Inflado vs. Inflación

Quienes siguen las noticias de la industria tecnológica, y particularmente las provenientes de los medios estadounidenses, notarán que hay una cierta tendencia (que en algunos casos pareciera que es casi como una obligación) a dar buenas noticias sobre Apple. Esto no sólo se refleja en la ansiedad que transmiten ante cada nuevo lanzamiento (lo que comienza a manifestarse incluso meses antes de que éste se produzca), sino también en toda aquella información relativa al rendimiento de la empresa. Cifras de ventas (reales y proyectadas), efectivo en sus arcas, márgenes y valor de su acción, entre otros indicadores. Claro que tanta hype hace que a veces se pierda la perspectiva, resultando en una exageración de una posición de mercado que de por sí es altamente favorable para la empresa de la manzana mordida.
Esto pudo comprobarse esta semana, cuando múltiples medios de la talla de Bloomberg, Reuters, CNN o The Wall Street Journal (señalados en este post del Columbia Journalism Review) publicaron erróneamente que Apple había alcanzado una valuación bursátil tan alta que la convertía en la empresa más valiosa del la historia. Esta afirmación se basó en haber alcanzado un valor bursátil de US$ 622 mil millones, superando los US$ 620 mil millones alcanzados por Microsoft en 1999.
No obstante, la información publicada omitía un detalle no menor: durante los 13 años que pasaron entre el récord de Apple y el de Microsoft hubo inflación en los EE.UU. (sí señores, allí también existe la inflación). Así, en términos nominales los dólares de aquél entonces compraban más que los actuales, por lo que resultan incomparables si previamente no se los normaliza. Actualizando el valor de Microsoft en 1999 al día de hoy, este equivaldría a US$ 850 mil millones, superando en más de 200 mil millones el valor actual de Apple. En otras palabras, hubo un 37% de inflación durante estos 13 años, equivalente a un 2,45% anual, lo que demuestra que aún una inflación baja termina siendo importante en la acumulación de años.
Esto no significa que Apple no sea una empresa de una performance espectacular en los últimos años ni que tampoco no haya que envidiar a quienes invirtieron en sus acciones. Todo lo contrario. Pero este paso en falso de muchos medios, particularmente de aquellos que se especializan en cubrir la temática de negocios y economía, es un llamado de atención para el periodismo actual, donde la presión por la inmediatez puede atentar contra la confiabilidad de la información. Y cuando esto sucede no sólo pierde el periodismo. Perdemos todos.

Acerca del autor

Enrique Carrier

Analista del mercado de telecomunicaciones y nuevos medios, basado en Buenos Aires, Argentina

Por Enrique Carrier

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