Archivomayo 2016

Los OTT vienen marchando

La tendencia a acceder a contenidos audiovisuales a través de Internet crece fuerte. La mitad de los usuarios consume algún servicio de video de OTT. Puede ser pago, como Netflix o Qubit, gratuito, caso Odeón, o integrar un combo de productos. Estos últimos pueden ser con un abono de TV paga, tales como Fox Play o HBO Go, así como empaquetados por un ISP, como Arnet Play, Claro Video u Onvideo. Esto surge del informe “Usuario online 2016”, publicado por Carrier y Asociados.
La tendencia al uso de OTT de video es más fuerte en el segmento ABC1, donde llega a casi 2 de cada 3 usuarios. Asimismo, los hogares donde habitan menores tienen una penetración más alta de estos servicios. No obstante, su presencia convive de momento armoniosamente con los abonos de TV paga, mostrando entonces una complementariedad de contenidos y formas de acceso.
En cuanto a los motivos para utilizar OTT de video, la primera mención es relativa al formato de consumo y tiene que ver con la posibilidad de ver temporadas completas de series, algo que se hace mucho más dificultoso con la TV lineal, que sólo cuenta con la posibilidad de maratones. Siendo el consumo a demanda es inherente a Internet, no sorprende que las menciones suban sustancialmente en los hogares jóvenes. Claramente, el formato tradicional lineal tiende a circunscribirse al vivo, principalmente deportes o actualidad. En 2° lugar entre los motivos para inclinarse por un OTT aparece la selección de contenidos ofrecida. Más atrás emerge el factor económico, el cual lógicamente tiene mayor incidencia en los segmentos socioeconómicos bajos. Por otra parte, si bien el hecho de no tener TV paga es un motivo escasamente mencionado, crece mucho en los hogares jóvenes (aquellos donde sus integrantes son solo millennials), donde triplica a la media general.

Netflix es el claro dominador de este negocio, presente en el 72% de los hogares que consumen servicios OTT. Esto permite proyectar unos 2 M de hogares que acceden a este servicio, aunque sólo alrededor de 850 mil de éstos son abonados. Esta diferencia se debe a la tendencia a compartir usuarios de un mismo abono con familiares y/o amigos. De esta forma, puede considerarse que Netflix equivale a ser el 3° proveedor de TV paga del país, detrás de Cablevisión y DirecTV.
Los cambios de hábitos en el consumo de contenido audiovisual de la mano de Internet prometen fuertes cambios en el negocio de la TV en el mediano plazo, con un impacto creciente de la mano de los millennials. Se trata del segmento que hoy es más propenso a no tener TV paga ni teléfono fijo, sino simplemente una conexión de banda ancha fija y un smartphone. Adicionalmente, esto se da en un momento de alta inflación y de reacomodamiento de precios relativos, con fuertes alzas en las tarifas y precios de algunos bienes que disminuyen el ingreso disponible para servicios que en alguna medida son sustituibles. Un escenario que podría favorecer la aceleración de este proceso de migración desde plataformas de TV tradicionales hacia otras basadas en Internet, pasando de la complementariedad a la sustitución.

Cielo despejado

Esta semana, el regulador ENACOM, a través de la Resolución 2531/16, dispuso la migración de los servicios de televisión codificada que operan actualmente en las bandas de 600 y 700 MHz a la de 12 GHz. Para ambas bandas, se trata de migrar canales inalámbricos de TV paga. Esto que parece un simple cambio de frecuencias de operación responde a políticas en cuanto al manejo de espectro y de los servicios asociados, pero no deja de despertar algunas inquietudes.
En el caso de la banda de 600 MHz (más precisamente 512-698 MHz), si bien se migran los canales de TV paga, no ocurre lo mismo con los canales de TDA, que sí podrán operar en esa banda. No obstante, queda la duda de si no se está asignando demasiado espectro para TDA, siendo que se trata de un servicio lineal y gratuito. El modelo lineal está en lenta retirada, circunscribiéndose cada vez más a los deportes y la actualidad. El hecho de ser gratuito hace que deba financiarse con publicidad. Pero los fondos destinados a ésta no crecen en la medida en que lo hace la oferta. Así, la opción es que se financien con fondos públicos u organizaciones (caso universidades, gremios), algo no muy evidente en los tiempos que corren. Por otra parte, la banda de 600 MHz comienza a ser atractiva para servicios móviles. Todavía su uso es incipiente, pero podría ser muy valiosa de aquí a algunos años. En este sentido, no hay que descartar que el espectro móvil pueda ser utilizado para servicios de TV a través de tecnologías como LTE Broadcast. Para la migración de los canales de TV paga, el regulador estableció un plazo de 2 años, lo que da tiempo para la maduración de las tecnologías móviles en esta banda.
En cuanto a la banda de 700 MHz (específicamente 698 – 806 MHz) la intención es terminar de limpiarla para que pueda ser utilizada lo antes posible por los operadores móviles. Se trata de una banda que se licitó, asignó y pagó a fines del 2014 y que aún no es utilizada debido a que está “sucia”. Esto es, hay servicios de TV paga inalámbricos que todavía la utilizan. En este caso, la resolución no indica el plazo para que quienes actualmente la utilizan la liberen, aunque en teoría debería estar despejada en julio próximo. Esta situación tendrá seguramente implicancias cuando a fines de junio se cumpla la primera etapa en el despliegue de 4G de acuerdo con el cronograma establecido originalmente en los pliegos de licitación.
Por otra parte, en los considerandos de la resolución se menciona la disponibilidad de espectro de 2,6 GHz, aunque se aclara que los mismos será reservados para futuras asignaciones de espectro para servicios móviles. Todo un anticipo de lo que vendrá.
A los proveedores de TV paga inalámbrico operando en las bandas a despejar se les asigna la que va entre 12,2 y 12,7 GHz. Una frecuencia muy alta, que exige una mayor densidad de antenas así como de cambios de equipamiento. Quienes conocen del paño afirman que ya prácticamente no quedan muchos clientes de este tipo de servicio, característico de zonas donde el cable no llega, ya que en la mayoría de los casos migraron a la TV satelital. Ojalá que así sea, si no, habría conflicto en puerta.

Tuits selectos

Internet multidispositivo

Los días de Internet como una red PC céntrica están quedando atrás. La multiplicación de dispositivos de acceso, con el móvil ubicándose hoy claramente como una alternativa al acceso vía PC y a lo que se suma la TV como dispositivo de consumo de video, está reconfigurando no sólo la forma de acceder sino también lo que se hace en la red. Esto surge del informe “Usuario online 2016”, publicado por Carrier y Asociados.
Por muchos años territorio exclusivo de las PC, el uso de Internet se ha vuelto verdaderamente multidispositivo. El smartphone (95%) ya alcanzó prácticamente el mismo grado de penetración que las PC (98%) como dispositivo de acceso. A ellos se suma el Smart TV, cuya presencia como dispositivo conectable se duplicó en el último año. Pero la TV tiene un mayor porcentaje de uso (72%) si se combina con otros dispositivos conectables (PC, consolas, receptores multimedia) que usan a ésta como monitor, particularmente para el consumo de contenidos audiovisuales.
Aunque con una altísima penetración en general, el uso de smartphones crece mientras más joven es la generación considerada. Adicionalmente, los millennials prefieren las PC portátiles por sobre las de escritorio mientras que en los segmentos adultos la relación se invierte. El uso de otros dispositivos, como Smart TV y tablets, correlacionan con el NSE: cuanto más alto, mayor utilización de éstos, relación claramente influida por la disponibilidad de los mismos. Por otra parte, las tablets son más utilizadas por el segmento adulto y por las mujeres. El avance de las tablets fue muy tenue, frenado por la sustitución proveniente en muchos casos por celulares con pantallas de mayor tamaño.

Esta multiplicación de dispositivos de acceso hace que un usuario se conecte, en promedio, desde 3 dispositivos distintos, considerando el acceso desde el hogar, el trabajo, en movimiento, etc.  Así, tenemos un mismo usuario que llega a un contenido o servicio desde distintas redes (hogareña, corporativa, móvil, pública) con distintas capacidades cada una y desde distintos dispositivos (PC de escritorio, portátil, celular, Smart TV, etc.). En términos generales, para los proveedores de contenidos esto marca la necesidad de preparar interfaces y para su acceso desde equipos radicalmente distintos en su tamaño, capacidad y forma de interacción. Algo que parece evidente pero que todavía no se da en todos los casos.
Por otra parte, la diversificación de dispositivos conectables dentro del hogar, un consumo creciente de video y la multiplicación de usuarios con acceso concurrente explica el continuo crecimiento de la demanda por las capacidades de las conexiones de banda ancha residenciales.

Retorno lineal

El acceso al contenido audiovisual por Internet introdujo dos grandes modificaciones frente a las formas tradicionales de consumirlo. Por un lado, trajo esa sensación de infinitud de contenidos, de que “todo está en Internet”. Por el otro, quizás no tan notable inicialmente, la instauración del consumo bajo demanda como forma de que los contenidos se adapten al consumidor y no al revés.
Para ser justos, el consumo bajo demanda de contenidos audiovisuales arrancó hace décadas, con la llegada del VHS, a la cual el DVD le agregó mayor calidad de imagen y sonido. Claro que ambas tecnologías requerían de una mínima planificación, acceder al cassette o disco previamente. Algo que se mantuvo inclusive en tiempos en que las descargas desde Internet eran furor, aunque también su consumo requería cierta previsión. Pero luego las opciones de streaming (desde YouTube hasta Cuevana) y más recientemente los OTT (con Netflix como estandarte) impusieron la modalidad de consumo bajo demanda sin mucha planificación previa. Uno se sienta frente al televisor, computadora, tablet o smartphone y el entretenimiento arranca a voluntad.
Este escenario hizo creer que los contenidos lineales estaban condenados a los deportes y la actualidad, territorio casi exclusivo de la TV tradicional, tanto gratuita como paga. No obstante, en los últimos días diversas noticias dan cuenta de que quizás esto no resulte ser tan así.
Por un lado, BitTorrent, la empresa detrás de la del protocolo para compartir archivos en formato P2P, planea el lanzamiento de BitTorrent Live, un servicio de streaming de TV en vivo en opciones tanto gratuita como paga. Según la empresa, tendrá mejor performance que los servicios existentes que transmiten canales en vivo por Internet ya que éstos utilizan el protocolo HTTP que no se caracteriza por su baja latencia. Otro que está incursionando en las transmisiones en vivo es Netflix, que arrancó con Chelsea, un programa de entrevistas que se transmitirá tres veces por semana simultáneamente a los más de 190 países donde esta plataforma llega, incluyendo a Argentina.
La posibilidad de transmitir contenido audiovisual en vivo no ya por redes de TV (cableadas o inalámbricas) sino a través de Internet abre un escenario interesante para el surgimiento de propuestas OTT (donde no se asegura la calidad de servicio ya que no se controla la red) que en el caso de la regulación argentina no están prohibidas expresamente. Es, a fin de cuentas, un contenido más que se transmite por Internet. Y así como hoy algunos canales de TV transmiten su programación en vivo por YouTube o por sus propios sitios web, los contenidos de la TV abierta (incluyendo a la TDA que además está en HD) también podrían ser retransmitidos, en lo que sería más bien un servicio de valor agregado sobre Internet. Este tipo de servicio estaría fuera del ámbito de la resolución 1394/2016, correspondiente al “Reglamento general de los servicios de radiodifusión por suscripción mediante vínculo físico y/o radioeléctrico” que, como su nombre indica, no alcanza a los servicios OTT. Se viene un debate apasionante…

Tuits selectos

Atrapados en las redes

Aunque Facebook mantiene su enorme popularidad en términos de usuarios, a esta red social le han surgido varias competidoras, cada una con características propias. El resultado es que el usuario de Internet argentino participa cada vez de más redes sociales. Esto surge del informe “Usuario online 2016”, publicado por Carrier y Asociados.
La popularización de otras redes sociales hizo que el usuario participe en promedio en 3,9 de éstas. Este valor es más alto en el segmento ABC1 y entre los millennials (aquellos nacidos entre los años 1984 y 2000). Conviene aclarar que Whatsapp también es considerada una red social cuando se la utiliza con la funcionalidad de grupos, algo que hace el 70% de sus usuarios.
Facebook aparece como la red social más popular, con un 97% de los entrevistados manifestando contar con una cuenta en ésta. Con una penetración tan alta, no se observan variaciones significativas en la adopción de Facebook en función de las distintas variables utilizadas. No obstante, apenas la mitad de los usuarios se define como “bastante activo” en esta red, mientras que un 13% tiene escasa o nula actividad. La actividad crece mientras baja el nivel socioeconómico y se da más entre los usuarios adultos y las mujeres.
En este nuevo escenario, e impulsada claramente por la masificación del smartphone, Whatsapp resulta atractiva al combinar la omnipresencia que le da su popularidad, la ubicuidad de la movilidad y la privacidad y restricción de lo que se comparte.
Así, no sorprende que Whatsapp sea elegida como la red favorita por el 47% de los usuarios, superando a Facebook, ubicada en segundo lugar con un 39%. Esta predilección es más marcada entre millennials, mientras que los segmentos adultos y seniors se inclinan más por Facebook. De todos modos, siendo que ambos productos pertenecen a la misma empresa, todo queda en familia.

En cuanto a otras redes sociales, Google+ sorprende inicialmente por su popularidad (un 62% tiene un usuario en la misma), pero muestra otra faceta al ser elegida como la red favorita por sólo el 4% de los entrevistados. Esto evidencia el “efecto Android”, que lleva a muchos usuarios a darse de alta en esta red, aunque luego no la utilicen.
Tanto quienes eligen a Whatsapp como Facebook privilegian la capacidad de mantenerse en contacto con amigos y relaciones. Sin embargo, Facebook tiene la ventaja de ser además una fuente de noticias, así como una plataforma valorada para la publicación de contenido propio. Adicionalmente, se diferencia de Whatsapp como un ámbito propicio para conocer gente nueva, así como para establecer contacto con marcas/empresas.
Por otra parte, si bien Twitter tiene muchos usuarios (46%), apenas 1 de cada 4 genera contenidos. Más de la mitad de los usuarios de Twitter son consumidores pasivos de lo que se publica en esta red. Por lo tanto, hay que entender a Twitter como una red de información más que de socialización. El uso de Twitter es superior a la media entre los millennials (52%) y entre los hombres (53%).

¿Se va o se queda?

Cuando la semana pasada el Presidente de la Nación se reunió con el Vice Chairman de AT&T en la residencia de Olivos, muchos vieron detrás de este encuentro un adelanto de un próximo desembarco del gigante estadounidense de las telecomunicaciones en el país. Algunos medios fueron temerarios, afirmando que AT&T habría demandado el espectro que está hoy, supuestamente, en poder de Arsat. Pero si se analizan las cosas, da más para pensar que lo que AT&T quiere es que les levanten las barreras, no para entrar, sino para salir.
Cuando tiempo atrás AT&T compró DirecTV, muchos creyeron ver a un nuevo actor regional, que estaría dispuesto a terciar en la lucha entre América Móvil y Telefónica a lo largo de Latinoamérica. Pero hasta ahora, los movimientos de AT&T permiten especular más con un despliegue territorial que hacia el sur del continente no pasará de la frontera entre México y Guatemala (y Belice).
AT&T ve a México como una extensión natural del mercado estadounidense, teniendo allí no sólo una participación en Sky en materia de TV satelital en sociedad con Televisa sino también una operación móvil luego de la compra de Nextel México y Iusacell, que lo ubica como 3° operador detrás de Telcel (América Móvil) y Movistar (Telefónica). Para el resto de Latinoamérica, los planes son menos claros. De hecho, a fines de 2015, el CEO de AT&T expresó que no descartaba vender algunas operaciones en Latinoamérica si se dieran las condiciones para hacerlo. Claramente, no es una declaración de quien tiene en mente una expansión continental.
El problema estratégico que DirecTV tiene a mediano plazo es que se trata de un servicio de TV lineal, de broadcasting. Justo lo que está en franco retroceso en la medida en que los millennials se suman al mundo adulto, toman sus propias decisiones de consumo y prefieren ver contenidos audiovisuales a través de la banda ancha y no de una suscripción de TV paga. Es por este motivo que, en los últimos años, DirecTV comenzó a desplegar redes inalámbricas terrestres en varios países de la región (incluida Argentina), utilizando tecnología LTE en su versión fija (en Argentina arrancó con WiMax, pero esta tecnología nunca despegó). Pero el despliegue de redes terrestres es un proceso lento y costoso. Y si estas son inalámbricas, a mediano plazo no podrán competir con alternativas de mayor ancho de banda como Gfast en DSL, cable módem o, el Santo Grial, la fibra óptica. A esto se suma que AT&T hizo crecer mucho su deuda luego de la adquisición de DirecTV, siendo hoy del orden de los US$ 118 mil millones.
Con este panorama, no sorprende que en los últimos tiempos se especulara (en los medios de negocios internacionales y en la industria) con una venta de las operaciones latinoamericanas de DirecTV (y sus 19 millones de suscriptores), mencionándose como posibles compradores a Telefónica y a Liberty Global, aunque los mismos apuntan más a la primera. Es que con la suma de los suscriptores de DirecTV, Telefónica se convertiría en el mayor operador de TV paga de la región. Pero uno de los problemas estaría en Argentina, donde la regulación actual impide que un mismo operador dé servicios TIC (telefonía, banda ancha, TV por cable o inalámbrica) y servicios de TV satelital. Esto no sólo imposibilita que Telefónica opere el negocio de DirecTV en Argentina, sino que exige además que la operación local se deshaga de sus inversiones en banda ancha fija.
Ante este escenario, la visita de un ejecutivo de tan alto nivel de AT&T para reunirse con el Presidente no parece ser para entrar al mercado como 4° operador móvil, algo de por sí muy complicado [Ver “Buscando a D’Artagnan”]. Sería más razonable que la reunión tuviera que ver con un pedido para que se revisen las restricciones que estarían estorbando la operación y venta de DirecTV en el país. Es que muchas veces, es más difícil salir que entrar.

Tuits selectos

Virtualidad en el mundo real

Esta semana, el Ministerio de Comunicaciones publicó la resolución 38/2016 que reglamenta el servicio de OMV (Operador Móvil Virtual). El mismo deroga el reglamento vigente que más allá de algunas diferencias de implementación, tenía una redacción confusa y con ciertas condiciones que estaban afectando el normal desarrollo de este negocio.
A modo de resumen puede decirse que el nuevo reglamento es más laxo, dejando gran parte del acuerdo entre OMR (Operador Móvil de Red) y OMV a las negociaciones entre ambos. Lo harán partiendo de una oferta de referencia que los operadores deberán hacer pública. La Autoridad de Aplicación sólo interviene en caso en que las partes no lleguen a un acuerdo.
La nueva versión corrige un punto fundamental del viejo reglamento, el cual impedía a los operadores con red fija ser OMV, ya que definía como OMV a un prestador que no contaba con espectro radioeléctrico “ni con infraestructura de red para otros servicios de comunicaciones distintos de los móviles”, aunque sí habilitaba a las cooperativas. De este modo, ni cableras ni otras empresas de telecomunicaciones podían ser OMV, lo que les valió a algunas el rechazo de la Autoridad de Aplicación al momento de solicitar su habilitación para el servicio. Era quizás una herencia del enfrentamiento del anterior gobierno con el Grupo Clarín, que impactaba también a varios otros actores de esta industria.
Por otra parte, el nuevo reglamento elimina el tope del 5% de la capacidad de un OMR puesta al servicio de los OMV al tiempo que permite que un OMV tenga más de un OMR. Establece claramente que un OMR será aquél que ofrezca servicios SRMC (Servicio de Radiocomunicaciones Móvil Celular), PCS (Servicios de Comunicaciones Personales) y SCMA (Servicio de Comunicaciones Móviles Avanzadas). Todos estos quedan bajo el paraguas de los SCM (Servicios de Comunicaciones Móviles). En este sentido, el reglamento anterior era algo confuso y se interpretaba como que sólo correspondía el OMV para servicios SCMA, o 4G. Por otra parte, esta enunciación de los servicios que debe prestar el OMR deja fuera del grupo a Nextel, ya que el suyo entra en la categoría SRCE (Servicio Radioeléctrico de Concentración de Enlaces). O sea, podrá ser OMV sin la obligación de ser OMR. Al menos, mientras siga con la tecnología actual.
Se trata sin dudas de una buena noticia, pero, como reza el dicho, no hay que dar por el chancho más de lo que el chancho vale. Conviene estar advertido de que el de OMV no es un negocio para cualquiera. Básicamente se necesitan dos cosas (no excluyentes entre sí): escalas para que un margen nominal bajo permita financiar un negocio y/o agregar valor que en alguna medida reduzca los costos.
A nivel mundial, en promedio, un OMV tiene un costo que es entre 70 a 75% del precio del OMR. En ocasiones puede llegar al 50%, pero para que esto ocurra el OMV debe aportar infraestructura, un costo que se deduce de su margen. De hecho, el reglamento de OMV diferencia a aquellos con infraestructura de aquellos que no la tienen, que denomina OMV Básico. Es decir, más allá del costo del servicio provisto por el OMR, el OMV tiene sus propios costos de comercialización, facturación, tarifación (en el caso de un OMV Básico) a los que se pueden sumar aquellos con distintos niveles infraestructura. Así, el negocio de OMV puede ser interesante para una cadena de retail con muchos puntos de contacto con sus clientes, como es el caso de los supermercados Carrefour en Europa. También puede ser atractivo para un operador de servicios de telecomunicaciones fijas, como un operador de TV por cable, que puede sumar un producto móvil a su oferta de TV, Internet y telefonía fija para ofrecer cuádruple play, utilizando la infraestructura comercial existente y paquetizando su oferta. Estos últimos pueden además recurrir al WiFi Offloading, que no es otra cosa que la desviación del tráfico móvil a las redes fijas, pero de forma totalmente transparente para el usuario. Considerando que en promedio el 80% de las comunicaciones desde un celular se dan estando en un lugar fijo y no en movimiento, es mucho el tráfico que un operador fijo puede canalizar por sus propias redes.
Un dato no menor es que el nuevo reglamento no contempla, al menos no explícitamente, a los MVNE (Mobile Virtual Network Enabler) que puede ser un intermediario entre el OMR y los OMV cuando estos últimos son muchos y muy pequeños. Un MVNE permite desarrollar una plataforma única a ser compartida por varios OMV, como sería en el caso de cooperativas o pequeños cableros que quisieran asociarse para mejorar sus escalas y por ende sus costos.
En pocas palabras, y más considerando la penetración del servicio en el mercado argentino actual, la renovación del reglamento de OMV es una buena noticia, aunque hay que ser mesurado en cuanto a las expectativas. Por la experiencia internacional, salvo excepciones, generalmente todos los OMV juntos representan un 10% o menos del mercado medido en líneas. Y éstos nada pueden hacer para mejorar la cobertura ni la calidad técnica del servicio, aspectos que dependen directamente del OMR. Sí pueden aportar ofertas diferenciadas, creando sinergia con otros productos y servicios.
No es poco, considerando que puede mejorar el grado de competencia de una industria oligopólica en su naturaleza, consecuencia del uso de un recurso finito como es el espectro radioeléctrico. Se puede decir entonces que el reglamento de OMV es una forma de regular el uso del espectro para que esté disponible para una mayor cantidad de jugadores. Y eso, dejando de lado expectativas desmedidas, es positivo.

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