Resistiré

Esta semana, con el inicio de la cuarentena forzosa para toda la población (salvo poquísimas excepciones) decretada por el gobierno nacional, la red de Internet en Argentina tuvo su prueba de fuego. Y, afortunadamente, salió airosa. No obstante, lo peor que podría hacerse ahora es relajarse. Todavía hay más por venir.

Así como tuvimos la ventaja de contar con el diario del lunes para enfrentar la pandemia (que a pesar de algunas idas y vueltas, la reacción fue afortunadamente temprana), también la tuvimos en cuanto al accionar de los operadores de telecomunicaciones en países donde tomaron la decisión de poner en cuarentena a su población, con el consiguiente impacto sobre las redes de telecomunicaciones. En este aspecto, el caso de España fue una señal amarilla en el tablero. En aquél país, que cuenta con una de las mejores infraestructuras de Europa con el 80% de los hogares pasados por fibra óptica y la mayor penetración de fibra al hogar, a los pocos días de comenzar su cuarentena, los principales operadores de telecomunicaciones emitieron un comunicado en conjunto llamando al uso responsable de las redes. Si eso sucedía en ese escenario, era natural temer por lo que podría pasar aquí, con una infraestructura mucho más heterogénea en cuanto a capacidad técnica.

A esto se sumó lo que quizás fue una sobrerreacción del regulador local, llamando al consumo responsable pero con sugerencias propias de una situación extrema, tales como usar SMS en lugar de Whatsapp, evitar correos masivos, no enviar material que no sea de suma necesidad, ser precisos en los mensajes para evitar idas y vueltas innecesarias (pensándolo bien, esto debería aplicarse siempre). En definitiva, muchos ahorros irrelevantes en términos de capacidad de red pero que pintaban un panorama mucho más complejo que el que finalmente se terminó dando.

Si de ahorrar capacidad de las redes se trata, la clave está en un único contenido: el video. Éste es el gran impulsor del crecimiento del tráfico de los últimos años, donde primero YouTube, luego Netflix (y otros OTT) con su contenido en HD y hasta en 4K, más el agregado de video a diversas redes sociales (Facebook, Instagram, Twitter) y las videollamadas fueron demandando cada vez más y más capacidad. Así, en los últimos dos años, el aumento del tráfico total fue en promedio de un 36% anual.

Partiendo entonces de la base que el verdadero depredador de la capacidad de las redes es el video, en situación de cuarentena, con mucha gente encerrada y aburrida propensa a ver una serie, película u otros contenidos en video, todo hacía prever que se dispararía. Fue lo que sucedió. El tráfico en general aumentó alrededor del 30%, acercándose a lo que hubiera crecido en un año en un escenario normal. Con una participación bien por encima del 50% en el tráfico general, resulta evidente que cualquier medida destinada a reducir el tráfico de video repercute mucho más en las redes que todas las demás medidas juntas. Afortunadamente, en estos días, diversas plataformas de video (Netflix, YouTube, Facebook, Instagram) anunciaron medidas para reducir el tráfico generado por sus videos, lo que sin dudas tuvo un efecto positivo.

En este escenario, el impacto del incremento del tráfico fue mucho menor en las redes móviles. Esto se debió a que, al estar la gente en sus casas, aquellos que tienen accesos de banda ancha fija con WiFi seguramente conectan sus móviles a ésta, produciendo lo que se llama offloading, es decir, derivar el tráfico de datos de la red móvil a la fija. De esta forma, el crecimiento del uso de datos móviles que hacen aquellos que no pueden hacer offloading se ve compensando por la baja de quienes sí pueden hacerlo. No obstante, conviene recordar que aproximadamente un 40% de los hogares argentinos no cuenta con conectividad de banda ancha en el hogar.

Dicho esto, el impacto del teletrabajo (más allá del crecimiento del tráfico por videoconferencias) o de la teleeducación es menor en un escenario con prácticamente todos los argentinos encerrados en sus casas. Y este primer fin de semana en cuarentena tuvo la bendición de un clima excepcional, lo que hizo que quienes disponen de un jardín, un patio o una terraza estuviera realizando actividades al aire libre en lugar de conectados. Así, puede estimarse que el consumo sea mayor si tocaran varios días de lluvia, que obligarían a todos a estar bajo techo y más aburridos. También puede impactar el súbito interés por plataformas de videollamadas con múltiples participantes, como Zoom, que permite hacer reuniones virtuales entre amigos en momentos en que las reales no son posibles.

Por lo pronto, en líneas generales la red en Argentina absorbió sin problemas el incremento del tráfico. Por supuesto, la red es heterogénea y no en todas sus partes tiene una capacidad adecuada, pero lejos se estuvo de una congestión generalizada. No obstante, estamos ante una situación inédita y el consumo podría seguir creciendo en los próximos días, por lo que el monitoreo del tráfico en los distintos puntos de la red por parte de los operadores es constante. Están tranquilos porque la red respondió bien, pero atentos a su evolución.

Es curioso observar que así como el sector de las telecomunicaciones lejos estuvo de ser prioritario para el actual gobierno (lo que se vio en su degradación jerárquica dentro del organigrama nacional y la demora en designar sus autoridades), la emergencia por el coronavirus le hizo ascender varios escalones en la consideración política. Las telecomunicaciones demostraron que son una infraestructura esencial, digna de la atención de los mayores niveles dentro de las prioridades del Estado. Bienvenidos al siglo XXI.

Acerca del autor

Enrique Carrier

Analista del mercado de telecomunicaciones y nuevos medios, basado en Buenos Aires, Argentina

Por Enrique Carrier

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