Estado de excepción, medidas excepcionales

Entre la última edición de Comentarios (el 21 de febrero) y esta, todo cambió. El asunto del Coronavirus estalló globalmente, la pandemia se extiende y todavía no está claro cuándo se achatará la famosa curva de contagios. Esta situación está teniendo impactos diversos, más allá de los sanitarios, y las telecomunicaciones no escapan a este cambio de escenario.

Con el distanciamiento social convertido ahora en cuarentena generalizada, los hábitos de consumo de telecomunicaciones están mutando, lo que puede suponer un stress inusual sobre la capacidad de las redes. Porque así como el sistema de salud puede verse desbordado por una demanda totalmente atípica, lo mismo puede suceder con las redes. Y éstas son vitales para encarar una situación crítica como la actual.

Para tener una noción del impacto de la situación en las redes, en España, desde que comenzó el distanciamiento social, el tráfico IP creció un 40%. Por eso, al igual que nos restringimos en nuestra vida social offline, también hay que ser conscientes en cuanto a nuestros consumos de entretenimiento.

En los primeros días del aislamiento social en Argentina, las cifras del aumento general de tráfico van del 7% al 25% (una amplia variación que puede tener que ver con el perfil de clientes). Son valores no menores teniendo en cuenta que esto recién empieza y que muy probablemente en breve entremos en cuarentena total. Contrariamente a lo que algunos piensan, el problema no es causado por lo que comienzan con el aislamiento a trabajar o estudiar desde sus casas. El verdadero depredador de la capacidad de las redes es el video. Y en un escenario con tanta gente encerrada en sus casas sin mucho que hacer, es lógico esperar que una gran proporción se vuelque a Netflix, Flow, Amazon, Movistar Play y tantos otros OTT que hacen streaming bajo demanda, así como otras plataformas de video como YouTube, Facebook o Instagram. Si no se hace un uso responsable, la congestión será inevitable.

Lo grave acá no es tanto que haya problemas para ver una película, sino que la degradación de la red afectará a todos. Pero hoy, hay prioridades claras. El sistema de salud debe poder disponer siempre de las comunicaciones, incluyendo la capacidad de diagnósticos remotos (algo que algunas obras sociales y medicinas prepagas ya implementaron). Los gobiernos de todo nivel así como la administración pública en general deben poder usar las comunicaciones para coordinarse e informar a la población así como proveer la asistencia social que se requiera. La educación debe poder seguir funcionando aunque sea a la distancia a través de herramientas de e-learning. Las empresas deben seguir operando, con sus empleados trabajando desde sus hogares y manteniendo la conexión con clientes y socios. Y como ciudadanos debemos estar en condiciones de mantener el contacto con nuestros seres queridos.

¿Significa esto que deberemos dejar de consumir video por Internet para que las redes no se sobrecarguen? No, pero sí habrá seguramente que introducir cambios. Desde la responsabilidad individual, evitando hacerlo durante los horarios laborales, para asegurar que quienes hoy tienen prioridad en el uso no se vean afectados. Por otra parte, siempre está la posibilidad de ver contenido en video a través de las plataformas de TV paga tradicionales (TV por cable, IP o satelital).

Dentro del duro cuadro actual y del que se avecina, Argentina cuenta con una ventaja: podemos ver qué es lo que se hace en otros países donde la pandemia llegó a niveles más extremos. Esto no significa que haya que aplicar todas las medidas al mismo tiempo, pero sí que estén sobre la mesa y aplicarlas en caso de que las circunstancias así lo requieran, en el momento indicado.

El primer paso entonces es apelar al uso responsable de las redes. Esto implica desplazar consumo de video y gaming a horarios de menos tráfico (noches y fines de semana), así como, en lo posible, realizar comunicaciones de voz por red fija (con bastante capacidad ociosa) para quitar carga a la red móvil. Claro que acá se hace un llamado a la responsabilidad individual, aunque la experiencia demuestra que será un recurso de corto alcance y seguramente insuficiente si se confirma el confinamiento forzoso de prácticamente toda la población.

Después se puede apelar a recursos técnicos. El más reciente antecedente es la decisión de Netflix, en el día de ayer y a pedido de las autoridades de la unión europea, de reducir la calidad de su streaming para evitar congestiones. Con esta medida estiman disminuir en un 25% el consumo de datos. Si este tipo de medida no fuera suficiente, los operadores podrían restringir la capacidad de los OTT de video y en menor medida las plataformas de juegos online. Esto atentaría contra la neutralidad de la red, al priorizar algunos contenidos (salud, educación, trabajo) por sobre otros (entretenimiento, video) pero sería una decisión temporaria, hasta que pase lo peor.

Por su parte, quizás se llegue a un punto donde los operadores de telecomunicaciones deban abstenerse de incentivar el uso de la red, otorgando gigas gratis o dando acceso libre a contenidos premium de sus plataformas OTT de video. En el caso europeo, algunos operadores arrancaron así, con generosidad, para luego llamar al consumo responsable (¿?).

Por el lado de los reguladores, resulta interesante observar lo que se hizo en EE.UU., dónde la FCC alocó temporariamente espectro sin uso a los operadores móviles para permitir una mejora casi inmediata de la capacidad de sus redes. En el caso de Argentina no hay que olvidar que existe el espectro sobre el cual Arsat tiene prioridad pero que viene sin uso desde hace más de 5 años.

Otra medida, que en algunos casos fue tomada unilateralmente por los operadores (AT&T en EE.UU., Deutsche Telekom en Alemania, Telekom Malasya) en otros, juntamente con el regulador (caso España) es suspender la actividad comercial de los operadores. No sólo esto evita tener que atender por canales presenciales sino también las instalaciones en domicilios con clientes en cuarentena, al tiempo que permite que los esfuerzos se concentren en el mantenimiento de la red para un óptimo funcionamiento.

Este menú de opciones, así como otras que puedan surgir, debe estar sobre la mesa de decisiones, aunque no necesariamente se tengan que aplicar todas simultáneamente. El escenario es muy dinámico y exige un monitoreo constante que permita anticiparse con alguna de estas medidas. Es importante tener en cuenta que la pandemia del Coronavirus nos está llevando a territorio inexplorado, del cual se carece de referencias del pasado para guiarse. También es fundamental considerar que como sociedad debemos anteponer el interés sanitario global por encima de cualquier otro. Como la capacidad de las redes no se aumenta de un día para el otro, el objetivo hoy tiene que ser preservarla. Se vienen tiempos duros en todos los aspectos. La mejor forma de sobrellevarlos es ser conscientes de ello y estar preparados.

Acerca del autor

Enrique Carrier

Analista del mercado de telecomunicaciones y nuevos medios, basado en Buenos Aires, Argentina

Por Enrique Carrier

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