU. suspendió diversas visas, incluyendo aquella para trabajadores extranjeros, la famosa H1-B, para lo que queda del 2020. Una mala noticia para la industria tecnológica de aquel país, pero, potencialmente, una buena noticia para Argentina.

Con anterioridad a esta decisión, los EE.UU. otorgaban hasta 85.000 visas H1-B anualmente. Y de éstas, casi el 75% correspondían a pedidos de la industria tecnológica. Esto puede ser percibido por cualquiera que tenga relación con empresas tecnológicas de aquel país, en las que abundan los trabajadores extranjeros. Por lo tanto, y sobre todo si las limitaciones se mantienen en el tiempo, puede ser una medida que atente contra la innovación allí por cuanto los EE.UU. perderán acceso al talento proveniente del exterior.

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Jugando con seriedad

La noticia tecnológica más mediática (localmente) de esta semana fue que el argentino Thiago Lapp, cuyo nombre “artístico” es K1ng, compitió en el mundial de Fortnite en Nueva York y terminó quinto en la categoría individual, lo que le significó ganar un premio de U$S900.000.

Acostumbrados a la voracidad fiscal local, a la par de la difusión de la noticia que exaltó el orgullo nacional de muchos, fue tema de los medios el tratamiento impositivo que recibiría ese premio por parte de la AFIP. Más específicamente si le corresponde o no pagar impuesto a las ganancias. Una discusión en el fondo poco relevante, ya que el recaudador de los EE.UU. (el IRS) se quedará con el 30% del premio. Así, acuerdo sobre doble imposición mediante entre EE.UU. y Argentina, la discusión se reduce al 5% adicional que implicaría una alícuota del 35% a cobrar localmente.

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El albor una nueva era

Algo que dejó la última edición del MWC fue la sensación de que la industria móvil está ingresando en un momento bisagra, en el que las redes (y el negocio) móvil se funden con las fijas para dar lugar a una única infraestructura compuesta por ambas tecnologías, donde la fija es la red clave, pero invisible, y la móvil es la que permite la flexibilidad de los últimos metros de la red. Es con 5G que la interrelación entre red fija y red móvil se hace más evidente que nunca. Las capacidades similares entre redes 5G y de fibra (en términos de ancho de banda y latencia) hace que estemos en presencia, ahora sí, del inicio de la verdadera convergencia de redes, donde las dos son fundamentales en una experiencia única/homogénea. De allí los enormes desafíos que la tecnología 5G encierra.

Una de las pruebas de que la industria móvil se encuentra en pleno proceso de cambio estuvo dado por las novedades en materia de terminales móviles. Se destacaron los equipos con pantallas plegables de Samsung y Huawei (que estuvieron en exhibición pero no se los pudo manipular). No obstante, más allá de la proeza técnica, destacable por cierto, son inevitables las dudas respecto de si será esta innovación la que logre dar un impulso a las estancadas ventas de smartphones que tanto preocupan a sus fabricantes. No parece aún que sea el caso.

Es que los smartphones, todavía en el centro del ecosistema, pierden atractivo, el ciclo de recambio se estira y se presta más atención a otros dispositivos conectables. Bienvenidos al mundo del IoT. Un nuevo ecosistema que podría tener como dispositivo central en el hogar no ya al smartphone sino a los parlantes inteligentes (tipo Amazon Echo). La idea no es sólo la inicial, controlar determinados dispositivos en el hogar, sino también interactuar con distintos servicios como bancos, servicios públicos, dando lugar a un nuevo canal. Estos equipos no están sólo disponibles por parte de empresas como Amazon, Apple o Google, sino que se comienzan a sumar operadores como Telefónica (que ya ofrece Movistar Home como interfaz con sus servicios de TV y telecomunicaciones) y otros.

Por supuesto, hay muchísima expectativa puesta en el 5G, que estuvo presente en todos lados en el MWC (en la exposición y en las charlas), menos en la calle. Lo fabricantes, como no podía ser de otra forma ya que se trata de lo nuevo para vender, se mostraron como los más entusiastas. Los operadores exhibieron distintos casos de uso, buscando demostrar que están con las últimas tendencias, pero simultáneamente se mostraron cautelosos. Es que el despliegue de 5G requiere de un esfuerzo financiero y técnico importante (nuevo equipamiento, omnipresencia de la fibra, mayor densidad de antenas) pero el retorno no aparece aún como lo suficientemente atractivo. Y a esto se suma la falta de terminales aptos, como se argumentó con la postergación de lanzamientos de 5G en Corea del Sur, uno de los líderes en la materia. Por su parte, los países europeos no ven lanzamientos en serie sino hasta 2020. Una situación en la cual el “affaire” Huawei tampoco ayuda.

El caso Huawei pasó de ser un chicaneo en la competencia política y comercial entre EE.UU. y China para convertirse en una preocupación para la industria móvil debido a los retrasos que podría significar en el despliegue de 5G. La esencia del problema en la transición hacia 5G es que las redes se montan sobre la infraestructura 4G existente. Así, para quienes tienen hoy equipamiento de Huawei, verse forzados a tener que escoger un proveedor distinto para 5G como resultado del algún tipo de prohibición o traba es prácticamente inviable, ya que deberían también cambiar parte del equipamiento 4G actual. Como Huawei tiene una presencia muy importante en las redes europeas, son los operadores de estos países los más preocupados por la situación. Es por esto que tanto la GSMA como algunos gobiernos (caso Alemania) se manifiestan a favor de definir criterios objetivos de verificación de la seguridad de los equipos de redes. El mensaje es: “no me corras con sospechas, dame datos ciertos”. Como se ve, es mucho más que un tema de posible espionaje.

El tema de Huawei significó también un impulso a las redes abiertas, fomentadas desde Open RAN, que propicia la utilización de equipos interoperables que reduzcan la dependencia de un proveedor en particular. Se trata de un proceso similar al que atravesó la informática hace 25 años cuando abandonó los modelos propietarios para pasar a estándares abiertos. Con equipamiento abierto e interoperable, situaciones como el bloqueo a un proveedor en particular no sería el dolor de cabeza que significa hoy.

También hubo muchas aplicaciones de lo que se da por llamar Inteligencia Artificial (AI), que en realidad tiene mucho más de machine learning y de inteligencia cognitiva, pero que está presente en todo: desde software, dispositivos y hasta la misma red. Sin dudas, un tema que será cada vez más recurrente.

La industria móvil comienza a adentrarse en un terreno tan desconocido como fascinante. Pero el camino inicial no será sencillo.

Nos habíamos amado tanto

Que el mercado de PC está en retracción no es ninguna novedad y los datos nuevos no hacen más que reafirmarlo. Esta semana, por ejemplo, IDC proyectó que este año la caída en las ventas mundiales de PC será del 8,7%. Un dato que es más relevante si se tiene en cuenta que implica que se habrán registrado cinco años seguidos con números a la baja. En este contexto, la llegada de Windows 10 más que darle un empujoncito hacia arriba, podría ayudar a hundir más las cifras.
Desde el lanzamiento de Windows 10, este sistema operativo tuvo más de 75 millones de descargas. Nada mal para ser el primer mes. Descargas que sirvieron para actualizar equipos con versiones anteriores de Windows. Pero además de los cambios en la interfaz, la tienda de aplicaciones y otras, varios que la actualizaron notaron que ahora sus PC están más ágiles, como si se hubiera hecho un upgrade moderado de sus equipos, aún en aquellos que ya tienen unos años de vida. Y ésta es una mala noticia para los fabricantes de PC, ya que varios sus potenciales compradores quizás ahora posterguen la decisión de actualización como consecuencia de que sus equipos andan ahora mejor que hace un par de meses atrás.
Éste es quizás un nuevo indicio de cambio de época. Durante años se habló de Wintel, el tándem entre Microsoft (Windows) e Intel. Cada nueva versión del sistema operativo traía, junto con sus novedades, crecientes demandas de hardware que eran satisfechas por los nuevos procesadores de Intel. Así, se llegaba a un círculo virtuoso entre ambos que impulsaba la renovación de las PC. Sin embargo, desde hace algunos años y con la multiplicación de alternativas de dispositivos conectables (smartphones, tablets, consolas, Smart TV), la alianza Wintel dejó de ser tan monolítica. Tanto Microsoft como Intel comenzaron a incursionar más seriamente en nuevos segmentos de dispositivos. Microsoft lanzó distintas versiones de Windows (para celulares, para tablets, para PC) y comenzó a poner el énfasis en el software como servicio y no como producto. Por su parte, Intel empezó a poner énfasis en procesadores para smartphones y otros dispositivos, así como en chips para comunicaciones, como aquellos que permiten la conexión vía LTE.
El negocio de ambos todavía hoy se alimenta básicamente del mercado de PC. Pero también está claro que cada uno busca su camino por separado. Por lo tanto, ya nada será como entonces.

Pulseras prácticas

En tren de seguir agregando funcionalidades a los smartwatches, el sistema operativo Android Wear agregó una habilidad que evitará las eternas recorrdidas por el hogar cuando no se encuentra el teléfono. Ejecutando Find My Phone desde una pulsera inteligente, el smartphone vinculado sonará a todo volumen, más allá de las configuraciones. La aplicación será bienvenida por aquella persona que, seguramente, tuvo todo este tiempo el trabajo de “llamar” al celular para ubicarlo y darse cuenta que, encima, estaba en modo silencioso.

Cambiando las ventanas

Demostrando la necesidad imperiosa de ofrecer un horizonte atractivo a sus clientes, sobre todo los corporativos, Microsoft presentó esta semana un avance de su nueva versión de Windows, la 10, que será lanzada al mercado en la segunda mitad del año próximo. El mismo se centra en dos grandes cambios. Por un lado una suerte de retorno a la interfaz del Windows 7 luego de haber desconcertado a la mayoría de sus usuarios con la del Windows 8 que quiso llevar el paradigma de las tablets a las PC y que demostró ser un rotundo fracaso. Por el otro, tratar de unificar en un único Windows todas las plataformas de computación, desde el celular hasta la PC, pasando por las tablets y sin olvidar a su consola Xbox y hasta lo que se conoce como Internet de las cosas.
El tema de la interfaz parece estético pero es un factor no menor. La mayoría de las empresas rechazó al Windows 8 no sólo porque su diseño apto para touch aportó poco valor sino que empeoró la situación al confundir a millones de usuarios acostumbrados por años a la interfaz tradicional de Windows. El resultado fue que muchos prefirieron quedarse con Windows 7 y no actualizar el sistema operativo. Es particularmente a este segmento de mercado que apunta Microsoft con su versión 10 de Windows. No hay que olvidar que las versiones de Windows para PC son las que todavía le permiten cobrar por licencias del sistema operativo, cosa que no sucede con los dispositivos de 9” o menos, terreno en el que Android le está dando muchos dolores de cabeza.
La unificación de Windows para múltiples dispositivos es una promesa ambiciosa, que por ahora tiene tanto de marketing como de ingeniería. Microsoft las llama “Universal App”, pero en realidad se trata de apps que comparten código, aunque los desarrolladores deben producir apps independientes para cada plataforma. Claro que a los ojos del usuario se trata de una app única que una vez comprada se puede instalar en múltiples dispositivos. Pero cada uno tendrá una app técnicamente distinta. Visto así, existe el riesgo de que Windows 10 se convierta en un generalista que funcione a través de múltiples dispositivos de distinto tamaño de pantalla e interfaz pero que no llegue a crea una experiencia sobresaliente en ninguno de éstos.
En definitiva, y a juzgar por el éxito de Windows en smartphones y tablets, todo parece indicar que el objetivo de Windows 10 es más el usuario de PC que una nueva plataforma universal.

Una lenta despedida

Agobiada por una participación de mercado que no deja de achicarse, BlackBerry se encuentra en pleno proceso de reorientación estratégica, poniendo el foco en el mercado corporativo y en el software y los servicios. Por eso no debería llamar la atención que anunciara que licenciará la tienda de aplicaciones de Amazon, la cual estará disponible en su plataforma BB10 hacia fines de año. Sin embargo, la misma tiene lecturas positivas y negativas.
Una de las características del sistema operativo BB10 es que puede correr un gran número de aplicaciones Android. Casi todas, excepto aquellas que usan los servicios de Google. Esta capacidad le permite aumentar notablemente la cantidad de apps disponibles para una plataforma caracterizada por tener pocas apps nativas. Sin embargo, todavía el proceso para instalar una app de Android no es tan sencillo como en el caso de las nativas, quedando circunscripto a aquellos usuarios con más conocimiento técnico. En este sentido, que en el futuro el Appstore de Amazon esté preinstalado debería eliminar esta limitación. La idea es que en un mismo dispositivo convivan la tienda propia de BlackBerry, donde se encontrarán las apps nativas para la plataforma BB10 y enfocadas en el segmento corporativo, y la de Amazon, que proveerá aquellas que interesan al consumidor (como Netflix, Groupon, Pinterest, etc.).
El CEO de BlackBerry admitió que no está interesado en gastar tiempo, dinero y energías desarrollando las apps que ya están en la tienda de Amazon. Lo cual suena muy razonable considerando el foco de la empresa. Pero al mismo tiempo da un mensaje claro al mercado, y particularmente a sus usuarios: el mercado consumidor no nos interesa. Esto se ve agravado por el hecho de que la tienda de Amazon tiene aplicaciones para el mercado de EE.UU., pero no se encuentran en ella aquellas que sean locales de otros países. Con lo cual, seguirán faltando apps claves para el segmento consumidor en los mercados internacionales.
El foco de BlackBerry en el mercado corporativo, y más particularmente en los altamente regulados, como Gobierno, Bancos y otros, es totalmente razonable, ya que allí es donde mejor aprovecha sus ventajas. Pero al mismo tiempo surge una duda: ¿cómo lograr las escalas adecuadas en la fabricación de hardware con un foco tan segmentado? Así, y más allá del acuerdo con Amazon, todo hace pensar que se trata de un paso más hacia una BlackBerry focalizada en cierto tipo de clientes corporativos y en servicios y aplicaciones para éstos. Todo lo demás, es accesorio y como tal, prescindible.

Operadores en transición

Un claro indicador de la etapa que viven ahora los operadores pudo obtenerse de lo que se hablaba en el MWC en materia de regulación. Está claro que en los últimos tiempos hay una tendencia creciente hacia la consolidación de operadores. Las limitaciones de espectro disponible y las demandas de inversión para el despliegue de redes tecnológicamente más modernas hacen que sea cada vez más complejo competir en el mercado si no se es “grande” en términos de abonados. Algo que pudo verse con claridad recientemente en los EE.UU. e intenta repetirse también en Europa. Pero aquí encuentra trabas adicionales provenientes de sentimientos nacionalistas (caso Telecom Italia) así como de un mercado que es común para muchas cosas pero no aún para las telecomunicaciones. Así, no faltaron quejas contra procedimientos antimonopolio y las políticas adoptadas por las autoridades de competencia y el consecuente pedido para que haya una mayor permeabilidad a un natural proceso de consolidación. Por supuesto esta es la visión de los grandes. Los chicos presionarán para un mayor compartimiento de infraestructura o en su defecto, para que los dejen vender.
El fastidio de algunos operadores se exacerba ante movidas de alto perfil, como la adquisición de Whatsapp por parte de Facebook. Una operación que en términos económicos fue muy superior a los intentos de adquisiciones entre operadores pero que no obstante enfrentan menores cuestionamientos desde el punto de vista regulatorio. Así, hubo pedidos para que la carga regulatoria sea más pareja, considerando que casos como Whatsapp ofrecen y ofrecerán servicios similares a los provistos por los móviles, como mensajes de texto y en breve también comunicaciones de voz. Tampoco faltaron reclamos para que estos servicios paguen a los operadores por el uso de la red, reflotando cuestionamientos hacia la neutralidad de la red, aunque aún no hay un sentimiento unánime para que esto se logre. No obstante, seguramente se insistirá con el tema. Total, el “no” ya lo tienen.
Desde una perspectiva más técnica, los operadores encaran proyectos de virtualización de sus redes: el reemplazo de los recursos de hardware de la red por software. O dicho de otra forma, el desacople de los servicios de infraestructura de los activos físicos sobre los cuales operan. Esto no sólo ayuda a reducir costos sino que le da una mayor flexibilidad y facilidad de administración a sus redes. Consecuentemente, permitirá productos y servicios más sofisticados, que serán notablemente más rápidos de implementar. Se trata de un cambio radical respecto del modelo tradicional de la industria de las telecomunicaciones, marcado por productos de lento desarrollo, largos ciclos de vida y basados en hardware especializado. Esto fue efectivo en su momento, pero el avance de servicios de comunicación competidores basados en software (ej: Whatsapp, Facebook, Skype) y que utilizan hardware estandarizado, surgidos de organizaciones muy dinámicas obliga a los operadores a adaptarse. Capacidades de análisis en tiempo real, optimización y geolocalización que se integran con fuentes de datos de distintos orígenes permiten servicios y modelos de ingresos novedosos y más sofisticados. Hacia allá van los operadores.
A esto se suma que los dispositivos a conectar a la red crecerán en forma exponencial en los próximos años, y el modelo de conectar personas a conectar cosas requiere cambios profundos en las redes. Es lo que está comenzando a suceder.
En definitiva, un mercado de operadores en plena transformación de su negocio y de su tecnología.

Smartphones, el próximo billón

Por supuesto, los terminales móviles (ya hablar de teléfonos es un reduccionismo muy importante) también tuvieron su espacio durante el MWC. Hubo algunas novedades en el high end, donde no se vio nada revolucionario desde el punto de vista del hardware aunque sí mejoras puntuales a través del software. El ritmo de innovación no puede mantenerse constante y es la razón por la cual las ventas en este segmento tienden a estabilizarse. Es por esto quizás que el plato fuerte en materia de smartphones estuvo en aquellos que apuntan a los segmentos medios y bajos, que serán los utilizados por quienes no disponen hoy de un equipo de estas características. En este aspecto, las notas más salientes vinieron de la mano de Firefox y de Nokia.
El caso de Firefox es interesante, porque si bien por sus características funciona con hardware de prestaciones modestas para los tiempos que corren, no es allí donde se encuentra su atractivo principal. Es cierto que se presentó un smartphone de US$ 25 de costo. Pero éste está basado en hardware perimido, a tal punto que sólo funciona en 2G. Entre los principales operadores que respaldan el desarrollo de equipos basados en Firefox está Telefónica, que en el MWC anunció que durante este año lanzará los mismos en 8 nuevos países (lo que incluye a Argentina). Pero según los propios ejecutivos del operador español, el interés no pasa por un diferencial de precio (que afirman no hay o que al menos no es relevante) sino en una mayor integración posible con los servicios del operador, con funcionalidades tales como control de gasto, billing para compra de apps y compra de saldo integradas al sistema operativos, lo que permitirá una mejor vinculación con sus clientes. De hecho están pensados como equipos ideales para datos prepagos, que será una constante entre los nuevos usuarios de smartphones.
En cuanto a Nokia, sin dudas desató la polémica con el anuncio de smartphones basados no ya en Windows sino en Android, bautizados como Nokia X. La movida despertó todo tipo de especulaciones siendo que la empresa finlandesa se encuentra próxima a pasar a manos de Microsoft. Cuesta creer que al gigante del software le resulte agradable saber que el fabricante que ha adquirido coquetea con su máximo rival. Desde Nokia, quizás en un último estertor como empresa independiente, defienden la decisión en base a varios argumentos. Uno es que el uso de Android permitirá disponer de smartphones más baratos que servirán como carnada para que los que se inician en esta categoría de equipos lo hagan de la mano de su marca. Al hacerlo con un equipo que si bien está basado en Android se asemeja en su aspecto a Windows Phone, permite la integración de servicios propios de Microsoft (como Outlook, Onedrive o Skype) y también de Nokia (por ejemplo, utilizando los mapas de Here y no los de Google). Y mientras tanto, se apalanca en el ecosistema de Android, mucho más desarrollado que el de Windows Phone. La pregunta hoy es entonces qué hará Microsoft con esta línea de smartphones una vez que tome las riendas de Nokia. En poco tiempo se sabrá.
Siempre por el lado de los dispositivos, fue notable la abundancia de equipos wearables o como dicen los españoles, “ponibles”. Luego de la oleada inicial de relojes inteligentes, lo que abundaron fueron pulseras y otros dispositivos que permiten controlar el celular así como relevar ciertos indicadores del entorno. No obstante, luego de juguetear un rato con éstos queda la impresión de que todavía no se ha logrado un producto que sea de interés más allá del público más techie. Sin embargo, hay que entender esta movida en un mercado del hardware dominado ampliamente por dos jugadores (Samsung y Apple), donde el resto tiene que buscar sus oportunidades a través de nuevos dispositivos. La carrera apenas comienza y no está claro cómo irá evolucionando en tanto en términos de producto como de fabricantes.

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