Atravesando el 2024

Transcurrido el primer trimestre, y con un panorama más claro de cuáles serán las grandes líneas de la macroeconomía argentina, el 2024 se presenta como un año que, aún en las estimaciones más optimistas, será duro. Inflación, en retroceso pero todavía alta, que erosionó los ingresos. Precios en reacomodamiento que reordenan las prioridades de gastos. Recurso a “canutos” en dólares (alias el fondo anticíclico de las familias) devaluados ante una divisa planchada durante meses de alta inflación. Un contexto recesivo que se refleja en la caída de la recaudación impositiva de IVA y Ganancias, y donde sólo se salvan aquellos por derechos de exportación e impuesto PAIS. Con este escenario, cabe preguntarse cuál será el impacto en el sector de las telecomunicaciones, con servicios de distinta valoración y diferentes sustitutos.

Un antecedente similar se dio en la crisis del 2002, si bien los indicadores eran otros (menor porcentaje de pobreza, baja inflación, devaluación mucho más marcada), el impacto en los ingresos fue pronunciado también. En materia de servicios de telecomunicaciones, no tenían la masividad y cotidianeidad de hoy. Sin embargo, hubo caídas en la TV paga, en los servicios móviles y hasta en Internet, donde se salvó la banda ancha pero también se dio la explosión de los lugares públicos con acceso a Internet (cibers y locutorios). Hoy, 22 años después, el escenario es otro.

La TV paga transita un proceso de retroceso preexistente. Si bien se trata de un escenario global, en Argentina esta situación no se dio aún con la misma intensidad, aunque sí ya arrancó. En 2023, Telecom, principal oferente de servicios de TV paga del país, vio un retroceso del 3,5% en suscriptores y casi un 11% en facturación, evidenciando esta tendencia. Por su parte, en el caso de Telefónica y Claro, sus servicios de TV paga son más un agregado a la conectividad que un producto que ofrezcan por sí solo. Pero a los factores globales que la afectan, como cambios de hábitos de consumo y crecimiento de alternativas, sobre todo streaming, el factor “no hay plata” que domina la escena actual le agrega un condimento potente.

Aunque surja como alternativa a la TV paga, el streaming también se verá impactado, principalmente por la reducción de servicios bajo suscripción, que hasta este año estaban en un promedio de 2,7 por hogar (fuera con claves compartidas o no). Por otra parte, el marco es propicio para el crecimiento de alternativas FAST (Free Ad-supported Streaming Television o Televisión por Streaming Gratuita con Publicidad). En Argentina, este modelo está menos desarrollado que en EEUU, donde ha tenido bastante éxito, creciendo frente a alternativas por suscripción que entraron en retroceso. Así, el 2024 podría ser un año en el que avancen con más fuerza.

En cuanto al acceso a Internet fijo (ya decir de banda ancha es redundante), se trata de un servicio de gran resiliencia. El acceso fijo es central hoy en el hogar, ya no sólo por la conexión de computadoras, sino también de SmarTV, celulares (haciendo offloading) y otros dispositivos (como cámaras, enchufes inteligentes, etc.). Así, es un servicio del cual se hace muy difícil prescindir. Sin embargo, el aumento de los precios de lista (que hoy rondan los $ 40.000 para los productos iniciales) puede hacer atractiva la migración, donde las bonificaciones iniciales para nuevos clientes van desde el 25% al 70%. Por lo tanto, se puede esperar cierto movimiento de clientes entre operadores en las zonas donde exista una competencia con propuestas equivalentes.

Una situación similar se da con los celulares, tan centrales en las vidas de las personas. Difícilmente alguien dé de baja su línea. Pero sí es probable que busque formas de reducir su gasto mensual en el servicio. Con la voz ilimitada, Whatsapp generalmente gratis y SMS en desuso, la clave en el consumo de servicios móviles gira alrededor del uso de datos. Y en este caso, las estrategias esperables son varias. Desde cambiar a un plan más barato (con menos GB incluidos) y suplir la menor cuota de datos con el offloading, tanto en el hogar como lugares de trabajo y espacios públicos. Tampoco hay que descartar un crecimiento de las líneas prepagas (que en los últimos años han retrocedido en su participación), apelando a las mismas alternativas para reducir el consumo de datos móviles.

Donde sí puede haber novedades es en la venta de smartphones, pero no tanto por el factor “No hay plata” sino por la reducción sensible de la brecha cambiaria. Esta impacta no tanto sobre el mercado total sino sobre el mercado del importado no registrado (sea por contrabando o por compras individuales en el exterior). En los últimos años, con una brecha importante entre el dólar oficial y el informal (o libre en términos de mercado), la producción local era competitiva en precios frente a la alternativa de pagar un equipo en dólares “reales”, que son los que mueven el mercado informal o el de las compras en viajes. El dólar oficial, artificialmente bajo, utilizado para el comercio exterior hizo que pagar con dólares reales terminara siendo notablemente más caro. Por eso, en los últimos años, el mercado del importado no registrado giraba alrededor del 3% del mercado total. Pero cuando la brecha desaparece o se reduce (como viene sucediendo en los últimos meses), el producto local se encarece frente al importado, con lo que este último vuelve a crecer. De hecho, en los años de cambio único, el no registrado representó alrededor del 20% del mercado total. En la actualidad, con un dólar tarjeta que está casi un 50% por encima del dólar oficial, las compras se pagarán mayormente en dólares billete.

Siguiendo con el tema dólar, su depreciación reciente frente al peso debería ser una buena noticia para las telcos, porque abaratarían la adquisición de tecnología para las inversiones. Sin embargo, el impuesto PAIS (que en marzo representó el 9% del total de la recaudación impositiva a nivel nacional) no permite capitalizar los beneficios de un dólar más barato. Por ahora entonces, el único beneficio será que mejorará los números de los balances, particularmente de las multinacionales.

Por lo que se ve, el 2024 será una travesía del desierto. Si al final está la tierra prometida o no, es otra cuestión.

Acerca del autor

Enrique Carrier

Analista del mercado de telecomunicaciones y nuevos medios, basado en Buenos Aires, Argentina

Por Enrique Carrier

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